domingo, 28 de junio de 2009

Se fue muy pronto

“…Como una flor perfecta
que está más allá de tu alcance
se fue muy pronto.

Nacido para divertir, para inspirar, para deleitar
está aquí un día
se va en una noche…”

- Gone too soon, Michael Jackson


Dentro del álbum Dangerous, Michael Jackson tuvo el detalle de componer una hermosa canción a Ryan White (1971-1990), adolescente hemofílico que debido a una transfusión sanguínea se contagió de SIDA y murió a los 18 años, convirtiéndose así en un ícono de la lucha en contra de la discriminación a los enfermos de Sida en Estados Unidos. Ryan y Michael sostuvieron una amistad que marcó al Rey del Pop.

Hoy volví a escuchar esta canción y mi corazón volvió a romperse. Al final del video Michael se despide de Ryan. No encuentro una canción más significativa para decirle adiós a Michael. Te extrañaremos…. siempre.

jueves, 25 de junio de 2009

Eternamente Michael Jackson


Escribiré sin pensar ni usar la cabeza. Guiándome por el corazón y tratando de contener el sinfín de sentimientos que me embargan. Duele saber que escribiré sobre el adiós de mi primer y más grande ídolo. Del primero que me hizo disfrutar la música, un video, un show. Michael, este post es para ti.

25 de junio de 2009… 16:40hrs. Me entero que ingresaste al hospital. De inmediato en la televisión se comenzó a especular sobre tu estado. Tuve que salir y fue conduciendo cuando por radio escuché la noticia: Michael Jackson está muerto. Copiosamente cambiaba de una estación a otra, topándome con especulaciones y con tu música. Eso fue lo más impactante. Escuchar que acabas de morir y escuchar que en cada programa que sintonizara tus canciones invadían el espacio sonoro. Me quebré. Lloré con desesperación. Desde entonces los medios informativos se han vuelto una locura. No es para menos, contigo se va un ícono de la cultura pop, uno de los artistas más grandes de los últimos tiempos. Contigo se va una parte de mi.

De niño me creía tú. Intentaba vestirme como tú y copiar tus pasos de baile, por más pésimo bailarín que soy. Me encerraba en mi cuarto con mis cassttes y jugaba a que daba conciertos increíbles. Después tuve el privilegio de verte dar un increible concierto en mi México. Billy Jean, Thriller, Beat it, Who is it?, You aren’t alone, Bad, Ben… es impensable todo lo que estás canciones hoy conllevan.

Cambio de un canal a otro. En todos lados se habla de ti. En los noticieros, las imágenes de fans llorando alrededor del mundo me lastiman y de cierta forma, consuelan: no soy el único al que le tocaste el corazón. Millones de personas comparten conmigo el mismo sentimiento melancólico de quién extravía parte de sus memorias. Con cada vídeo, con cada canción que repiten se me enchina la piel. Supongo que esa sensación me seguirá siempre.

No hacía falta que te fueras para convertirte en leyenda pues desde siempre lo fuiste. Gran parte de mi vida me acompañaste. Tus canciones son parte de mi existencia. No faltará quien diga que exagero. Francamente no me interesa. No me importa aceptar que gran parte de esta tarde-noche la he pasado con los ojos humedecidos.

Estoy triste. Ya no habrá más discos, más videos fantásticos ni conciertos increíbles. Nadie podrá ocupar ni en un millón de años tu lugar. Ignoro cuantos días pase escuchando tus canciones, por mi lo haría siempre. En el mundo de la música, en cada uno de tus fanáticos y en mi corazón, siempre serás el número 1; el genio; el mejor; el Rey del Pop. Gracias por regalarle al mundo tu talento. Que nadie manche tu legado fantástico. Dejas canciones en las que está tu alma y las que nunca nos abandonaran, ahora estás más vivo que nunca.

No puedo escribir más, por más que quisiera decirte todo. Me duele el corazón… descansa en paz.


lunes, 22 de junio de 2009

Ese tipo de cosas que sólo me pasan a mí


Como siempre, hago el ridículo. Tendrá un par de tardes lluviosas en las que decidí dar, junto a mi perro Margarito (al cual pueden apreciar en la foto), nuestro tradicional paseo vespertino por el parque de la esquina de mi casa. Equipado con mi adorado iPod y mi playera del Atlante recorrí el mismo camino de siempre. La lluvia chipi -chipi le daba al parque un ambiente encharcado y romanticón. Margarito se mojó casi al instante. Sus patas blanquitas se enlodaron hasta adquirir un tono grisáceo-percudido. Con todo y eso, Margarito al pasear es feliz, pero enloquece cuando ve a otros perros. A pesar de su tamaño chirris, en cuanto ubica a otro ser de su misma especie corre despavorido hacia él. No importa que tan fuerte sujete la correa, casualmente pierdo el equilibrio.

Ya veníamos de regreso cuando sucedió. Margaro y yo centramos nuestra mirada en el horizonte. Margarito en un perro french poodle blanquísimo; el autor de éste blog en su ama. Como estaban en la entrada del parque, alegremente nos dirigimos hacia ellos. Con cada paso intentaba transformar mi apariencia en algo más decente. Metí la panza, como Dios me dio a entender acomodé mi peinado inexistente, puse cara de intelectual de izquierda y mirada de James Bond. Al estar casi enfrente de ella comprobé que aquella muchachilla no estaba nada mal.

Entonces sus ojos me miraron… y Margarito echó todo a perder cuando a buena hora decidió socializar, sacó fuerzas de su flaqueza perruna y se arrojó hacia el otro pobre e indefenso perro que como pudo, se resguardó detrás de las piernas (y que piernas) de su dueña. Tanto fue el ímpetu de la acción que terminé bailoteando con tal de mantener el equilibrio. Cada paso y manoteo que daba era una seria amenaza de caída. El panorama no era alentador, en cualquier momento azotaría contra la chica del parque o peor, en el charco lodoso. Gracias a que el cielo es grande no caí. Cirqueramente recompuse mi postura con el pequeño inconveniente de que en el proceso pisé, sin querer, a Margarito. Por supuesto que lanzó un chillido dramático y muy exagerado. La frase de la chica no pudo ser más romántica ‘pobrecito perrito… yo no fui ehhh’. No tengo la menor idea de lo qué respondí. Apenado, incomodo y derrotado me fui sin decir más.

Unos metros después caminaba en la calle. Caí en la cuenta de que mi cabello estaba de nuevo revuelto, a mi panza se le olvidó quedarse en donde le ordené y mi cara estaba pálida a causa del susto de la eventual caída. Osea, volví a ser yo. Margarito cojeaba.

Aquella chica guapa seguramente pensó que soy un debilucho, o un ser cruel y desalmado que pisó a su perro y lo hizo llorar. No sé por qué ese tipo de cosas sólo me pasan a mí. Mi vida, la sentimental y la normal se caracteriza porque las cosas rara vez me salen bien. El culto al ridículo, la mala suerte y la reiteración de lo imposible son una constante en mis aventuras por la existencia. Han pasado dos días y la chica no ha vuelto al parque. Qué bueno. La pena todavía no se me acaba.

Para todos los fans de Margarito: Él está bien. En realidad nunca le pasó nada. Sucede que es un exagerado y siempre ha sido así. Ahora mismo está chupándome la mano a modo de saludo para todos ustedes.

viernes, 19 de junio de 2009

Verloso. Artista de la mentira


Llegué a él, debo admitirlo, por obedecer a ese morbo natural que la literatura nos provoca cuando un libro nos exige nuestra inmediata atención. En este caso, aunque la curiosidad procede de diversos frentes, lo que más me intrigaba era descubrir a Felipe Soto Viterbo como novelista.

A Felipe lo conocí hace unos tres años en las oficinas de Editorial Expansión en dónde es el editor de la ya prestigiosa revista Chilango. Si bien seguramente ni se ha de acordar, mi primera impresión al verlo y en los diez minutos que duró nuestra platica fue totalmente grata. Amable, jovial pero con tintes de neurosis, medio relajad, medio nervioso, todo un personaje por más que él se conciba como la persona más común del mundo.

Después di con su blog, mismo que forma parte de mis favoritos desde hace más de un año. Hace más o menos un mes, el editor, el bloguero, el escritor, el profesor y el padre de una hija anunció la publicación de “Verloso” su nueva novela. Un par de semanas después lo vi en una librería y lo compré. Apenas avancé las primeras páginas, mi curiosidad se transformó en una grata revelación literaria. Ante mis ojos se desarrollaba una novela de esas inolvidables y que invita a releerla una y otra vez por el mero gusto de hacerlo.

La historia es protagonizada Franco Verloso, personaje emblemático de una historia que gira en torno al arte de la mentira. Bajo esa estructura en apariencia sencilla la trama se va desarrollando de forma maestra. Sabemos que el argumento está lleno de mentiras y aun así elegimos creerlas por el deseo de hacerlo, en pos de ser parte de esa historia en la que andamos sin saber si la zona que pisamos es real.

Las peripecias de Franco Verloso (obviamente este no es su nombre real) inician desde el comienzo de su vida. El juego de las coincidencias y casualidades son una constante que lo lleva a formar parte de ‘Los irrealistas’, singular grupo dedicado al culto de las mentiras. El juego de las mentiras lleva a Verloso hasta un singular trabajo en el que elabora plots y guiones para televisión. El juego se complica cuando lo escrito coincide con los hechos de la vida. Además de la mentira, Verloso gira en torno del amor y el odio que éste puede provocar. En este caso, Fernanda (que tampoco se llama así) encarna todo lo impulsivo, enredoso e idiotizante que puede ser. Tal es el poder de la mentira que a veces, es lo mismo que el amor: todo pero nada.

Sin terminar aun de leerla (me faltaban unas 30 páginas) el pasado martes acudí a la presentación de Verloso. Ahí estaba Felipe Soto que acompañado de Xavier Velasco y Sergio González Rodríguez hicieron las delicias de los presentes en una amena charla sobre aquella maravilla de novela. Entre familiares del autor, lectores de su blog, público en general y algunos amigos blogueros (Lata, Ross Medve y Wen Perla entre otros) pasamos una noche amena. Lamentablemente tuve que abandonar aquella tertulia demasiado rápido. Horas después terminé de leer Verloso. No pude parar hasta llegar a uno de los finales más alucinantes que haya leído jamás. De manera magistral todo se orquesta para formar frente a nosotros un cuadro perfecto en el que mentiras y verdades aparecen más fusionadas que nunca.

Sigo dándole vuelta a Verloso. A ese loco escape narrativo que aun me tiene pensando. Hoy estoy dudoso de la realidad de lo que me rodea y comprendo ese encanto de la mentira. Gracias a Felipe por mentirnos con verdades dudosas y hacernos cómplices de este juego que se convirtió en una novela maravillosa.

lunes, 15 de junio de 2009

El Pelón en sus Tiempos de Cólera


Leer o ser leído. Uno de los encantos de la blogosfera es el de conocer gente. En principio desconocidos a los que después de un par de textos comenzamos a entender y hasta a tomarles cariño. Blogueros cuya forma de pensar y de externar su visión de la vida nos atrapa. Así conocí, aunque ya lo conocía, a Héctor Suárez Gomís, famoso y talentoso actor mexicano.

El rostro expresivo, la mirada penetrante y su enorme carisma lo hacía un personaje difícil de olvidar. Desde mucho tiempo atrás tuve noción de su existencia. En algunas novelas, programas unitarios y especiales era común verlo, conformando así una carrera sustentada en el trabajo y la perseverancia. Años después protagonizó "Diseñador Ambos Sexos", sitcom en el que daba vida a Juan Felipe, un diseñador de modas que se hacía pasar por gay para conservar su empleo en una prestigiosa empresa de lencería. La serie, que en mi opinión ha sido la mejor serie de comedia que se ha hecho en México, se convirtió en mi favorita. Cada semana seguía religiosamente aquella historia que hasta la fecha sigo añorando. Ahí empezó mi admiración por Héctor.

El programa salió del aire (aún me pregunto por qué diablos) en su segunda temporada. La carrera del señor Gomís siguió diversos caminos. Condujo el show ‘El Pelón de noche’ en TV Azteca, algunas novelas más en México y otras en Colombia, desapareciendo un poco de la escena nacional.

Fue por esa época cuando su servidor abrió su blog y empezó a leer y ser leído por otros bloggers. Sin saber cómo llegué a 'El pelón en sus tiempos de cólera', un blog hilarante, lleno de creatividad, inteligencia y poseedor de un lenguaje propio. Cuando me di cuenta que su autor respondía al nombre de Héctor Suárez Gomís todo cobró sentido. Me perdí en su lectura por horas. De un jalón (sin albur) lo leí todo. Reí a carcajada abierta, me conmoví, reflexioné y experimenté cuanta sensación humana permite la lectura. Aquel blog se convirtió en uno de mis favoritos. Fue así como realmente conocí a Héctor. Ya no como el actor o el fabuloso comediante que es, sino como el ser humano capaz de plasmar todo su talento en letras. Mostrando su gran humildad y calidad humana, ocasionalmente comenzó a dejarme comentarios en mi blog.

En cierta ocasión posteo que estaba preparando un stand up comedy basado en gran parte en el contenido de su blog. Hacer un show así era uno de sus más grandes sueños y por fin, tras años de trabajo estaba a punto de lograrlo. Los lectores de su blog sabíamos que no podíamos esperar más que algo brillante.

Así, a finales del año pasado y retomando el nombre de su blog, comenzaron las presentaciones de “El Pelón en sus tiempos de cólera” en el Café 22 de la Condesa. Espectáculo escrito por él, en el que acompañado sólo de una silla y su micrófono, narra de manera fluida y amena sus peripecias dentro de una familia disfuncial. Burlándose de si mismo logra una especia de catarsis que de paso termina por contagiar a su público.

Después de varios meses de querer asistir, por fin pude disfrutar de “El Pelón en sus tiempos de Cólera” el pasado sábado. Sabía que pasaría una noche agradable y llena de risas, pero lo que vi superó y por mucho, mis expectativas. El manejo escénico de Héctor es una clase histriónica de lujo para todos aquellos que amamos la comedia y que como él, opinamos que esta vida es mejor si se toma con mucho sentido del humor. Cada una de las anécdotas y temas tocados a lo largo de su monologo no sólo invita a la reflexión, sino que además nos lleva a pensar en nuestra propia infancia y familia, descubriendo la ironía de que de una u otra manera todos nos identificamos y compartimos traumas y recuerdos. Como diría Héctor “todos los padres fueron a la misma escuela”.

La noche del sábado fue deliciosa. No sólo porque el Café 22 es un lugar de lo más confortable, sino por comprobar que el actor, el comediante, el bloguero y la persona confluyen a la perfección en una velada sin desperdicio alguno. No es casualidad que la dirección sea de Héctor Suárez padre.

“El Pelón en sus tiempos del Cólera” se presenta todos los sábados a las 20:00 y 22:30hrs en Café 22, ubicado en Fernando Montes de Oca 22. Reserva porque siempre se llena al 52121533. Si aun no se convencen, los dejo con algunos fragmentos del show:




viernes, 12 de junio de 2009

La muerte del amor

Aun te amo,
cada noche lucho por seguir haciéndolo.
¿Sabes? Me la pones difícil.

Vuélvete aire si lo consideras necesario.
Piérdete en lo negro de una noche de tempestad,
Deja de aparecerte en mis pesadillas.

Ahoga éste y todos mis pensamientos en el mar...
Por mi está bien, hace mucho que dejé de tener sentimientos.
Ahora soy despiadado, quiero hacerte daño.

Quema mi recuerdo,
maldíceme eternamente.
Lo que quieras,
menos escuchar esa voz que lacera mi mente.

Arranca mi alma.
Alimenta con ella a los cerdos de tu orgullo.
¿Realmente quiero hablarte así?

Escapa o quédate, me da igual.
Al final uno acabará con el otro.

Hace tantos años de este idiota sentimiento.
De ir y venir contigo. De pelear, pedir perdón y llorar.
Estoy cansado de pasar tardes enteras perdido en la melancolía.

Pero no dejes nada vivo de nuestro agónico amor,
que ya no es nada...
- si acaso odio y reproche –

Nuestro amor está muriendo.
¿Lo puedes sentir?
Ni tú ni yo, atenderemos sus desesperadas suplicas.

Nos odiamos.
No me toleras.
No te soporto.

Un insulto,
un golpe.

(después silencio)

Murió el amor.

No quiero escribir más,
sería tenerte respeto.


Gabriel Revelo – Septiembre 2006

miércoles, 10 de junio de 2009

Una idea pacheca

Creí que era sólo mi idea. Hasta que un día mi hermana me la comentó idéntica. La tesis es la siguiente:

De ser director cinematográfico algún día haría una película maravillosa. Con una historia maravillosa y llena de efectos especiales. Holywood nunca vio nada parecido. Que visualmente innove y deje a todos con la boca abierta. Habrá grandes actuaciones, los mejores actores del mundo se pelearán por formar parte de una producción que sin duda arrasaría con todos los premios. La música será una delicia. Los espectadores alrededor del mundo quedaran conmovidos con las escenas de amor y acción. Cerca del final, cuando en la trama todo parezca perdido y la épica invite a un final glorioso y dramático, aparecerá el héroe que solucionará todo. El que acabará con los malos. Imaginen el clímax de la película, de pronto solucionado por… ¡¡¡El Chapulín Colorado!!! No un actor fortacho que lo interprete o un traje moderno. No, para que la escena tenga impacto será El Chapulín original, con todo y su chipote chillón. Por eso en los últimos 10 minutos el solucionará lo que ningún ejercito ni gobierno pudo. Los efectos especiales y la calidad de la fotografía, obviamente, se volverán chafas.

Pueden pensar que esta idea es una estupidez, pero a poco no innovaría. Estaría increíble porque nadie lo sospecharía. Sería como cuando nadie sospechaba que Bruce Willis era el muerto en ‘Sexto Sentido’, o que Darth Vader era el papá de Luke en ‘Star Wars’. Algún día la verán y nos hará multimillonario. Si antes de eso nos roban la idea los demandaré a ustedes, lectores del blog, por robar la idea. Bueno, están advertidos.

domingo, 7 de junio de 2009

La casa blanca de la esquina


Esa casa blanca de la esquina me da miedo. Aunque siempre estuvo ahí, hasta hace tres semanas no fui consciente de su macabra existencia, cuando paradójicamente dejaste de vivir y saliste del anonimato.

Por más esfuerzos que hago no me acuerdo de ti. No he querido ir a ver las fotografías que han exhibido durante los rosarios que por las tardes se rezan en tu casa. Prefiero que tu rostro permanezca desconocido. Me dicen que eras más joven que yo. Aquella tarde de sábado encontraron tu cuerpo colgado, sin vida.

Fue al filo de media noche y ni cuenta me di. Se cuenta que varios vecinos salieron de sus casas al oír los gritos provenientes de la tuya. Algunos querían ayudar. Tus papás en medio de la confusión sólo permitieron la entrada a un paramédico que te bajó. Aquella noche comenzó tu penar involuntario. Tu nombre comenzó a rondar el colectivo popular del rumbo. Te volviste un rumor perturbante.
Una leyenda que con el tiempo se transformará en una historia más complicada de lo que en realidad fue.

A mí me la contaron dos días después. Sabrá Dios que número de versión fue la que escuché. Que si tus papás se están divorciando; que si tu papá era uno de los muchos amantes de Estela, la vecina quedada y fea de la calle; que si habías reprobado dos materias; que si eras huraño y no tenías amigo. La verdad ahora da igual. Cada quién tiene sus propias conclusiones y por desgracia ya no estarás para desmentir las muchas injurias que entorno a tu memoria se han alzado.

Lo cierto es que caminar por mi calle ya no es lo mismo. El aire está pesado. Frío. Enrarecido. Todos los días, con la llegada del ocaso salgó a caminar acompañado por mi perro. Seguramente fueron varias las veces que me topé contigo sin reparar en ello. Ahora, al pasar afuera de tu casa el encuentro se repite. No estás pero permaneces en ese espacio en el que dejaste de respirar. Dentro de esa vivienda de color blanco te quitaste la vida. Al surcar su exterior lo hago con paso apresurado. Intento no voltear. No vaya a ser que en una de esas alguien se asome y me quede con la incertidumbre de lo qué paso.

Aquella casa blanca de la esquina me da miedo. Se volvió triste y parece gritar silencios. Donde viviste 20 años no queda más que el tema recurrente en las mesas de café de las vecinas, algún cuento de terror y unas letras que intento escribir pensando en quién decidió rendirse a la vida.

jueves, 4 de junio de 2009

Mister Lonely


La combinación no podía ser más excéntrica: Una película de Harmony Korine, talentoso guionista y director; la actuación de Diego Luna como protagonista y una historia que gira en torno a un imitador de Michael Jackson, uno de mis más grandes ídolos. Por eso, aunque tardó en llegar a México, corrí a verla en cuanto me enteré de su estreno. Un día después puedo afirmar que se trata de una de las películas más conmovedoras y maravillosas que he visto en mi vida.

Hay películas de fácil digestión, hechas de una trama sencilla y sin complicaciones. Mister Lonely es todo lo contrario, su argumento está lleno de discursos y simbolismos que se anteponen entre sí y que a casi 24 horas de haber salido de la sala del cine, siguen jugando con mi razón. Ir descubriendo el significado de las imágenes y frases, aun en las aparentemente más sencillas se vuelve un feliz ejercicio del que el espectador no podrá escapar. Aunque a simple vista suene como una obra compleja, Mister Lonely nunca se torna aburrida o tediosa.

No sé qué tan correcto sea el catalogarla como una obra de arte. Su manufactura es impecable, cargada de tomas llenas de una belleza que en un par de ocasiones me estremecieron. Las actuaciones convincentes y entrañable (Diego Luna está de 10).Y la historia es una maravilla. Un imitador de Michael Jackson conoce en París a una imitadora de Marylin Monroe que lo invita a una comuna de imitadores en Escocia. El doble de Michael decide abandonar la ciudad luz para emprender el viaje en el que quizá encuentre su propia identidad. Aquella que por años se le ha negado gracias al velo de soledad e incomprensión que desde siempre lo ha acompañado. Siempre he sido pésimo para esto de contar la trama de las películas, quizá el tráiler lo explique mejor:



En algún momento de nuestras vidas todos nos hemos sentido solos, sin encontrar nuestro lugar en un mundo que cada vez nos parece más extraño. Ahora imaginemos sentirnos así siempre. Buscando encontrar en el arte de la imitación nuestra felicidad. Queriendo que el milagro además de suceder nos dure más de un parpadeo. La experiencia de cada persona al confrontarnos con la historia es diferente, por eso mis conclusiones después de horas de raciocinio probablemente diferirán de los de otro espectador. En mi caso la lección más valiosa es que la vida tarde o temprano nos alcanza, por más que queramos evadirla ésta siempre nos alcanza. La felicidad sólo se nos disfraza ‘de instantes’ que por desgracia casi nunca notamos.

La película me encantó. Por desgracia, al no ser una película comercial su estreno y proyección, al menos en la Ciudad de México, no ha sido nada masiva. Sólo se exhibe en cuatro salas y ante los estrenos hollywoodenses no creo que dure demasiado en cartelera. Una película diferente, hasta cierto punto extraña pero que créanme, vale demasiado la pena.