domingo, 28 de septiembre de 2014

De cuando me escapé de la guardería


Mis primeros recuerdos de vida los tengo desde una edad muy temprana, tan antiguos que soy capaz de rememorar con exactitud ciertos pasajes que datan desde que tenía dos años. 

Nunca ví nada especial en esa capacidad de recordar lo que ocurrió cuando aún era muy pequeño, hasta que fui dándome cuenta que pocas personas son capaces de tener recuerdos tan antiguos. Precisamente hoy les hablaré de una de estas memorias de la prehistoria de mi existencia. 

* * * * *

Por cuestiones de trabajo, mis papás tuvieron que meterme a la guardería cuando tenía más o menos dos años de edad. Me pasaban a dejar temprano, y en la tarde mi papá iba por mí, para después ir los dos juntos a recoger a mi mamá a su trabajo. 

De esa época recuerdo vagamente como eran las instalaciones de dicha guardería, la hora de la comida y mi convivencia con otros bebés. Me basta con cerrar los ojos para traer de vuelta detalles como la textura, los aromas y el ambiente que reinaba en aquel lugar, que por cierto, recuerdo como poco iluminado. 

En cambio la atmósfera se iluminaba, o al menos se volvía más alegre, cuando llegaba la hora de la salida, mi papá pasaba por mí y me sentaba en un silloncito para bebé que colocaba en el asiento de copiloto. En el trayecto íbamos cantando canciones de Juan Gabriel hasta que llegábamos por mi mamá a la escuela donde daba clases y los tres regresábamos a casa. 

* * * * *
Fue en uno de esos días rutinarios cuando decidí darle emoción a mi naciente vida y escapar de la guardería. Bueno, en realidad no fue así, más buen ocurrió un malentendido que pudo haber tenido graves consecuencias. 

Cuando llegaban por los niños y bebés de la guardería se anunciaba su nombre y una de las encargadas iba por él y lo llevaban hasta sus papás. Como ya se acercaba la hora de que pasaran por mí, estaba atento para cuando dijeran mi nombre. Según yo, escuché que alguien dijo “Gabriel” y como nadie venía por mí, pues me dirigí con mis propias piernas regordetas hasta la salida de la guardería. 

Aquí debo hacer una aclaración: La guardería se encontraba en el interior de un edificio que se ubica en la calle de Vainilla (eje 3 sur) casi a su cruce con Churubusco. Para más señales, enfrente se encuentra Ciudad Deportiva y actualmente el Foro Sol. 

Volvemos a esa tarde; Al llegar a la puerta de la guardería nadie se percató de mi presencia… y pues seguí m camino. Bajé un par de pisos por las escaleras y finalmente salí por la puerta del edificio. ¿Cómo fue posible que ni las maestras ni nadie más se diera cuenta de que un niño pequeño andaba solo por un edifico, y peor tantito, que logró llegar hasta la calle? Es algo para lo que aún no tengo respuesta. 

A los dos años caminaba en una banqueta junto a una avenida muy amplia en la que no dejaban de pasar autos, corriendo así el riesgo de ser robado, atropellado, o de plano seguir caminando, extraviarme y volverme un vagabundo por el resto de mi vida. 

* * * * *

Veinte minutos después mi papá llegó a la guardería, pero a diferencia de otras veces las encargadas iban y venían, entregaban a otros niños pero no a mí. 

Finalmente llegaron conmigo, al verme mi papá vio que me encontraba nervioso. Supo que había llorado porque mis ojos estaban rojos. Al pedir una explicación las encargadas estás le contaron que me había salido sin que nadie se diera cuenta, que un señor me vio en la calle y me llevó de regreso a la guardería. 

Según me han contado, al otro día mi mamá fue a la guardería para quejarse de lo ocurrido. Al parecer los reclamos funcionaron, ningún otro bebé volvió a escaparse jamás de esa guardería. 

* * * * * 

Han pasado muchos años desde entonces. Casi diario paso afuera de ese edificio pero ya no hay ninguna guardería. ¿Qué tan cerca estuve de que mi vida cambiara para siempre esa tarde? Jamás lo sabré, ni tampoco lo qué me llevó a seguir caminando hasta dar con la salida de ese edificio. 

Lo cierto es que aquella fue la primera anécdota interesante y digna de narrar que viví, por eso tenía que contarla, aunque fuera varias décadas después.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Sobre porqué no odié "Cantinflas, la película"‏



Inició este texto aclarando que no me considero ningún experto en cine, de hecho disto mucho de serlo. Tampoco me siento intelectual de izquierda, de esos que le ponen 'peros' absurdos a todo producto de entretenimiento. 

Esta no será la primera vez que en cuestiones de crítica cinematográfica le lleve la contra a la mayoría, lo mismo hice cuando escribí que "No se aceptan devoluciones", de Eugenio Derbez, me había parecido una película memorable mientras muchos la despedazaron diciendo que era una porquería. 

Ahora, la cinta sobre la que hablaré favorablemente también ha estado en el ojo del huracán pues muchos la han calificado como un producto mediocre. Me refiero a la cinta Cantinflas, que trata sobre un fragmento de la vida del cómico mexicano Mario Moreno: desde su llegada al mundo de las carpas hasta su intervención en la cinta hollywoodense La vuelta al mundo en 80 días

Tantos comentarios negativos había escuchado sobre está película que fui al cine con ciertas reservas y dudas, mismas que fueron disipándose conforme avanzaba la cinta. Al final salí emocionado, contento y re valorando la imagen de este gran cómico mexicano. 

No faltarán los chairos (porque he leído a varios) que salgan con la cantaleta de "Tin Tan era mejor que Cantinflas". ¡Eso qué! En honor a la verdad diré que NUNCA en la vida he visto ninguna película completa de Tin Tan y con lo poco que he visto de él fue suficiente para caerme gordo. Así que, para mí, Cantinflas es mil veces mejor por el simple hecho de que crecí viendo sus películas (todavía hoy puedo hacerlo sin problema alguno), porque a mí sí me causaban gracia sus chistes y porque creo que su estilo es único e irrepetible. De hecho tengo muy grabado en mi mente como el país entero se detuvo en día que falleció y como el pueblo se volcó en las calles para despedirlo. En mi vida he vuelto a ver algo así con algún mexicano. 

Por lo tanto, como seguidor de la figura de Cantinflas (y esto no lo escribo por moda, siempre lo he sostenido) esperaba que una película sobre su vida retratara el mundo de las carpas; el México de los años 30's, 40's y 50's; el glamour y apogeo del cine de oro mexicano; la tenacidad de un hombre para buscar ganarse la vida sin imaginar lo lejos que llegaría; el conocer un poco más cómo era Mario Moreno y la forma en la que interactuaba con el personaje que él mismo creó; en fin, una película que, más que otra cosa, provocara alegría. 

Todo eso lo obtuve de la película Cantinflas, la cual dista de ser perfecta pues tiene ciertos detallitos de los que ya hablaré, pero que cumple con su cometido: Entretener, conmovernos y acercarnos nuevamente a la figura mítica de Cantinflas. De hecho, me gustaría pensar que esta cinta lo acercará a las nuevas generaciones. 

La historia que abarca la película me parece la correcta. Intentar abarcar toda la vida de Cantinflas habría sido muy complejo. También me pareció inteligente abordar los acontecimientos en dos planos narrativos: El de Cantinflas en sus inicios, y el de los preparativos de la película La vuelta al mundo en 80 días. Al final, ambos tiempos confluyen perfectamente en un final esperanzador. 

Muchos dicen que la película no mostró "el lado obscuro de Cantinflas", y aquí mi pregunta es ¿por qué carajos siempre queremos conocer y ver la parte tétrica de todo mexicano que triunfa? Parece que nos incomoda el triunfo ajeno y que por lo tanto, debemos encontrarles siempre un 'pero'. TODOS tenemos algo que queremos ocultar o de lo cual no nos sentimos muy orgullos, pero "como no somos famosos, pues tenemos derecho a no ser 100% perfectos". Los mismos Beatles consumieron droga y tuvieron varios escándalos y a ellos nadie los juzga, al contrario. 

Por eso se me hace absurdo que en esta película quieran ver un Mario Moreno mujeriego, manipulador de las masas, sujeto a intereses de terceros y poco menos que la reencarnación del Diablo. En cambio, un acierto de esta cinta es mostrarlo sí caprichoso, sí obsesionado con el personaje que Cantinflas, sí infiel, más no por eso retratarlo como escoria. En contraparte también vemos su parte luminosa, la cual destaca más y nos conforta al confirmarnos que la figura de este cómico tiene mucho más elementos positivos que negativos. Como ejemplo de lo anterior diré que la parte en la que Mario comienza a enamorarse y a coquetear con Valentina Ivanova es entrañable. 

Sin embargo, la cinta se la lleva el actor catalán Oscar Jeanada, quien en un principio generó dudas y críticas por su nacionalidad española ya que muchos consideraban casi un pecado que no fuera un mexicano el que le diera vida a Cantinflas. De cualquier forma estas absurdas polémicas quedan de lado en cuanto vemos el trabajo impecable de Jeanada, quien logra meterse en la piel de Cantinflas y dotarlo de vida. La forma de hablar, los gestos, los movimientos, todo es una copia fidedigna del actor. Incluso los retractores de esta película han reconocido la gran actuación de Jeanada. 

Otro punto que me conmovió fue la representación del México de principios y mediados del siglo XX, en lo particular esa época me gusta mucho, así que verla reflejada en esta película hizo que el producto final me conquistara aún mas. 

Como dije al principio, esta película tiene ciertos detalles que impiden que sea redonda, uno de ellos es que el casting de personajes secundarios (como varias estrellas del Cine de Oro mexicano) no esté bien logrado. Creo que en el afán por meter en estos papeles a muchas estrellas de cine y televisión actuales se siente que varias interpretaciones están "metidas con calzador". Hubiera preferido a actores menos reconocidos pero que no contrastaran tanto, sobre todo al lado del gran trabajo actoral e interpretativo de Jeanada. 

Pero repito, la película no es mala ni aburre. Revisando encontré que las críticas negativas vienen de parte de los periodistas y personas que por reputación siempre tienden a despedazar productos como éste. Son los mismos que elogian las películas que muestran a un México violento y lleno de pobreza y vicios. Y saben, en nuestro cine también hay lugar para historias bonitas o con un mensaje más positivo. 

En cambio, mucha gente común (que al fin y al cabo es la que paga un boleto) ha salido satisfecha del cine. Felices pues, y eso, al fin y al cabo, es lo que representó siempre Cantinflas.