
El 2010 fue un año movidito, que ni duda. Gente importante murió. Gente no importante también. Podría perder mi tiempo, y de paso hacérselo perder a ustedes, rememorando los grandes acontecimientos que a nivel nacional, y mundial, marcaron el final de la primera década del siglo XXI. Pero mejor les cuento lo que el ahora año viejo me trajo.
Mi año empezó tempranamente. No habían pasado ni 5 días de inaugurado el 2010 y mi hermana se volteó en un coche, el cual quedó destrozado pero a ella, milagrosamente no le pasó nada. Después de algo así, lo demás sería ganancia, y cómo no, si hubo varios encuentros que siempre consideré poco menos que imposible. El 2010 quedará marcado en mi vida como el año en el que vi en concierto a Sir Paul McCartney en el Foro Sol y además, pude estar más cerca que nunca de las reliquias insignes de Don Bosco, santo italiano que desde mi juventud acompaña mis pasos. Viví muchas aventuras, pero la envidia me corroe al aceptar que la mejor de todas la vivieron mis primos, cuando conocieron a un presunto narco en un barcillo de Catemaco.
La maldita violencia sangró cada uno de estos meses. Sigo esperando que todos esos mequetrefes y malditos animales mal nacidos tarde o temprano paguen por todas las atrocidades que cometen en nombre de nada. Aun así, celebramos el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. Celebré a México, mi México, y a su gente, sus paisajes, su grandeza histórica. Deseo fervientemente que el 2011 sea mejor, nuestra patria se lo merece.
En el área deportiva, por primera vez asistí a una función de Lucha Libre. Hubo además un Campeonato Mundial de futbol en Sudáfrica, y a la distancia sufrí y goce con las peripecias de la Selección Mexicana en tierras africanas. Futbolísticamente también resentí que Federico Vilar, jugador emblemático del equipo de mis amores, se marchara del Atlante después de años de defender sus colores.
Regresé a Tepoztlán y vencí a un fantasma del pasado que no me dejaba en paz. En Guadalajara conocí el imponente Hospicio Cabañas y cumplí mi sueño de ir a la Feria Internacional del Libro de esa ciudad, evento en el que tuve la oportunidad de saludar y tener una peculiar conversación con Xavier Velasco. Fue de los años en los que menos he escrito en mi blog, pero también hubo cosas importantes como el lanzamiento de 'Quiero ser escritor', una especie de ‘reality chou de superación personal’ para conseguir trabajo en la industria editorial. Me animé a postear mi novela corta 'Con Miedo al Tiempo (historia de una obsesión en primera, segunda y tercera persona', y aunque ni un pan le echaron, para mí fue importante darla a conocer.
Con esta entrada doy por concluido el año en El Incomprensible Mundo de Gabriel Revelo. Ignoro como pintará el próximo año, pero si me preguntan, lo deseo divertido, lleno de viajes, aventuras y salud. Intentaré seguir postergando la operación de muelas que me busqué a causa de morder mal una palomita de maíz. De ahí en fuera, todo es una interrogante, misma que a lo largo de los 12 meses que vienen se irá resolviendo y narrando aquí, en las líneas de los textos de éste blog, desde el cual nos leeremos ya hasta el 2011. Qué tengan un gran año nuevo y que vengan puras cosas buenas para ustedes.