Hace un año corrí mi primera carrera de 5 kilómetros, desde entonces, en la medida de lo posible me he dedicado a esta práctica deportiva. Primero corría por mi cuenta, después me lesioné, estuve unos meses inactivo y finalmente me integré a un club de corredores, en donde he comenzado a entrenar de forma continúa, he mejorado bastante tanto en tiempos como en técnica y en unas semanas espero correr un 12k.
Poco a poco, correr ha ido volviéndose parte de mi vida, al grado de que justo ahora, cuando una nueva lesión amenaza con interrumpir esta pasión no puedo sino sentirme un poco angustiado. En fin, de eso les contaré en otra ocasión, el chiste, y lo que realmente quiero dar a entender, es que ahora relaciono muchas cosas de mi vida con correr, y leer no es la excepción.
Hasta hace un par de años jamás hubiera pensado en leer un libro dedicado completamente al arte de correr; si bien me encanta devorar libros, sobre todo novelas, nunca pensé que un libro sobre el tema llegaría a parecerme atractivo y aleccionador.
Y es que hace unos días terminé de leer De qué hablo cuando hablo de correr, libro del escritor japonés Haruki Murakami, de quién he leído otros títulos como Tokio Blues y Al sur de la frontera, al oeste del Sol. Sin embargo, nunca había leído algo de este autor que no fuera ficción.
Para nadie es un secreto que Murakami es un escritor muy celoso de su vida personal, al que no le gusta figurar públicamente y por consiguiente, saber detalles sobre su vida se vuelve algo complicado. Eso quizá sea lo primero que vuelve a este libro interesante, pues como nunca, este reconocido escritor brinda un texto con tintes autobiográficos: por más que hable de correr, nos deja entrever gran parte de su pensamiento y del proceso creativo que sigue en sus obras literarias.
¿Qué hacia Murakami antes de dedicarse a la literatura? ¿En qué momento especifico decide aventurarse a escribir? ¿Cuál es su rutina diaria? ¿Qué considera que debe tener un aspirante a novelista?
Durante las más de 200 páginas que integran este libro, el lector descubre aspectos desconocidos de la mente que está detrás de varios de los libros más vendidos y elogiados de las últimas décadas a nivel mundial. Por eso, si algún lector al que le agrade el estilo narrativo de Murakami, pero no se ha acercado a este libro porque no le gusta correr, comete un gran error.
Pero, si quién lee este libro es alguien que alguna vez en su vida se ha sentido inclinado por correr o lo ha hecho aunque sea de forma esporádica, entonces la experiencia es redonda.
Contrario a lo que ocurre con la mayoría de las personas, Murakami comenzó a correr cuando ya estaba entrado en su tercera década de vida, como una forma de mantenerse saludable para poder vivir muchos años escribiendo. Esto paulatinamente se fue volviendo parte de su existencia, hasta que un día, se dio cuenta que había pasado más de dos décadas corriendo de forma ininterrumpida. Supongo que este proceso no es muy diferente al que vivimos todos aquellos que nos apasionamos por correr: comenzamos por curiosidad y cuando nos damos cuenta se nos hace indispensable para sentirnos completos.
Sí, deben decir: pinche Gabriel exagerado, si a duras penas llevas unos meses corriendo, pero de verdad así ocurre.
De qué hablo cuando hablo de correr está estructurado a modo de diario, así podemos acercarnos a las angustias, inquietudes y pensamiento de alguien que se prepara para competencias de distintas índoles.
Cuando supe que además de escritor, Murakami era corredor (dos aspectos en apariencia poco compatibles), lo primero que hice fue mostrar incredulidad. Después con el libro en mano, descubrí que tal dualidad no sólo es posible, sino que además tiene cierta lógica.
Aunque todo el libro vale la pena, las partes más emocionantes y mejor logradas son cuando el autor narra con lujo de detalles y con una técnica narrativa muy depurada, las experiencias que vivió en algunas de sus carreras más significativas, como la primera vez que corrió la distancia de un maratón, siguiendo la ruta de Atenas a la ciudad griega de Maratón (sí, de ahí viene el nombre de esta prueba); su participación en maratones como el de Boston o Nueva York; la extenuante ocasión en la que corrió 100 kilómetros en una ultra maratón; y hasta sus vivencias en algunos triatlones.
Este libro viene acompañado con algunas fotografías que ilustran varios de los momentos mencionados a lo largo del libro.
No fueron pocas las veces que durante su lectura sentí deseos de ponerme los tenis y comenzar a correr. Seguramente esta experiencia la tendrá cualquier corredor que tenga el acierto de acercarse este libro, y con un poco de suerte, este impulso se replique en aquellos que jamás han corrido, pero que gracias a la pluma del autor terminen contagiados, se pongan unos tenis y salgan a vivir por ellos mismos lo que tanta gente disfruta a pesar de los sufrimientos y las lesiones.
De qué hablo cuando hablo de correr es un libro que habla de la vida misma, vista a través de un deporte apasionante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario