sábado, 27 de febrero de 2010

Tétrico... y real


El siguiente relato es real. Llegó hasta mis oídos hace unos meses por medio de varias fuentes confiables. La primera noche que lo escuché un intenso escalofrío recorrió cada centímetro de mi cuerpo... ahora que me dispongo a escribirlo, empiezo a sentir la misma sensación de vació en las entrañas.

Carretera México-Puebla, es de madrugada. Un retén policiaco bloquea parte de los carriles en el tramo que lleva dirección al Distrito Federal. Debido a esto, se genera un ligero congestionamiento vial mientras los autos esperan su turno de ser inspeccionados. La velada parece transcurrir en tranquilidad hasta que llega el turno de un tráiler de carga. El chofer desciende, presenta su documentación a las autoridades. Antes de proseguir su camino le piden que abra el compartimiento trasero del tráiler para inspeccionar su contenido. El chofer comienza a ponerse nervioso. Pide que por favor lo dejen continuar su recorrido. Ante la negativa de los policías, el conductor, a punto del llanto, lanza una última súplica:

- Por favor, déjenme ir. No puedo mostrarles lo que traigo… me advirtieron que si lo hago matarán a mi familia. Por favor… ellos me están vigilando…

El conductor abre los brazos bloqueando el acceso a la puerta de carga del remolque del tráiler. Su alteración hace que los policías sospechen cada vez más sobre el contenido que verdaderamente incluye aquel transporte. Cansados de pedirle al chofer que se quite, usan la fuerza y tras un par de golpes logran retirarlo de la puerta. Un par de minuto después logran acceder al interior del cajón de carga del camión. Primero oscuridad. Después mucho frío, como si se estuviera en el interior de un congelador. Las lámparas de los policías son encendías y entonces develan un panorama aterrador: decenas de cadáveres apilados unos contra otros. Cuerpos desnudos de personas de diversas edades. Sorprendido los policías voltean a ver al chofer. Tiene una pistola en la mano. Ya es demasiado tarde. Se da un tiro en la cabeza.

Varios testigos aseguran haber escuchado gritar que lo único que le dijeron es que debía llevar esos cadáveres a México pues él y su familia estaban amenazados de muerte, que aquello formaba parte de una red de tráfico de órganos encubierta por el gobierno federal. Después del hecho las autoridades cerraron un rato la carretera, se llevaron el camión y limpiaron cualquier evidencia. Se convenció a los testigos (a veces con amenazas) de que allí no había pasado nada. Al otro día ningún medio informativo hizo referencia alguna a los incidentes en la carretera México-Puebla. Oficialmente nada pasó.

¿Efectivamente el Gobierno participa en el tráfico de órganos? ¿Quién amenazó al chofer y a su familia? ¿De dónde venían y quiénes eran los cadáveres? Escuché esta historia en diciembre del año pasado. Sigo queriendo no creerla.

martes, 23 de febrero de 2010

Así descubrí que era niño gordo


Hoy usaré mi blog y romperé el silencio: Yo era niño gordo.

No es porque el tema éste de moda, ni porque junto con miles de personas soy responsable del nada honroso primer lugar en obesidad infantil del mundo. Si hoy quiero relatarles la manera en la que descubrí que era obeso no es para transmitir un mensaje de salud o a modo de superación, no, sí les narro éste pasaje es porque está bien cagado y es una muestra del nivel de incredulidad que puede manejar uno en su infancia.

Empecemos definiendo lo que para mí es un niño gordo, pues contrario a lo que podría pensarse, para entrar dentro de dicho concepto no basta solamente con ser infante y obeso sino tener ciertas actitudes. Ser un niño gordo ‘original’ es todo un estilo de vida. ¿Se han fijado que siempre que hay escuincles haciéndose los graciosos y creyéndose paridos por los dioses, estos son gordos? Todos los hemos visto y odiado alguna vez. Acostumbran a ser los que en las películas (por ejemplo, de Harry Potter) se la pasan comentando lo que va a pasar y exhibiendo sus conocimientos. Cuando hay fiestas infantiles son los que ‘se lucen’ haciendo la vida imposible a los magos y payasos contratados para amenizar la celebración.

Otro caso clásico de actitudes de Niño Gordo (yo lo hacía, por eso sé), es cuando en las vacaciones estos ya están metidos en las albercas del hotel desde las 7 de la mañana y después de cada comida, cuentan ansiosos las horas que faltan para que ‘se les pase la digestión’ y puedan volver a nadar. La desgracia de niños así radica en que tienen un sentido alterado de la realidad. Piensan que son únicos, simpáticos y guapos. Se meten en conversaciones ajenas, hacen ridiculeces y visten pésimo: shorts, calcetines lo más arriba que se pueda, playerotas, etc.

En realidad yo no sabía que era Niño Gordo. Todo lo contrario, me sentía fortachón y atlético. La culpa, inicialmente, la tuvieron las películas de luchadores. Creía que El Santo y compañía poseían físicos envidiables. Ahora sé que más bien están ‘panzoncillos’, pero en mi infancia juraba que tener un cuerpo así era lo máximo. Tenía 5 años cuando un día me vi sin playera en el espejo y comprobé que mi abdomen era muy similar al de aquellos ‘héroes del pancracio’. Dicho con otras palabras, estaba bien gordo. Desde aquella revelación comencé a obsesionarme con verme el abdomen desnudo antes de bañarme. Recuerdo que solía pensar ‘soy un privilegiado, apenas soy un niño y vean el cuerpo que tengo’. Después me asomaba en la ventana para que los transeúntes disfrutaran de mí. Ocasionalmente alguna vecina me decía que me tapara pues podría resfriarme. Juraba que aquella prominencia estomacal era el principio de un abdomen de lavadero.

Me sentía sabrosísimo, sobre todo cuando usaba mi traje de baño, de esos de tanga tipo Michael Phelps. Mi raciocinio no me alcanzaba para explicar porque yo era el elegido para ser un ‘mini He-Man’ y no mis compañeros ‘ñangos’. Menos entendía la razón por la que mi abuela me decía ‘Gordinflas’. Quienes hacían referencias a mi inexistente sobrepeso, pensaba, era porque me tenían envidia.

El encanto se rompió unos tres años después. En la primaria nos tomaron la foto individual y de grupo y al recibirla, me encontré con esto:


Después de ver esta imagen caí en cuenta de mi realidad. No sólo era gordo sino también feo. Supongo que pocos recuerdan la primera vez que su físico le incomodo, yo no, lo recuerdo muy bien y no se me olvida la sensación de coraje contra mí mismo por haber sido tan incrédulo. Desde entonces sé que no soy agraciado, pero tampoco es un trauma. Estoy gordo pero ya no como antes. Disfruto la vida de manera consciente y sin caer en excesos.

Así descubrí que era ‘Niño Gordo’. Ahora me dedico a analizar su comportamiento y algún día realizaré un documental sobre estos anchos seres. Mientras tanto los invito a divertirse, u odiar, a cualquier ‘Niño Gordo’, siempre hay uno en cada familia.

Atte.
Gabriel, ex niño gordo.

viernes, 19 de febrero de 2010

Entrevista al Gabriel Revelo


Siempre me pasa igual. Primero digo que no… luego dudo… termino cayendo en la tentación. Mi caída en el Formspring no podía ser la excepción. Todo comenzó cuando escuché que había una especia de red social en el que cualquier usuario puede mandar preguntas a nuestra cuenta. Al ir respondiendo, vamos formando una especie de cuestionario que nos permite conocer más a la persona en cuestión. Algo así como una entrevista. En principio la idea no me pareció nada del otro mundo, pero después de ver los formsprings de algunos twitteros y bloggeros, me invadió la envidia y como niño berrinchudo dije: quiero uno de esos.

Y ya lo tengo. Tras 24 horas con mi nuevo juguetito me aventuro a decir que esto del Formspring es sólo una moda pasajera, pero no por eso debemos despreciarla. Quizá, el éxito de éste sitio sea un tanto aspiracional. ¿Quién no ha soñado con algún día estar rodeado de micrófonos y dar una entrevista? Seguramente todos. Sí, hasta tú que lees esto alguna vez te has imaginado contestando preguntas acerca de tu vida o un logro profesional, artístico o hasta deportivo. Además nos encanta hablar sobre nosotros y transmitir un poco más de lo que somos.

Así abrí mi Formspring. Tras responder varias preguntas me he sorprendido contando cosas que en la vida imaginé, y saben, me está gustando. Así que si tú, amable lector(a) quieres preguntarle algo al autor de éste blog, será un honor responderte. Ya no se trata de alimentar mi ego (bueno, poquito) o de creerme en una conferencia de prensa internacional (bueno, poquito), sino de que conozcan un poquito a la persona que se esconde debajo del personaje que a veces me suelo creer ilusamente en la red.

Para preguntarme cosas y deje ya de estarlos fregando, denle clic aquí:
y vuelvan cuantas veces quieran, prometo mantener actualizadas las respuestas.

martes, 16 de febrero de 2010

Cruel


Conocí a Oralia Sierra en el verano de 1997, época en la que ambos entramos a cursar la preparatoria. Poco a poco comenzamos a hablarnos y junto con Mario y Rodrigo formamos un peculiar grupo de amigos. No éramos los más populares y ni siquiera encajábamos con los estándares de estudiantes comunes. Faltábamos a cuanta clase podíamos, no participábamos en casi ninguna actividad social o religiosa. En pocos palabras, todas unas lastras antisociales. De los cuatro, era precisamente Oralia quien llevaba una vida más alternativa y por momentos rara: le gustaba escaparse de la escuela con rumbo a Coyoacán para pasarse la mañana entera leyendo y escribiendo. En ese entonces la consideraban extraña, una rebelde que desperdiciaba la educación que se le daba y buena parte de su juventud en ‘nada’… 12 años después Oralia ha publicado "Cruel" su primera novela.

Toda la vida pensé que cuando alguno de mis amigos cercanos publicara un libro sentiría una incontrolable envidia. Ahora que esto se me hizo realidad, lejos de envidiarla siento un profundo aprecio por ella. En cierta forma ese triunfo es mío y de todos los que la hemos acompañado a lo largo de su loca existencia y saben qué, comencé a leer su novela por curiosidad y terminé maravillado, orgulloso de conocer a la autora de una obra capaz de revolvernos el entendimiento.

¿Cómo hacerle para narrar mi experiencia al leer Cruel? Nunca será la mismo adentrarse en las páginas de una historia ideada por un desconocido o inalcanzable autor, que hacerlo cuando la creadora es una de tus mejores amigas. Comenzaré, quizá, cumpliendo la promesa que hace un par de meses le hice en un café del Centro de Tlalpan, de incluir en éste post la frase que ella escuchó en una Feria del Libro en Miami: Se ve que éste libro está bien picante.

Y sí, ‘Cruel’ tiene su parte picante, pero va mucho más allá de eso. Esta novela es un interesantísimo juego en el que el tiempo, el espacio y las figuras narrativas son elementos vivos y en constante movimiento. Un agradable desafío al lector toparse con Mara, la compleja protagonista , es una mujer de senos pequeños, ahogada en un recuerdo que la atormenta una y otra vez, porque los fantasmas del pasado son así de impertinentes y más cuando estos nacen de un amor camaleónico. Mara y sus voces sembrándole dudas, plantándole muros impasables que la lleven a la tranquilidad. La confusión va tornándose coherente y los diferentes pasajes relatados van construyendo una solida estructura en la que la novela se sustenta y proyecta hacia distintos frentes. Es así como conocemos a ‘Mani’ y/o Manuel, a ‘Comotú’ el noble San Bernardo, a la sexual y enigmática Desireé, a Deyanira y sus mentiras, al reflejo de Bety, y a varios personajes más que a lo largo de la novela desfilan con sutileza y elegancia.

Amar y sufrir. A veces una nos lleva a la otra sin desearlo y otras veces, somos nosotros quienes por voluntad nos encaminamos al infierno. A veces el masoquismo es una maldita droga que no nos deja en paz y nos exige seguir en la búsqueda de nada. Así de cruel es la inseguridad que nace del amor. Oralia Sierra creó una obra original. Concebida con una inteligencia y maestría que cautivan. A veces encuentro a mi amiga en varios guiños extraviados entre líneas, otras en cambio, me pregunto de dónde le viene la genialidad creadora. ‘Cruel’ me movió de mi centro de equilibrio, me estremeció, y saben, me gustó.

‘Cruel’ de Oralia Sierra está disponible en librerías o si así lo desean, pueden ponerse en contacto conmigo y yo les consigo una copia autografiada por la autora. Nos estamos leyendo…


viernes, 12 de febrero de 2010

Mi miedo a las abducciones extraterrestres (El Cuarto Contacto)


Abducción: Supuesto acto en el cual uno o más seres extraterrestres toman a un ser vivo terrestre contra su voluntad (lo secuestran) y lo llevan a algún sitio determinado, generalmente a su propia nave espacial.

Para muchos esta palabra no les dice nada, a mi me aterra.

Ignoro cómo o por qué desde muy chico he sentido una profunda curiosidad por todo lo que envuelve el fenómeno OVNI. Lo cierto es que el temor por ser raptado por seres extraterrestres me quitó el sueño por años. Poco a poco, conforme crecí fui superando mis miedos. Creí que lo había superado, hasta que hace no hace mucho (diciembre del 2009) previo a la proyección de una película, vi el corto de una película llamada ‘El Cuarto Contacto’. De inmediato reviví el pánico que pensé olvidado con estas imágenes:



Acudir a ver dicha cinta después de su estreno sería todo un reto. Por un lado sabía que mi sensibilidad al tema me pondría mal, pero también sentía una inmensa curiosidad por la trama de esta película. Finalmente ayer en la noche acudí al cine. Éramos unas 25 personas en la sala. Cuando la proyección comenzó me despedí de mi tranquilidad mental. Conforme pasaban los minutos el mismo argumento me fue llenando de tensión y angustia. Sufrí las dos horas. Al salir estaba completamente sugestionado y con la cabeza revuelta. Desde entonces no dejo de sentirme intranquilo.

‘El Cuarto Contacto’ narra la historia de la doctora Abbey Tyler y sus investigaciones sobre un extraño fenómeno relacionado con la desaparición de personas en el poblado de Nome, en Alaska. Después de varias sesiones hipnóticas a varios de sus pacientes, Tyler va descubriendo que el origen del problema es mucho más inverosímil y aterrador de lo que originalmente pensaba. Aunque la película como tal es buena y maneja magistralmente el suspenso, lo verdaderamente importante es que no me encuentro del todo bien. Mis emociones están destrozadas y sólo tengo respuestas para un tema en el que comienzo a creer.

Son innumerables los testimonios de personas que han sido abducidas por seres extraños. El fenómeno ocurre sin que ninguna autoridad se preocupe realmente por llegar al fondo de las cosas, situación lógica cuando pensamos que aceptar hechos así sería dinamitar las creencias sobre las que está cimentada la humanidad: la religión, la historia, la biología… todo carecería de sentido y daría como resultado el caos. Sin embargo está el drama de todas las personas que ha tenido que enfrentarse a un miedo superior e inexplicable. Debe ser un drama vivir algo así.

¿Por qué los raptos? ¿Por qué ocurren a las 3 de la mañana? ¿En dónde encaja Dios en esta historia? ¿Por qué las grandes culturas antiguas tienen tantas referencias a seres extraordinarios y medios de transporte y tecnología mas avanzados a los de sus respectivas épocas? ¿Por qué me pone así lo que para muchos sólo son tonterías? ¿Estará mal preocuparme por hechos así? ¿Hasta qué punto es válido vivir preocupado por algo que quién sabe si sea real?

Alguna vez vi una luz azul afuera de mi cuarto, no hace mucho mi hermana jura que "algo" se postró encima de nuestra casa, mi mamá tiene una cicatriz en el hombro que le apareció de la nada. La última vez el miedo me lo curé cuando vi un capítulo de los Animaniacs en el que estos personajes eran secuestrados y terminaban armándole un lío a los pobres extraterrestres. En cierta forma la desfachatez de estos dibujos animados para burlarse y tomarse aquella abducción a la ligera, extrañamente me tranquilizó. Ahora, en pleno 2010 las cosas son diferentes. No sé cuál será el antídoto que me devolverá el sueño y le quitará la desconfianza a mis noches. Algo está pasando, para muestra estos retablos religiosos en los que se mencionan encuentros cercanos con seres de otros mundos:


…cómo diría Jaime Maussan, nadie hace nada. Ya es de noche, me inquieta que el universo y sus misterios nunca duerme, menos a las 3 am.

lunes, 8 de febrero de 2010

Hospicio Cabañas


Tiene poco más de 24 horas que lo conocí, suficientes para saber que nunca lo olvidaré y que desde ya, éste sitio se ha convertido en uno de mis lugares favoritos. Como los grandes descubrimientos, llegué a él por mera casualidad y sin mucho entusiasmo, sólo para quedar enamorado de un lugar que se me antoja irreal.

El fin de pasada, compromisos personales me llevaron hasta la hermosa ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco. Unas horas antes de partir hacia el Distrito Federal caminé por el centro histórico de la también llamada ‘Perla de Occidente’, quedando anonadado por la majestuosa arquitectura (tipo Madrid, pero con su estilo propio) de las edificaciones del primer cuadro de la capital tapatía. Entonces llegué a un edificio cuya fachada invita a caminar en su dirección. El famoso Hospicio Cabañas, del que tantas recomendaciones de visita había recibido se erigía ante mí como una gigantesca mole aun enigmática. Sabía, en primera instancia, que aquel sitio había sido el refugió de cientos de niños sin hogar, así como cuartel de los insurgentes durante la guerra de Independencia. Con esa escasa información entré en el recinto.

Después de atravesar el primer patio interior, lo que uno ve es simplemente indescriptible. De golpe uno se sumerge en una atmosfera con otro aire, una sensación cercana a lo sublime se impregna en nuestros poros al descubrir una inmensa capilla de la época colonial, cuyos muros y techos ostentan soberbios unos impresionantes murales que vistos de golpe, estrujan el pensamiento. Voltear y ver qué no se es el único visitante impactado y con los ojos bien abiertos a lo que sucede alrededor, brinda el confort de saber que se está ante algo real. Titubear uno, dos pasos, no saber a dónde dirigir la mirada, sentirse chiquitito y a la vez agradecido de poder presenciar tan prominente espectáculo.

Entonces el silencio sepulcral y de profundo respeto se rompió por un guía del lugar que entre sus profundos conocimientos del lugar y su amena explicación nos ayudó a comprender (y valorar) mejor lo que estábamos viendo. Sucede que aquel hospicio fue construido por Manuel Tolsa a partir de 1805, por encargo del obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas a la llegada a Guadalajara. En un principio el hospicio fue llamado “Casa de la Misericordia” y teniendo el objetivo de brindar refugio a los huérfanos y desamparados de la ciudad. Tras el movimiento de Independencia, la casa fue recuperada y continúo con su labor caritativa. A partir de 1845 recibió el nombre de ‘Hospicio Cabañas' en honor al obispo Ruiz de Cabañas y a su labor en pro de los más desfavorecidos. Tras la Revolución Mexicana (alrededor de 1937), el muralista mexicano José Clemente Orozco fue invitado por el Gobierno del Estado de Jalisco para plasmar su obra en los muros y techos de la nave principal de la capilla. Actualmente la obra del obispo Cabañas continúa en otro edificio de Guadalajara en el que se socorre a los más necesitados.

Sin embargo lo más impactante de la explicación vino cuando se nos explicó el gigantesco mural al que Clemente Orozco dio vida con una precisión matemática envidiable. Llena de significados, cada una de las escenas trazadas es una invitación al entendimiento de quienes las presencian. Imágenes que recorren la evangelización de México, el choque de dos mundos y sus dos vertientes: lo que se pierde con sangre y salvajismo, lo que se ganó con entendimiento y mestizaje; la condena de la modernidad; el sometimiento circular y eterno del pueblo de México; las artes como liberación de la opresión de un poder mal encausado y lleno de intereses; la grandeza de una raza que está en el ombligo del mundo y cuya grandeza prehispánica permanece dormida más no muerta; el renacimiento que sólo será posible cuando rompamos las cadenas opresoras que desde la conquista nos han atado. Murales que de acuerdo a la ubicación del espectador cambia de posición y perspectiva, algunas de ellas siguiéndonos, otras moviéndose. Tal exactitud y juegos de vista no han sido vistos a tales escalas en ninguna otra obra. Por eso Obama quedó impactado hace unos meses al estar presente en éste lugar que es considerado la Capilla Sixtina Mexicana, por eso mismo ‘El Hospicio Cabañas’ es considerado por la Unesco como ‘Patrimonio de la Humanidad’.



Una autentica maravilla que me conmueve y me hace sentir orgulloso. Me faltan las malditas palabras para darles a entender qué un sitio así es irrepetible en el mundo. México entero cabe en éste espacio inmenso y eterno del que salí en silencio pero con el interior revuelto. Jamás pensé que un sitio así existiera. Quiero volver siempre.

jueves, 4 de febrero de 2010

Lo mejor de mis conversaciones informales con Xavier Velasco (2004-2005)


Él, es uno de los escritores mexicanos más reconocidos en la actualidad. Ganador del Premio Internacional Alfaguara de Novela 2003 por su obra 'Diablo Guardían'. Autor, además, de ‘Luna llena en las Rocas’, ‘El Materialismo Histérico’ y 'Éste que ves'. Responsable inmediato de la columna ‘Pronóstico del Clímax’ todos los lunes en el diario ‘Milenio’ y de su blog 'La Leonina Faena'. Adicto a la velocidad, fanático del Rock y de meterse en problemas. En fin, todo un personaje. Yo, joven intento de escritor, autor de un par de cuentos, algunos versos libres y muchas tonterías.

Las siguientes preguntas son el resultado de algunos encuentros casuales que he tenido con Xavier Velasco en diferentes ferias de libros, salas de chat y platicas en alguna librería. Las preguntas fueron formuladas entre el 2004 y 2005.

Gabriel Revelo: ¿Qué dudas asaltan a Xavier Velasco al momento de escribir, y cómo las supera?
Xavier Velasco: Todas. La idea es que me asalten, y hasta me revuelquen, porque al final eso es lo que te quita el sueño. ¿Que cómo las supero? Sudando sangre, pues, pero me gusta.

Gabriel Revelo: Mi hermana se siente un vampiro, ¿qué consejo le das?
Xavier Velasco: Que te chupe la sangre ahora mismo, pero que se la deje chupar después.

Gabriel Revelo: ¿Cómo te ha ido en el amor y cuál es tu opinión de este?
Xavier Velasco: En el amor me ha ido muy mal, pero me va muy bien (ahora, quiero decir). O sea que por el momento tengo la mejor opinión de él, porque en su ausencia somos muy infelices.

Gabriel Revelo: ¿Cómo es un fín de semana en la vida de Xavier Velasco?
Xavier Velasco: Como cualquiera. Voy el sábado con mi familia, escribo en las mañanas y trato de no deprimirme en la tarde del domingo.

Gabriel Revelo: ¿Alguna vez has publicado algo de lo que te hayas arrepentido?
Xavier Velasco: Muchas veces, pero ese es el chiste de la escritura (y de la vida, al fin), que de nada sirve arrepentirte. O sea que te arrepientes y lo olvidas, ni que fuera para tanto.

Gabriel Revelo: ¿Qué tipo de literatura prefieres?
Xavier Velasco: La que me agarra del cogote y no me deja soltarla. De Mishima a Vargas Llosa, de Wilde a Kundera, de Fuentes a Coetzee, la que se deja es buena.

Gabriel Revelo: ¿Cómo puede un escritor crearse un estilo propio?
Xavier Velasco: Hay que leer mucho y escribir mucho. Dejar que lleguen todas las influencias, vivir intensamente, y cualquier día el estilo llegará por su cuenta.

Gabriel Revelo: ¡¿Qué hace Xavier Velasco cuando las ideas no llegan?!
Xavier Velasco: Se pone de un humor insoportable, se pelea con el perro, les cuelga el teléfono a sus amigos, se va a dar una vuelta a la calle, maldice la existencia, se duerme hecho un desastre, con la ropa puesta y la televisión prendida en cualquier canal.

Gabriel Revelo: ¿En qué punto de tu vida te diste cuenta de que lo que escribes es capaz de tocar el alma de otras personas, qué se siente el poder lograrlo?
Xavier Velasco: Te das cuenta cuando alguien llega y te lo dice, y con el premio esto ha pasado varias veces, pero luego lo olvido de inmediato detestaría creérmela.

Gabriel Revelo: ¿Cuál es tu sentir por los maremotos que devastaron el sur de Asía? (Indonesia en 2004).
Xavier Velasco: Me horroriza el hecho, pero quizás lo más terrible sea que somos incapaces de absorber todo ese dolor, tenemos que diluirlo en unas cuantas imágenes mentales, unas cuantas anécdotas y un terror que carece de nombre o de forma. Porque al final a todos nos va a tocar, y eso es lo que quisiéramos dejar de lado.

Al recordar estos encuentros con Xavier, me doy cuenta que hay más gente que piensa como yo. Después de estas charlas he tenido más encuentros con Xavier, pero eso se los cuento en otra ocasión. Los dejo con su original despedida:


Gabriel Revelo: ¡Gracias!
Xavier Velasco: Gracias por perder el tiempo aquí, ahora vamos a seguir perdiéndolo a otro lado.