jueves, 29 de octubre de 2009

La película - This Is It (parte 2 de 3)


Lo particular de aquella mañana del domingo 27 de Septiembre fue estar formado en la taquilla de un Cinemex antes de las 10 de la mañana. Mi objetivo: comprar boletos para un documental que se estrenaría un mes después. Minutos después tenía en mi poder mis entradas para ‘This Is It’, el documental que recoge los últimos días de vida de Michael Jackson, dentro de los ensayos de la que se supone, sería la última gira de conciertos.

Finalmente llegó el 28 de octubre, día marcado para el estreno a nivel mundial de ‘This Is It’. A 24 horas de ver la película mi corazón sigue conmovido. No sólo fue la proyección de aquellas imágenes que desde ya son de culto, sino todo el ambiente previo, durante, y después de la función, la que hizo de aquella noche un momento excepcionalmente emotiva.

A fuerza de sinceridad reconoceré que a pesar de saber que esta película sería un trancazo por la Michelmanía desatada a partir de la muerte del Rey del Pop, me encontraba un poco escéptico sobre el recibimiento que podría tener en México este documento fílmico musical, ‘género’ poco arraigado en el público nacional. Con todo y eso, la sala estaba llena unos diez minutos antes de que empezara la función. Jóvenes, gente madura, niños, ancianos. Muchos de los asistentes vestidos como Michael, otros portaban algún distintivo. Un guante con lentejuelas, un sombrero, una chamarra al estilo ‘Beat It’. Yo hice lo propio usando la playera que me compré el día que bailé 'Thriller' en el Monumento a la Revolución. Pensé que tal variedad sería contraproducente. Que los niños se aburrirían y harían de esa sala un caos.

Se apagaron las luces y comenzaron los gritos. La expectativa crecía. Cuando los cortos previos llegaron a su fin, los primeros minutos de ‘This Is It’ transcurrieron con un respetuoso silencio, mismo que se acentuó en la primera toma en la que Michael hace su aparición. La calma se rompía cada que dentro de los ensayos, el legendario Jocko bailaba con la energía de siempre, entonando esas canciones que han marcado generaciones. Entonces la sala de cine se volvió un concierto. Había palmas acompañando los ritmos, gritos, voces que con su canto acompañaban cada frase de aquellas piezas mágicas. Yo ni mis palomitas toqué, simplemente no podía moverme. Impávido, cada uno de mis sentidos se perdían entre lo que veía en pantalla y lo que sucedía alrededor. Aquello era como un concierto que cada quién vivía a su modo. Si esa escena se repite en cada una de las funciones que habrá alrededor del mundo durante los próximos quince días, quisiera estar presente en todas.

‘This Is It’ es imperdible. Aun sin ser fanático la experiencia de ver esta película vale, y mucho, la pena. A través de casi dos horas uno viaja por aquellas grabaciones de los últimos ensayos de Michael. Con testimonios de sus músicos y bailarines, con el propio Michael mostrándose tan humano y vulnerable o a veces como un autentico genio musical. Asistimos no a un simple ensayo, sino a la construcción de un sueño que amenazaba con ser el mejor espectáculo del mundo. No por las luces, la pirotecnia o las secuencias grabadas en tercera dimensión, sino porque él, autor de decenas de éxitos y álbumes memorables, se encontraba en perfecta condiciones.

‘Descubre al hombre que nunca conociste’ reza uno de los slogans promocionales. No podía estar más de acuerdo. La bondad, humildad, su preocupación social y ecológica, y su gran corazón de Michael escapa reluciente en cada uno de los gestos capturados por la lente de aquellas cámaras que jamás pensaban estar filmando las últimas horas del Rey. Cualquier duda que pudiera caber respecto al talento, profesionalismo y obsesión por la perfección se disipa con ‘This Is It’. Nada para un fanático leal como ver a Jackson cuidar hasta el más mínimo detalle para que el show por ofrecer fuera impecable. Contener su voz y su baile para guardarse todo para esa maratónica gira hablaba de un artista comprometido con sus seguidores. Dicen que después de los maratónicos 50 conciertos en Londres, Michael tenía planeado hacer algunas presentaciones en otras partes del mundo, entre ellas México. Sólo de pensarlo, y después de ver ‘This Is It’, no puedo obtener la tristeza y el coraje de pensar lo maravilloso que hubiera sido vivir de nuevo un concierto de MJ.

Al terminar la película comenzaron los aplausos. Abandoné la sala sorprendido. Pensé que saldría triste y sin embargo, el sentimiento era muy diferente. Me sentía feliz. De nuevo Michael volvía a tocarme el alma. Desde ayer estoy convencido que este hombre vivirá por siempre en el corazón de quien sonría al escuchar cualquiera de sus canciones o se sorprenda con sus videos. Admiraba al artista, hoy le aplaudo al hombre que vivió para hacernos soñar.

‘This Is It’ sólo estará dos semanas en exhibición. De verdad no dejen pasar la oportunidad de verla.

domingo, 25 de octubre de 2009

Rayando tu recuerdo- This is it (parte 1 de 3)

Siempre miré con cierta repulsión las paredes rayadas con mensajes o dibujitos sin sentido. Muchos dirán que “los grafitis” son un arte, yo digo que muy pocos califican en esta categoría. Nunca le vi chiste a eso de pintarrajear los muros de la ciudad, las puertas de los baños de escuelas y restaurantes, o algunos espacios públicos. Hacerlo es de mal gusto y denota mala educación.

Hoy hice lo que nunca pensé. Utilizando un plumón Sharpie negro rayé no uno, sino 4 espacios publicitarios de la ciudad. No me importó hacerlo a plena luz del día y con gente mirándome. Al contrario, entre más gente me observaba, mejor me sentía. La idea me surgió hace poco, cuando en el cine miré que uno de los cartones promocionales de la película-documental sobre Michael Jackson 'This is it', a estrenarse el próximo 28 de octubre. Aquel fetiche promocional estaba repleto de mensajes y frases en memoria de Michael. Por falta de tiempo (y de un bolígrafo) no escribí nada, pero la idea de regresar se volvió un capricho al que di cause hace unas cuantas horas.


Llegué al Cinemark de Parque Tezontle con la única y firme idea de estampar un pensamiento y firma en aquel poster cuadrangular que para mi fortuna aun seguía ahí. Redacté un mensaje breve y a todas luces insuficientes ¿Qué se le puede escribir a nuestro ídolo de toda la vida, aquel que con su muerte me partió el corazón? Como pude plasme mis sentimientos en el pequeño espacio libre que encontré. Además de mis garabatos ilegibles, cientos de firmas y mensajes decoraban esa imagen. A pesar de que había algunos testimonios negativos, la gran mayoría rendían homenaje al Rey del Pop. Emprendía el regreso a casa cuando, aun dentro del centro comercial, me topé con otro cartel de This is it. No lo pensé dos veces. En segundos otro mensaje en memoria de Michael decoraba esa otra foto.


Hasta aquí todo iba normal. Pero un anuncio publicitario de ‘This is it’ en la esquina de mi casa me sedujo tanto, que se me hizo fácil rayarlo también. Unas calles adelante encontré otro poster… hice lo mismo. Y así pasé la tarde. Hasta ahora he rayado cinco espacios publicitarios con mis palabras sinceras. En ninguna de esas veces me importó que algunas personas me vieran de forma despectiva. Para ser sinceros me importa un comino. Seguramente será la única vez que lo haré en mi vida y quiero disfrutar al máximo esta semana en la que un disco y una película sobre Michael saldrán a la luz.

Rayé y rallaré con mensajes de agradecimiento cuanto anunció o publicidad de ‘This is it’ encuentre estas dos semanas. Ojalá y al ver algunas de mis palabras otros de sus millones de seguidores se animen y pongan algo más. Si me lleva una patrulla estará bien, valdrá la pena. Quizá para algunos sea una ‘nacada’, para mi cualquier homenaje al mejor artista de todos los tiempos.

Y en esas ando, haciéndole al graffitero por dos semanas. Nos estamos leyendo, ya sea aquí o en algún cartel de ‘This is it’.

jueves, 22 de octubre de 2009

Lo que pasó la madrugada del viernes 16 de octubre


No sé muy bien qué, pero lo cierto es que algo paso esa madrugada. Seré sincero, esta es una narración confusa, de esas a las que no se les debe tomar muy en serio. Para empezar está conformada por los puntos de vista de tres personas diferentes, una de ellas su servidor, lo que hace que la conclusión final carezca de sustentabilidad argumentativa. Los hechos sucedieron mientras que los testigos dormían o por lo menos lo intentaban, circunstancia que se quiera o no, resta credibilidad a lo que se leerá. Por último, todo está basado en hechos reales, y… como sabemos, siempre es mejor fiarse de la ficción.

Antes de comenzar es pertinente señalar que por cuestiones laborales suelo levantarme muy temprano. Por el contrario, mi hermana suele dormirse muy tarde. Lo anterior es importante pues reduce la línea de tiempo con respecto a lo ocurrido, reduciéndolo unas 2 o 3 horas. Por eso deduzco que las tres anécdotas que les contaré sucedieron entre la 1 y las 3 de la mañana.

Hecho 1. Suelo soñar mucho en las noches, y para bien o para mal, siempre recuerdo el contenido de estos. A grandes rasgos, aquella madrugada soñé con ir en una carretera con mi papá (que murió en el 2003). Sólo íbamos los dos. El día estaba soleado, enmarcado por un cielo azul sin nubes. Nuestra charla era como siempre, una plática de amigos. A ratos conducía él, a ratos yo. Casi siempre que esto sucede tengo la noción de que él ya no está con nosotros, aun así nunca tuve miedo. Desperté como a las 3 de la mañana, sintiéndome feliz. El resto del viernes me la pasé muy bien.

Hecho 2. Dice mi mamá que en esa misma madrugada ella soñó con su hermana (mi tía) Irene, quien murió hace 10 años. Ellas siempre se llevaron como mejores amigas. Ma’ me cuenta que en su ensueño ‘la nena’ (así le decíamos) la invitó a conocer su nueva casa, un lugar grandísimo y sin mueble alguno. Aquel sitio como de cristal estaba rodeado de una paz muy especial. Después de mostrarle su singular hogar, se despidieron. Mi mamá despertó un momento, aun estaba obscuro. De inmediato volvió a dormir.

Hecho 3. Mi hermana Lucia cuenta que ‘estaba bien jetona’. De pronto su sueño se vio interrumpido por una especie de zumbido intolerable. Comenzó a sentir que ‘algo muy pesado’ se posaba justo encima de nuestra casa. Aquello vibraba de tal manera que provocaba que los vidrios de toda la vivienda comenzaran a retumbar. Fue tanto el escándalo que hasta mi perro Margarito, ubicado en el patio trasero, se despertó y comenzó a llorar. Lucia por miedo no quiso asomarse a la ventana, y espero a que lo que estaba afuera se fuera. Tras largos minutos esa extraña sensación de opresión terminó. Con todo, ella asegura que algo grande sobrevoló nuestra azotea.

Estas tres anécdotas, aisladas no dicen nada, pero si consideramos que las tres cosas sucedieron al mismo tiempo, el asunto al menos puede considerarse como una serie de coincidencias muy extrañas. No quiero decir que como aseguró mi hermana que “esa noche nos visitó un OVNI”, mucho menos que aquel fenómeno extraño se debió a que nuestros familiares muertos nos visitaron en la noche. Pero de esa madrugada fue, definitivamente, anormal. Fue hasta muchas horas después cuando los tres comentamos lo sucedido que le encontramos una lógica ilógica que encaja sin explicar nada.

¿Qué pasó la madrugada del viernes 16 de octubre?... a veces me gustaría que mi perro Margarito pudiera hablar.

lunes, 19 de octubre de 2009

XY


Me confieso un amante empedernido de la buena televisión. No de aquella que trata al televidente como idiota o como medio para vender algún producto o servicio, sino de aquella que tiene como prioridad contar historias atractivas, innovando en cuanto a imágenes y calidad se refiera. Esa televisión capaz de conmovernos, emocionarnos y tocarnos cada una de las fibras del cuerpo. Desde hace años vivo buscando en la programación esas joyas que se salen del contexto general. Propuestas que una vez que se topan con el televidente, no lo dejan ir y se apoderan de sus sentidos. Si encontrar producciones así en la televisión mundial cuesta, hacerlo en la escena nacional es casi un milagro.

El último descubrimiento, sin embargo, vale mucho la pena. Se trata de la serie
XY, producida en su totalidad por OnceTv. Sorprende que sea la televisión pública, y no la privada, la que encubra a este proyecto cuya trama y contenido es arriesgado, poco convencional y en ocasiones subido de tono. No obstante esta serie es, por mucho, lo mejor que se ha hecho en México en los últimos años. Visualmente hablando, su manufacturada está la altura de las series gringas. Bien escrita, con un casting exacto y actuaciones sobresalientes, XY deja muy atrás a otras producciones nacionales mucho más ambiciosas de su género pero carentes de originalidad. Estamos ante una serie que no es un refrito de nada y sí un reflejo de un sector de la población a la que la televisión poco se ha dedicado: la psique de los hombres y sus dudas más profundas.

XY aborda los problemas del género masculino abordado desde la perspectiva de sus cinco personajes principales, los cuales trabajan en la redacción de una revista masculina del mismo nombre (XY). Cada uno de ellos engloba de cierto modo a un tipo específico de hombre. Artemio Miranda, el jefe, es un hombre trabajador y profesional cuyo trabajo y vida personal lo absorben; Luis Quintano, director comercial de XY, capaz de saltarse cualquier regla aun cuando con ello rompa lazos tan fuertes como la amistad; Tony Hernández, jefe de ventas de XY es el prototipo de macho seductor… se cree ‘Juan Camaney’ pues el mundo simplemente le queda corto; Adrian Campos, redactor y hombre bien portado que sigue sus ideales y por eso mismo tuvo que casarse con su novia a la que embarazó; finalmente Diego Rodríguez, el más joven, redactor que sueña con volverse escritor y encontrarle cause a su sensibilidad e inexperiencia.

Personajes así de complejos son los que se van relacionando en cada uno de los capítulos (cada uno corresponde a un número de la revista), abordando diversas temáticas como la importancia del tamaño del órgano reproductor masculino, el orgullo o el arte de la seducción, por citar sólo algunos ejemplos. XY me gusta por su manufactura excelente y por la manera tan brillante de reflejar la mente de los hombres. A menudo, cuando veo la serie, me siento coludido y hasta vulnerable, después comprendido. Insisto, hacía falta algo así, un programa que reflejara el amor desde nuestro lado. He aquí una probadita:




XY se transmite los miércoles a las 22:30hrs. y su repetición es los domingos a las 23:30hrs. No se lo pierdan, denle una oportunidad y les aseguró que les cautivará. Enhorabuena a OnceTV por darle cabida a proyector así.

viernes, 16 de octubre de 2009

Mi machismo no aceptado


Se les informa que el autor de éste blog es un machista golpeador de mujeres. Detrás de la imagen de galán de telenovela que me cargo, vive un ser despiadado, capaz de cualquier bajeza y poseedor de una mente retrograda. No lo digo yo, lo dicen mis compañeras del trabajo.

Todo comenzó gracias a una plática sobre enjuagues de cabello. Aquellas muchachas de la oficina nos preguntaron a mí, y a mis amigos Julio y Ángel, qué marca de shampoo usamos. Sin dudarlo respondí que ninguno pues “un hombre que se jacta de ser hombre, en lo que menos se fija es en el shampoo que usa. Llega y usa el que esté en casa, sin fijarse en ninguna indicación extra. Es más, si no hay pues me lavo el cabello con jabón, faltaba más”. Según yo mi respuesta había sido buena hasta que mis dos amigos dieron la suya.

- Yo uso shampoo Dove… Respondió Ángel. Obviamente lo mal miré por semejante revelación. Lo pero sin embargo estaba por venir cuando a continuación dijo: … pero tiene que ser fase 4, pues ese es el que va mejor con mi tipo de cabello. Osea, no manchen. Ángel se cree de la onda grupera y sale con esto. No me imagino a unos cantantes rancheros o de banda en el supermercado buscando su marca preferida de shampoo.

No pude hacer menos que indignarme. ¿Qué le pasaba a mi amigo? Uno cree conocer a la gente que lo rodea hasta que el día menos pensado se entera de un secreto así de turbio. Para colmo, cuando pensaba que mi amigo Julio salvaría el honor de los hombres de la oficina, sucedió todo lo contrario. Su comentario fue igual de desconsolador:

- Yo uso ‘Fructis Garnier’.

Ya se imaginarán. Me quería morir. Después de soltarles unas majaderías a ese par de anormales, comprendí que ni ellas, ni mi par de amigos compartían mi modo de pensar. Para ellos lo más normal era que un hombre se preocupe por cuidar su imagen, eligiendo el tipo de shampoo que mejor le acomode al largo, textura, firmeza y color de su cabello. Cuando Ángel y Julio dijeron que no usaban un jabón cualquiera estallé. ¿Cómo era posible? ¿Qué hombre de acción y aventura se anda preocupando por usar una marca determinada para el cuidado de sus pelos? Nomás dije que a mi esas cosas se me hacen una payasada todos se me vinieron encima.

“Tus comentarios denotan machismo e inseguridad” “Hay hombres que se cuidan y preocupan por verse bien, eso se les agradece… deberías aprenderles”… Días después la plática giró en torno a los golpeadores de mujeres. Según las muchachas de la oficina que participaban en la plática, mi amigo Ángel es poco menos que una criatura de Dios, incapaz de hacer tal bajeza; Julio tiene un carácter de los mil demonios, es capaz de gritonearle más no de pegarle a una fémina; Gabriel (osea yo) en cambio, “sí lo creo capaz de pegarle a una mujer”, dijo una de ellas, otra fue más tajante diciendo “es que tienes el perfil de ese tipo de hombres”. Ahora sí no entiendo nada, ¿ahora resulta que por los rasgos de mi cara ya estoy predispuesto para convertirme en una bestia irracional?

En menos de una semana unas pláticas marcaron mi destino. Yo pensé que era un hombre de bien. Trabajo, voy a misa (como tres veces al año, pero voy), saco a pasear a mi perro Margarito en las noches, ya no toco los timbres de las casas y me echo a correr, como mi sopa de espinacas aunque no me guste y casi no digo groserías. Nada de lo anterior sirve pues a los ojos de la sociedad soy un machista inmundo por no tener un shampoo favorito, además de golpeador por la forma de mi cara. No quería aceptarlo, pero ya hasta me hicieron dudar. Tanta gente no puede estar equivocada. De ahora en adelante, cuanta mujer trate conmigo tendrá que tomar clases de defensa personal antes de volverme a ver. Los hombres… pues pueden recomendarme un buen shampoo.

lunes, 12 de octubre de 2009

El niño de mi corazón


1
Si abres la ventana de mi corazón,
así, sin prisas, sin crearte falsas expectativas
descubrirás que dentro duerme un niño,
tan inquieto y soñador que parece inofensivo
y otras veces en cambio, parece un loco
que crea, destruye y levanta sueños.


2
Al niño de mi corazón le gusta sorprenderme.
Pasa el día entero mandándome recuerdos,
todos igual de inoportunos, todos igual de vacíos.


3
Él, usa como pretexto viejos amores,
pasiones lejanas o promesas esperanzadoras.
Pone en desequilibrio mi corazón.

No conforme con esto, salta,
hace hasta lo imposible por mantenerme inquieto.


4
Pequeño travieso,
ayer mismo susurro tu nombre,
y no dijo más...


5
A este chiquillo le encanta cambiar,
hacer inventario, deshacerse de algunas cosas,
a otras, en cambio, las guarda con ahínco...
Por eso hay personas a las que ya no recuerdo,
y a otras en cambio,
las anhelo con la fuerza de un tornado.

6
Una noche de verano,
al pequeñín le dio por remodelar su hogar.

Con tonos dorados llenó de luz la oscuridad,
dio aroma de dulce y rosas frescas a mi entorno,
que ahora se rodea de lunas de cristal.


7
Ese tiempo ya paso,
todo y todos en calma, menos él...
siempre encuentra la forma
de hacerme sentir vivo.


8
Y...
aunque a veces me saque de balance,
a este niño (que soy yo)
estoy aprendiendo a valorarlo.

Amando uno se da cuenta de estas cosas.
Yo lo sé.
Espero que tú, niña de mi alma,
lo adviertas también.


9
En las noches frías,
al niño de mi corazón le da por irse de vacaciones
y entonces siento un vacío,
de esos que lastiman


10
Su ausencia me afecta.

Pero más que otra cosa, lo que en verdad me aterra
es que algún día...
el niño de mi corazón crezca.



Gabriel Revelo
Diciembre 2004/Enero 2005

viernes, 9 de octubre de 2009

Todas mis vidas posibles


Es curioso cómo se llega a cada libro que leemos. En mi caso, el camino que me aproxima a cada novela es por sí mismo, una historia aparte. Así me pasó con Beatriz Rivas y “Todas mis vidas posibles”, su nueva novela.

Sucedió mientras manejaba por Churubusco y jugaba con la radio. Cambiando de una estación a otra di con una conversación que al instante me atrapó. En su programa, Adela Micha entrevistaba a una escritora que hasta ese momento no conocía. Hablaba con entusiasmo de la línea argumental de su nueva obra: un día Beatriz Rivas recibió la carta de un preso, condenado a muerte en una prisión de Florida; aquel presidiario responsable de dos asesinatos es también un lector de sus novelas. Mientras la escritora se debate entre sí contestar no a esas cartas, Beatriz elabora un interesante proceso mental en el que mentalmente conjugaba a diversas ‘Beatrices’, apoderándose de las opciones que las vidas y opciones que el jugar con el nombre de estas mujeres le permitían.

De los relatos de varias Beatrices nació “Todas mis vidas posibles” y a la postre, mis ganas de leer éste singular experimento literario logrado satisfactoriamente. A lo largo de las páginas del libro podemos ver el desarrollo de distintos relatos, independientes entre sí, pero matizados por una elegante interrelación que conforme avanza el relato va tornándose como un rompecabezas que al finalizar, forma una imagen compacta que permite al lector ser testigo del proceso de purificación de la autora con su nombre.

La Beatriz de Dante, una senegalesa en busca de su verdadera identidad, una reportera en Ciudad Juárez, una mujer que viaja por todo el país, una estilista que sueña premoniciones, una mujer condenada a la vida vegetativa, la ex amante de un ángel de la guarda, una escritora atormentada por las cartas de un preso condenado a muerte… todas ellas de nombre Beatriz, todas con muchas más semejanzas y conexiones que el propio nombre.

Cada una de las narraciones de “Todas mis vidas posibles” poseen una calidad y estilo propio, producto de la versatilidad y talento de de Beatriz Rivas; y aunque a nivel novela a veces los argumentos carecen de lógica en su estructura, haciéndola por momentos tediosa, el resultado al final es bastante aceptable. No es fácil ensamblar un texto con imágenes tan llenas de contrastes y que estas líneas divisorias apenas se noten.

Conocí a Beatriz atreves de sus letras y sobre todo de su nombre. Un libro sensual, divertido, emocionante, conmovedor… diferente, como el nombre de una mujer. Como siempre, nos estamos leyendo.

domingo, 4 de octubre de 2009

Esos que viven sin mí


Definirme debe ser difícil, por lo menos yo no puedo. Me sería imposible definirme dentro de algún parámetro preestablecido. A ciencia cierta no sé quién soy. Algo muy dentro de mí me dice que no soy una sola persona, sino una especie de condominio habitado por muchos ‘yo’.

Todos diferentes e independientes entre sí. Algunos son amigables, otros nefastos. Unos decentes, otros unos completos pervertidos. Pero todos yo. Por eso a veces, cuando tengo reacciones extrañas hacia las personas, mi pretexto es decir que en realidad el responsable de mis acciones no soy yo, sino otro más. Aunque si partimos de la primicia de que ni yo tengo la menor idea de quién soy, la situación se complica.

Supongo que todo depende del lugar. El Gabriel que diario trabaja en una oficina, seguramente es muy diferente al Gabriel que va a un estadio. Y a su vez, éste difiere del que se sienta a escribir en las tardes, o de aquel que intenta conquistar a alguna chica, o el que sale con sus amigos de la universidad. El problema empieza cuando un Gabriel se mete en el espacio de otro Gabriel. Entonces empieza una guerra por ocupar un espacio destinado sólo a uno, y es ahí cuando hago cosas indecibles y que después terminan llenándome de vergüenza.

Los más osados o estudiosos de la ética, dirán que lejos de tener problemas de múltiple personalidad, en realidad sólo tengo un pequeño conflicto entre mi parte animal y mi parte racional. Puede ser. También cabe la personalidad de considerar que padezco ‘Trastorno Bipolar’, aunque yo diría que en mi caso es Tripolar. O igual nada más exagero. La verdad no me importa saber qué tengo ¿para qué si de todas formas voy a seguir siendo muchas personas? A veces parezco niño de cinco años, hago tonterías, juego con muchas voces, salto en las camas, grito y hasta a veces juego con muñequitos. Pero otras, ando de un serio que ni yo me la creo, opino de política, de temas religiosos, visto con zapatos y pantalón de vestir, y escucho boleros de Armando Manzanero. Entonces, ¿quién soy? ¿Él que ve Gokú y se emociona, o aquel que es perfectamente capaz de pasar una tarde entera en un museo? ¿Aquél que luego se siente más cachondo que una olla express o aquel que es él más calculador a la hora de abordar al sexo opuesto?

¿Quién diablos soy? Me gusta ver caricaturas, también programas culturales. Odio las telenovelas, pero vi 'Rebelde'. Estoy a favor de la eutanasia pero no del aborto. Lloro con demasiada facilidad, cualquier cursilería es más que suficiente para que en segundos tenga los ojos rojos. Pasé años enamorado de la misma persona, que dicho sea de paso, parece ni se enteró. Añoraba el amor, decía estar preparado para amar, pero en cuanto éste llegaba huía. Ahora alguien llegó a mi vida e intento adaptarme lo más pronto posible. Leo clásicos de literatura y también el TVNotas. A veces siento que soy el mejor escritor del mundo, un día después me leo y siento que mi sobrino de ocho años redacta mejor. Me fastidian los sábados, y también estar solo, aunque cuando estoy con alguien más, a veces lo que más deseo es que me dejen solo.

Supongo que debería cambiar mi nombre por el de Contradictorio.

Ahora mismo estoy inmerso en una diablura más que otro de mis ‘yo’ hizo. Aun no sé si lo que hace unas horas me parecía tan divertido traerá consecuencias. No me gusta comportarme así, o más bien, el ‘yo’ que soy en estos momentos reprueba mis últimas conductas, por más que después, el ‘yo’ que esté al mando las aprueba y pero aun, se atreva a repetirlas. Eso es lo malo de ser el resultado de meter en una licuadora gigante a un aprendiz de escritor, un novio, un gruñón, un niño de siete años, un intelectual, un depravado sexual, un buen hombre, un comediante, un bohemio romántico, un holgazán, un fan del Atlante, un cursi, un mentiroso y unos cincuenta individuos más que aun no logro identificar, pero que ya han hecho de las suyas.

Cada gente con la que trato, seguramente conocen un ‘yo’ muy particular. No soy el mismo con nadie en ésta vida. Y eso me preocupa, aunque no tanto. Ahora mismo, mientras escribo sé que no soy ni la mitad de lo que proyectas mis letras. Soy menos. Más débil e inseguro de lo que podrías imaginar.

Me marcho. El ‘yo’ de las maldades dice que es su turno de ocupar el juguete que es mi cuerpo. Lo malo es que a veces me lo entrega golpeado y con más líos encima de los habituales.