jueves, 30 de octubre de 2008

Se me adelantó el día de muertos

No pensaba escribir nada relacionado al día de muertos, Halloween, espantos o muertos vivientes. ‘Basta con el bombardeo mediático y social’, pensaba. Sin embargo y para variar, el destino me tiene a punto de narrar un evento extraño que viví hace un par de días y que aún no sé muy bien cómo catalogar.

5 de la mañana de un miércoles frío. Circulo por eje 5 a toda velocidad acompañado por mi amigo Ángel. El transito es nulo, salvo uno que otro auto podría decirse que las calles se encuentran desiertas. Por el espejo lateral derecho de mi coche diviso de repente un camión que circula a gran velocidad por el carril del mismo lado. Unos 400 metros delante hay una bolsa de plástico de tamaño considerable. El camión nos rebasa y está próximo (de continuar en la misma dirección) a pasar encima de la bolsa.

Y así es. Una de las pesadas llantas del costado izquierdo de aquel camión pulveriza la bolsa, prácticamente la hace estallar. Atónitos atestiguamos como cientos de fragmentos de un contenido extraño vuelan por todos lados, tanto que el parabrisas es salpicado por una substancia espesa y de un escarlata intenso que nos impide ver con nítida el camino y el resto de pedazos (como de carne), que quedaron regados a lo largo y ancho de la avenida.

Active los limpiadores y el agua para mejorar la visibilidad, aunque el parabrisas no quedó del todo limpio por lo menos ya se distinguía el camino. Olvidé el hecho hasta unas horas después, cuando ya a plena luz del día descubrí que también el cofre, y gran parte del costado derecho del coche estaba salpicado por aquella sustancia rojiza. Después de enseñarle las manchas a diferentes personas todos coincidieron: es sangre.

Aquí unas bonitas imágenes:

Y sí, la verdad es que no es cátsup, no es pintura, ni salsa valentina.

Lo angustiante y medio tétrico es hacer conjeturas y nunca saber realmente qué era eso que contenía la bolsa. Podría ser carne de res o puerco que alguien tiró a propósito o por accidente en aquella calle, pero caben otras posibilidades más macabras que mi mente y sus mal viajes empiezan a considerar: ¿y si eran los restos de alguna mascota muerta… o viva?, ¿o un bebé?, ¿o los restos de alguna persona descuartizada?

Faltan unas horas para que la televisión y otros medios hablen de historias tétricas y yo, lejos de poder contar con la seguridad de que aquellas historias no son más que ficción, tengo el predicamento de ver mi auto ensangrentado cada vez que lo uso. Podría lavarlo pero me da asco y por enfermo que parezca, me resisto a la posibilidad de llevarlo a un autolavado por alguna fuerza masoquista extraña que me hace sentir que mi carro está a la moda y más ad hoc para las celebraciones de difuntos. A veces hago cosas que ni yo comprendo.

Se me adelantó el día de muertos, ¿por qué siempre me tienen que pasar cosas tan raras?

2 comentarios:

Mariel Ramírez Barrios dijo...

brrrrrrrrr
que HORRIBLE!
Ademàs
NUNCA sabràs què era.
Yo no creo que tiren carne que salpique sangre en una bolsa
estoy segura de que era un cadàver
ayayayayay
hermano
Dulce o truco?

gabriel revelo dijo...

mariel: truco... siempre será mejor je je.