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martes, 18 de julio de 2017

Ya leí "Los Detectives Salvajes", y no me pareció tan maravillosa


Leí Los detectives salvajes de Roberto Bolaño y no me pareció tan maravillosa como muchos dicen, aunque para nada es una mala novela, al contrario. 

Fueron varios años los que tuve a este título en mi lista de lecturas pendientes. Las referencias que escuchaba al respecto, en su mayoría eran elogios que la calificaban como una obra maestra de la literatura latinoamericana. 

Aún y cuando muchos aseguran que este libro no es el mejor punto de partida para iniciarse en la obra de Bolaño empecé su lectura hace unas meses, teniendo sólo una vaga referencia sobre su trama: Un par de poetas latinoamericanos se obsesionan con una misteriosa escritora mexicana de la que casi no hay información, esa búsqueda los llevará a una aventura que se extiende por varias décadas y países. 

Ahora que terminé el libro, puedo ver lo acertada, pero también errónea de esa descripción. Y es que hablar de Los Detectives Salvajes, es hacerlo de un universo en donde viven varias novelas, todas son muy diferentes entre sí. A lo largo de las casi 800 páginas que la conforman (al menos esa es la extensión de la edición que tengo) hay cambios muy notables tanto en el estilo narrativo como en el espacio geográfico-temporal de las acciones. Bolaño hace gala de una envidiable facilidad para desarrollar pequeñas historias y relatos que van formando una totalidad aún y cuando son tan diversos . 

Quienes hayan leído Los Detectives Salvajes saben que la novela se divide en tres partes. La primera se ubica en la Ciudad de México de la década de los años setenta y gira alrededor de "Los Real Visceralistas", un grupo de poetas underground liderado por el chileno Arturo Belano y el mexicano Ulises Lima, quienes se ven así mismos como los precursores del próximo gran movimiento literario latinoamericano. 

En realidad Los Real Visceralistas sólo son un grupo de jóvenes sin oficio ni beneficio, cuya grilla interna y falta de madurez de sus integrantes deriva en situaciones que, narradas por Bolaño, se convierten en una autentica delicia. Ignoro si fue la intención del autor, pero en cierta forma esta primera parte es una crítica a las esferas culturales del país, esas que desde entonces y hasta ahora son más bien un club social donde lo importante es pertenecer y usar un lenguaje pomposo, antes que la creación artística. 

Se dice que a raíz de la publicación de esta novela muchos jóvenes quisieron volverse poetas. No entiendo por qué, si a lo largo de la narración los real visceralistas son pintados como unos vagos y haraganes cuya máxima aspiración es hacerse de un renombre para después vivir de él. Cualquier parecido con la actualidad -cof, cof, beca del Fonca- es mera coincidencia. 

A pesar de lo anterior, la primera parte de la novela es muy disfrutable, tanto por la forma en la que está retratada la Ciudad de México y su sociedad, como por las situaciones y personajes, que aunque me cayeron gordos, van enriqueciendo el relato. 

El problema viene con la segunda parte, situada varios años después. Valiéndose de saltos temporales,sigue la huella de Belano y Lima por distintos puntos de Europa, Medio Oriente y México. A modo de un gran rompecabezas, el lector va reconstruyendo la vida de ambos personajes, haciéndose una idea de cómo las circunstancias y experiencias los fueron moldeando. Este ejercicio al principio resulta apasionante pero conforme avanzan las hojas se va volviendo tedioso y redundante. 

Y esa es mi principal queja de Los detectives salvajes, lo innecesario de este trajín que nos deja con esa sensación de que al libro le sobran, por lo menos, unas 150 hojas. Tanto "cocinar" la segunda parte hace que el lector espere que en la tercera parte, la cual une a toda la historia, sea pletórica, algo que nunca ocurre. 

Si hoy me preguntan ¿qué es Los Detectives Salvajes?, diré que es una novela con un nivel narrativo excepcional, con una historia central basada en una anécdota simple alrededor de la cual giran bastantes personajes y situaciones, aunque muchos terminan sobrando. 

Pero tampoco me juzguen, por supuesto que recomiendo su lectura, pues aún en los momentos de mayor hartazgo en donde la acción parece estancada, la pluma de Bolaño da cátedra de virtuosismo y hace que pacemos por alto cualquier pifia. 

Tan enorme es, que aún con esos puntos en contra Los Detectives Salvajes es una de las grandes novelas escritas español de las últimas décadas.

lunes, 16 de enero de 2017

Los años sabandijas


Lo primero que llama la atención, cuando uno se encuentra con Los Años Sabandija, la nueva novela de Xavier Velasco, es la portada. Sí, sé que uno nunca debe juzgar a un libro por su portada, pero en este caso el viaje y el deleite empieza desde que observamos a esos cuatro fantasmitas del Pacman, legendario juego del Atari.

¿Qué relación tienen con la historia esos personajes, que lo mismo son perseguidores que perseguidos, dependiendo del momento del juego?

La respuesta nos va quedando clara conforme avanzamos página tras página y nos vamos adentrando en una trama que se mueve con una rapidez desmedida, que avanza de un lugar a otro en aparente sin sentido, con la misma voracidad que un pacman tiene por devorar todos los puntos que se encuentre en su camino. Una historia que son muchas historias, llena de personajes odiosos y ambiciosos, pero por eso mismo entrañables, un complejo rompecabezas que sólo nos queda del todo claro hasta que llegamos al punto final. 

Pero aterricemos las cosas: Los Años Sabandijas es una novela que ocurre entre 1981 y 1989, principalmente en la Ciudad de México. Quienes vivimos esos años seguramente encontraremos varios detalles que nos invitarán a la nostalgia, o bien, los más jóvenes, se toparán con una década en donde pasó de todo: Llegaron los primeros videojuegos, el walkman, comenzaron a celebrarse de forma casi clandestina los conciertos de rock, un sismo arrasó con la ciudad, México organizó un Mundial de Futbol, hubo varias devaluaciones del peso frente al dólar, la corrupción e influyentismo se encontraban en su máxima expresión, etc. 

Todos esos elementos conforman la escenografía que acompaña a Rubén Ávila Tostado "El Ruby", y a Lamberto Nicanor Grajales Richardson "El Roxanne", un par de jóvenes aspirantes a malandros cuya única aspiración en la vida, al menos al principio de la historia, es la de probarse a sí mismos y vivir al filo de la adrenalina. Este par de sujetos, aunque de personalidades distintas, comparten el talento para meterse en problemas, sólo por el puro gusto de apostar 'y ver qué pasa'

Estos dos amigos, que veces también cumplen el rol de socios o enemigos, según se vaya requiriendo, no son los únicos que desfilan en las más de 450 páginas que comprenden esta novela. Al contrario, a lo largo de los nueve años que abarca esta aventura nos topamos con un sinfín de personajes, cada uno de ellos determinante para el desarrollo de esta loca aventura donde todos parecen tener prisa por escapar de sabrá Dios qué. 

En Los Años Sabandijas pasan todos y de todo, hay espacio para la risa, el amor y el deseo, pero también para la violencia, las estafas y la envidia. Lo curioso es que me resulta difícil dar más detalles de la trama. Por una parte no quiero arruinarle la experiencia al lector que aún no termina esta novela, y por otra, sigo sin tener claro cómo explicar de forma concisa sobre qué va este libro. Lo mismo me ocurre con los personajes, siento que hablarles de alguno puede restarle impacto y efecto a la compleja pero a la vez perfecta forma con la que está estructurado el texto. 

Supongo que su armado no fue fácil. Encontrar cómo repartir a tantos personajes a quienes el tiempo y las circunstancias van cambiando radicalmente, y acomodarlos a lo largo de una línea temporal tan larga de eventos y acciones para que al final todo cuadre seguro fue un dolor de cabeza para el autor. Además está el reto de adecuar tanto al lenguaje como a la narrativa al ambiente años 80. Ignoro cuánto tiempo se requirió para concebir Los Años Sabandijas, pero el resultado valió la pena pues en las manos del lector las palabras fluyen con tal facilidad que cuando uno se da cuenta ya está por terminar la lectura. 

Quienes hayan leído a Xavier Velasco saben más o menos por dónde va la cosa: Personajes con una inmensa sed de vivir, pícaros y hasta cierto punto extremos, que se mueven siguiendo más a sus viseras que a la razón. Al final, salir de estos libros intacto emocionalmente es casi imposible, pues siempre hay algún párrafo, personaje o frase que nos llega a lo más profundo de las entrañas. 

Por supuesto que recomiendo su lectura -es más, es probable que después de leerla por primera vez sientan deseos de volver a ella en un futuro no muy lejano-, pero bueno, mejor dejaré que sea el propio Xavier quién nos hable de ella:


lunes, 31 de octubre de 2016

Harry Potter y el Legado Maldito


Como cuando recuperas algo que pensabas haber perdido hace mucho tiempo y que creías que ya jamás verías, justo así me sentí cuando comencé a leer las primeras páginas de Harry Potter y el Legado Maldito, octava entrega que la saga de Harry Potter, que sin embargo no es ni novela literaria, mucho menos película, aunque no dudo que en un futuro termine convirtiéndose en una. 

Quienes son fans de la saga seguramente no requieren mayor explicación, pero aquellos que no estén muy familiarizados con el universo Potteriano quizá no hayan entendido el párrafo anterior, y ahora mismo se encuentren confundidos sobre qué diablos es eso de Harry Potter y el Legado Maldito

Ok, les explico: Este título en realidad es una obra de teatro dividida en dos partes que se estrenó en Londres en junio del 2016. Fue escrita por Jack Thorne y está basada en una nueva historia original de la autora J. K. Rowling y el director de teatro John Tiffany. A la par de su estreno también se publicó un libro que no es otra cosa que el guión completo de esta puesta en escena. Lo interesante aquí, es que esta obra forma parte del canon del universo de Harry Potter, es decir, es considerada la octava parte.

A pesar de que el libro tiene el típico formato de un guión de teatro (con indicaciones técnicas sobre la posición que deben guardar los actores en el escenario, cómo se conforma la escenografía o los diálogos de cada personaje), su publicación se convirtió en un éxito instantáneo de ventas. Yo no fui la excepción y el primer día que salió la versión en español fui por mi ejemplar aún sin saber con qué me encontraría.

"A mí no me gustó, pero a ver a ti qué te parece", me comentó uno de mis contactos en Twitter cuando publiqué ya tenía el libro. Aunque no dejé que esta crítica influenciara mi lectura, temía que echaran a perder la historia por el afán de alargar la historia. Como miles de fans alrededor del mundo consideraba que el final de la séptima parte había sido redondo y que no hacia falta forzar un nuevo capítulo. No obstante el daño ya estaba hecho y para bien o para mal 10 años después me volví a encontrar con Harry, Hermione, Ron, y compañía, entre las páginas de un libro. 

La trama está situada 19 años después de la derrota de Voldemort en la batalla de Howgarts (sí, justo en la escena final de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, cuando Harry y Ginny Weasley se despiden de su vástago Albus Severus, quien está por tomar el expreso que lo llevará a su primer día de clases en Howgarts. Harry Potter, quien ahora trabaja en el Departamento de Seguridad Mágica, tiene otros dos hijos, James Sirius y Lily Luna, con los que lleva una relación cordial, a diferencia de la que tiene con Albus, con quien nunca ha podido comunicarse abiertamente. Durante el trayecto, antes de llegar a su destino, Albus conoce a Scorpius, hijo de Draco Malfoy, con quien desde entonces entabla una profunda amistad aún y con la rivalidad que sus padres tuvieron en el pasado. 


Las cosas comienzan a torcerse cuando ocurren varios eventos extraños: Albus es enviado a la casa de Slytherin por el Sombrero Seleccionador, hay rumores de que el hijo de Draco en realidad es hijo de Voldemort y Harry comienza a tener pesadillas terroríficas acompañadas por un intenso dolor de su cicatriz. Para colmo, conforme pasan los años Harry y Albus se vuelven más distantes y tienen varias discusiones en donde se dicen cosas hirientes, todo esto mientras una amenaza va ciñendo poco a poco el destino del mundo mágico sin que nadie se de cuenta. 

Podría parecer que en los párrafos anteriores revelé gran parte de la trama y no dudo que muchos lectores me hayan mentado la madre por 'echarles a perder la historia'. En mi defensa diré que lo narrado corresponde solamente al planteamiento argumental inicial, y que no eché a perder ninguno de los giros de tuerca ni de las muchas cosas que ocurren a lo largo de esta nueva historia. De hecho ni siquiera mencioné a Hermione o Ron, ni a otros personajes entrañables que aparecen en los siete libros originales pues prefiero que ustedes vivan la misma experiencia que yo cuando al ir avanzando entre sus páginas me iba encontrando con ellos. 

Y bueno ¿cuál es el veredicto?

Debo reconocer que esta historia no es la mejor que se ha hecho sobre Harry Potter, de hecho hay partes que se vuelven repetitivas o un tanto predecibles (el abuso de cierto artilugio mágico por momentos se vuelve un recurso barato para forzar conflictos), incluso algunos de los nuevos personajes no terminan por amarrar bien. Pero por favor, no se vayan con la finta, lo anterior de ningún modo quiere decir que Harry Potter y el Legado Maldito no valga la pena, pues aún con sus defectos conserva el encanto de los libros originales.

J.K. Rowling estuvo muy al pendiente de esta octava parte y se nota. El mundo mágico donde ocurre esta historia sigue siendo el mismo que conocimos hace más de dos décadas y que conquistó a varias generaciones. Yo que leí todos los libros y vi todas las películas puedo decir que en ningún momento sentí que este nuevo texto fuera ajeno al resto de las entregas. 

Quizá esta reseña no sea de lo más neutral. Y es que debo confesar que este libro me conquistó emocionalmente. Me desarmó volverme a topar con esos personajes que me acompañaron por años y que ahora están vueltos unos treintones agobiados por las preocupaciones de la vida adulta (aunque también fue tranquilizante comprobar que su esencia sigue intacta). Hay partes verdaderamente emotivas que estoy seguro cautivarán a los lectores de antaño y los hará derramar una que otra lágrima. 

Harry Potter y el Legado Maldito es una digna continuación a la historia del niño que vivió. Volví a ese mundo mágico en donde pasé tantas horas de mi adolescencia y en cierta forma recordé cosas de mí que ya había olvidado. Ahora sé que había extrañado al señor Potter. No es casualidad que este post haya sido escrito un 31 de octubre por la noche.

lunes, 25 de julio de 2016

Attachments


Hace más de un año leí Eleanor & Park, novela de la escritora Rainbow Rowell, que a pesar de estar orientada hacia un público juvenil y de narrar una historia de amor adolescente, me pareció profundamente triste, melancólica y llena de claroscuros. 

Después de leerla comencé a investigar más sobre la obra y trayectoria de Rowell. Así supe que si bien Eleanor & Park es su obra más popular, la mejor lograda es Attachments, novela con la que esta autora irrumpió en el mundo literario en el 2011. Tantos buenos comentarios escuché sobre este libro que me animé a leerlo. 

¿Mi veredicto? Attachments es una novela romántica ingeniosa, divertida y le da voz a toda una generación que hoy está entre sus veintes y treinta años. A diferencia de Eleanor & Park o de otras novelas de Rowell, Attachments va dirigida a los llamados 'adultos contemporáneos', a ese grupo de personas que ya trabajan en una oficina, que intentan descubrir hacia dónde orientar su vida y que se encuentran en el proceso de madurar a la fuerza y centrarse en la vida adulta, labor que a veces resulta por demás difícil. 

Attachments está protagonizada por Lincoln, un joven cercano a los 30 años que aún vive con su sobreprotectora madre y que trabaja por las noches en el área de seguridad informática de un periódico local, donde su chamba es interceptar los mails 'indebidos' que los trabajadores mandan desde sus cuentas de correo del trabajo. Así comienza a leer las conversaciones que sostienen Beth Fremont y Jennifer Scribner-Snyder, dos chicas que trabajan en otras áreas del periódico y a las que nunca ha visto. A pesar de que según el protocolo tendría que mandarles una amonestación por el uso indebido del correo interno, Lincoln encuentra esas charlas tan divertidas y profundas que prefiere no mandarles ninguna advertencia para seguirlas leyendo. 

Así, cada mail que intercepta hace que las vaya conociendo mejor y esté al tanto de sus vidas. Poco a poco la simpatía que siente por estas peculiares chicas se va transformando, hasta que comienza a sentirse profundamente atraído por una de ellas. Además del inconveniente de nunca haberla visto o no saber cómo es, Lincoln dista mucho de ser un hombre normal, lo que le genera mucha inseguridad: No tiene muchos amigos, es medio nerd, sólo ha tenido una relación seria (la cual terminó tan mal que lo dejó traumatizado), pasa sus sábados jugando juegos de rol y se tiene poca autoestima. 

La historia está ambientada en 1999, justo cuando internet comenzaba su auge y el mundo temía que las computadoras del mundo colapsaran con la llegada del nuevo milenio. De hecho, otra de las chambas de Lincoln en el periódico es prevenir este caos informático.  

Con una narrativa sencilla pero envolvente, Rowell se vale de varias licencias que favorecen la sensación de lejanía-cercanía que hay entre los protagonistas. Por un lado los diálogos de Beth y Jennifer son presentados bajo un formato estilo correo electrónico que se van intercalando cronológicamente con los pasajes donde interviene Lincoln. ¿Cómo lograr que ambos mundos terminen por juntarse? Eso no sólo se lo pregunta el propio Lincoln, sino que es una duda que acompaña al lector en gran parte del libro. 

Hace un momento dije que esta novela esta dirigida para un público más adulto, esto es precisamente por los temas que se abordan: La complejidad de encontrar a la pareja ideal, la insatisfacción laboral, la presión social por casarse o tener hijos, o la incapacidad de comprometerse con un proyecto de vida, entre otros tópicos, son reflejados tan bien que uno no puede evitar sentirse aludido constantemente. 

Attachments es una novela que disfrutará el lector de cualquier edad, pero son los treintones godínez quienes la encontrarán más entrañable. Si usted querido lector entra en este target, entonces no dejen pasar este libro, recientemente publicado en español. 

viernes, 19 de febrero de 2016

Pixie en los suburbios


De unos meses para acá me aficioné a escuchar podcasts, pues en ellos encuentro una forma de poder escuchar audios cuyo contenido es de mi interés, sin tener que pasar horas buscando alguna opción entretenida en la radio convencional.

Entre los podcasts que he descubierto y que escucho religiosamente, está el del HYP3, cuya temática es la cultura pop, trayendo semanalmente lo más sobresaliente en televisión, cine y música. Bastaron un par de capítulos para que me enganchara con esa propuesta y comenzara a estimar a sus conductores. Uno de ellos es Ruy Xoconostle, quien además de hacer podcasts, ha trabajado en varios medios de comunicación impresos y digitales, y ha escrito 7 libros. Además se ve que es a todo dar.

Cuando comencé a indagar sobre sus libros, me enteré de la existencia de la trilogía de Pixie, compuesta por las novelas Pixie en los suburbios (2001), La vida sin Pixie (2005) y Pixie y los románticos de clóset (2010). Entre más información buscaba de estos libros, más me intrigaban, pues quienes los han leído los califican como excepcionales, divertidos y sumamente emocionales. 

En conclusión, aquellas obras engloban perfecto a toda una generación. El problema es que conseguirlos no es tan sencillo, o al menos no del modo tradicional. En parte por eso, en sólo unos años estas novelas se volvieron de culto. Sin embargo, después de buscarle supe que los libros están disponibles tanto en Amazon, como en forma física (al menos Pixie en los suburbios) en la página del autor. No lo pensé dos veces y compré Pixie en los suburbios. Una semana después ese ejemplar llegó a mi casa, y sin saber muy bien de qué iba la historia comencé su lectura. Lejos estaba de imaginar que esa novela me volaría los sesos.

No es fácil explicar de qué trata Pixie en los suburbios pues su historia se encuentra ubicada en un universo muy peculiar. En su mayoría la trama transcurre en Ramos Arizpe (Saltillo) y en Monclova (Coahuila), en una realidad donde se paga en dólares, México y Estados Unidos forman parte de una rara unidad, hay grandes corporativos y tecnología de punta que conviven sin problema con elementos muy cotidianos de la cultura mexicana. En esta novela el lenguaje también tiene su propios recursos, pues recurre a varios términos geeks que varios amantes del cine y la cultura fácilmente identificarán.

Por lo anterior no debe pensarse que la lectura de Pixie en los suburbios es complicada para quienes no estén muy familiarizados con ciertas referencias, al contrario, su lectura fluye maravillosamente, tanto por la sencillez del lenguaje como por el vertiginoso ritmo que el autor le imprime a cada página.

Y por otro lado está el humor. Este libro está cargado de momentos hilarantes y diálogos llenos de ingenio, tanto que varias veces me sorprendí riendo durante su lectura. De igual modo hay escenas tiernas, románticas y reflexivas, todas conviviendo de forma natural en un mosaico bien balanceado. Todo esto demuestra que detrás de su concepción hay una creatividad desbordante al servicio del texto. 

El protagonista de la historia es Cuki Pirulazao, un veinteañero que es directivo de una importante empresa. Su vida rutinaria está llena de una soledad que aminora con los gadgets tecnológicos que compra, casi compasivamente, y con escapadas esporádicas a los pueblos cercanos o al cine. Y es precisamente en el cine donde conoce a Pixie, una chica inquietante que trabaja en ese lugar que lo cautiva casi al instante.

"Sentía que era viernes aunque no era viernes. Estás enamorado cuando estás con alguien y sientes que es viernes aunque no sea viernes".

Como el lector de esta novela podrá darse cuenta, la vida de Cuki constantemente está llena de giros inesperados y situaciones ilógicas, tanto que la vida se las ingenia para jugarle una mala pasada y hacer que termine casado con Midyet, hermana de Pixie. Este matrimonio se vuelve enfermizo y hace que Cuki se sienta asfixiado y termine tormando todo tipo de decisiones incorrectas que lo hacen hundirse aún más en la confusión. 

Mientras su vida se vuelve un caos, la figura de Pixie sigue mostrándose ante él, inmaculada y más bella que nunca. ¿Cómo salir de este embrollo bien librado?

Terminé la lectura de Pixie en los suburbios emocionado, alegre, feliz, esperando ansioso la nueva edición de La Vida sin Pixie, que de acuerdo a su autor saldrá este año. Por lo pronto no me queda más que recomendar esta gran novela de amor incompatible.

miércoles, 27 de enero de 2016

Maus, relato de un sobreviviente


Tengo una extraña relación con las historias ambientadas durante la Segunda Guerra Mundial. Ya sea en televisión, literatura o cine, siento que el tema ha sido explotado hasta el cansancio y de cierta forma adentrarme en nuevas obras con el mismo tópico me causa demasiada pereza. 

Sin embargo, constantemente termino enredado en alguna de ellas, como si una especie de fuerza invisible me hiciera regresar constantemente a ese momento crucial de la historia moderna. Mi última visita a ese conflicto bélico la hice de una forma poco común pero no por eso poco interesante: Leyendo una novela gráfica que es una especie de fábula pues está protagonizada por ratones.

¿Puede una historia tan cruel como la del holocausto ser retratada por roedores y seguir siendo válida y profunda? Por supuesto que sí, eso me quedó más que claro después de leer Maus, relato de un sobreviviente sin duda una de las novelas gráficas más importantes de las últimas décadas, que incluso se hizo acreedora al Premio Pulitzer en 1992.


Aunque no soy muy asiduo de las novelas gráficas tenía meses queriendo leerla. Aprovechando la época de intercambios navideños que recientemente acaba de pasar, la pedí como una de mis opciones de regalo. 

Escrita y dibujada por Art Spiegelman, Maus, relato de un sobreviviente es una novela gráfica publicada de 1980 a 1991 en la revista Raw. Narra la historia real de Vladek Spiegelman (padre de Art), un polaco judío que junto a su esposa Anja sufrió un sinfín de persecuciones y vicisitudes durante la persecución y exterminio que los nazis llevaron en contra de los judios. 

Los años que Vladek y Anja vivieron bajo la sombra de la guerra y el holocausto fueron testigos de actos crueles e inhumanos, e incluso los sufrieron en carne propia. A lo largo de las casi 300 páginas que integran esta novela, podemos ver derrumbarse la vida de Vladek, quien pasó de tener una posición acomodada en la sociedad polaca, terminó sumido en la pobreza y luchando por su vida en un campo de concentración. 


Para darle vida a los relatos que escuchaba de su padre, Art Spiegelman decidió que los personajes fueran animales asignados a distintos grupos. Los judios eran representados como ratones, los alemanes como gatos, los polacos como puercos, los franceses eran ranas, los estadounidenses como perros, etc. Esto ayudó a darle una nueva dimensión a las historias sobre la Segunda Guerra Mundial y nos permite entender mejor cómo se relacionaban entre sí los distintos actores de ese período histórico. 

Podría pensarse que al poner animales y no a humanos en un drama así disminuiría el impacto emocional, cosa que no ocurre, de hecho, el relato adquiere otra dimensión muy peculiar, donde la tensión y los momentos emotivos siguen estando muy presentes. Los trazos en los dibujos de Spiegelman ayudan a darle más crudeza a las desgracias que viven los personajes, con los que uno inevitablemente termina encariñado, volviendo propias sus angustias y sufrimientos. 

Esta obra maneja dos tiempos narrativos, uno ubicado en el Nueva York de los años ochenta, período en el que Art intentaba darle vida a una novela gráfica sobre la historia de su padre en el Holocausto, para lo que ambos se reúnen continuamente. La otra es precisamente la historia de Vladek, ubicada en la Polonia ocupada por los nazis de la Segunda Guerra. Ambos relatos nos ayudan a conformar mejor la personalidad de Vladek, y cómo la persecución de la que fue objeto terminó por transformarlo radicalmente. 


El Vladek neoyorkino es un anciano obsesionado con el ahorro, el órden y muy cuadrado en su forma de pensar; el Vladek de Auschwitz es un hombre inteligente, generoso y valiente, quien gracias a la buena fortuna y a la toma adecuada de decisiones logró salir bien librado de uno de los mayores horrores por los que ha pasado la humanidad. Estas dos versiones de Vladek en apariencia tan diferentes terminan siendo conectadas y adquiere coherencia cuando terminamos de leer Maus: Relato de un sobreviviente

Esta novela gráfica es considerada ya todo un clásico y no es para menos, pocas obras referentes al holocausto pueden acercarnos tanto al horror que vivieron los judíos en aquellos años. Aunque para ser sincero, este libro es un documento fiel y conmovedor de la peculiar relación de un padre y su hijo, y de la forma en la que el segundo intenta preservar para siempre la memoria del primero. Y es que no importa el tiempo que pase, hay heridas que nunca se cierran y se transmiten de generación en generación. 

Todos deberían leer Maus al menos una vez en la vida.

domingo, 31 de mayo de 2015

Hoshi Mamoru Inu – El perro guardián de las estrellas


“Los perros siempre esperan a sus dueños”

Todos los comentarios que leí sobre este manga coincidían en algo: Quienes se adentran en esta historia invariablemente terminan llorando. Esa fue una de las cosas que me hicieron buscar esta edición especial publicada por editorial Kamite por varios días. 

Además, también estaba esa curiosa portada que de entrada parece transmitir mucha alegría, pero que después de leer Hoshi Mamoru Inu (que en México fue nombrado como El perro guardián de las estrellas), me estruja el corazón cada que vuelvo a ver ese campo lleno de girasoles con un simpático perro en el centro. 

Y es que El perro guardián de las historias dista mucho de ser un manga convencional. De hecho, su historia es muy simple y se aleja de las tramas complejas y enredadas de este tipo de publicaciones, quizá por, es más fácil que nuestras fibras más sensibles sean tocadas de forma tan contundente. Tan dolorosamente bello es este relato, que es imposible no sentir la necesidad de interrumpir la lectura para suspirar y controlar nuestras emociones con cada página que pasamos. 

Este pequeño volumen está dividido en dos partes. La primera, que le da el título al manga, trata sobre Happy, un pequeño perro que llega a casa de una familia conformada por una pareja de esposos y su hija, donde tiene una vida apacible durante sus primeros años. 

Poco a poco, Happy comienza a desarrollar una relación más cercana con “Papá” (así conoce al padre de la familia con la que vive), con quien todas las tardes sale a pasear. Tiempo después algunas circunstancias hacen que “Papá” y Happy tengan que iniciar juntos un viaje donde viven algunas aventuras y pasan varias dificultades, a pesar de las cuales ambos permanecen alegres y hacen que su relación se estreche aún más.

Aunque desde las primeras 3 páginas sabemos en qué terminará la historia, es en el cuerpo de la historia y en el camino hacia esa trágica conclusión donde radica el encanto de este manga. Son los detalles sutiles, los diálogos y las acciones en apariencia cotidianas, los que muestran esos pequeños sacrificios de amor que un hombre es capaz de hacer por su mascota y la entrega incondicional de un perro hacia su amo. 


Y es que por muchas desgracias por las que pasemos, si estamos acompañados de un fiel amigo siempre tendremos motivos para sonreír. 

Si tienes un perro no hay forma de no sentirnos aludidos en cada página, y no serán pocas las veces en las que sintamos la necesidad de ir a darle un abrazo fuerte fuerte a nuestra mascota. 

La segunda parte del manga se titula Campo de Girasoles, y está conectada de forma sutil con la primera. Ahí conocemos a otro perro igual de entrañable aunque diferente a Happy y los sentimientos le dan paso a lo lírico. Así la historia alcanza su mayor punto poético y los círculos se cierran. 

Y ya no quiero hablar más de la trama, en primer lugar porque, por más cosas que escriba no alcanzaré a transmitir la belleza y perfección de esta historia tan conmovedora; y además, porque no puedo recordar cada página de este manga sin que nuevamente quieran asomarse las lágrimas en mis ojos. 

Tardé un par de días en reponerme emocionalmente después de leer Hoshi Mamoru Inu. A una semana de recibir esa cascada emotiva, la cara sonriente de Happy en esa hermosa portada me sigue poniendo nostálgico. Y ni que decir de ver a las estrellas en una noche despejada

Mi perro Margarito tiene 15 años y a veces también se queda mirando al firmamento sin explicación alguna. después de leer esta historia creo darme una idea de lo mucho que él me quiere. Y eso me hace sentirme muy feliz pues sé que por más que pase el tiempo el siempre me estará esperando. 

Aunque no es tan sencillo encontrarlo, si se topan con Hoshi Mamoru Inu (lo venden en Sanborns) no dejen de comprarlo, les aseguro que lo disfrutarán mucho. Y sí, van a llorar. 

Hoshi Mamoru Inu
Takashi Murakami 
Editorial Kamite

martes, 7 de abril de 2015

Los últimos días de nuestros padres


Hace poco más de un año iba terminando de leer La verdad sobre el caso Harry Quebert, un novelón que me voló la cabeza, del autor suizo Jöel Decker. Sobre esa gran historia, que créame, es de lo mejor que he leído en toda los últimos años, escribí un post en este blog, mismo que pueden leer aquí

Por eso, en cuanto supe que Alfaguara publicaría en español Los últimos días de nuestros padres, la primera novela de Decker, quise leerla. Por supuesto estaba latente la posibilidad de que la calidad de esta historia inédita no fuera tan buena como La verdad sobre el caso Harry Quebert. Afortunadamente pasó todo lo contrario.

Alejada totalmente de La verdad sobre el caso Harry Quebert, la trama de Los últimos días de nuestros padres está ubicada en los años finales de la Segunda Guerra Mundial. Sí, quizá muchos ya estén cansados de ver el tema de este conflicto bélico reflejado en la televisión, el cine o la literatura. Sin embargo, esta novela muestra un punto de vista poco abordado: La creación, por iniciativa de Winston Churchill, de la Special Operations Executive (SOE), una nueva sección de servicios secretos británicos, cuya principal función es el sabotaje de las líneas enemigas desde su interior.

Así, el SOE comienza a reclutar a jóvenes de las naciones ocupadas por las fuerzas nazis, para ser entrenados en total clandestinidad. Entre ellos se encuentra Paul-Émile, un joven francés que abandona su hogar en París, donde vivía con su padre, para viajar a Londres. Ahí, junto a otros elegidos, es sometido a varios entrenamientos y adiestramientos extenuantes. En esos meses, Palo (nombre de guerra que se le da a Paul-Émile) conoce y crea vínculos de amistad con Gordo, Aimé, Rana, Farón, Key, Claude o Laura, entre otros. Todos personajes entrañables y perfectamente construidos.

Aquí hacemos una pausa para comentar uno de los grandes aciertos de esta novela: Conforme se avanza en la historia van integrándose más y más personajes, hasta que el lector se pregunta si esto no terminará por hacer del argumento algo confuso, o llevarnos a un final caótico y poco logrado. Y es ahí donde Decker nos muestra sus recursos de novelista, dándole una dimensión justa a cada personaje, y al mismo tiempo mantiene una coherencia narrativa que se sostiene hasta la última página.

Volviendo a la historia. Tras meses de una brutal preparación, en donde el grupo de agentes en formación se reduce considerablemente, los elementos más capaces son enviados de regreso a la Francia dominada para desempeñar peligrosas maniobras de sabotaje y espionaje, de las que no siempre saldrán bien librados. Conforme la historia avanza el contraespionaje nazi los detecta, complicando más las cosas.

“Y no hubo más que un largo murmullo, una queja apagada: Palo, Key y los demás, hasta Rana, el huérfano, eran los hijos malditos, los hombres más solos del mundo. Se habían marchado a la guerra y habían besado apresuradamente a sus padres. Se había formado un vacío en lo más profundo de su alma. Y en la noche inglesa, en la oscuridad de una pequeña habitación de militares con olor a moho, Palo y Key se arrepentían. Juntos. Amargamente, pues quizás habían vivido ya los últimos días de sus padres”. 

Es importante aclarar que Los últimos días de nuestros padres es mucho más que una novela sobre la guerra. De hecho, es sólo el pretexto para darle paso a una historia donde la amistad y el amor brillan con luz propia en medio de la obscuridad y desolación provocada por la ocupación nazi.

El dramatismo no sólo alcanza a los integrantes del SOE, cuyas personalidades van mutando conforme son expuestos a la rudeza de la guerra; también toca a sus familiares, y aquí debemos destacar el que sin duda es de los momentos más bellos de toda la novela: La espera del papá de Palo por su hijo, siempre llena de esperanza a pesar de las dudas. Al final todos, incluso los nazis, sufren pérdidas irreparables pero también tienen oportunidad de redimirse.

El amor de aquellos que se sienten arrojados a una guerra que no comprenden del todo, pero que encaran con valentía aún sabiendo que difícilmente saldrán de ella con vida; el amor entre un padre y su hijo; los conflictos y dilemas emocionales que la guerra siembra entre sus participantes; la amistad transformada en hermandad; la importancia de aferrarse al ser amado para hacer más llevadero el infierno; la búsqueda de la aceptación como motor para seguir adelante; o el miedo a tomar decisiones que afecten a los demás. Todo esto, y aún más, hacen de esta novela un verdadero deleite.

Y sí, a pesar de lo denso del tema, es un libro lleno de alegría y belleza, efecto logrado gracias a la narración de Dicker, que muchas veces alcanza niveles líricos.

*** Este texto es una parte de artículo ¿Quién es Jöel Dicker y por qué deberías leerlo?, que publiqué originalmente en el sitio Sopitas.com.

martes, 10 de febrero de 2015

La pena máxima


En el 2006, movido por la pura intuición, compré y leí Abril Rojo, novela con la que el escritor peruano Santiago Roncagliolo ganó ese año el prestigioso Premio Alfaguara de Novela. 

Disfruté ese libro una enormidad, en primer lugar por la punzante historia sobre unos sangrientos asesinatos que tuvieron lugar en la semana santa del año 2000 en Ayacucho, Perú, y después, por su singular protagonista, el fiscal Félix Chacaltana, quien nunca hace nada malo… ni bueno… ni nada que esté fuera de los códigos civiles, y que de forma casi incidental va enredándose en esta trama de intrigas. 

Por años guardé un buen recuerdo de esa novela, y precisamente por ello, no pude ocultar mi emoción cuando en la mesa de novedades de una librería me topé con La pena máxima, el nuevo libro de Roncagliolo, y al leer la sinopsis vi que estaba protagonizada ni más ni menos que por Félix Chacaltana. Así es, uno de mis personajes literarios volvía con una nueva aventura. 

Eso sí, no hace falta haber leído Abril Rojo para disfrutar de La pena máxima, pues la segunda es una precuela de la primera. Ahora conocemos a un Chacaltana mucho más joven e inseguro, pero que ya poseía esa rectitud y decencia que tanto intriga y por momentos choca a quienes lo rodean. 

Además, esta nueva novela tiene un aire futbolero pues ocurre a la par de los juegos que la Selección de Perú jugó en el Mundial de Argentina 1978. La historia comienza en junio de ese año, cuando Perú se encuentra sumida en la euforia mundialista. 

Pocos peruanos escapan a esa fiebre, y uno de ellos es precisamente Félix Chacaltana, quien trabaja como asistente de archivo en el sótano de una oficina del Poder Judicial, donde se esfuerza por ser el más eficiente a pesar de la burocracia y la tediosa rutina gubernamental. Aunque claro, nadie nota su trabajo e incluso su jefe inmediato, le pide que no sea tan obstinado y se dedique más a vivir. 

Sin embargo, cumplir de forma ejemplar con su trabajo no es la única preocupación de Chacaltana, quien debe obedecer y lidiar (por no decir soportar) a su madre y sus ideas conservadoras, que muchas veces pone en predicamento su “relación amorosa” con Cecilia. 

En medio de este debate personal que vive el protagonista, su vida ordenada se desquebraja una tarde de viernes cuando su amigo Joaquín Calvo se apareció por el archivo y con un aspecto raro y enfermizo se despidió de él diciendo:

“Que te vaya bien. Todo saldrá bien”. 

Y pues no, nada salió bien. Joaquín desapareció y sin darse cuenta Félix se vio envuelto en una historia de intrigas policíacas, falsos culpables, dudas, peligros y muchas verdades que hubiera querido no saber. 

Además de las continuas dudas sobre el rumbo que tomarán los hechos narrados en esta novela, el lector acompaña su incertidumbre con una atmósfera muy futbolera. Sin ser una historia que gire alrededor del futbol, éste aparece como un personaje discreto pero constante, y es sin duda un elemento sonoro que brinda drama y tensión a los momentos de más impacto en la historia. 

Detrás del futbol, de la burocracia de una oficina gubernamental, de las elecciones que están por celebrarse en Perú, de los misterios que esconde el pasado de su querido amigo Joaquín y de la búsqueda de Chacaltana por liberarse de las ataduras maternas, hay otro elemento en esta compleja ecuación: La Operación Cóndor, que era el plan de coordinación de operaciones entre los regímenes dictatoriales de varios países sudamericanos para controlar y detener (a veces con métodos muy violentos e inhumanos) a los grupos subversivos. 

Por años se aseguró que el gobierno de Perú no formó parte de estas acciones, pero con este libro y la investigación que realizó para escribirlo, el autor intenta refutar esta idea y nos da una aproximación sobre la participación que tuvieron los peruanos en estos acontecimientos que sembraron el terror en la zona sur del continente durante los años setenta. 

Después de leer todo lo anterior, podría parecer que La pena máxima es una novela compleja o demasiado densa. Todo lo contrario, su escritura sencilla y clara, pero con mucho oficio, hace que uno avance por sus páginas con mucha soltura. 

Podría contarles más de esta interesante historia, pero hacer algo así con una novela negra sería casi un delito. Hay muchas más intrigas, más personajes y más elementos que enriquecen este libro, pero es mejor que sea el lector quien los vaya descubriendo. 

Hoy terminé de leer La pena máxima, te voy a extrañar querido Félix Chacaltana.

sábado, 3 de enero de 2015

Pensándolo bien, pensé mal


Comenzaré aceptándolo: Desde hace años soy fan del grupo de rock Panda. Es más, aunque muchos los hagan menos y digan que eso ni es rock, yo nunca he negado que me gusta esta agrupación. 

Tengo todos los discos, he ido a un par de conciertos y en general me gusta mucho el trabajo que han desarrollado desde hace años, particularmente José Madero, vocalista, líder y autor de las canciones de Panda. Por eso cuando me enteré que se publicaría un libro escrito por él, supe que tendría que leerlo aunque todos me vieran feo.

Pensándolo bien, pensé mal es el título de este libro que no es ficción, pero tampoco es del todo autobiográfico. Más bien es una colección de anécdotas y reflexiones sobre distintos temas que ayudan al lector a entender un poco más a este enigmático personaje. Y es que nadie podrá negar que Panda no es un grupo convencional. No dan muchas entrevistas a los medios, y se les considera un tanto introvertidos y de carácter difícil. 

Con el paso de los años han surgido varias leyendas urbanas acerca de la vida personal de “Pepe”, como también le llaman. Qué si tuvo relaciones amorosas tormentosas, qué si siempre está deprimido, qué no quiere saber nada del amor, etc. Dudas que finalmente son resueltas en este libro, o bueno, más o menos. 

¿Cómo es que un rockero escribió un libro? Pues fíjense que sí. Yo tenía la misma incredulidad hasta que pasé las primeras hojas. La pluma de Pepe es amena y sumamente ágil, se lee con una facilidad que cualquier escritor consagrado envidiaría. Hay quienes dudan de que este libro realmente haya sido redactado por él y hasta insinúan que recurrió a escritores fantasmas. Nada más alejado de la realidad, basta con haber visto algunas entrevistas al líder de Panda o escucharlo hablar para descubrir que cada párrafo esta impregnado de su particular esencia. 

Este libro termina siendo un documento valioso e interesante para todo aquel que en algún momento se acercó a este grupo de rock, y que ha llegado a preguntarse sobre la temática de los discos o lo qué se oculta detrás de la vida del autor.

Si soy seguidor de Panda es porque en sus canciones encuentro un estilo propio en música y letra, las cuales han ido madurando con cada uno de sus trabajos. De hecho, es de las pocas agrupaciones que manejan discos monotemáticos, por lo que cada producción no es sólo un conjunto de canciones agrupadas, sino toda una idea desarrollada a lo largo de varias canciones. 

El proceso creativo para crear un disco, la guerra de intereses en una industria tan compleja como lo es la discográfica, los problemas a los que se enfrenta un grupo de rock al alcanzar la fama, la desmitificación de la creencia de que con la fama los problemas se acaban. Todo eso se aborda de forma directa y sin tapujos en primera persona por alguien que ha vivido y padecido dicho estilo de vida. 

Aún así, este disco habla de muchas otras cosas ajenas a Panda, como pueden ser varios esbozos de la vida personal y sentimental de José Madero, sus muy peculiares puntos de vista sobre muchos temas y los fantasmas y miedos que lo han acechado por años. Pese a lo anterior, el libro es sumamente divertido y es como una charla con un amigo. 

Después de leerlo uno siente a Pepe como alguien cercano y de hecho termina desarrollando empatía y complicidad hacia él. Y aquí pregunto ¿cuántos autores logran eso? 

En las últimas semanas me han hecho burla por leer este libro “no tan culto”. Pues saben, a mi me gustó y un montón. Si los intelectuales y expertos en la música prefieren verlo con desprecio, ni hablar, cada quién es libre de perder el tiempo leyendo o escuchando la música que quieran. 

Les dejo este video del autor hablando de su libro, que insisto, está bueno:




jueves, 27 de noviembre de 2014

Eleanor & Park


Estoy en desacuerdo con aquellas personas que hacen menos a determinados géneros literarios, como si los libros que leemos fueran los que definieran qué tan cultos somos. 

Hace unos momentos terminé de leer uno de esos libros que, por ser dirigido a un público adolescente, no es tomado muy en serio a pesar de ser una obra literaria bien hecha y que cautiva a todo aquel que la lee. Hablo de Eleanor & Park, de la escritora Rainbow Rowell.

¿Por qué leer una novela orientada completamente al público adolescente? No lo sé, pero no siento la menor pena al confesarlo. Contrario a otros “adultos” que consideran esto como un gusto culposo, yo acepto abiertamente que de vez en cuando leo literatura infantil y juvenil. 

Siento una rara fascinación, llámenla nostalgia si quieren, por aquellas sensaciones que se viven durante la adolescencia, y que son tan intensas que nunca se vuelven a repetir. ¿Acaso alguien es capaz de olvidar lo eléctrico que fue tomar por primera vez la mano de la persona que ama, o lo ensordecedor que fue el contacto inicial de nuestros labios con los de quien nos atrae? 

Después de ese primer gran amor podrán venir mucho más, incluso mejores, pero esas sensaciones jamás serán tan vibrantes como las de nuestros años juveniles. 

Justamente esa es la trama de Eleanor & Park, novela tan bien estructurada que transporta al lector adulto a esos años en los que todo era nuevo y tenía impregnado el aroma a riesgo. 

La historia se sitúa en la década de los ochenta en Omaha, Nebraska, donde en un colegio, llega una chica nueva poco después de haber comenzado el curso. Su nombre es Eleanor y su apariencia dista mucho de ser normal: Tiene el cabello pelirrojo, viste de forma extravagante, está un poco pasada de peso y es solitaria. 

Desde el primer día Eleanor tiene problemas para adaptarse a su nuevo entorno, hasta que de forma fortuita y extraña comienza a relacionarse con Park, un chico con raíces coreanas-irlandesas, amante de los cómics y que todo el tiempo escucha música. Ni él ni Eleanor son populares, por el contrario, forman parte de esos bichos raros que no encajan en los círculos sociales preestablecidos entre los estudiantes. Incluso, con mayor o menor intensidad sufren actos de bullying (y quienes hemos pasado por ello, sabemos lo difícil que puede ser). 

¿Cómo es posible que entre estos dos personajes y su complejo entorno pudiera nacer un amor entrañable, que lucha contra todo y ante todos por poder existir? 

Unos párrafos atrás mencioné que esta novela me pegó pues me hizo recordar lo que son los nervios de las primeras veces. Pero no sólo eso, también me hizo ir del cielo al infierno varias veces, y es que esta historia está construida de tal manera que hay pasajes llenos de luminosidad –los que corresponden a Park- en los que atestiguamos el mundo equilibrado y armónico que le provee su familia: Su papá es un ex héroe de guerra que se parece a Magnum (el héroe de acción interpretado por Tom Selleck), su mamá es comprensiva y amorosa, y su hermano menor no le da demasiados problemas. 

En general la vida de Park es tranquila, y si acaso, su mayor preocupación es aprender a manejar un auto estándar y pasar desapercibido. 

En cambio, los pasajes correspondientes a Eleanor son estresantes y densos. Ella acaba de mudarse con sus cuatro hermanos menores, su mamá y Richie, su padrastro, a una pequeña casa del barrio llena de carencias. Poco a poco vamos descubriendo que la vida de Eleanor se encuentra cubierta de muchos claroscuros, mismos que también sufrimos quienes nos asomamos a su vida y hacemos nuestros sus problemas. Pocas veces un libro me ha puesto los nervios de punta como éste, esperando y temiendo que pase lo peor con Eleanor. 

Así transcurre la novela entre estos dos universos tan extremos entre sí, pero que por medio del amor forman una unidad pura e inmaculada, uno de esos romances que por valientes, se tatúan en nuestros corazones.

Una vez que comienzas su lectura, gracias a la trama y a su sencillez narrativa será difícil que no lo devores en unos cuantos días. Eleanor & Park dista mucho de ser un libro juvenil más, en sus páginas está retratado lo mejor y lo peor de la sociedad actual, todo potencializando por la fuerza tempestiva de la adolescencia.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Sobre porqué no odié "Cantinflas, la película"‏



Inició este texto aclarando que no me considero ningún experto en cine, de hecho disto mucho de serlo. Tampoco me siento intelectual de izquierda, de esos que le ponen 'peros' absurdos a todo producto de entretenimiento. 

Esta no será la primera vez que en cuestiones de crítica cinematográfica le lleve la contra a la mayoría, lo mismo hice cuando escribí que "No se aceptan devoluciones", de Eugenio Derbez, me había parecido una película memorable mientras muchos la despedazaron diciendo que era una porquería. 

Ahora, la cinta sobre la que hablaré favorablemente también ha estado en el ojo del huracán pues muchos la han calificado como un producto mediocre. Me refiero a la cinta Cantinflas, que trata sobre un fragmento de la vida del cómico mexicano Mario Moreno: desde su llegada al mundo de las carpas hasta su intervención en la cinta hollywoodense La vuelta al mundo en 80 días

Tantos comentarios negativos había escuchado sobre está película que fui al cine con ciertas reservas y dudas, mismas que fueron disipándose conforme avanzaba la cinta. Al final salí emocionado, contento y re valorando la imagen de este gran cómico mexicano. 

No faltarán los chairos (porque he leído a varios) que salgan con la cantaleta de "Tin Tan era mejor que Cantinflas". ¡Eso qué! En honor a la verdad diré que NUNCA en la vida he visto ninguna película completa de Tin Tan y con lo poco que he visto de él fue suficiente para caerme gordo. Así que, para mí, Cantinflas es mil veces mejor por el simple hecho de que crecí viendo sus películas (todavía hoy puedo hacerlo sin problema alguno), porque a mí sí me causaban gracia sus chistes y porque creo que su estilo es único e irrepetible. De hecho tengo muy grabado en mi mente como el país entero se detuvo en día que falleció y como el pueblo se volcó en las calles para despedirlo. En mi vida he vuelto a ver algo así con algún mexicano. 

Por lo tanto, como seguidor de la figura de Cantinflas (y esto no lo escribo por moda, siempre lo he sostenido) esperaba que una película sobre su vida retratara el mundo de las carpas; el México de los años 30's, 40's y 50's; el glamour y apogeo del cine de oro mexicano; la tenacidad de un hombre para buscar ganarse la vida sin imaginar lo lejos que llegaría; el conocer un poco más cómo era Mario Moreno y la forma en la que interactuaba con el personaje que él mismo creó; en fin, una película que, más que otra cosa, provocara alegría. 

Todo eso lo obtuve de la película Cantinflas, la cual dista de ser perfecta pues tiene ciertos detallitos de los que ya hablaré, pero que cumple con su cometido: Entretener, conmovernos y acercarnos nuevamente a la figura mítica de Cantinflas. De hecho, me gustaría pensar que esta cinta lo acercará a las nuevas generaciones. 

La historia que abarca la película me parece la correcta. Intentar abarcar toda la vida de Cantinflas habría sido muy complejo. También me pareció inteligente abordar los acontecimientos en dos planos narrativos: El de Cantinflas en sus inicios, y el de los preparativos de la película La vuelta al mundo en 80 días. Al final, ambos tiempos confluyen perfectamente en un final esperanzador. 

Muchos dicen que la película no mostró "el lado obscuro de Cantinflas", y aquí mi pregunta es ¿por qué carajos siempre queremos conocer y ver la parte tétrica de todo mexicano que triunfa? Parece que nos incomoda el triunfo ajeno y que por lo tanto, debemos encontrarles siempre un 'pero'. TODOS tenemos algo que queremos ocultar o de lo cual no nos sentimos muy orgullos, pero "como no somos famosos, pues tenemos derecho a no ser 100% perfectos". Los mismos Beatles consumieron droga y tuvieron varios escándalos y a ellos nadie los juzga, al contrario. 

Por eso se me hace absurdo que en esta película quieran ver un Mario Moreno mujeriego, manipulador de las masas, sujeto a intereses de terceros y poco menos que la reencarnación del Diablo. En cambio, un acierto de esta cinta es mostrarlo sí caprichoso, sí obsesionado con el personaje que Cantinflas, sí infiel, más no por eso retratarlo como escoria. En contraparte también vemos su parte luminosa, la cual destaca más y nos conforta al confirmarnos que la figura de este cómico tiene mucho más elementos positivos que negativos. Como ejemplo de lo anterior diré que la parte en la que Mario comienza a enamorarse y a coquetear con Valentina Ivanova es entrañable. 

Sin embargo, la cinta se la lleva el actor catalán Oscar Jeanada, quien en un principio generó dudas y críticas por su nacionalidad española ya que muchos consideraban casi un pecado que no fuera un mexicano el que le diera vida a Cantinflas. De cualquier forma estas absurdas polémicas quedan de lado en cuanto vemos el trabajo impecable de Jeanada, quien logra meterse en la piel de Cantinflas y dotarlo de vida. La forma de hablar, los gestos, los movimientos, todo es una copia fidedigna del actor. Incluso los retractores de esta película han reconocido la gran actuación de Jeanada. 

Otro punto que me conmovió fue la representación del México de principios y mediados del siglo XX, en lo particular esa época me gusta mucho, así que verla reflejada en esta película hizo que el producto final me conquistara aún mas. 

Como dije al principio, esta película tiene ciertos detalles que impiden que sea redonda, uno de ellos es que el casting de personajes secundarios (como varias estrellas del Cine de Oro mexicano) no esté bien logrado. Creo que en el afán por meter en estos papeles a muchas estrellas de cine y televisión actuales se siente que varias interpretaciones están "metidas con calzador". Hubiera preferido a actores menos reconocidos pero que no contrastaran tanto, sobre todo al lado del gran trabajo actoral e interpretativo de Jeanada. 

Pero repito, la película no es mala ni aburre. Revisando encontré que las críticas negativas vienen de parte de los periodistas y personas que por reputación siempre tienden a despedazar productos como éste. Son los mismos que elogian las películas que muestran a un México violento y lleno de pobreza y vicios. Y saben, en nuestro cine también hay lugar para historias bonitas o con un mensaje más positivo. 

En cambio, mucha gente común (que al fin y al cabo es la que paga un boleto) ha salido satisfecha del cine. Felices pues, y eso, al fin y al cabo, es lo que representó siempre Cantinflas.


martes, 6 de mayo de 2014

Seda


“Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento (…) Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla”. 

Con esas palabras Alessandro Baricco presentó en Italia su novela Seda, que al paso de los años se convertiría en su obra más representativa y exitosa, todo un Long Seller que desde entonces no ha dejado de venderse. 

Si bien sabía quién era Alessandro Baricco, nunca me había propuesto leer alguno de sus libros hasta que hace unos meses acudí a su presentación en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Después de escuchar hablar a ese italiano carismático y ver la forma en la que cautivaba a sus lectores, me propuse darle una oportunidad a una de sus obras. 

Por eso, no dude en comprar un ejemplar de Seda cuando me los topé en una librería. Lo primero que me sorprendió cuando tuve el libro en mis manos fue su brevedad: 125 páginas ¿Cómo era posible que una novela tan breve haya conquistado a tantos lectores alrededor del mundo? Si bien otras novelas breves como Aura, de Carlos Fuentes, Las Batallas en el Desierto de José Emilio Pacheco, o Pedro Páramo de Juan Rulfo son de mis favoritas, siempre desconfío cuando estoy por comenzar algún libro de extensión breve. 

Desde sus primeros renglones me di cuenta que Baricco tiene razón al decir que esta historia está escrita con lo justo, sin ningún exceso. Minimalismo literario que no obstante, nos dice demasiado. Bastan unos minutos para entender la forma en la que el autor construye una narrativa muy peculiar y a la que nos acostumbramos de forma natural e imperceptible. 

Seda se ubica en la segunda mitad del siglo XIX y narra un pasaje de la vida de Hervé Joncour, un hombre apacible, casado con una mujer de bella voz llamada Hélène. Él trabaja medio año como comprador y vendedor de gusanos de seda, mientras que el resto del año descansa. 

Casi olvido mencionarlo: Los Joncour viven en Lavilledieu, un pequeño pueblo francés dedicado a la producción de tela. 

Las cosas se complican cuando unas plagas afectan la reproducción de estos gusanos y hace que comiencen a escasear. Para solventar este problema, Hervé Joncour viajaba cada año hasta el norte de África por huevos de gusanos que llevaba de vuelta a Lavilledieu. Por desgracia, fue cuestión de tiempo para que la plaga alcanzara también al continente negro. 

Es entonces cuando Baldabiou, uno de los hombres más sabios de Lavilledieu, le propone a Hervé ir hasta el Japón por huevos de gusano. En ese entonces, Japón era un terreno inhóspito y poco conocido que mantenía sus fronteras cerradas al resto del mundo. 

De esta forma, comienzan a narrarse los distintos viajes que Hervé realiza hasta Japón y en los que se lleva medio año (6 meses de ida y 6 de regreso). A pesar de que siempre regresar cada primer domingo de abril y ser recibido de forma amorosa por su esposa, cada viaje a Japón va cambiándolo de un modo que ni el mismo comprende, llenándolo de una confusa nostalgia. 

Me encantaría contar los motivos que van cambiando al protagonista, y ni que decir del inesperado y conmovedor final de la historia, pero no me perdonaría arruinarle la experiencia a quien no ha leído el libro. 

Aún así, debo decir que Seda es una belleza de libro. Cada frase, cada idea, cada símbolo, forman parte de una hermosa sinfonía que no cesa hasta la última página. Jamás en mi vida había leído algo tan seductor y a la vez poético, musical y armónico. 

Es difícil catalogar a Seda, pues por más que esté cargada de romanticismo no es una historia de amor; tampoco es un libro sobre viajes, aunque el protagonista atraviese el mundo varias veces; mucho menos es una novela sobre ternura y erotismo, por más que sus protagonistas transpiren estos sentimientos. 

Seda es todo eso y a la vez es algo muy distinto: Una historia que debía ser contada pues narra la vida de un hombre de esos que prefieren asistir a su propia vida y que considera improcedente cualquier aspiración por vivirla

Así de compleja y bella es esta novela.

martes, 22 de abril de 2014

De qué hablo cuando hablo de correr


Hace un año corrí mi primera carrera de 5 kilómetros, desde entonces, en la medida de lo posible me he dedicado a esta práctica deportiva. Primero corría por mi cuenta, después me lesioné, estuve unos meses inactivo y finalmente me integré a un club de corredores, en donde he comenzado a entrenar de forma continúa, he mejorado bastante tanto en tiempos como en técnica y en unas semanas espero correr un 12k.  

Poco a poco, correr ha ido volviéndose parte de mi vida, al grado de que justo ahora, cuando una nueva lesión amenaza con interrumpir esta pasión no puedo sino sentirme un poco angustiado. En fin, de eso les contaré en otra ocasión, el chiste, y lo que realmente quiero dar a entender, es que ahora relaciono muchas cosas de mi vida con correr, y leer no es la excepción. 

Hasta hace un par de años jamás hubiera pensado en leer un libro dedicado completamente al arte de correr; si bien me encanta devorar libros, sobre todo novelas, nunca pensé que un libro sobre el tema llegaría a parecerme atractivo y aleccionador. 

Y es que hace unos días terminé de leer De qué hablo cuando hablo de correr, libro del escritor japonés Haruki Murakami, de quién he leído otros títulos como Tokio Blues y Al sur de la frontera, al oeste del Sol. Sin embargo, nunca había leído algo de este autor que no fuera ficción. 

Para nadie es un secreto que Murakami es un escritor muy celoso de su vida personal, al que no le gusta figurar públicamente y por consiguiente, saber detalles sobre su vida se vuelve algo complicado. Eso quizá sea lo primero que vuelve a este libro interesante, pues como nunca, este reconocido escritor brinda un texto con tintes autobiográficos: por más que hable de correr, nos deja entrever gran parte de su pensamiento y del proceso creativo que sigue en sus obras literarias.

¿Qué hacia Murakami antes de dedicarse a la literatura? ¿En qué momento especifico decide aventurarse a escribir? ¿Cuál es su rutina diaria? ¿Qué considera que debe tener un aspirante a novelista? 

Durante las más de 200 páginas que integran este libro, el lector descubre aspectos desconocidos de la mente que está detrás de varios de los libros más vendidos y elogiados de las últimas décadas a nivel mundial. Por eso, si algún lector al que le agrade el estilo narrativo de Murakami, pero no se ha acercado a este libro porque no le gusta correr, comete un gran error. 

Pero, si quién lee este libro es alguien que alguna vez en su vida se ha sentido inclinado por correr o lo ha hecho aunque sea de forma esporádica, entonces la experiencia es redonda. 

Contrario a lo que ocurre con la mayoría de las personas, Murakami comenzó a correr cuando ya estaba entrado en su tercera década de vida, como una forma de mantenerse saludable para poder vivir muchos años escribiendo. Esto paulatinamente se fue volviendo parte de su existencia, hasta que un día, se dio cuenta que había pasado más de dos décadas corriendo de forma ininterrumpida. Supongo que este proceso no es muy diferente al que vivimos todos aquellos que nos apasionamos por correr: comenzamos por curiosidad y cuando nos damos cuenta se nos hace indispensable para sentirnos completos. 

Sí, deben decir: pinche Gabriel exagerado, si a duras penas llevas unos meses corriendo, pero de verdad así ocurre. 


De qué hablo cuando hablo de correr está estructurado a modo de diario, así podemos acercarnos a las angustias, inquietudes y pensamiento de alguien que se prepara para competencias de distintas índoles.

Cuando supe que además de escritor, Murakami era corredor (dos aspectos en apariencia poco compatibles), lo primero que hice fue mostrar incredulidad. Después con el libro en mano, descubrí que tal dualidad no sólo es posible, sino que además tiene cierta lógica. 

Aunque todo el libro vale la pena, las partes más emocionantes y mejor logradas son cuando el autor narra con lujo de detalles y con una técnica narrativa muy depurada, las experiencias que vivió en algunas de sus carreras más significativas, como la primera vez que corrió la distancia de un maratón, siguiendo la ruta de Atenas a la ciudad griega de Maratón (sí, de ahí viene el nombre de esta prueba); su participación en maratones como el de Boston o Nueva York; la extenuante ocasión en la que corrió 100 kilómetros en una ultra maratón; y hasta sus vivencias en algunos triatlones. 

Este libro viene acompañado con algunas fotografías que ilustran varios de los momentos mencionados a lo largo del libro. 

No fueron pocas las veces que durante su lectura sentí deseos de ponerme los tenis y comenzar a correr. Seguramente esta experiencia la tendrá cualquier corredor que tenga el acierto de acercarse este libro, y con un poco de suerte, este impulso se replique en aquellos que jamás han corrido, pero que gracias a la pluma del autor terminen contagiados, se pongan unos tenis y salgan a vivir por ellos mismos lo que tanta gente disfruta a pesar de los sufrimientos y las lesiones. 

De qué hablo cuando hablo de correr es un libro que habla de la vida misma, vista a través de un deporte apasionante.