
En mi caso, no puedo dejar de ver con cierta melancolía mi antiguo calzado. Por más que mis nuevos Converse huelan a nuevo, su color negro sea intenso y estén inmaculadamente limpios, algo les falta. Resulta paradójico que cambie de tenis justo cuando el año también llega a su fin. Al igual que mis viejos tenis, el 2009 terminó algo maltratado. Varios de mis conocidos coinciden con algunos periodistas y analistas que dicen, lo mejor que podría pasar con éste año es que termine. No sé si comparto su punto de vista.
Mis viejos Converse están desgastados de tanto caminar, pero no me arrepiento de cada metro recorrido con ellos. Historias de mis andanzas que al fin y al cabo conforman mi presente. Lo mismo pasa con el 2009, por más desgracias o sinsabores tuvo sus cosas buenas, sus ratos inolvidables en los que el amor, la amistad y los buenos sentimientos estuvieron presentes.
Aprendimos a vivir preocupados. El 2009 estuvo marcado por una crisis económica que por desgracia desbalanceo a México. Una epidemia puso de jaque al país entero y el más grande de los artistas (mi favorito) murió y se transformó en leyenda. Fue, además, un año en el que la conciencia ecológica y la preocupación por el futuro se comenzó a tornar en un tópico de primera necesidad para la humanidad. Como ya va haciéndose costumbre, la realidad supera a la fantasía.
A nivel personal también hubo mucho que contar. Mi Atlante ganó la Liga de Campeones de la Concacaf y jugó el Mundial de Clubes en Emiratos Árabes Unidos; recordé que escribí el cuento más breve del mundo; confesé que un día me hice popo en una clase de natación; conocí a un brujo pintoresco; casi me llevan al 'Torito' a causa de mi alcoholismo; rememoré mis años de malandro en la prepa; le declaré la guerra al Osito Gominola; presumí mi vaso de colección; abrí mi Twitter y descubrí que esta red social se está convirtiendo en el principal enemigo de los blogs; comencé a subir videos de mi familia a internet; bailé Thriller en el Monumento a la Revolución; algo raro pasó en mi casa la noche del 16 de octubre; por primera vez en mi vida pensé en cerrar mi blog; viaje a Michoacán y otras peripecias más.
Fue un año movidito en el que los Converse fueron de allá para acá. Hoy se van y el 2009 también. Venga lo nuevo y bienvenidos los recuerdos. Nos leemos el próximo año.