jueves, 30 de diciembre de 2010

Anuario 2010 (dizque)


Anuario por aquí, anuario por allá. En las secciones de espectáculos, deportivas y de política en radio, televisión y periódicos. Lo de estos días es hacer un recuento de lo más importante que sucedió a lo largo de éste 2010. Yo no me quedaré atrás, y aunque sé que ustedes ya están hasta el gorro de estas cosas, me vale, es mi blog y yo hago lo que quiera. Jajaja-jejeje-jijiji- jojojo-jujuju.

El 2010 fue un año movidito, que ni duda. Gente importante murió. Gente no importante también. Podría perder mi tiempo, y de paso hacérselo perder a ustedes, rememorando los grandes acontecimientos que a nivel nacional, y mundial, marcaron el final de la primera década del siglo XXI. Pero mejor les cuento lo que el ahora año viejo me trajo.

Mi año empezó tempranamente. No habían pasado ni 5 días de inaugurado el 2010 y mi hermana se volteó en un coche, el cual quedó destrozado pero a ella, milagrosamente no le pasó nada. Después de algo así, lo demás sería ganancia, y cómo no, si hubo varios encuentros que siempre consideré poco menos que imposible. El 2010 quedará marcado en mi vida como el año en el que vi en concierto a Sir Paul McCartney en el Foro Sol y además, pude estar más cerca que nunca de las reliquias insignes de Don Bosco, santo italiano que desde mi juventud acompaña mis pasos. Viví muchas aventuras, pero la envidia me corroe al aceptar que la mejor de todas la vivieron mis primos, cuando conocieron a un presunto narco en un barcillo de Catemaco.

La maldita violencia sangró cada uno de estos meses. Sigo esperando que todos esos mequetrefes y malditos animales mal nacidos tarde o temprano paguen por todas las atrocidades que cometen en nombre de nada. Aun así, celebramos el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. Celebré a México, mi México, y a su gente, sus paisajes, su grandeza histórica. Deseo fervientemente que el 2011 sea mejor, nuestra patria se lo merece.

En el área deportiva, por primera vez asistí a una función de Lucha Libre. Hubo además un Campeonato Mundial de futbol en Sudáfrica, y a la distancia sufrí y goce con las peripecias de la Selección Mexicana en tierras africanas. Futbolísticamente también resentí que Federico Vilar, jugador emblemático del equipo de mis amores, se marchara del Atlante después de años de defender sus colores.

Regresé a Tepoztlán y vencí a un fantasma del pasado que no me dejaba en paz. En Guadalajara conocí el imponente Hospicio Cabañas y cumplí mi sueño de ir a la Feria Internacional del Libro de esa ciudad, evento en el que tuve la oportunidad de saludar y tener una peculiar conversación con Xavier Velasco. Fue de los años en los que menos he escrito en mi blog, pero también hubo cosas importantes como el lanzamiento de 'Quiero ser escritor', una especie de ‘reality chou de superación personal’ para conseguir trabajo en la industria editorial. Me animé a postear mi novela corta 'Con Miedo al Tiempo (historia de una obsesión en primera, segunda y tercera persona', y aunque ni un pan le echaron, para mí fue importante darla a conocer.

Con esta entrada doy por concluido el año en El Incomprensible Mundo de Gabriel Revelo. Ignoro como pintará el próximo año, pero si me preguntan, lo deseo divertido, lleno de viajes, aventuras y salud. Intentaré seguir postergando la operación de muelas que me busqué a causa de morder mal una palomita de maíz. De ahí en fuera, todo es una interrogante, misma que a lo largo de los 12 meses que vienen se irá resolviendo y narrando aquí, en las líneas de los textos de éste blog, desde el cual nos leeremos ya hasta el 2011. Qué tengan un gran año nuevo y que vengan puras cosas buenas para ustedes.

sábado, 25 de diciembre de 2010

The Fucking Family, capítulo 6. La letanía mal cantada por el Fernando y el Rolando


Tras meses de ausencia, y por ser día de navidad, llega un capítulo más de ‘The Fucking Family’, mi propio reality show cuyo objetivo es mostrarle al mundo pasajes cotidianos de mi pintoresca familia. Muchos lo llamarán una burla de mal gusto, y saben, tienen razón.

En esta ocasión, el video está recién salidito del horno. Sucedió la noche de anoche, durante la cena de Noche Buena. Resultase ser que mi abuela, en aras de hacer que amemos la navidad, a muchos de los presentes nos obligó a cantar la tradicional pedida de posada. Lo malo fue que todos los que salieron a cantar al patio, fueron los que se sabían la letanía y estaban emocionados con el suceso, y los que estábamos dentro, ni estábamos ilusionados y no quisimos participar. Sólo mi padrino Fernando, que esa noche se sentía el corazón de la fiesta (y que es una mezcla de Don Ramón con Clavillazo con Tin Tan) y mi tío Rolando alias ‘El Rabanito’ que (auxiliado por mi prima Jesica) vino desde el Puerto de Veracruz a demostrar su conocimiento en canticos navideños.

Como están a punto de ver, ni Fernando ni Rolando dieron una al decir sus diálogos. Fernando incluso mandó a mi hermana al infierno, se sacó un moco y después me dijo que por grabarlo iba a salir en todas las partes del mundo (digo, mi blog es bueno, pero no tengo esos niveles de audiencia, aún).

Después de esta explicación, disfrutemos de éste bonito momento:



Y ya, así son mis navidades. Por eso me gustan.

Otros capítulos de la serie de Reality Show ‘The Fucking Family’, cuyo objetivo es mostrarle al mundo pasajes cotidianos de mi familia, son:

Capítulo 0. Ven a cantar, que ya llegó la Navidad
Capítulo 1. La abuela Mamá Eva bailando a media calle
Capítulo 2. El llanto del 'Mimi' en su programa del kínder
Capítulo 3. El romance de la Minerva y el Guasón corriente
Capítulo 4. Pablo entrevista a John David para su tarea de inglés
Capítulo 5. Los abuelos que no podían entrar a su casa, culpan injustamente a Cata, la criada

viernes, 24 de diciembre de 2010

Palabras para ti, en la mejor noche del año


‘A mi desde que era niña me enseñaron a amar la navidad. Yo quiero que cuando me muera ustedes recuerden con cariño estás fechas y se acuerden de su abuela’… la frasesita anterior la he escuchado unas 200 veces en mi vida, cada una de ellas, acompañadas por esa voz dramática-sufrida que sólo las abuelas son capaces de usar. Total, que estamos a unas horas de que esa noche llegue. Cuando era niño gordo no podía dormir desde días antes. Actualmente no me vuelvo loco por esta fecha, pero si la disfruto mucho. Tengo una gran familia y en cierta forma, estas fiestas son el pretexto ideal para festejarnos. Realmente ahí radica el encanto de nuestra navidad.

No sé cuánto tiempo nos duren mis abuelos. En cierta forma sé que cuando ellos se vayan las cosas no volverán a hacer las mismas. Esta noche, mientras brinde con una copa llena de sidra Santa Claus pediré porque esta no sea mi última Noche Buena, tal y como la conozco. Además brindaré por todos ustedes, quienes han tenido el infortunio de leer mis letras y siguen volviendo. Los considero mis amigos y por lo tanto, personas importantes en mi vida. Qué estas fiestas les resulten maravillosas, que rían, coman rico, abracen y quieran mucho. Sólo soy un simple bloguero al que le da por creerse escritor, pero que desea un mundo mejor, un futuro mejor para nuestro México. No se puede cambiar el mundo en un día, pero sí podemos poner nuestro granito de arena porque nuestro alrededor quede intacto a esa realidad lacerante.

Total, toda la palabrería anterior es para desearles una Feliz Navidad. Que Dios los bendiga no sólo esta noche, sino siempre.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Red Social


‘Una película ¿sobre Facebook?’ Eso fue lo que pensé la primera vez que en el cine vi los cortos de la ‘Red Social’ y al igual que todos los espectadores en la sala nos preguntamos lo mismo. ¿De qué carajos podría tratar una cinta sobre una herramienta que todos usamos a nuestra manera? Además, tenía mis dudas acerca de la aceptación que ésta tendría por parte de aquellos que no son usuarios o tan fanáticos de Facebook. Ayer finalmente la vi, y saben, me gusto, mucho más de lo que esperaba.
Poco a poco fui descubriendo más información sobre ‘Red Social’. En realidad, la historia gira entorno a Mark Zuckerberg y la forma en la que creó Facebook; o más bien una versión de ella, pues el argumento es una bien lograda mezcla de elementos. Desde los primeros segundos su trama me atrapó y no me dejó durante las siguientes dos horas. Contrario a lo que podría pensarse, Facebook no es la estrella central de la película, sino más bien un pretexto para hablar de la amistad, la lucha por el poder, y presentar un verdadero estudio de las generaciones de principios de siglo.

Las ganas de ser aceptado socialmente y demostrar que se existe, ese querer compartir el mundo, estar en una eterna fiesta en la que se pueda hacer más y más amigos, y por qué no, buscar vengarse de un corazón roto. Así nació Facebook y capturó los anhelos de millones de almas que a pesar de sus diferencias, son capaces de converger en un mismo sitio. Para los que tenemos un blog, en algún momento usamos Hi5 y MySpace, y ahora lo hacemos con Twitter y Facebook, nos resultará inevitable emocionarnos y hasta vernos reflejados en varios segmentos de la película. En cierto modo se nos habla de elementos que hemos vuelto cotidianos y entrañables.

Mark Zuckerberg, el personaje, se nos presenta como un chavo desfachatado que a menudo da la impresión de no tener idea de lo que pasa a su alrededor. Fracasado en el amor, con escasas habilidades para interrelacionarse socialmente, encuentra en el internet y sus variantes su manera de sentirse un poco más integrado al mundo. Seguramente no soy el único que ha sentido lo mismo. En parte, éste blog nació como una necesidad de encontrarme un lugar en el que poderme sentir libre de prejuicios. Zuckerberg también inició con un blog. Después una idea trajo otra, y otra y otra y el resto es historia. Una vorágine de éxitos, demandas, dinero, un mundo de consejos y personas que se acercan con dudosas intenciones, decisiones que tomar, cambios. Todo a un ritmo vertiginoso, cargado de adrenalina. Y detrás sólo él, medio confundido como un niño que no sabe que lo que comenzó como un juego se volvió el negocio más prolifero de los últimos años.

Música de primera, y actuaciones consistentes y entrañables cierra el círculo de ‘Red Social’, una película que es mucho más de lo que podría pensarse. No dudo que en un futuro será un clásico de nuestros tiempos. Haganme caso y vayan a verla, mientras, subiré algunas fotos a mi perfil de Facebook.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Quiero ser escritor. Parte 4


Jugarse la vida en plena navidad


Vergüenza. No hay otra palabra para describir lo que siento mientras redacto estas palabras. Hace 7 meses se me ocurrió inventar mi propio reality blog en éste espacio, poniéndome como reto personal el lograr volverme escritor de algún periódico o revista antes de que concluyera el 2010. Empecé muy bien, según yo, posteando periódicamente mis planes en diferentes post que por desidia, precaución o pudor, sólo fueron 3.

¿Cómo dejar de ser un don nadie? ¿Por dónde empezar? y ¿De qué escribir?fueron las respuestas que busqué en estas únicas entradas. Muchas semanas después, y con el peso de la derrota a cuestas, ya no vengo preguntando nada, sino más bien, pidiendo una segunda oportunidad, exigiendo una revancha antes de que nuestra primera derrota se haya consumido. Sigo con mi plan original, llegar por medio de mi talento y ‘sin palancas’ a colaborar regularmente en alguna publicación. Mi Death Line se movió de diciembre del 2010 a sepa Dios cuándo, pues si algo me ha enseñado la vida es que los sueños se cumplen en el momento menos inesperado.

Y sin embargo, a pesar de que parezca lo contrario, tengo mucha prisa por alcanzar la meta que una vez más me trazo en el horizonte. Podrán pasar muchas cosas en los próximos meses, pero lo único seguro es que muchas cosas van a cambiar. Desde ahora tomo aire (y de paso valor) para abandonar la mediocre zona de confort en la que me encuentro. Renunciar a lo poco que tengo para ir en busca de un futuro dudoso, pero en el que la pregunta ¿y si sí? deje de ser tan constante. Palabras más, palabras menos: durante los próximos meses me la estaré jugando, y la aventura comienza en navidad.

Puede resultar paradójico intentar encausar la propia existencia en una temporada en el que al resto de la humanidad le da por cerrar la mayor parte de ciclos que le sean posibles. Y la verdad sí, es una completa idiotez lo que planeo, pero así de enfermo y necio soy. Si no empiezo ahora, el próximo año puede comenzar perezoso y llevarme con él y mis buenas intenciones a la fregada.

La última vez, estaba a punto de mandar algunos mails a varias editoriales. Pues bien, ahora mismo acabo de apretar el botón de ‘Enviar’. Aquellos renglones en los que pido una oportunidad laboral, doy la dirección de éste blog y con descaro le anuncio a los editores que todo éste proceso será ventaneado en diferentes post, ya se han ido volando por el ciberespacio hasta dar con las bandejas de entrada de los remitentes.

Mis primeros objetivos serán las revistas: Deep, Play Boy, Spot y Rolling Stone . A estas horas, estas maravillosas publicaciones ya deben tener noticias mías. Seguramente las editoriales deben estar vacías a estas alturas de diciembre. Da igual, prefiero no recibir respuesta inmediata pero comenzar inmediatamente. Algún correo electrónico será leído. En unos días les cuento qué pasó. Cruzo los dedos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Te llamaré Viernes


De Almudena Grandes ya había tenido la oportunidad de leer ‘Los Aires Difíciles’, escrita dentro del estilo de las grandes novelas del siglo XIX. La también autora de ‘Las Edades de Lulú’, su novela más famosa, es considerada en la actualidad una de las mejores escritoras españolas.

Mi acercamiento a su obra ocurrió después de Almudena estuvo como invitada, si no mal recuerdo en el verano del 2004, en el programa ‘Conversando’ con Cristina Pacheco. De aquella española, en apariencia sin chiste, me cautivó la manera en la que hablaba del proceso creativo dentro del campo literario. Con una prisa casi obsesiva corrí a comprar ‘Los Aires Difíciles’. Mes y medio después, leí sus últimas páginas con lágrimas en los ojos. La historia me había enganchado de tal modo que no quería soltar a los personajes.

Desde entonces siempre busqué un espacio para leer otra obra de Almudena, pero por una u otra razón pasaron casi tres años sin que otra de sus novelas cayera en mis manos. Hasta que una tarde, sin proponérmelo, tropecé en una librería del sur de la ciudad con "Te llamaré Viernes”. No lo pensé dos veces y me lo llevé a casa , con una extraña confianza en que el sólo nombre de la autora sería ya garantía de que me esperaba una buena historia.

Y quizá de eso sea de lo único que carece ‘Te llamaré Viernes’, de una buena historia. Su planteamiento desde un principio nos deja claro con lo que nos toparemos a lo largo de sus páginas: personajes nada agraciados físicamente, solos, derrotados, llenos de inseguridades y frustrados. No es, y ni siquiera está cerca de serlo, una buena historia. Pero a uno lo captura y lo hace sentir aludido en sus soledades. Quizá porque está brillantemente narrada, porque es como un universo lleno de planetas (cada uno poseedor de sus propias historias de amor muy a la española); lo que me confirmó lo dicho por los teóricos de la literatura y la dramaturgia: No importa tanto lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.

Por eso, cada que abría el libro para comenzar mi lectura sabía en dónde iba la historia, pero no sabía en qué punto del plano temporal de la novela y con la historia de que personaje iba a terminar una hora después. Y así fui diario, de historia en historia, adentrándome casi sin querer en el pasado y forma de pensar del protagonista. Esto, por supuesto, es muy de Almudena.

La historia principal, si es que podemos llamarla así, gira en torno a Benito, un hombre a punto de llegar los cuarenta. Feo, educado en el desamor, dueño de una vida aburrida y trabajador del Ayuntamiento de Madrid. Sentimentalmente va de fracaso en fracaso; se cartea con mujeres por medio de los anuncios que aparecen en una revista del corazón; se enamora de una adolescente, hija de la portera de un edificio vecino; recuerda y reencuentra a Teresa, su amiga de la que siempre estuvo enamorado cuando ella siempre lo hacía del hombre equivocado. Contra todos estos desastres Benito se estrella a todas horas hasta que en un periodo vacacional, conoce a Manuela, chica pasada de peso y nada agraciada que en cambio, posee el don de fabular y contar historias maravillosas. Así, tal como Robinson Crusoe encontró dentro de una isla desierta, ayudando a que su vida fuera más llevadera. Así, Benito encontró alivio en Manuela, para poder sobrevivir dentro de un Madrid en plena decadencia.

Además la historia es aderezada por la historia de las infidelidades de la madre de Benito, la de un huerto escondido en el corazón de la ciudad y por Polibio, intelectual venido a menos y dueño del bar más deslucido de Madrid, con el que Benito entabla una curiosa y entrañable amistad.

Las últimas veinte paginas de ‘Te llamaré Viernes’ son cautivantes, y tan sólo ellas valen el doble de lo que cuesta el libro. Almudena Grandes logró que una vez más extrañe a los personajes de su novela. Eso es la vida, el consuelo de extrañar siempre. Aunque uno sea diferente a los demás, aparte de feo y poco carismático, el amor pega por igual. Porque hasta en estos casos, nos llegará nuestro Viernes.

martes, 7 de diciembre de 2010

Te fui infiel con Guadalajara


'Guadalajara, estas hermosa’, fue lo único que pude escribir en mi twitter mientras me perdía en sus calles. Ni cuenta me di cuando me conquistó. Si fue mientras caminaba, miraba sus monumentos o comía en uno de sus mercados poco importa ya; de todas formas poco hubiera podido hacer. Cuando uno se enamora es el último en enterarse y el primero en ir por la vida con la fascinación como mascara, y la ensoñación como vestimenta. Quizá por eso, hace unos días se me veía tan sonriente mientras cínicamente recorría a la novia de Jalisco.

En algún momento ingenuamente dije que ninguna ciudad sería capaz de seducirme como lo hace la Ciudad de México. Me equivoqué. Si bien mi vida y todos sus sentidos siempre estarán unidos al DF, la coqueta Guadalajara me hizo ojitos (tapatíos) y no pude negarme. Se dice que lo que los infieles buscan es probar sabores nuevos, pues bien, la perla tapatía me ofreció un sabor peculiar, diferente pero agradable. Mi primer encuentro con ella fue en febrero de éste 2010. Nueve meses volví a la FIL y sin buscarlo me enamoré de una ciudad a la que cada vez encuentro más bella.

Moderna, limpia, histórica. Son muchos los rincones de Guadalajara que se me antojaron inolvidables. En su aire se respira libertad, espacio. Zonas dedicadas a la bohemia, amplias avenidas con fuentes y espacios para la reflexión, parques acogedores, colonias en las que dan ganas quedarse para siempre, sofisticadas áreas verdes, edificios históricos y un ritmo muy peculiar, entre apacible y cosmopolita.


Pocos lugares me estremecen tanto como el Centro Histórico de Guadalajara. Desde la Catedral hasta el Hospicio Cabañas, a cada paso hay una vista impactante. Pocos espacios de arrebatadora belleza panorámica. Además, el resto de la ciudad es un mosaico de todo lo que conforma a una urbe fascinante. Más allá de la Minerva o el arco de Guadalajara están todos esos escenarios dignos de una historia que ante todo, tendría que estar llena de emotividad. Si tuviera que nombrarla de otra manera, Guadalajara se llamaría alegría.


El otro año esta ciudad será sede de los Juegos Panamericanos. Probablemente por eso deslumbra. Mi romance con ella duró poco, pero a la distancia y al paso de los días sigo sin olvidarla, y como en cualquier historia de amor lejano, lo que más duele es no saber cuándo volveré a verla. Mientras esto ocurre trataré que mi Ciudad de México no sospeche de mis suspiros. Háganme el favor de guardarme el secreto.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Simplemente, Xavier Velasco


Muchos momentos marcaron mi visita a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Si ya de por si el sólo hecho de estar ahí resultó una experiencia luminosa, la experiencia que estoy por narrarles hizo que mi presencia en la Feria rebasará cualquier expectativa. Desde que chequé el programa y vi que Xavier Velasco presentaría su nueva novela, justo en los días en los que estaría en la capital jalisciense, supe que podía perderme cualquier otra cosa menos la irrupción de uno de los mejores escritores mexicanos de la actualidad.

Quienes me conozcan regularmente, o lean éste blog, sabrán que desde hace varios años he seguido muy de cerca la carrera de Xavier. Todo comenzó cuando en 2003 leí 'Diablo Guardián' novela que hasta ahora, considero la mejor que he leído en mi vida. Casi al instante caí preso del estilo narrativo e ingenio de su autor. Meses después pude conocerlo en la presentación del mismo libro en la Feria del Libro del Palacio de Minería del 2004. Me acerqué a él, firmó mi libro y me retiré a casa lleno de felicidad por haber podido, aunque sea, compartir un par de minutos de plática con un escritor de ese nivel. La historia se repitió de manera más o menos similar con “El Materialismo Histérico” y “Luna llena en las Rocas”, sus dos siguientes libros de relatos, y con 'Éste que ves', los cuales también conservo firmados. Si seguía los pasos de Xavier no era en un afanoso plan de fan, sino con el deseo de aprenderle a una de las plumas latinoamericanas más sobresalientes de los últimos años.

Sabía que en cada uno de nuestros encuentros Xavier no se acordaba de mi. Seguramente en cada presentación, en cada Feria del libro, debía toparse con cientos de aspirantes a escritor, todos con rostros y nombres que al final terminaban por esfumarse de su memoria. Llegué a topármelo alguna vez en una librería, en algunas mesas redondas o en la conferencia magistral de Carlos Fuentes en el Auditorio Nacional hace dos años. Siempre mirándolo de lejos y con cierto respeto. Así fue hasta que una noche de sábado, las horas ociosas en internet me llevaron a descubrir que Xavier había comenzado a participar en El Boomeran(g), un blog literario que se me volvió imprescindible. Cada mañana, antes de otra cosa, al prender la computadora la rutina comenzaba revisando si había algún post nuevo y de haberlo, leerlo con un hambre de letras digna de un caníbal. Como muchos otros comentaba sus textos sin saber que del otro lado, el novelista jugando a bloggero iba tomando nota de varios de sus lectores habituales. Meses después sucedió el peculiar encuentro. Xavier Velasco abandonaba la protección que le brindaba el blog y algunos afortunados de sus lectores, salíamos de la sombra del anonimato. Aquella noche convivimos por horas. En cierta forma dejé de ser uno más de sus lectores para al menos, tener nombre y rostro en su memoria. Pasaron algunos años. Dejó de escribir en El Boomeran(g) y después siguió haciéndolo en La Leonina Faena, en dónde seguí publicando uno que otro comentario sin saber a bien si Xavier aun me recordaba. Hasta que llegó la Feria del Libro y me resolvió la pregunta.

El pasado domingo 28 de noviembre acudí a la presentación de Ignacio Solares en la FIL. Estuvo acompañado por Alvaro Enrigue y Xavier Velasco. Se me ocurrió twittear que estaba ahí. Cual no sería mi sorpresa cuando al otro día, descubrí que Xavier respondió a mi tweet diciendo que no me había visto, pero que igual agradecía el que haya estado ahí. Aquel guiño me decía que quizá Xavier cuando menos se acordaba de mi nombre. Esa misma tarde de lunes (29 de noviembre), llegué puntual a la FIL. Aun faltaban algunos minutos para las cinco de la tarde y yo ya estaba ocupando mi lugar en el salón en donde se presentaría ‘Puedo Explicarlo Todo’. Con mi ejemplar en las manos vi aparecer a un sonriente Xavier Velasco y dar una de las presentaciones más originales, y a la vez sinceras, que le recuerde. Ver a un escritor hablando con tanta pasión de la novela que logro escribir con sangre y entrañas contagia, saber que aun haya escritores dispuestos a jugarse la vida con tal de contar una historia es gratificante y alecciona a cualquiera que alguna vez haya sentido la inquietud de jugar (ir)respetuosamente con las palabras. Podría contarles más detalles de la presentación de ‘Puedo Explicarlo Todo’, de la irrupción del Dr. Enedino y su divertida plática con Xavier. Sin embargo, la novela está para hacerle honor a su título y defenderse por sí misma.

Minutos después me encontré con Xavier en el stant de Alfaguara. Tuve la suerte de ser uno de los primeros en llegar, antes de que una considerable cantidad de sus lectores llegaran en busca de alguna firma en sus libros. – Xavier, soy Gabriel Revelo, ayer ya no te pude saludar. Me presenté tímidamente al tenerlo enfrente. Enseguida ocurrió lo que nunca esperé. Xavier me saludó afectuosamente con un abrazo. Me preguntó por mi blog. Idiotamente le respondí que aun seguía medio vivo. Reconozco que la alegría con la que me recibió me tomó por sorpresa y que de haber estado preparado, seguramente habría dicho algo más inteligente. Xavier no paró de darme las gracias por apoyarlo, me dijo que no ha dejado de estar al pendiente de mi y que me debía mucho. ¿Cómo es posible que mi escritor favorito me dijera esas cosas a mí? Me sentí afortunado de compartir ese pequeño momento de complicidad con el escritor de algunas de las novelas que más han significado en mi vida. Comentó que reconoció mis pelos parados y siguió dándome las gracias. Ese par de minutos entendí que Xavier Velasco, fuera de la magnificencia y cierto sentido de inmortalidad que le dan sus libros, es una persona de una gran calidad humana.

Nos despedimos con un afectuoso abrazo. La experiencia me cimbró en tal modo que tuve que ir a tomarme un par de cervezas y un Wisky en la zona de pruebas gratis de la FIL para creérmela. Más allá del mareo por el alcohol, estaba la adrenalina de saber que aquel hombre, además de haberme regalado personajes e historias entrañables, me dio una enorme lección de humildad. Una foto y un pequeño mensaje que me dejó en mi ejemplar de su nuevo libro quedan como testigos de éste nuevo encuentro.



Ya tendré tiempo de hablar de la maravilla de novela que es ‘Puedo Explicarlo Todo’, por lo pronto hoy quiero hablar, y brindar, por un viejo amigo, mi amigo Xavier. Si lees esto, te doy las gracias.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

FIL Guadalajara, por fin te conozco


Un recorrido, toda la noche, de ocho horas en camión de la Ciudad de México a Guadalajara. Esperar en la terminal a que salga el sol, tomar un taxi al hotel, esperar otras dos horas a que alguna de las habitaciones fueran desocupadas por otros huéspedes para poder ocupar una. Tomar un baño y a pesar del cansancio, salir casi corriendo, comer cualquier cosa en un mercado cercano y de ahí, caminar 15 minutos hasta llegar a la Expo Guadalajara, maravillarme comprar mi boleto, cruzar la entrada principal y deshacerme de emoción al pensar ‘por fin te conozco’.

Así de breve pero emocionante y vertiginoso fue mi primer encuentro con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Después de cruzar esa barrera que separaba al mundo común con el maravilloso universo de la literatura lo demás poco importa. Nadie nos dice cómo reaccionar cuando logra realizar un sueño. En mi caso no tuve ni tiempo de pararme y pensar absolutamente en nada. A los pocos minutos corrí a la presentación de la nueva novela de Guillermo del Toro, saliendo recorrí la zona internacional. Me pareció enorme. Compré una tasa para el café, un libro. Recorrí la zona destinada a León y Castilla, la invitada de honor a esta celebración. Tan sólo el primer día pasé unas 10 horas caminando de una presentación a otra, recorriendo stants infinitos, comprando alguna novedad, deteniéndome a tomar algún refresco y después de tomar aire continuar perdido en lo que han sido algunas de las horas más felices de mi vida. Un escritor por aquí, otro por allá, gente de todo tipo movida por una única pasión: las letras.


No importa a cuántas ferias del libro se haya ido, como la FIL de Guadalajara no hay dos. Desde la funcionalidad y magnitud de las instalaciones, hasta el ambiente que se vive en cada uno de los días, éste evento no tiene par. He aprovechado cada instante que he podido y me he dejado ir. Twittear, tomar fotos, comprar libros, encontrar a figuras literarias, volver a ser niños en la zona infantil, sentarse y ver el fluir de los demás, enojarse porque uno quisiera que en lugares así el tiempo fuera eterno y nos permitiera visitar todas las opciones posibles.

Al finalizar cada día llegar al hotel después de caminar en calles obscuras y solitarias los mismos 15 minutos que hicimos de ida. Llegar cansado pero con las ganas de hasta en sueños seguir en el mundo en el que la ficción y las palabras, hacen del mundo real un mal chiste, el cual por ahora, no tengo interés en escuchar.

Quiero volver, desde ya, siempre…