En mayor o menor medida muchos la esperábamos. Ya sea por curiosidad, por ganas de ver las innovaciones técnicas usadas en su filmación o por ser arrastrados por la inercia de tantas campañas publicitarias a su alrededor. Lo cierto es que hoy en día, podría decirse que Avatar es el fenómeno cinematográfico del año.
No pude resistirme y acudí al cine la noche del viernes 25. Antes de verla, los comentarios sobre la nueva película de James Cameron eran diversos, aunque en general la premisa era similar: visualmente maravillosa pero con una historia plana que deja mucho que desear. Para disfrutarla como se debe elegí verla en formato 3D. Tres horas después, con mis pompitas cansaditas después de estar casi tres horas sentado, éste es mi veredicto:
Debo aceptar que Avatar me gustó mucho, aunque no me pareció una maravilla. La recomendaría, pero no para todo el público. Empezaré hablando de los efectos visuales. El que Avatar sea una cinta firmada casi en su totalidad sin locaciones y con poquísimos actores, generando la gran mayoría de las escenas digitalmente, ya la coloca en un lugar muy especial dentro de la historia de la cinematografía. Y efectivamente, conforme el film avanza los escenarios y recursos en escena deslumbran. Hay momentos dignos de ser recordados por su belleza estética. Cameron y su equipo dan vida a un universo hermoso, cargado de paisajes selváticos y llenos de vida. Plantas, criaturas, islas flotantes. Todo cargadísimo de detalles hasta en el más mínimo espacio. Y precisamente esta virtud termina volviéndose contraproducente. Al espectador se le ofrece tanto en cada cuadro, que en realidad poco se aprecia. En otras palabras: tanta luz deslumbra.
No pude resistirme y acudí al cine la noche del viernes 25. Antes de verla, los comentarios sobre la nueva película de James Cameron eran diversos, aunque en general la premisa era similar: visualmente maravillosa pero con una historia plana que deja mucho que desear. Para disfrutarla como se debe elegí verla en formato 3D. Tres horas después, con mis pompitas cansaditas después de estar casi tres horas sentado, éste es mi veredicto:
Debo aceptar que Avatar me gustó mucho, aunque no me pareció una maravilla. La recomendaría, pero no para todo el público. Empezaré hablando de los efectos visuales. El que Avatar sea una cinta firmada casi en su totalidad sin locaciones y con poquísimos actores, generando la gran mayoría de las escenas digitalmente, ya la coloca en un lugar muy especial dentro de la historia de la cinematografía. Y efectivamente, conforme el film avanza los escenarios y recursos en escena deslumbran. Hay momentos dignos de ser recordados por su belleza estética. Cameron y su equipo dan vida a un universo hermoso, cargado de paisajes selváticos y llenos de vida. Plantas, criaturas, islas flotantes. Todo cargadísimo de detalles hasta en el más mínimo espacio. Y precisamente esta virtud termina volviéndose contraproducente. Al espectador se le ofrece tanto en cada cuadro, que en realidad poco se aprecia. En otras palabras: tanta luz deslumbra.
A nivel argumento, la cosa cambia. Esperaba una historia medio mala, al servicio de los efectos especiales. Afortunadamente la narración tiene más lecturas de las esperadas y por lo menos a mí, me dejó satisfecho; en ella se nos cuenta la historia de Jake Sully, un ex militar lisiado que se traslada hasta el lejano planeta de Pandora, lugar en el que existe un material capaz de solucionar la crisis energética por la que atraviesa la Tierra. Debido a que la atmosfera de Pandora es letal para los humanos, estos crean Avatares (seres creados con la mezcla del ADN de humanos y el de los nativos de Pandora, llamados Na’vi). Por medio de su Avatar, Jake emprende la misión de ganarse la confianza de los Na’vi y realizar una especie de espionaje con el fin de obtener la información que permita la extracción del codiciado material. Con el tiempo, Jake se compenetrará tanto con los Na’vi, que llegará a plantearse realmente en que bando quiere estar.
Escarbando un poco podemos encontrar algunos planteamientos interesantes. En Avatar, la explotación desmedida de los recursos de Pandora es un reflejo de lo que le hacemos al planeta. Por momentos la cinta pinta a los humanos como una plaga dispuesta a arrasar con el hábitat; si somos sinceros, el saco nos queda a la medida. Pero también está esa parte mística de los Na’vi. Ese respeto a las plantas, animales y al mundo que nos rodea resulta un bálsamo y una llamada para recuperar esa espiritualidad que tenemos tan perdida. Lo paradójico es que, tal como sucede con el protagonista, el veinte no nos cae hasta que realmente nos ponemos en el zapato del otro. Por esto Avatar no sólo es una película de acción y ciencia ficción. El mensaje va más allá. Confieso que en algunos lapsos me conmoví y fue en ellos cuando más disfruté de Avatar.
Nunca he sido fan de James Cameron. Da la impresión que sus películas nunca terminan de embonar y cerrar bien el circulo. Seguramente a esto se deberá la sensación de ‘a ésta película le sobran efectos y media hora de trama’ que sentí al salir de la sala de cine. Quizá James Cameron olvidó que “menos es más”. Si después de leer éste post tienes tus dudas o no te convence del todo, ni la veas, seguramente te llevarás un chasco. Si por el contrario, sigues interesado, ni lo dudes y corre a verla.
5 comentarios:
3 horas???? no maaaanches... no dieron receso de 5 minutos como en antaño que a la mitad de la pelicula te dejaban salir al baño y a comprar las palomitas???
me dio curiosidad
el 1 de enero me tiendo a verla
feliz 2010
Maverick: eso de los intermedios en el cine eran la onda, uno podía ir al baño sin miedo de perderse alguna escena importante.
victoria: vela y luego nos cuentas que te pareció. feliz 2010 para ti también.
(suspiro) Ahhh... Avatar...
Además de amar a Sigourney Weaver, la pelí per se, me Fascinó. Lloré tres veces, jeje. La conexión *literal* de los Na'vi con su entorno me parece un concepto... revelador de una realidad que en éste planeta se asume como metafórica ante la ceguera para las señales que envía el planeta. ésa conexión inminente que se manifiesta en éstas lluvias totalmente fuera de lugar en Diciembre/Enero. En los días acalorados en Invierno, y las lluvias tardías de otoño. La conexión existe pero Avatar tuvo que hacerla explícita para plasmarla mejor en la conciencia.
La idea de crear una lenguaje para avatar me pareció estupendo. Adoro las gramáticas desde que tuve que desarrollar un lenguaje formal en la universidad. Amo todas las lenguas.
Es épica. Se debe ver. Como dirían los gringos: es un 'MUST'.
=)
Y por cierto, padecí el mal de las tres horas y tuve que salir a atender a mi vejiga perdiéndome unos 5 o 6 minutos de película. =(
Un abrazo.
jonhy: sí, eso de la conexión y la situación actual (hoy de nuevo llovió). ojalá más personas pudieran verlo, y sobre todo, actuar para cambiar las cosas. también me gustó... aunque agüante estoicamente el frío y las ganas de hacer pipí jejeje.
recomendable... ¡saludos!
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