Querido Adal Ramones:
Recuerdo la primera vez que te vi. Fue un sábado en la tarde, yo tenía 13 años y sin querer sintonicé canal 9 y ahí estabas. Usabas gorra y vestías como cualquier muchacho de mi edad. Hablabas y hablabas de aeropuertos frente a la cámara, poco después supe que aquel monologo era la sección de apertura de un programa que llevaba apenas un mes al aire.
‘Otro Rollo’ era el nombre de aquella emisión que desde ese entonces se volvería mi favorita. Una semana después memoricé tu nombre sin imaginar que te volverías un referente en la historia de la historia de la televisión mexicana. Entonces Otro Rollo era transmitido los lunes por Unicable, y repetido los sábados en televisión abierta. Gracias a ti, le pedí hasta el cansancio a mi papá que instalara cable en la casa para poderte ver en vivo y no en una repetición.
Con el tiempo me volví fan de hueso colorado no sólo de ti, sino de Yordi, Mauricio Castillo y todo el concepto del programa. Y es que nunca antes había visto algo así en televisión: un espacio en el que hubiera humor, creatividad, inteligencia, grandes entrevistas y sobre todo, pasión por el entretenimiento. Sin saber cómo paso, me fui convirtiendo en un Adal a escala: usaba gorras, escribía mis propios sketches y monólogos, y hasta me imaginaba que era yo, y no tú, el conductor del programa.
No faltaba quién te criticara y dijera que aquel éxito en realidad era inmerecido, y yo te defendía diciendo que tu programa estaba bien hecho y tenía calidad, que tu programa pasaría a la historia como uno de los mejores. El tiempo me daría la razón y llegarías a canal 5, manteniendo siempre un gran rating, entrevistando a todos los grandes personajes de la vida pública nacional e internacional, e innovando siempre con divertidas dinámicas y retos. Desde entonces, concebir un martes sin ver Otro Rollo antes de irme a dormir era inconcebible.
Y así pasaron 12 años, hasta ayer, 8 de mayo, día en el que se transmitió el último Otro Rollo.
Contrario a la mayoría de los programas que salen del aire, el tuyo no se va por bajo rating, falta de patrocinadores o problemas internos, no, al contrario, se va porque tú mi querido Adal, eres un creativo por naturaleza, un hombre de retos. Se termina Otro Rollo pero te seguiremos viendo en tu nuevo proyecto y sueño ‘¿Y ahora qué hago?’, comedia de situación que seguramente será otro éxito en tu carrera.
Hoy ya no quiero ser tú, pero no puedo dejar de admirarte.
Casi apostaría que no leerás esta carta, pero de cualquier manera necesitaba escribirla, es lo menos que se puede hacer por alguien que por años me alegró la vida. Ahora mismo, mientras escribo no sé ni por dónde empezar pues son tantas las cosas por decirte que de seguro me quedaré corto. ¿Sabes que tú eres uno de los grandes culpables de que estudiara Ciencias de la Comunicación?, además, me enseñaste que uno puede amar la comedia y el humorismo a tal grado de volverlos un estilo de vida. Gracias, porque viéndote a ti me doy cuenta de que crecer no significa renunciar a tus sueños, ni dejar de jugar y ver lo divertido de la vida.
Ayer, mientras despedías tu programa acompañado de los otros conductores sentía que una parte de mi se iba con ustedes. Llorabas y no eras el único, varias veces yo sentí que las lágrimas se me escapaban y que un nudo se formaba en mi garganta. Y es que no sólo eres un icono de mi generación. Creciste conmigo. No importaba que se me cayera el mundo en pedazos, yo sabía que cada martes bastaba encender mi televisión para que me sacaras una sonrisa. Y eso mi querido Adal, no tiene precio. Tú eres la prueba de que las cosas pasan, y yo quiero creerlo.
El problema de escribir cartas a alguien que tanto admiras es que siempre sientes que ‘te falta algo’. Son 12 años de recuerdo y no te digo adiós, sino hasta luego, pues en unos días estrenas programa y estoy seguro, Otro Rollo volverá. Con el corazón inundado de sinceridad te doy las gracias a ti y a todo tu equipo por haber hecho de mis martes Otro Rollo. Gracias por haber querido divertirme aun a costa de tu salud y problemas personales. Seguramente volveré a escribir sobre ti, hasta entonces, que Dios te bendiga mucho.
‘Otro Rollo’ era el nombre de aquella emisión que desde ese entonces se volvería mi favorita. Una semana después memoricé tu nombre sin imaginar que te volverías un referente en la historia de la historia de la televisión mexicana. Entonces Otro Rollo era transmitido los lunes por Unicable, y repetido los sábados en televisión abierta. Gracias a ti, le pedí hasta el cansancio a mi papá que instalara cable en la casa para poderte ver en vivo y no en una repetición.
Con el tiempo me volví fan de hueso colorado no sólo de ti, sino de Yordi, Mauricio Castillo y todo el concepto del programa. Y es que nunca antes había visto algo así en televisión: un espacio en el que hubiera humor, creatividad, inteligencia, grandes entrevistas y sobre todo, pasión por el entretenimiento. Sin saber cómo paso, me fui convirtiendo en un Adal a escala: usaba gorras, escribía mis propios sketches y monólogos, y hasta me imaginaba que era yo, y no tú, el conductor del programa.
No faltaba quién te criticara y dijera que aquel éxito en realidad era inmerecido, y yo te defendía diciendo que tu programa estaba bien hecho y tenía calidad, que tu programa pasaría a la historia como uno de los mejores. El tiempo me daría la razón y llegarías a canal 5, manteniendo siempre un gran rating, entrevistando a todos los grandes personajes de la vida pública nacional e internacional, e innovando siempre con divertidas dinámicas y retos. Desde entonces, concebir un martes sin ver Otro Rollo antes de irme a dormir era inconcebible.
Y así pasaron 12 años, hasta ayer, 8 de mayo, día en el que se transmitió el último Otro Rollo.
Contrario a la mayoría de los programas que salen del aire, el tuyo no se va por bajo rating, falta de patrocinadores o problemas internos, no, al contrario, se va porque tú mi querido Adal, eres un creativo por naturaleza, un hombre de retos. Se termina Otro Rollo pero te seguiremos viendo en tu nuevo proyecto y sueño ‘¿Y ahora qué hago?’, comedia de situación que seguramente será otro éxito en tu carrera.
Hoy ya no quiero ser tú, pero no puedo dejar de admirarte.
Casi apostaría que no leerás esta carta, pero de cualquier manera necesitaba escribirla, es lo menos que se puede hacer por alguien que por años me alegró la vida. Ahora mismo, mientras escribo no sé ni por dónde empezar pues son tantas las cosas por decirte que de seguro me quedaré corto. ¿Sabes que tú eres uno de los grandes culpables de que estudiara Ciencias de la Comunicación?, además, me enseñaste que uno puede amar la comedia y el humorismo a tal grado de volverlos un estilo de vida. Gracias, porque viéndote a ti me doy cuenta de que crecer no significa renunciar a tus sueños, ni dejar de jugar y ver lo divertido de la vida.
Ayer, mientras despedías tu programa acompañado de los otros conductores sentía que una parte de mi se iba con ustedes. Llorabas y no eras el único, varias veces yo sentí que las lágrimas se me escapaban y que un nudo se formaba en mi garganta. Y es que no sólo eres un icono de mi generación. Creciste conmigo. No importaba que se me cayera el mundo en pedazos, yo sabía que cada martes bastaba encender mi televisión para que me sacaras una sonrisa. Y eso mi querido Adal, no tiene precio. Tú eres la prueba de que las cosas pasan, y yo quiero creerlo.
El problema de escribir cartas a alguien que tanto admiras es que siempre sientes que ‘te falta algo’. Son 12 años de recuerdo y no te digo adiós, sino hasta luego, pues en unos días estrenas programa y estoy seguro, Otro Rollo volverá. Con el corazón inundado de sinceridad te doy las gracias a ti y a todo tu equipo por haber hecho de mis martes Otro Rollo. Gracias por haber querido divertirme aun a costa de tu salud y problemas personales. Seguramente volveré a escribir sobre ti, hasta entonces, que Dios te bendiga mucho.
1 comentario:
Yo descubrí "Otro Rollo" de manera tardía, en el año 2002.
Acá en Perú lo transmitían los sábados por la noche, y antes de quitarme a los tonos, ta que me cagaba de risa viendo cada ocurrencia y sobretodo los monólogos que Adal Ramones se mandaba para comenzar el show.
Recuerdo a la "Pecera del amor" y su gran acogida o cuando entrevistó a gente como Will Smith o Britney Spears, cuando se abrazó con Miguel Bosé, y se tuteó con Cafétacuva y Juanes, entendí la coyuntura del programa.
Se volvió uno de mis favoritos, acá en Perú las repeticiones son muy sintonizadas.
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