domingo, 31 de enero de 2010

Tour por GabrieLandia


Para que me comprendas tendrías que estar loca, tratar conmigo nunca ha sido, es, ni será fácil. Soy complejo, me contradigo cada tres segundos y ni yo me aguanto. Es más, muchas veces me gustaría alejarme de ‘mi mismo’ por unas horas y dejar de ser ‘yo’. Ser tú, ése o aquél quizá sea mejor. Al menos así entendería muchas cosas. Honestamente, hace mucho tiempo que me perdí en no sé qué lugar extraño y camino sin rumbo o propósito fijo.

Por eso no intentes entenderme.

A menos que pudieras entrar en mi mente. Volverte pequeñita (más) y entrar en mí por medio de letras, sonidos o sabores. Llegarás entonces a ‘GabrieLandia’, el lugar más incoherente del universo. En la entrada te recibirá Doña Burlesca, una señora gorda como ballena y mal humorada como tu suegra. Sólo te dejará entrar si le regalas un kilo de cacahuates. Una vez dentro, deberás tener cuidado con los mapaches desnudistas que piden limosna, con el pollo asesino musical y con las ratas que revientan cuando las tocas. Es probable que te de hambre, no te preocupes, puedes comer gallinas de gelatina.

Si quieres puedes volar. Si quieres puedes dejar de respirar (no es tan difícil, aunque a veces lo olvidamos). También puedes volar, pero no te lo recomiendo, no querrás chocar con algún tiburón con alas, de esos que son tan frecuentes en el otoño morado. En GabrieLandia puedes morir hasta 42 veces, por lo que es muy común que las personas, semi dioses, animales rabiosos y humanoides del lugar, actúen con total negligencia e imprudencia.

En GabrieLandia vive 'Tristisímo' el alebrije, el Zarazú (un duende bromista), el Dandy (un maniático asesino que usa mascara de gay), el muñeco de cataplasma y el Monito Feliz (presidente del lugar). Todas las tardes a las 5 (menos los martes) hay un desfile en mi honor, siempre va mucha gente que no se aburre de ver lo mismo. Yo visto de etiqueta (dice 'Lavar en seco. Made in Kuwuait’), con una capa de terciopelo negra aventándole uvas a la gente. Vuelo muy lejos y me estrello contra el sol... y por eso se hace de noche. A las 9 horas renazco, vuelvo a materializarme para tomar jugo de manzana por tres horas enteras. Después salto como conejo y muchos bebés me avientan pedazos de mantequilla. Otros días me convierto en un ombligo gigante lleno de pelusa.

Hay muchas cosas más en este reino de cabeza. Pero creo que no me creen (nadie) ni una pizca de lo que escribo. A lo mejor en alguna ocasión retome el tema.

No me jodan con que todo lo que escribí es pura estupidez ¡eso ya lo sé! Soy inmaduro e idiota. Soy un niño sólo que sin frescura. Quién sabe si me quedaré así, con la cabeza llena de criaturas que ni respeto me tienen. Así soy. ¿Algún día creceré? Creo que es malo no hacerlo. Creo que no me hará ningún bien.

Mira las tonterías que invento por miedo a ver la realidad. Si te parece un lugar divertido, te equivocas. En GabrieLandia no existe el amor, tú eres el amor. Sigues sin visitar mi mundo de incoherencias.

martes, 26 de enero de 2010

¡Sálvate Chava! no dejes de luchar

Antes pensaba que ser tan sensible no era tan malo, al contrario, consideraba que eso de traer los sentimientos a flor de piel era, hasta cierto punto, benéfico para un intento de escritor como yo. Conmoverse y maravillarse, sufrir y sentir felicidad por igual y a la más mínima provocación era una especie de prueba de que estoy vivo. Sin embargo, con el tiempo tanta sensibilidad se me ha vuelto incomoda. Llorar o preocuparme por cualquier cosa no va bien con un tipo de mi edad. Va volviéndose inevitable que cualquier acontecimiento fuera de lo común o con toque sentimentaloide toque mi corazón. No es fácil pero lo acepto: me he vuelto un llorón.

Tanto tiempo siendo un melancólico me ha vuelto un experto en emociones. Desde ayer ando sumido en una incómoda tristeza que me encantaría, se debiera a mi tendencia al dramatismo. Lo mejor sería que el nudo en la garganta que he contenido en las últimas horas tuviera su origen en mis dudas y no en la atrocidad que desde ayer inunda los medios de comunicación. No indagaré en los hechos ya por todos conocidos, de muy poco sirve cuando un hombre lucha por su vida. No es justo que un maldito desquiciado atente contra otro individuo sólo porque sí, tampoco el que la corrupción permita que delitos así sean posibles y menos aun, que ahora surjan voces (la mayoría, carentes de autoridad moral) anunciado medidas preventivas que por supuesto, se quedarán en intenciones.

Nada justifica que hoy Salvador Cabañas éste postrado en una cama de hospital. Jamás pensé decirlo, pero ojalá y a los culpables el destino les tenga destinado el peor de los sufrimientos. Estoy cansado de que por unos cuantos idiotas mi país no pueda levantar el vuelo. Estoy hasta la madre del miedo y de que se crea que todos los mexicanos somos así. Perdón a Cabañas, a su familia, a su país. Lamentablemente nuestro país está enfermo de impotencia y falta de decisión. Espero que toda esa escoria sea exterminada. Que dejen en paz a mi México, ese país forjado por gente buena y trabajadora.

No le voy al América pero en estos días poco importan los colores y casi nada el futbol. Sólo sé que estoy consternado y deseoso de que Chava salve su vida. Varias veces he sentido ganas de llorar y de que esto no fuera más que un sueño. Me han llamado exagerado y me han recalcado que de no ser Salvador Cabañas el baleado, no se estaría haciendo tanto escándalo. Lo lamentable es que pensemos así cuando hablamos de la vida de un ser humano. La fama no importaría si estos crímenes cesaran.

Las muestras de apoyo han sido múltiples: afuera del Hospital, en el Estadio Azteca, en Paraguay, en todo el mundo. Me uno a las oraciones con toda la fe y sinceridad de la que soy capaz. Chava, todos estamos contigo.

domingo, 24 de enero de 2010

La mujer polícia que casi echa a perder el paseo ciclista (por eso uno está gordo)


La cosa iba bonita y hasta tenía su toque emotivo. Junto con Ángel y Tanía iría a dar un paseo ciclista a Ciudad Universitaria. Lo planeamos por días. Ellos con sus bicis casi nuevas y yo, con la bici de carreras que era de mi papá y que tenía cerca de 12 años guardada. A pesar del tiempo que la bici tenía guardada, bastó con inflarle las llantas y reacomodarle su cadena para que estuviera como en sus mejores años. Aquel vehículo de mi papá volvería a rodar a pesar de que el ya no estuviera en esta tierra. Debo reconocer que al subirme en ella por primera vez, sentí que recobraba algo que había perdido. Yo reencontraba algo de mi papá, y la bici, un conductor que sabría valorarla.

No podrán negar que lo anterior hacía de esta mañana algo especial, y así fue. Me encontré con Tanía en el Metrobús de mi casa, y de ahí nos dirigimos a la estación en la que quedamos de encontrarnos con Ángel. Después de saludarnos y platicar un rato, los tres esperábamos el arribo del siguiente Metrobús cuando a lo lejos escuchamos como una mujer policía regañaba a un ciudadano por comerse una torta de tamal cuando se supone ‘no se pueden introducir alimentos’. El detalle no pasó de parecernos anecdótico. No pasó ni un minuto cuando la mujer policía se acercó a nosotros. A partir de ahí, lo emotivo del paseo se iría al traste.

La mujer policía primero nos replegó con todo y bicis, a una de las orillas de la estación pues ‘estorbábamos al resto de los ciudadanos’. Lo curioso es que por ser domingo en la mañana, casi ni había gente a la cual obstruirle el paso. Cuando pensamos que ya nos habíamos librado de la mujer policía, esta regresó para decirnos que no podíamos subir los tres al mismo Metrobús (a pesar de que los fines de semana, está permitido subir bicicletas al transporte público) pues íbamos a molestar al resto de los pasajeros. Ángel y yo, como buenos hombres mitoteros que somos, nos pusimos locos y le respondimos (con respeto) que en ningún lugar decía que el número de bicicletas a bordo de los camiones estaba limitado a determinada cantidad. La mujer policía nos dijo que si subíamos los tres al mismo Metrobús, lo detendría y llamaría a las autoridades correspondientes. Reconozco que la idea de ir preso por querer hacer ejercicio me parecía idiota, pero a la vez divertida.

Mientras, Tanía sólo reía con nuestras respuestas a los argumentos que nos daba la mujer policía. Le dije que en ninguna otra estación eran tan remilgosos (le recordé lo del muchacho que comía su torta de tamal) como en la suya, y que muchas veces había visto a pasajeros subir sus bicicletas sin objeción alguna. Desesperada aceptó que subiéramos un máximo de dos bicis. Lo anterior lo dijo como si nos hiciera un grandísimo favor. Nosotros seguíamos en lo mismo, que nos subiríamos los tres sin importarnos si pasábamos el resto del domingo en la delegación y hasta le planteamos lo siguiente ‘¿qué pasa si subimos dos de nosotros y dentro del bus ya vienen otras dos bicis?, ¿bajaría a los dos pasajeros-ciclistas que ya venían para que de nuevo queden sólo dos a bordo?’. La mujer policía no supo ni que contestar, pero sólo nos contestó que se haría lo que ella quería y que de insistir, levantaría un reporte para que se suspendiera el acceso de bicicletas al Metrobús. ¡Ahora resultaba que la mujer policía estaba por encima del infumable Marcelo Ebrard.

Total que la discusión y las contestadas continúo un buen rato. En eso llega un Metrobús y por nuestras pistolas, los tres decidimos subirnos con todo y bicicletas. La mujer policía se dio cuenta e inmediatamente detuvo el camión. Subió y cuando se disponía a bajarnos a la fuerza, varios de los pasajeros abogaron por nosotros. Tenían razón, no le hacíamos ningún daño a nadie llevando tres bicicletas a bordo en un bus semi vacio y lleno de espacio. Fue tal la presión ciudadana que la mujer policía terminó doblando las manos y aceptando que continuáramos nuestro camino a bordo. Nuestros planes siguieron y el paseo ciclista fue un éxito (aunque ahora tengo mis pompas y mis piernas entumidas). Tomamos litros de Gatorade, conocimos a un viejito ciclista y recorrimos casi todo CU bajo el rayo del sol. Ah, y la bici de mi papá y yo nos entendimos de las mil maravillas.

La conclusión después de este encuentro con la arbitrariedad policial es que por eso la gente está gorda, porque cuando uno quiere hacer ejercicio siempre le cortan la iniciativa. Es más cómodo ir por un consomé de barbacoa o una pancita que moverse. Por si se lo preguntaban, y por si quieren irle a pedir un autógrafo o a tomarse una foto con ella, la mujer policía enojona se encuentra en la estación Américas, de la línea 2 del Metrobus de la Ciudad de México.

miércoles, 20 de enero de 2010

Un clásico de nuestros tiempos: La Muerte de Superman



Íconos de una generación: cine, literatura, movimientos sociales, géneros musicales, programas de televisión, tecnología, arquitectura, moda… y comics.

A menudo se dice que las nuevas generaciones carecen de identidad, que ya todo está dicho, y que quienes vivimos nuestra juventud de los noventa a la fecha, contamos con muy pocos símbolos que nos identifican como contemporáneos. Probablemente esta sensación se deba a que pocas cosas han logrado impregnarse verdaderamente en el imaginario colectivo. Pareciera que todo se traduce en fugacidad, que lo breve permanece unos meses y después se pierde en la nada. Poquísimas cosas llegaron y nos dejaron una profunda huella en nuestra vida: la evolución del internet, el cine de Tarantino, la muerte de Juan Pablo II, Los Simpsons, el atentado terrorista contra las Torres Gemelas, etc. En esta categoría de clásico hubo un momento cumbre en la historia de los comics y que hizo que no sólo fanáticos, sino la sociedad en general volteara la mirada al universo fantástico de los superhéroes: la muerte de Superman.

Corría el año de 1993. A mis 10 años no me consideraba fan de los comics pero (más por la televisión que por las historietas) sí tenía una vaga idea de la historia de los héroes tradicionales como Batman, Superman, el Hombre Araña. Estos personajes se me dibujaban más como inmaculados, invencibles, incapaces de sufrir daño alguno. Por eso caí impactado la noche en la que un comercial me dejó sin aliento: la pantalla a obscuros, de fondo la música es una marcha fúnebre y en letras blancas se da la noticia de que Superman, el héroe más famoso del mundo ha muerto y después el famosísimo escudo sangrando. Quedé anonadado. De inmediato quise saber más al respecto, una noticia así era inconcebible. Una hora después, en el noticiero de canal 2 se dio la noticia y entonces comprobé que no había duda: el hombre de Acero había dejado de existir. Tenía que haber un error en esa impresionante campaña publicitaria que por lo menos, a todos les metía la curiosidad de leer el ahora celebre comic.

Días después me topé con la edición especial en español que Editorial Vid lanzó en México. Los 15 pesos que costaban los obtuve después de rogarle a un tío, a mi mamá y a mi abuela que me la compraran. Al tenerla en mis manos la sola portada me estremeció:



Devoré la historia en un día. Conforme pasaba las hojas me fui envolviendo en una aventura que poco tenía que ver con lo que conocía de antes. En ella, un monstruo salía de la nada, dejando muerte y destrucción a su paso. Cuanto ser vivo y poblado se cruzaba en su camino quedaba devastado. A esta extraña criatura se le dio el nombre de Doomsday. Cuando ni siquiera la Liga de la Justicia pudo detenerlo Superman acudió a su encuentro, comenzando así una épica lucha a lo largo de varios estados de la Unión Americana. Golpes intensos, un Superman herido y maltrecho como nunca se había visto, un rival imponente, Metropolis en ruinas, la angustia de ver que como quién se suponía indestructible daba todo por proteger al planeta. Recuerdo la sensación de leer las últimas páginas de esta historia y querer meterme dentro de la trama. Al llegar al final estaba en shock. Después de haber detenido a Doomsday en un estremecedor y definitivo golpe, y agonizar en los brazos de Lois Lane, Superman estaba muerto. Los dibujos finales eran dramáticos y catapultaron mi ánimo hasta la depresión e impotencia.

Dicen que Superman es uno de los héroes más planos y carentes de evolución. Sin embargo fue imposible que cuanto lector llegaba a la narración de su muerte sintiera cierto pesar y nostalgia. Superman encarnaba la lealtad y ganas de hacer las cosas bien y de manera justa. Su muerte de una u otra forma nos terminaba pegando el ánimo. Si se trató de un truco por activar las ventas o si la historia no era del todo buena, es lo de menos, lo que permanece en nuestra mente es el ver la caída de un mito y presenciar lo que jamás imaginamos.

Meses después aparecieron otras historias que fueron captando más la atención de aquellos que nos preguntábamos si todo había terminado. Ávidamente compré y leí ‘El Mundo sin Superman’ y posteriormente ‘¿El regreso de Superman?’. No era el único intrigado con la aparición de cuatro nuevos supermanes en la saga ‘El Reino de los Supermanes’, los cuatro decían ser el verdadero Hombre de Acero y haber vuelto de la muerte. Muchos de mis amigos de la primaria estaban atrapados con esta serie de comics que seguían innovando. Por supuesto no se me olvida que me creía Superboy y que como él usaba todo el día una chamarra de cuero. El verdadero Superman apareció y puso las cosas en orden. La explicación a su regreso me pareció coherente y bien pensada. No fue ninguna tomada de pelo, Superman realmente había muerto y por varias circunstancias irrepetibles volvió a la vida.


Un par de años después Superman tendría su revancha contra Doomsday en la edición especial ‘Superman/Doomsday Cazador/Presa’. En el último round conocimos el origen de Doomsday y su condición indestructible. Superman, con más inteligencia que fuerza se deshace de Doomsday (a nadie le consta, hasta ahora, que haya muerto) y pone punto final a esta serie de historias que nunca pasará al olvido.

Hace unos días mi amigo Julio consiguió la versión animada de ‘La Muerte de Superman’. La vi y me decepcioné, NO tenía nada que ver con el argumento original. Le hablé de la historia de los comics y quedó maravillado. Se los presté y los leyó en tiempo récord. Ese capítulo inolvidable sigue cobrando fanáticos y se confirma, cada día más, como un clásico de nuestros tiempos. Les di un vistazo, de nuevo me tiemblan las manos.

sábado, 16 de enero de 2010

Me duele Haití


Como una tristeza inevitable y desprovista de consuelo. Así se siente mirar las noticias y ver las imágenes que desde hace 4 días nublan nuestras esperanzas. Un temblor de más de 7 grados sacudió Haití la tarde del martes l2 de enero, desde entonces nada es igual; ni para mi, ni para quienes diario abrimos el periódico y nos horrorizamos con la situación en Puerto Príncipe, mucho menos para los miles de haitianos que hoy sufren la crueldad de un destino que a veces juega a ser injusto. Cuesta entender el por qué esta tragedia tuvo que darse en el país más pobre del continente americano, ahí, dónde sus pobladores llevan acumuladas décadas de sufrimiento, es precisamente dónde hoy están puestos los ojos del mundo. El apocalipsis tiene una sucursal en el Caribe.

Me duele Haití por su gente, por su historia intranquila, por el olvido internacional sufrido por años. Me duele Haití por que su tragedia fue, y Dios no lo quiera, puede ser la misma que la de otras naciones. Me duele Haití por el oportunismo que genera su tragedia y por el morbo que las fotos de sus muertos genera. Me duele Haití porque no puedo estar ahí, sumando esfuerzos para levantar escombros y salvar vidas. Haití me duele porque en sus ruinas se refleja la vulnerabilidad del hombre.

Haití me duele, pero también me da esperanza. Ver los esfuerzos de la comunidad internacional por ayudar al país caribeño es encomiable. En México es conmovedor ver como la sociedad se ha volcado a cooperar de distintas forma con la causa haitiana. De alguna manera conocemos su dolor y ayudarlos es una forma de mantenernos alerta. Al ver el noticiero nocturno podemos sorprendernos, indignarnos o entristecernos. Lo que no podemos permitirnos es la pasividad o pensar en que nuestra ayuda será desaprovechada. Debemos actuar ya. Cómo sea. Falta mucho y se tienen que redoblar esfuerzos. Hace un año varias naciones le dieron la espalda a México con el problema de la influenza, demostremos que somos diferentes y que somos solidarios como ninguna otra nación en la tierra.

Cerca de 100,000 muertos, medio millón de damnificados, carencias alimenticias y de servicios. El paquete es grande y el mundo se moviliza por un objetivo. Tragedias así sirven para ubicarnos a todos. Me dueles Haití, intentaremos curarte dentro de nuestras posibilidades, quizá el dolor disminuya un poco. Hoy mis oraciones y mi ayuda van por ti.

miércoles, 13 de enero de 2010

Mi blog, cuatro años después

“Y llegó el 2006. Y no es porque quiera presumir de haber madurado de repente, o que mi vida se haya solucionado mágicamente (al contrario, sigo en el hoyo), es sólo que creo que después de una honda tristeza y soledad, el futuro sólo puede ofrecerte una profunda tranquilidad y unas irrefrenables ganas de portarse mal, divertirse y comerse al mundo. En otras palabras, como un día me dijo Xavier Velasco (escritor, autor de Diablo Guardián) ‘vas para arriba, cuando notas que debajo ya no hay nada’. Había que cambiar, y este espacio no es la excepción.

Con este mensaje, inauguro formalmente este espacio. Igual y ni lo lee nadie (este sería el peor de los casos) y nada más estoy perdiendo el tiempo. De ser así, me consuelo con la idea de tener un ‘diario electrónico’ que además de todo, es un ejercicio buenísimo de escritura. Si tú, amigo, conocido, familiar o ente desafortunado que cayó en este sitio por error, te animas a leerme en alguna ocasión, te lo agradezco. Tratare de tenerlo actualizado y de explotar mucho más mis dudas e incertidumbres, que a final de cuentas son las que hacen la vida interesante”.

Con estas palabras, hace cuatro años, inició todo. Con esas palabras llenas de incertidumbre comenzaba una aventura que superó mis expectativas, volviéndose a la postre parte de mi vida cotidiana. Releo esos párrafos y no me encuentro del todo diferente, al contrario, podría aplicar las mismas ideas a mi presente y todo encajaría a perfección. Después de otro período de invernación emocional, de nuevo tengo ganas de comerme al mundo. Tengo más motivos para estar en paz que en medio del mar de la incertidumbre. No, mi vida no es perfecta, pero poco a poco he comprendido que la vida es mejor tomarla como viene. A fin de cuentas, todo es un ciclo.

A lo largo del tiempo he tenido muchas credenciales, en la mayoría de ellas sigo teniendo cabida. Dicen que todos nos reinventamos varias veces en la vida. Ignoro cuántas veces he nacido y renacido, pero sin duda, mi blog ha estado presente las últimas veces. En cuatro años pasan muchas y a la vez casi nada parece cambiar. En cuatro años he visto pasar un año bisiesto, unos juegos olímpicos, un mundial de futbol, unas elecciones presidenciales, un conclave papal, y cientos de acontecimientos que marcaron el mundo. Todo ello documentado en éste blog que por cierto, también habla de mi. Aquí he hablado de mis sueños y temores; he recomendado libros, comentado discos y criticado películas; le he hecho al poeta escribiendo algunos versos de dudosa calidad; he documentado algunos viajes y publicado algunos cuentos; no pocas veces he ventilado mi vida amorosa y en general, he jugado al escritor sin serlo del todo. Si hoy tuviera que portar una credencial, esta sería la de bloguero.

Hoy, 13 de enero de 2010, es justo darle gracias al blog por hacer que cada que con cada post me sienta vivo. En algún momento ‘El Incomprensible Mundo de Gabriel Revelo’ se apoderó de mi mente y no me ha dejado en paz. Desde entonces pensar en alimentarlo de manera regular y con entradas de calidad se me volvió una obsesión, un asunto de vida o muerte que no puedo posponer por casi nada del mundo. Gracias a la Marmotita bebe y a sus parientes muertos por el limonero; gracias también a mis amigos, conocidos, familiares y entes desafortunados que cayeron en éste sitio por error…. Sin ustedes, ni mi blog ni yo estaríamos completos y seríamos infelices, o peor tantito, ni siquiera existiríamos.

Aunque a veces me desespere, las ganas de seguir enfrentándome con la hoja en blanco siguen mandando señales desde mi corazón hasta mis manos. ¿Qué importa que haga frío, si tengo combustible para llegar todavía bien lejos? Cierro un ciclo y abro otro con la esperanza de que sea aun mejor.

Sin duda alguna, y a pesar de todo, han sido 4 años increíbles… y nos seguimos leyendo.


El autor de esta locura,

Gabriel Revelo =)

domingo, 10 de enero de 2010

Crónica de un milagro (o algo parecido) en Miramontes


Cerca de las 5 de la tarde del jueves 7 de enero, mi hermana Lucia Revelo salió a partir una rosca de Reyes con algunos de sus amigos de la universidad. Se llevó nuestro Chevy Monza 2007. Cinco horas después, ese mismo auto se impactaría contra un muro de contención y saldría volando.

Pasa que a veces la rutina se rompe de forma abrupta. Unos segundos bastan para ponernos contra las cuerdas y cambiarnos la existencia de forma abrupta. Se va por la vida pensando que cierto tipo de historias a uno no le pasarán. La mayoría de los mortales no repara en detalles así hasta que por ejemplo, se recibe una llamada telefónica mientras se prepara la cena.

Fue mi mamá quien después de colgar me dijo que mi hermana ‘acababa de voltearse bien feo’. Dejé las quesadillas en el comal, subí corriendo a quitarme la piyama y ponerme lo primero que encontré y salimos a toda velocidad en el otro auto. Veinte minutos más nos bastaron para llegar a la Calzada Miramontes (unos 500 metros antes de Churubusco) lugar del accidente. El escenario francamente era tétrico: patrullas, el Monza Azul desecho y lleno de humo, la lluvia fría cayendo y el concreto lleno de pedazos y piezas del vehículo. Es aquí cuando el cerebro comienza a maquinar historias y a presentarnos el peor de los escenarios. Por fortuna, en medio del caos ahí estaba ella en completa calma; con su estatura de menos de 1.50 y su complexión delgada, cuesta trabajo creer que se hiciera cargo de la situación y más aun, que se encontrara intacta.

La sensación de paz y tranquilidad al verla fue indescriptible. El auto destrozado o los daños materiales no importaban. Ver a mi hermana sana y salva era lo único que importaba en el universo. Después vino la brutalidad de ver la intensidad del incidente y comprobarla con la narración de mi hermana. Dice que después de partir la Rosca de Reyes se retiró a casa. Que iba a una velocidad considerable sobre Miramontes escuchando una canción de Panda, la intensa lluvia y la oscuridad le impidieron ver una barda de concreto que divide el camino para quienes quieren integrarse a Churubusco con dirección al poniente, y para los que quieren tomar la lateral (también de Churubusco) que los lleva al oriente. Impactó de frente con el muro y subió a él como rampa, debido a la velocidad e impulso el auto salió despedido, dio un par de piruetas en el aire y cayó de lado, sin por eso detenerse. Lucia relata que en esos instantes pensó que iba a morir. Nunca perdió el conocimiento. Metros más adelante el auto quedó en posición horizontal, llenó de humo. Otros conductores y varios peatones se acercaron al auto y lo voltearon. Ella salió por su propio pie. Inmediatamente marcó a casa y después al seguro. Entre varios hombres enderezaron el auto y lo cargaron a una de las orillas de la avenida para que los demás vehículos pudieran pasar. Decenas de veces mi hermana respondió a los presentes que estaba bien.

Después de oír su narración y ver parte del muro de cemento roto no encuentro ninguna explicación coherente de porque ella está bien. Accidentes menores han cobrado la vida de muchas personas y ver la fuerza de éste me desconcierta. La única explicación la recibo después, cuando mi hermana refiere que lo primero que vio frente a ella fue un rosario con la palabra ‘Jerusalem’ en la cruz. Ese mismo rosario que en abril pasado nos regaló el obispo de Catemaco y que trajo desde tierra santo y fue bendecido por el Papa y después por él al obsequiármelo. Ese mismo rosario que guarde meses en un cajón y que un día antes del accidente traje todo el día amarrado en la muñeca para después guardarlo en la guantera del auto.

Da clic aquí para ver el lugar del accidente.

Desconozco las leyes por las que se rige el cielo y a ciencia cierta, creo que en Dios pero acepto que no lo conozco bien. Para mí el destino es un misterio y detalles como la vida y la muerte escapan a mi entendimiento. Pero nadie podrá quitarme de la cabeza que el que mi hermana hoy esté viva y en perfectas condiciones es un milagro. Quizá mi papá que nunca nos ha abandonado a pesar de haber muerto hace casi 7 años, quizá mi tío que era el antiguo obispo de Catamaco, quizá Dios o quizá todos. De cualquier forma, esa fría y lluviosa noche de invierno no podía hacer otra cosa que agradecer el que mi hermana volviera a nacer.

Lo demás fue lo de menos. Llegó la policía y nuestro seguro. Los patrulleros querían llevarnos a la delegación por daños a la nación pero al ver que no les ofrecimos dinero se fueron. Una hora después llegó la grúa que se llevó nuestro auto. A mi hermana la llevamos a un chequeo y salvo unas raspaduras en las rodillas y una ligera contusión en el cuello, se encuentra en perfectas condiciones. Con medicinas y usar un collarín durante tres semanas quedará como nueva. El auto está en la agencia y tardaran más de un mes en entregárnoslo (si es que no es pérdida total). Pero eso ya poco importa.

Tres días después sigo convencido… los milagros existen. Gracias todos los que han estado al pendiente…

miércoles, 6 de enero de 2010

Anarquia y 2010: un pretexto mal entendido


La necedad no conoce límites y es capaz de cualquier cosa para validar ‘su verdad’… incluso moldear cualquier concepto para encajar de acuerdo a su cambiante necesidad. Precisamente, una de las palabras más vulnerables a éste fenómeno es ‘Anarquía’.

Hace tres días el periódico Récord publicó una nota en la que daba a conocer un blog en el que diversos grupos subversivos publican comunicados, en los que se adjudican la responsabilidad de las diversas explosiones en bancos y supermercados de la cadena Oxxo. Éste portal, además, sube noticias sobre grupos anarquistas y sus acciones de resistencia alrededor del mundo. En cuanto tuve un tiempecito entré. Sentí ganas de vomitar.

El blog lleva por título "La Conspiración
del Fuego". Después de leer algo del contenido me quedó un hueco en el estomago. No entiendo cómo puede haber grupos que consideren a la violencia, como ruta para lograr un ‘futuro promisorio’. Ahora resulta que con poner bombas en autos, supermercados, calles y bancos, pondrán a temblar al sistema y lograrán así, establecer su añorada anarquía. Pues les tengo noticias: lo único que esas acciones hacen, es poner en peligro al pueblo, a ese que se supone defienden, y por el cual están armando todo éste relajito.

Quizá uno de esos autores lea mi post. De ser así quisiera decirles que soy un ciudadano común y corriente. Poseo un trabajo mal pagado y podría decirse que vivo al día. Nunca he robado ni le he hecho mal a alguien. Al igual que ustedes deseo un México más justo y con mejores oportunidades, con un campo prospero y dignificado. Respeto sus puntos de vista, pero no comparto sus formas. El que uno de estos actos alcance a gente inocente me aterra.

En algún punto de su blog dicen que lo que buscan es “una nueva edificación social que exige desde el comienzo, métodos nuevos, ideas claras y orientación precisa de acción creadora. Es imprescindible que la sociedad se organice, pero debe hacerlo libremente, desde la base. El principio organizador debe surgir no de un centro creado de antemano para imponerlo, sino de todos los puntos, para coordinarse en centros naturales, destinados a relacionarse entre si”. Puede ser, pero iniciar esa base por medio de la violencia sólo hará que el odio esté presente desde los cimientos. El resultado sería igual o peor que la situación actual.

En su portal está el siguiente párrafo:

“Todas las empresas del capital son nuestro objetivo: bancos, casas de bolsa, casas de cambio, aseguradoras, tiendas departamentales, OXXO, Super 7, Seven Eleven, Supermercados. Todas las instalaciones gubernamentales son nuestro objetivo: patrullas, placas, madrinas, zardos, marinos, etc. Todas las sedes de todos los partidos políticos y sindicatos. Todas las iglesias de cualquier denominación. Toda Autoridad y sus representantes son nuestr*s enemigos. ¡Fuego insurreccional y antiautoritario contra toda autoridad!”

Parte de ese pueblo que dicen defender, compra o trabaja en esos lugares (por necesidad, no por convicción) o son creyentes de alguna religión… ¿también son enemigos? Este modo de pensar, nada tiene que ver con la anarquía y si con una dictadura. Cada 100 años nuestro país ha tenido cambios históricos. El que el 2010 sea tomado como un año profético, lo hace el pretexto ideal para que cualquier ideología se disfrace de justa. Lo peor que podría pasar a un país en crisis económica y social sería una revuelta armada, que no haría más que fracturarnos y debilitarnos más… sobre todo al pueblo, del que repito, soy parte.

Quiero un México mejor, y verlo lleno de sangre nos aleja de él.

domingo, 3 de enero de 2010

¿El Secreto?


No importa que sea inicio de año y todo mundo esté lleno de propósitos. Creo que de plano, la onda motivacional no se me da. Sucede que en los regalos-navideños-familiares, un tío me regaló un DVD (pirata) titulado “El Secreto de la Ley de la Atracción”. He intentado verla un par de veces (la segunda vez, esta tarde) y nomás no he podido.

Según sé, mi tío fue a comprar un bonche de películas piratas y a cada uno de sus sobrinos nos fue dando la que más iba con nosotros. Había DVD’s de Superman, de películas de cartelera y hasta de series de televisión. ¿Qué cara me habrá visto para darme una película motivacional?, lo ignoro, lo cierto es que hasta la fecha me pregunta si ya la vi, y me dice que está bien buena y me dará grandes enseñanzas para aplicar en mi vida personal y profesional. Cómo decirle que la neta del planeta es que no me gusta la autoayuda. No sólo me da flojera, tampoco creo en ella.

Varías veces he oído hablar de ‘El Secreto’, famoso libro que ha saltado a la pantalla grande. En él, supuestamente Rhonda Byrne nos comparte la fórmula para atraer hacía nosotros todo lo que queramos por medio del poder de nuestra mente. Supuestamente uno decreta y visualiza lo que quiere, haciendo que la fuerza del universo acomode todo a nuestro favor. Este dichoso ‘secreto’ ha sido conocido y empleado desde tiempos inmemorables por algunos conocedores, hasta que Byrne decidió documentarlo y hacerlo de dominio público. Obviamente no es tan fácil, y para lograr aprender a manejarlo se deben aprender y practicar los preceptos presentados en el libro.

No sé si realmente creer tal cosa. Estoy de acuerdo en que existen energías y que estás de alguna u otra manera afectan nuestra vida, pero de ahí a creer que uno puede manejar el universo con sólo ‘decretarlo’ hay un mar de distancia. Aun así le di una oportunidad al dichoso DVD y me di la aburrida de la vida. En él, una señora güera y gorda (debería decretar adelgazar) dicta una conferencia a unos empleados gringos, que en su mayoría, lucían motivados. Pensé que se pondría bueno, pero conforme el video pasaba sólo veía bla, bla, bla, bla… y que ‘podemos lograr lo que queremos’… y más bla, bla, bla, bla… y que ‘sentirse bien al pensar en tenerlo, antes de tenerlo’… y que bla, bla, bla, bla… y que me empieza a ganar el sueño… y minutos después abro los ojos y seguía el bla, bla, bla, bla… y que ‘hay que enfocarnos para atraer lo que deseamos’… y bla, bla, bla, bla…y ya… suficiente, mejor la quité. Pura palabrería que, perdón, sólo sirve para vender, aprovechándose de que en la actualidad muchas personas sienten un vacío en su existencia.

Paulo Cohelo, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Mariano Osorio y ahora ‘El Secreto’. Todos ñoñisimos y mojigatos. Honestamente agradezco sus ganas de que este mundo sea mejor, pero hay amargados como yo que por más en el hoyo que estemos, no nos gusta que nos digan cómo actuar. No sólo de buenos deseos podemos generar un cambio en nuestras vidas. Si así fuera yo tendría publicadas tres novelas, México habría ganado el pasado mundial y habría menos pobres en el mundo. ¿Dónde quedaría el trabajo, la suerte, la inspiración?

Inicia éste año y en mi primer post quiero dejar muy en claro que al menos a mí, me gusta esa posibilidad de que la vida me sorprenda de algún modo. La novela de mi vida se pondrá más interesante si me dedico sólo a ser personaje y me olvido de ser el autor todo poderoso que mueve los capítulos a su antojo. Dejemos la autoayuda para los talleres mecánicos y que a mi vengan esas historias y vivencias que alimentarán éste blog. Empieza el chou, bienvenidos pues, al 2010.