Hace unos días, me topé con el siguiente comentario en Twitter de un individuo que se hace llamar el Ing. Diego Lara:
@diegolaan
#afavordelatauromaquia porque científicamente está comprobado que el toro no sufre ningún dolor. Al contrario goza al ser toreado.
Como el contenido de ese tuit se me hizo una reverenda tontería, se lo hice saber a su autor con un retuit:
@gabrielrevelo
RT @DiegoLaan "está científicamente está comprobado que el toro no sufre ningún dolor. Goza al ser toreado" --> Semejante pendejada.
Entonces, por Twitter comenzamos esta amena charla:
@DiegoLaan
Bueno, pues ponte a leer... se vale leer ambas caras de la moneda amigo...
@gabrielrevelo
No estoy ni a favor ni en contra, de hecho. Pero eso de que un animal disfrute que lo maten es ilógico.
@DiegoLaan
Ok... me parece correcto tu comentario, gracias... y no hay que usar malas palabras... elevemos el debate!
@gabrielrevelo
Puede que disfrute la parte en la que lo torean, pero no cuando le entierran banderillas. Imposible que en esa etapa no sufra.
@DiegoLaan
Neta que no sufre, al contrario, es tanta la fuerza de la adrenalina, que al astillarlo sienten alivio.
@gabrielrevelo
Dicen que cuando recibes un balazo tampoco duele, por eso de la adrenalina. Pero igual te mueres y no deja de ser cruel. Sé que culturalmente la fiesta brava tiene valor, pero también entiendo el otro punto de vista del sufrimiento, en mi opinión debería continuar el toreo pero eliminando la parte de las banderillas y el sacrificio.
Y ya no me contestó. Esta charla me dio pie para escribir este post. Siempre quise escribir mi opinión sobre la llamada ‘Fiesta Brava’ y todo el movimiento anti taurino, que a últimas fechas está en boca de todos.
Empezaré aclarando que no estoy ni a favor ni en contra de las corridas de toros. Nunca en mi vida me he parado en una plaza ni soy un erudito en el tema. Pero tan ridículos me parecen quienes defienden esta celebración como los que se empeñan en satanizarla. Todo punto de vista llevado al extremo siempre es malo, y en este caso no es la excepción.
Así que, defensores a ultranza de la Fiesta Brava: me caen muy gordos. Antitaurinos: ustedes también me caen bien mal.
Puede que una corrida de toros sea considerada como arte. Indudablemente, estas celebraciones forman parte de la cultura mexicana. Puede que sus aficionados encuentren belleza en los movimientos del matador al torear a un hermoso animal. Se vale emocionarse e ir a la plaza. Cada quien tiene la libertad de divertirse y asistir al espectáculo que más le plazca. Hasta este punto todo bien. Pero por favor, no me digan que hay virtuosismo y estética alguna en ver morir a un animal de forma cruel y desventajosa. Simplemente no lo acepto.
El argumento de que el toro no sufre por la adrenalina que tiene en su cuerpo me parece ridículo. Puede que el toro disfrute ser toreado, pero que no sienta dolor cuando lo acribillan con banderillas es una estupidez. Claro que el animal sufre, claro que su agonía debe ser horrible. Claro que es una salvajada.
Ahora bien, prohibir de tajo las corridas de toro también es una ridiculez. ¿Y los empleos de quienes se han dedicado toda su vida a esto? ¿Y la historia de una tradición profundamente arraigada en algunas partes de nuestro país? Además, olvidamos a los toros de lidia. Sin Fiesta Brava, la crianza de esta especie de astados no tendría razón de ser. Económicamente no sería rentable.
Un toro de lidia es criado bajo estrictos cuidados. Toda su vida es tratado y alimentado como rey hasta que llega el momento en que es toreado. Aun así, estos toros tienen la posibilidad de obtener el indulto si tienen una actuación destacada en la corrida (lo cual, al toro seguramente le vale madres en esos momentos). Visto así, un toro de lidia tiene una calidad de vida mucho mejor que la de un toro en un rastro de carne.
Los taurinos se defienden de los antitaurinos señalando que de todas formas se matan a millones de animales para obtener su carne y consumirla. Pues sí, pero una cosa es matar por la necesidad de comer, y otra muy distinta, hacerlo por pura diversión y arte. Para un toro la masacre comienza desde antes de salir al ruedo, cuando sus condiciones físicas son mermadas por medio de métodos inhumanos.
A mi parecer tanto los taurinos como los antitaurinos tienen puntos de vista muy válidos, pero también son necios en aceptar que sus posturas no son del todo correctas.
Para mí, lo correcto sería llegar a un consenso en el que las dos partes cedieran: que se sigan celebrando las corridas pero sin clavarle banderillas a los toros, ni masacrarlos ni cortarles nada. Así seguirían los oles y la crianza de los toros de lidia, pero se acabaría la crueldad y el derramamiento de sangre.
Lo malo es que algo así nunca sucederá. Taurinos y antitaurinos, sigan de intransigentes y mitoteros. Sus posturas cerradas me dan asco. Pobres toros de lidia, unos los quieren seguir masacrando, los otros con sus acciones podrían mermar la población de estos especímenes. Y culpable también yo, por escribir este texto y no hacer nada más al respecto.