lunes, 31 de mayo de 2010

Up and Coming (la noche que escuché a una leyenda)


Sigue sin caerme el veinte. Sé que estuve ahí, pero aun no soy capaz de dimensionar lo que presencié aquella noche. No debe requerirse mayor explicación al siguiente enunciado: Vi y escuché a un Beatle en concierto.

Todo sucedió el 27 de mayo. 15:30 de la tarde, intento dormir un par de horas para llegar más descansado al concierto. Inútilmente doy vueltas en la cama, sólo logro ensoñar unos 50 minutos. Comí, me bañé, el cielo se nubló, saqué al perro a pasear, cayó una lluvia un poco fuerte. Esperé que llegara mi hermana. Finalmente salí de casa a las 19:30. Gracias al MetroBus, llegué rapidísimo a las inmediaciones del Foro Sol e inmediatamente comenzó la peregrinación hacia uno de los accesos. El cielo se nublaba un poco más, por si las dudas compré una capa de plástico. Las legiones de fanáticos caminando alrededor del Autódromo Hermanos Rodríguez iban engrosándose, ¿el ambiente?, ni se diga. Personas de todas las edades con playeras y distintivos de The Beatles; carros con los espejos pintados con leyendas al concierto de esa noche; canciones del cuarteto de Liverpool por aquí y por allá, rompiendo la tranquilidad del atardecer. Faltaba poco para las 9 de la noche, hora en la que Sir Paul McCartney daría el primero de dos conciertos en la Ciudad de México, como parte de su gira ‘Up and Coming’.

Entrar al Foro Sol, verlo lleno, pletórico, cargado de una vibra que nunca había sentido y que por si misma bastaría para explicar lo inexplicable. Da igual si el concierto inició con un retraso de 15 minutos, sobre todo cuando durante ese breve lapso las dos inmensas pantallas que flanqueaban el escenario reproducían una especie de collage con imágenes y videos de los Beatles. Aun no iniciaba nada y aquel ya era un templo lleno de fieles. Las gotas de lluvias que comenzaron a caer, lejos de apagar el ánimo encendió aun más el sentimiento de que estaba por suceder algo inolvidable. Fueron años de esperarlo, de escuchar sus canciones y plantearnos utópicamente la pregunta ¿qué se sentirá oír estas canciones en vivo?

Cuando las luces se apagaron y Paul McCartey apareció en el escenario el tiempo se detuvo. Súbitamente dejó de llover. Ni siquiera viéndolo ni escuchándolo salí de mi letargo. Prácticamente las tres primeras canciones las pasé en shock. Ahí estaba, escuchando canciones que son verdaderos clásicos, ver a una leyenda viviente moverse en el escenario. Todo lo que McCartney hace ‘es muy Beatle’, me susurró mi hermana, cuando Sir Paul hablaba con la audiencia y se ayudaba de unas frases que tenía apuntadas en el piso del escenario; tenía razón, sus movimientos, su forma a veces infantil de jugar y los gestos de su cara. A pesar de ser la primera vez que lo veo en vivo, sentía que lo conocía de años. Y en cierto modo, así es. Gracias a mi papá crecí escuchando a Los Beatles, oyendo historias sobre ellos. En una de sus dos anteriores visitas mi papá intentó ir a ver a Paul pero decidió dejarlo para otra ocasión pues ‘había otras cosas en las que gastar el dinero’. Unos diez años después, estaba en el Foro Sol disfrutando ese concierto en nombre de los dos, cumpliendo uno de sus sueños y entendiendo completamente el por qué de su fascinación por la música de The Beatles. Por eso, mientras Paul cantaba ‘Let It Be’ hace dos días, no pude sino voltear al cielo y darle las gracias por haberme inducido a la Beatlemanía. Pensé que en algún punto del concierto lloraría, no pude, la alegría era tanta que sólo atinaba a sonreír. Casi 68 años y ya quisiera la mitad de su energía.


Quienes hayan asistido al par de conciertos de Paul en México no me dejarán mentir. Es imposible explicar lo que se vivió. Quizá lo más aproximado sería el reconocer que el fin de semana me la he pasado recordando momentos del concierto, instantes en los que de plano la respiración se me detenía y el alma amenazaba con escaparse en cada nota musical. En esta colección de recuerdos está la intensidad de ‘Live And Let Die’ y los espectaculares fuegos artificiales que acompañaron esta interpretación; la luna y el cielo despejado, ya sin las nubes tormentosas de la tarde, mientras escuchaba ‘Black Bird’; la sincronización con la que el público encendía y apagaba sus encendedores al son de la música y la sorpresa de Paul al presenciarlo; los arreglos magistrales de ‘Something’, interpretación dedicada George Harrison; el público entregado cantando el clásico “na, na, nananana, nananana hey Jude”; mi piel chinita en ‘A Day in the Life’; el Foro entero bailando ‘Obladi Oblada’; el silencio respetuoso e imponente que acompañaba cada acorde de ‘Yesterday’; el sentimiento encontrado entre los asistentes de aquel momento, esas horas, presenciábamos lo mejor que la historia de la música podía darnos. Pasamos la vida escuchando leyendas sobre The Beatles, cantando y disfrutando sus canciones, ahora que finalmente éramos testigos de lo que sabemos inmortal, nuestra percepción sobre esa música raya en lo divino.

Sigo tocado, no puedo dejar de escuchar esas canciones que me recuerdan toda una vida. Fue una noche inolvidable que nunca olvidará ninguno de los asistentes. No fue un concierto, fue presenciar la esencia de la música que cambió al mundo para siempre.

martes, 25 de mayo de 2010

El Guardían entre el Centeno (¿el libro que incita a matar?)


Pocos libros en la literatura mundial están rodeados de tantos mitos como 'El Guardián entre el Centeno’, de J.D. Sallinger, escritor estadounidense fallecido recientemente. La razón es ampliamente conocida: está novela es la que Mark David Chapman, traía consigo al momento de asesinar a John Lennon, a las afueras del edificio Dakota, en Nueva York. Se dice, está obra fue la que inspiró el crimen.

Por si fuera poco, existen diversos rumores que ubican a ‘El Guardián entre el Centeno’, como el libro de cabecera de varios asesinos. Supuestamente algo tiene éste libro, que despierta y activa ciertos sentimientos psicópatas en quién lo lee. Teoría no comprobada pero sí ampliamente conocida por la cultura popular norteamericana. A tal grado ha llegado la fama de esta obra, que se dice, a todo aquel que compra éste libro en los Estados Unidos, es seguido por una temporada por el FBI.

Tomando en cuenta lo anterior, siento que escogí el peor momento para terminar de leer éste libro: A dos días de ir al concierto de Paul McCartney, uno de los dos Beatles vivos que quedan. La verdad es una coincidencia un tanto macabra, pero para su tranquilidad, no pienso volverme loco psicópata en los próximos meses. Por más que me identifiqué con varios capítulos, o que el libro me haya gustado, no creo que mi mente haya recibido algún código o clave extraña.

En sí, dejando de lado toda la parafernalia que lo envuelve, ‘El Guardián entre el Centeno’ es un clásico de la literatura anglosajona. Lectura obligada para los estudiantes, esta novela narra las peripecias por las que Holden Caulfield, el protagonista, pasa después de ser expulsado del colegio en el que estudiaba, decidiendo así pasar a solas unos días en Nueva York, antes de presentarse ante sus padres. Las cosas no son tan fáciles como en apariencia se supone. Holden siempre ha sido un alumno problema, con la mente llena de dudas y obsesiones que hacen que cada decisión o acción emprendida por él, sea analizada una y otra vez de manera casi enfermiza.

Sin importar que haya sido escrito en 1951, conserva su frescura y validez, además de un sentido del humor bastante norteamericano que, si bien cuesta trabajo entender, es ingenioso. La confusión de Holden Caufield y su forma de enfrentarse a la vida, con todo y apatía de por medio, es tan humana como las ganas inherentes de las personas a querer mandar al resto del mundo al carajo. Esta historia refleja todo lo que muchos adolescentes son: ideas confusas y maneras equivocadas y precipitadas de afrontarlas. Querer crecer por el ímpetu de cuanto antes, dejar de ser lo que somo
s. Aprender a golpes de la vida, a todos nos ha pasado, pero no con la intensidad que a Caufield.



Divertido y ameno, mi única queja es que la edición que leí (editorial Edhasa) es edición española, y varias palabras o muletillas a ratos le rompe el ritmo y sentido a la narración. Aun así, está novela debería ser devorada por todo aquel que en algún momento de su vida haya extraviado el rumbo, o en el peor de los casos, sentido que el mundo es su enemigo.

Veré a McCartney, espero no me den ganas de ser un Guardián entre el Centeno.

domingo, 23 de mayo de 2010

¿Qué es éste mundo?


Dos días y veo el mundo de manera diferente. Primero la noche del viernes, acompañados de un ‘Reyes’, varios amigos y yo tuvimos la ocurrencia de convertir una reunión casual en una conversación de ‘temas sobrenaturales’. Cuatro horas no fueron suficientes para hablar de fantasmas, brujas, hechicería, niños verdes, el fin del mundo, luces en el cielo, predicciones de temblores y más. Ayer sábado fui al cine y vi el documental Océanos, cuyas estrujantes escenas sobre la inmensidad del mar me estrujaron.

Mi pregunta tras dos días es inútil… ¿qué es éste mundo? Vivimos sin poner mucha atención a lo que nos rodea, generalmente al mundo ya está muy visto y nada nos sorprende o nos quita el aliento. Creemos en una o dos cosas y no aceptamos mal. Hasta que un día despiertas y aceptas que nuestro planeta es un misterio, un cúmulo de cosas que no entendemos: la inmensidad de los océanos que aun no ha sido explorado; la teoría de la tierra hueca según la cuál, el interior del planeta guarda una civilización; el origen de la humanidad a manos de los reptilianos; el triangulo de las Bermudas; la santería; los misterios de la Virgen de Fátima; duendes; las apariciones almas en pena; el proyecto Harp; el supuesto grupo extraterrestre Friendship en Chile; los iluminatis; arma poderosísima y posible causante de temblores; la vida de Jesús y su supuesto encuentro con Mahoma; las abducciones extraterrestres y ‘los grises’; el tercer ojo y los viajes astrales; magia blanca y negra; apariciones… ¿realmente la Tierra es nuestra? ¿Dónde entra Dios?

Dicen que el 2012 no es el fin del mundo, pero que una verdad se descubrirá y cambiará la forma de pensar de la humanidad y las estructuras de sus creencias se tambalearán. Salir y ver el cielo, escuchar la lluvia. Todo es un misterio y quizá por eso la vida es una maravilla. No conozco nada. Si alguien tiene respuestas que me las dé. Vaya forma de romperme la cabeza un domingo por la noche.

miércoles, 19 de mayo de 2010

No eres tú, soy yo (mujeres y futbol)


Le llaman amor, y dicen los poetas y románticos, que las partículas de la tierra y del universo mismo, se mueven gracias a un sentimiento poderoso e intenso que todo lo puede. Capaz de trastornar al más racional y hacer llorar al más valiente. Esta fuerza rompe esquemas, derrumba fronteras, hace posible lo imposible. Dueño ‘casi’ eterno de nuestros destinos.

Y digo ‘casi’, porque al menos cada cuatro años, durante un mes, el amor pierde su sitio de honor en la tierra y ocupa un lugar secundario para un gran porcentaje de las personas que dentro de un mes sólo tendrán una palabra en la cabeza: Futbol. Siempre se hablará de la lucha entre futbol y amor. Sin afán de sonar machista, en su mayoría son las mujeres quienes sin esperanza alguna, ven con la llegada de cada Mundial su inminente derrota. Más les valdría aceptar con la mayor resignación posible, que el evento abruptamente les arranque a novios, esposos, amantes, parejas de ocasión, prostitutos, o cómo gusten llamarle a la persona con la que comparten una relación amorosa.

Justamente dentro de un mes, México habrá jugado ante Francia, su segundo partido en la Copa Mundial de Sudáfrica. El país será una locura, máxime si los resultados van resultándonos favorables. Imagino que las ‘viudas por futbol’ irán en aumento y nada puede hacerse. Y uno, hombre y aficionado, sin querer pasa ante los ojos de ellas como insensible, desatento y canalla, incapaz de saber darle prioridad a lo verdaderamente importante. No conciben como ponemos a una pelotita, sobre el corazón de la amada en turno. ¿Cómo decirles que para nosotros es de lo más normal? No es que lo hagamos por mala voluntad, es que no nos damos cuenta que lo hacemos. Sucede que un Mundial de Futbol despide un extraño magnetismo que una vez que empieza, no nos suelta. No queremos descuidarlas, pero es la más hermosa de las fiestas la que nos convoca; es la Selección Nacional de nuestro México, la que detendrá nuestro corazón durante sus partidos; es nuestra alegría la que nacerá de cada gol.

En el mejor de los planes y sin que me satanicen, diré las cosas como son: Por un mes, por duro que parezca, nuestras lágrimas y suspiros no serán por ustedes. Pataleen, lloren, intenten chantajearnos, de nada les servirá. Mejor vayan buscando algún curso para que aprendan algo, planeen un viaje, abran un blog, reúnanse con sus amigos gays, o lo que sea. Recuerden, tienen libertad del 11 de junio al 11 de julio. Nosotros estaremos bien, no se preocupen. La frase ‘no eres tú, soy yo’, casi siempre es mentira, menos en éste caso. Si no, vean éste spot de Cerveza Sol que emitieron en la transmisión del último partido de la Selección. Igual y en un par de semanas les pasa así:



Prepárense pues, damiselas, para su soltería forzada. Advertidas están. Lo malo (para ustedes) es que no tendrán que esperar tanto, pues en los próximos quince días México inicia una gira por Europa en la que se enfrentará a Inglaterra, Holanda, Gambia e Italia. Ahí nomás. En el caso de que usted, mujer adorada que lee mi intento de blog, sea aficionada al futbol, bienvenida a los mejores días del año. Desde ya me cae bien.

domingo, 16 de mayo de 2010

Camino


En la sala del cine varias veces me pregunté ¿De qué
está hecha esta película, que al verla por momentos tengo la impresión de odiar
a Dios? Después vinieron las lágrimas, el dolor en el corazón y días después,
una tristeza reflexiva que no me abandona.

La semana pasada fui a ver ‘Camino’, cinta escrita y dirigida por el cineasta español Javier Fesser. A pesar de que en diversos medios había leído información acerca de ella, no estaba preparado para la brutal descarga de emociones que se vertieron sobre mí en las más de dos horas que duró la película.

No es fácil adentrarse en una trama así, llena de recovecos. La historia trata sobre Camino, una niña que a sus 11 años, que, además de luchar con el desgaste de una feroz enfermedad terminal, tiene que lidiar con lo complicado que resulta enamorarse por primera vez. Todo en medio de un ambiente familiar en apariencia estable, y muy cercano a la congregación religiosa del Opus Dei. Para gran parte de quienes la rodean, Camino, carismática y dueña de una fe inusual para su edad, muestra tal entereza al dolor, que están convencidos que aquella pequeña aspira a la santidad.
Al hablar de religión, ‘Camino’, es inevitable que las ideas religiosas del espectador se confronten con el punto de vista del cineasta. Es aquí donde cada quien saca sus propias conclusiones y dónde nuestro entendimiento comienza a flaquear. En mi caso, sé que en todo momento debe separarse a Dios y a la Iglesia, y que dentro de ella, hay gente buena, mala y obviamente, demasiado fanática. A final de cuentas, lo malo no es creer en algo, sino alterar la realidad para justificar nuestra ideología y de paso, afectar quienes nos rodean. Decir que el sufrimiento se le puede ofrendar a Dios y aceptarlo porque ‘es su voluntad’ me resulta una idea idiota. Particularmente, al Opus Dei (corriente que argumenta, todos podemos ser santos en nuestra vida cotidiana) se le crítica por fomentar tradicionalismo inflexible, y que en numerosos ocasiones ha sido cuestionado sin que se obtenga una respuesta por parte del mundo católico.

‘Camino’ está basada en la vida de la niña Alexia González Barros, quien falleció en 1985 y que actualmente está en proceso de beatificación. La versión cinematográfica y la dada por algunos familiares de Alexia y el Opus Dei español son diametralmente opuestas. Inclusive, en su sitio web, los amigos de Alexia han subido información, videos y fotos con el fin de que los fieles no se dejen llevar por lo que vean en la pantalla grande. Bajo ese halo de misterio, ver ‘Camino’ y después indagar sobre la vida de Alexia ha contribuido a que mi desconcierto moral aumente. Estoy ante una niña que murió después de un gran sufrimiento, que vivió cercana a la religión y que está en proceso de ser santa. ¿Realmente está inocente estaba llamada a los altares celestiales, o simplemente fue una chica normal, con carisma y fe, pero normal, en las garras de casualidades y de un gastado sistema eclesiástico como lo es el Opus Dei? Algo hay de místico, sagrado, cruel, amoroso e inquietante en esta historia. La única verdad es que no se puede pasar de largo sin que nos provoque reacción alguna.

Hablando estrictamente de la película, esta es una fascinación, un deleite. Se sufre pero a la vez se disfruta. No basta que se cuente un suceso ya por si mismo envolvente, sino que visualmente cuenta con momentos bellamente logrados. También se tienen momentos humorísticos y románticos, y con esa premisa me quedó. Después de llevarnos al límite emocional, ‘Camino’ en su esencia nos regala una historia de amor puro, inocente, fresco. Detrás de cualquier fanatismo, de cualquier religión, de cualquier religión, están las ganas de amar y ser feliz. Por más camas de hospital, crucifijos o conceptos retrógrados, siempre habrá un jardín de flores rojas para abrazarnos al verdadero Dios de esta tierra: el amor.

‘Camino’ se exhibe actualmente en México y quizá no duré mucho. No la pueden dejar pasar, aunque no es facíl de digerir en verdad les pido que la vean en cine o la consigan en DVD. Después de verla tendrán un montón de dudas, pero también unas ganas incontenibles de vivir.



miércoles, 12 de mayo de 2010

Quiero ser escritor. Parte 3


¿De qué escribir?

Plantear el reto de volverse escritor regular de alguna publicación y establecer un plan más o menos adecuado para conseguirlo hacía que todo marchara viento en popa. Según mi anterior entrega de ‘Quiero ser escritor’, en esta entrega daría la lista de medios a los que mandaría un mail pidiendo la oportunidad de colaborar con ellos. Así debería haber sido de no haber sido por una pequeña, pero importante omisión, que descubrí cuando mi amigo blogger y escritor Pedro Escobar me hizo la siguiente pregunta: ¿sobre qué tema quieres escribir?

Y vaya que tiene razón. El tema no me había pasado por la cabeza, o quizá sí, pero no había considerado su importancia. Saber de qué y cómo se va a escribir es cómo elegir el arma para ir a una guerra. Si vamos a pelear con extraterrestres mutantes gigantes, de nada nos servirá llevar una resortera con piedritas. Entendiendo lo anterior, queridos lectores y amigo Pedro, de poderse concretar mi sueño quisiera dividirlo en alguna (o por qué no, ambas) de estas opciones: Artículos de opinión y reportajes.

En estos dos géneros periodísticos, en los que cabe la aclaración, jugaría con la crónica, me encantaría manejar un tema que abarca todos, y en los que no me considero del todo ignorante:

Cultura que está en todos lados. No desde el punto de vista aburrido o ‘para unos cuantos’, sino desde la óptica social y popular. Una leyenda, la historia de algún lugar, algún movimiento naciente, cualquier cosa que sea tan cotidiana que su magia pasa desapercibida. Aquí cabe literatura, películas, música, futbol, historia, y un larguísimo etcétera; pensándolo bien, el secreto no debe estar tanto en el género elegido, sino en la forma, en la manera en la que las palabras y nuestras ideas se sincronizan para transmitir el sentimiento que queremos.

Ya se los expliqué, ahora el chiste será hacerle llegar estos conceptos a los editores de las publicaciones a los que comenzaré a mandar correos. Conforme voy escribiendo estos posts, me voy dando cuenta de que el camino será un poco más largo de lo esperado. No importa. De cualquier manera la aventura está en proceso y quiero hacerlo bien. Ya que sé lo que quiero, dar en el blanco debe resultar un poco menos improbable.

Una última pregunta: ¿En los mails que mande, menciono que la solicitud de empleo es parte de un experimento en mi blog?.

En la próxima entrega, ahora sí, les enseñaré la lista de primeras revistas que recibirán mi correo. Y a ver qué pasa… nos estamos leyendo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Soy tu Fan


- Tú eres como Nico, el personaje de ‘Soy tu fan’. Me dijeron cinco personas diferentes en menos de 24 horas.

No supe si tomarlo como un halago, como burla, o como una joda. Sobre todo porque el tal Nico a veces es infumable, a veces tonto, a veces necio, y a veces un romántico empedernido. Todo lo que un hombre quisiera ser y no ser. De cualquier manera, el calificativo no me pasa desapercibido cuando dicha serie, recientemente estrenada en Canal 11 y con apenas dos capítulos, es ya de mis favoritas.

Se agradece que ‘Soy tu Fan’, versión mexicana, cuente con una adaptación que la haga más nuestra. Sumado a locaciones adecuadas, en cafés y calles de las colonias Roma y Condesa, más una calidad de fotografía aceptable, tenemos como resultado un producto de calidad que por su aparente sencillez y cercanía, atrae cada vez más la mirada de los televidentes nacionales. Junto con
XY, y Bienes Raices, las otras dos series con las que Once TV apostó por una televisión diferente, la televisión nacional toma un nuevo y emocionante giro. Más fresco, más audaz.


Desde que hace un par de meses vi los promocionales, sabía que quería verla. Con el tiempo fueron develándose más detalles que hacían que mis ganas de ver esta serie aumentaran. Basada en un guión original de la televisión argentina y co-producida entre Once TV, Canana Films y la misma Ana Claudia Talancón (quien interpreta a Charly, la protagonista), esta historia, en apariencia simple, habla sobre el amor idealizado, más no imposible. Aquel que nace de la admiración hacia otra persona y que desde el corazón nos hace exclamar un sincero ‘Soy tu fan’. Seguramente pasa miles de veces. Así sucedió cuando Charly lucha por olvidar a su ex novio, un patán como tantos. En medio de esta batalla aparece Nico, un joven simpático que dista de ser el galán de telenovela que cualquier mujer desea, pero que posee una determinación inaudita para conseguir lo que quiere. La trama empieza ahí, cuando nuestro nada agraciado pero valiente Nico descubre que quiere traspasar la indiferencia de Charly, y después, con un poco de suerte, por obtener su amor.

Otras historias transcurren paralelas a la tragicomedia estelarizada por Nico y Charly. Todas con el común denominador de lo complejo que resulta el entablar una relación amorosa con otra persona y salir bien librados en el intento. Y es que cualquiera de nosotros, en algún momento de nuestras vidas hemos sido ídolos y fanáticos de alguien. Ambos roles síntomas inequívocos de que a veces Cupido se equivoca y no tira sus flechas de a par. Luchar por alguien a sabiendas de lo desastroso que puede ser el resultado final, o huir escurridizamente del amor real y desinteresado, sólo por la necedad de un recuerdo que ahora es monotonía. ¿Cómo unir ambas realidades, tan diferentes entre sí? De eso se encarga el corazón, y su amigo el destino.



Puede que sea un ‘Nico’ en potencia. Quizá visto feo, bailo pésimo y estoy gordo. Aun así no importa. El amor está ahí para envolvernos en la más grandiosa aventura y dotarnos de coraje en la lucha por alcanzar esa estrella que queremos, aquella por cuya mirada vale la pena cualquier fanatismo, cualquier espera, y sobre todo, cualquier sacrificio. Como seguidor del amor, me es inevitable enamorarme del amor con esta serie. Soy fan de soy tu fan.

Soy tu Fan se transmite en OnceTV los miércoles a las 22:30horas.





miércoles, 5 de mayo de 2010

Demasiado respeto, poco ingenio



malo si haces chistes sobre gays – es de mal gusto referirse
sarcásticamente a cualquier religión – no hables mal de las autoridades – nunca
critiques algún lugar – siempre compórtate de forma madura y respetuosa

en fin, mata tu ingenio.

‘Tienes un problema con lo gay, me dijeron hace un par de semanas, en una reunión entre amigos. Fue justo después de hacer un chiste sobre una situación que ya ni recuerdo. Obviamente, ante todos los presentes quedé como un homofóbico, incapaz de mostrar tolerancia hacía las personas con dicha preferencia sexual. ¿Realmente soy así? Creo que no, la simple idea de tener prejuicios racistas de este tipo me produce repugnancia.

Días adelante la situación se repitió de forma un tanto semejante. Primero tuve una discusión sobre lo ‘inadecuado’ de hablar en un medio de comunicación sobre un culto religioso. ¿Y si algún creyente de esta religión se molesta? Posteriormente nació la misma inconformidad con el tema de la prostitución ¿Y si las sexo servidoras se enojan?, ¿O las autoridades que son denunciadas por incompetencia? Hay que hablar con mucho tacto, si no que le pregunten al Papa Benedicto XVI, que ahora es criticado y hasta odiado por el mundo islámico por unos comentarios hechos a la ligera. ¿Debo entonces suponer que a mí, por ende, me odian los gays, los testigos de Jehová, las prostitutas y hasta el gobierno? (más todos los grupos, personas, animales o humanoides que sin querer mencione ‘sin mucho respeto’ en las últimas veinticuatro horas).

Pareciera que de pronto todos estamos un poco más sensibles, y en nombre del respeto preferimos abstenernos de provocar la ira en los demás. ¿Para qué meternos en problemas con el prójimo? Si no me meto con nadie, no quiero que ni me mencionen. ¡Qué bárbaro, los humanos sí que sabemos divertirnos! Por eso creo que hemos sido demasiado injustos con los gallegos, tanto que nos burlamos de ellos en infinidad de chistes, y qué hacen ellos: aguantar heroicamente, sabedores de que tal vez, algún día sean ellos quienes hagan los chistes y comentarios sarcásticos de quienes hoy los satirizan. Bien por ellos. Es más, creo que todos deberíamos aprenderles.

Detestaría vivir en un mundo sin libre expresión o sentido del humor. Yo mismo no me aguantaría sin reírme de mi mismo. Entonces, por qué a últimas fechas todos se ofenden al menor comentario humorístico, por qué estamos perdiendo esa capacidad tan humana de encontrar ‘gracia’ en las situaciones más extremas. ¿Es mejor estar en una fiesta en la que todos bromean, o en un entierro lleno de solemnidad?

Tengo la conciencia tranquila, por lo tanto, esta no es una justificación, pero, ¿acaso no sería más ‘discriminante’ evitar hacer algún chiste sobre los gays, que tratarlos como cualquier otra persona? Si hacen comentarios irónicos sobre los heterosexuales nadie se enoja, al contrario. ¿Qué diferencia tiene la palabra ‘persona blanca’ a ‘persona negra’?.

Ninguna.

El racismo, la intolerancia, la discriminación. Todos estos términos se encuentran en nuestra mente, y nada más. Intentaré seguir hablando de todo. Sí, con responsabilidad, pero también con la desfachatez y tranquilidad que cualquier mortal consideraría justa. Prefiero ser un ingenioso irrespetuoso, a ir por la vida cuidando mis palabras... no se vayan a enojar los diccionarios.

sábado, 1 de mayo de 2010

Quiero ser escritor. Parte 2


¿Por dónde empezar?


Una vez que decidí tomar en serio el reto de convertirme en un escritor de planta en algún periódico o revista antes de que acabe el 2010, inevitablemente surge la pregunta clave: ¿cómo lograrlo? Por más buenos deseos que se tengan las cosas no suceden sin razón. En todo caso, la estrategia debe ocupar un lugar primordial.

Quiero que el camino hacia mi objetivo en cierta forma sea espontáneo y un tanto a la aventura, pero definitivamente debo seguir un plan trazado. Y aquí empieza lo complicado. No tengo los grandes contactos en ninguna editorial o grupo periodístico. Me encuentro en el punto de partida sin ventaja alguna sobre los otros cientos de interesados en lograr la misma meta que yo. He pasado días confabulando el maquiavélico plan que me lleve hasta dónde deseo estar. Lamentablemente mi cabeza hueca no me aclaró el panorama. La distancia que separa el ‘querer’ con el ‘ya ser’ escritor sigue siendo la misma, infinita.

Mi estrategia (parafraseando a Benedetti) es obvia e insulsa: preparar una pequeña carta de presentación, misma que incluiré en el texto de los mails que enviaré a varias revistas y periódicos de circulación nacional. Las direcciones de correo electrónico las obtendré de los directorios de las mismas publicaciones.

Mi carta de presentación dirá más o menos así:

Estimado (Aquí va el nombre del destinatario):

Mi nombre es Gabriel Revelo, comunicólogo de profesión escritor por convicción. El motivo de éste mail es para solicitarle unos minutos de su valioso tiempo para leer mi curriculum y sobre todo mi blog. He publicado colaboraciones en algunas revistas y me gustaría pedirle la oportunidad de colaborar con ustedes. Sé que tengo un estilo adecuado a lo que buscan y considero que tengo el talento suficiente para brindar los resultados esperados. Les anexo un ejemplo
de reportaje escrito por mí y la dirección de mi blog para que se den una idea de mi estilo. Les agradezco la atención, y quedo a la espera de buenas noticias. ¡No se arrepentirán!

¿Cómo la ven? La verdad no me convence del todo. ¿Qué le falta? ¿Qué le sobra? Probablemente la iré perfeccionando con el paso del tiempo. En el próximo capítulo de esta serie, les diré a que revistas mandaré mis primeros correos, luego lo intentaré con algunos periódicos. Si esto no funciona, mínimo me da tiempo para idear un Plan B. Gracias por ser cómplices en éste reto.