sábado, 12 de mayo de 2007

Aquella hoja que se enamoró de ti

No se trata sólo de pensarte. Si fuera así, el momento de mirarte no sería tan mágico.

Tanto la vida, como el amarte, se tratan de volverse una hoja al viento. Viajar de acuerdo a la voluntad de Dios en sus caricias disfrazadas de brisa. Ir por aquí y por allá, por dónde el mundo decida. A veces volando alto, a veces a ras del suelo.

Sutil y lentamente. Sin prisas pero con elegancia. Si de todas maneras tarde o temprano todos caemos, quiero disfrutar el viaje... al final el otoño llegará y todos lo haremos.

Por fortuna es primavera y esto apenas comienza. Hasta las hojas secas hablan al volverse nuestro camino. Bendita tú, flor de mi corazón que no caerás. Bendito yo, que no soy una hoja y puedo tocarte con mis ganas. Benditos sean los aires que tarde o temprano me lleven a ti.

Que bueno que te quiero, de otra forma sería imposible explicar mi existencia; o el mundo de Dios; o una hoja de árbol que de tan enamorado se secó y partió en mil pedazos.

1 comentario:

Gonzalo Del Rosario dijo...

Tas templado, ta bacán, a veces es bueno sacar los sentimientos a la luz. El que diga que no los tiene, bueno morirá como el infeliz que es.

"al final el otoño llegará y todos lo haremos."