lunes, 16 de enero de 2017

Los años sabandijas


Lo primero que llama la atención, cuando uno se encuentra con Los Años Sabandija, la nueva novela de Xavier Velasco, es la portada. Sí, sé que uno nunca debe juzgar a un libro por su portada, pero en este caso el viaje y el deleite empieza desde que observamos a esos cuatro fantasmitas del Pacman, legendario juego del Atari.

¿Qué relación tienen con la historia esos personajes, que lo mismo son perseguidores que perseguidos, dependiendo del momento del juego?

La respuesta nos va quedando clara conforme avanzamos página tras página y nos vamos adentrando en una trama que se mueve con una rapidez desmedida, que avanza de un lugar a otro en aparente sin sentido, con la misma voracidad que un pacman tiene por devorar todos los puntos que se encuentre en su camino. Una historia que son muchas historias, llena de personajes odiosos y ambiciosos, pero por eso mismo entrañables, un complejo rompecabezas que sólo nos queda del todo claro hasta que llegamos al punto final. 

Pero aterricemos las cosas: Los Años Sabandijas es una novela que ocurre entre 1981 y 1989, principalmente en la Ciudad de México. Quienes vivimos esos años seguramente encontraremos varios detalles que nos invitarán a la nostalgia, o bien, los más jóvenes, se toparán con una década en donde pasó de todo: Llegaron los primeros videojuegos, el walkman, comenzaron a celebrarse de forma casi clandestina los conciertos de rock, un sismo arrasó con la ciudad, México organizó un Mundial de Futbol, hubo varias devaluaciones del peso frente al dólar, la corrupción e influyentismo se encontraban en su máxima expresión, etc. 

Todos esos elementos conforman la escenografía que acompaña a Rubén Ávila Tostado "El Ruby", y a Lamberto Nicanor Grajales Richardson "El Roxanne", un par de jóvenes aspirantes a malandros cuya única aspiración en la vida, al menos al principio de la historia, es la de probarse a sí mismos y vivir al filo de la adrenalina. Este par de sujetos, aunque de personalidades distintas, comparten el talento para meterse en problemas, sólo por el puro gusto de apostar 'y ver qué pasa'

Estos dos amigos, que veces también cumplen el rol de socios o enemigos, según se vaya requiriendo, no son los únicos que desfilan en las más de 450 páginas que comprenden esta novela. Al contrario, a lo largo de los nueve años que abarca esta aventura nos topamos con un sinfín de personajes, cada uno de ellos determinante para el desarrollo de esta loca aventura donde todos parecen tener prisa por escapar de sabrá Dios qué. 

En Los Años Sabandijas pasan todos y de todo, hay espacio para la risa, el amor y el deseo, pero también para la violencia, las estafas y la envidia. Lo curioso es que me resulta difícil dar más detalles de la trama. Por una parte no quiero arruinarle la experiencia al lector que aún no termina esta novela, y por otra, sigo sin tener claro cómo explicar de forma concisa sobre qué va este libro. Lo mismo me ocurre con los personajes, siento que hablarles de alguno puede restarle impacto y efecto a la compleja pero a la vez perfecta forma con la que está estructurado el texto. 

Supongo que su armado no fue fácil. Encontrar cómo repartir a tantos personajes a quienes el tiempo y las circunstancias van cambiando radicalmente, y acomodarlos a lo largo de una línea temporal tan larga de eventos y acciones para que al final todo cuadre seguro fue un dolor de cabeza para el autor. Además está el reto de adecuar tanto al lenguaje como a la narrativa al ambiente años 80. Ignoro cuánto tiempo se requirió para concebir Los Años Sabandijas, pero el resultado valió la pena pues en las manos del lector las palabras fluyen con tal facilidad que cuando uno se da cuenta ya está por terminar la lectura. 

Quienes hayan leído a Xavier Velasco saben más o menos por dónde va la cosa: Personajes con una inmensa sed de vivir, pícaros y hasta cierto punto extremos, que se mueven siguiendo más a sus viseras que a la razón. Al final, salir de estos libros intacto emocionalmente es casi imposible, pues siempre hay algún párrafo, personaje o frase que nos llega a lo más profundo de las entrañas. 

Por supuesto que recomiendo su lectura -es más, es probable que después de leerla por primera vez sientan deseos de volver a ella en un futuro no muy lejano-, pero bueno, mejor dejaré que sea el propio Xavier quién nos hable de ella:


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