miércoles, 1 de junio de 2011

Revista de colección

Soy un sinvergüenza exhibicionista. No me bastó con haberles confesado en mi anterior post que fui un niño ratero, ni en otras ocasiones haber escrito sin pudor alguno como de pequeño jugaba con popó; mucho menos he sido precavido a la hora de contarles la forma en la que automediqué a mis compañeritos en el kinder, la ocasión en la que 'me hice' en plena clase de natación, o cómo me iba de pinta en la prepa. Hasta cierto punto, si bien me daba pena poner al descubierto tanta indecencia y marranada, nunca como hasta el día de hoy.

Redacto estas líneas y aun no estoy seguro de hablar de un negro pasaje de mi vida. Tan obscuro que muy, pero muy pocas personas conocen. Pero bueno, allá voy, pues si no me puedo arrepentir: una vez compré a escondidas una revista corriente, nomás porque en ella salían fotos de un señor encuerado. Se lee feo ¿verdad?, pues lo fue, pero eso no impidió que buscara dicha publicación por toda la ciudad hasta encontrarla. Seguramente ya piensan lo peor de mí, y tienen toda la razón, sin embargo, les cuento la historia completa para que me juzguen como un viejo puerco y pervertido.

Seguramente, a mis lectores mexicanos ni falta hace decirles quién es Fabián Lavalle, pero para quienes nos visitan de otras partes del mundo, se los presento:



También llamado ‘Fabiruchis’, éste señor dice ser periodista de espectáculos. Sale en la tele, tiene un programa de radio y además, dicen, le gusta mucho tomar. Hasta hace un par de años, las señoras fodongas y fanáticas de ‘los artistas’ lo admiraban y hasta autógrafos le pedían. Lo malo es que en noviembre del 2007 su vida (y ya ni qué decir su dignidad) dio un (re)vuelco de 180 grados cuando fue encontrado golpeado y ensangrentado en un hotel de mala muerte de la colonia Roma. Dicha agresión, se debió a que ‘Fabiruchis’ se negó a pagarle por sus servicios amatorios, al sexoservidor Alfredo Cervantes Landa. La noticia conmocionó a todo el país, pues NADIE, repito, NADIE, imaginó, y mucho menos sospecho, que el señor Lavalle fuera gay.

Para su suerte y nuestra tranquilidad, cuando se recuperó de sus heridas, aclaró lo sucedido. Joterias más, joterias menos, ‘Fabiruchis’ explicó que esa noche su agresor se acercó a él y lo invitó a una fiesta en la que habría ‘chicas buena onda’. Fabián hizo lo que cualquier persona coherente haría: lo dejó subir a su camioneta y se fueron al hotel en donde tendría lugar el festejo. Pasaron a un cajero por 500 pesos y por unas ‘Viñas’ (bebida alcohólica fina y elegante) para esperar a las muchachas. El Fabián se metió a bañar y cuando salió su compañero le ofreció una de las Viñas destapada. El periodista comenzó a sentirse mareado. El chichifo (perdón, el agresor) comenzó a golpearlo y exigirle dinero hasta dejarlo inconsciente. Pobrecito, la verdad.

Como persona culta y de actualidad que soy, seguí esa noticia con puro interés profesional y periodístico. Uno de esos días, escuchando el programa de radio La Taquilla me enteré que la supuesta existencia de imágenes de Fabián Lavalle madreado en el hotel no eran una leyenda urbana, pues acababan de ser publicadas en exclusiva por la revista Órale, publicación especializada en puras corrientadas y chismes baratos y vulgaridades sexosas. Según los locutores, aquella revista era de colección, y que estaba volando en los puestos de revistas. Sugerían comprarla pues, en unos años, esta edición valdría mucho dinero. Bajo un argumento similar, hace mucho compre el comic de
'La Muerte de Superman', y la verdad sí incrementó su precio. Por lo tanto, y como una inversión carente de toda morbosidad, me puse a buscar la revista.

En efecto, estaba agotada en todos lados. Pase una tarde entera recorriendo cuanto punto de venta de periódicos y revistas encontraba. Finalmente, tras horas de esfuerzo, la hallé:







Me dio pena pedirla, pero ni modo, todo fuera por los miles de dólares que esas hojas de papel corriente valdrían en un futuro. No sé ni qué le balbuceé al vendedor para justificar mi adquisición. Salí corriendo hacia el auto tratando de no dejar el menor rastro posible. El problema fue cuando llegué a casa. Obviamente no podía entrar feliz y campante de la vida con semejante cosa. Me la guardé debajo de la camisa y entré. Por azares desafortunados de la vida, mi mamá estaba parada casi junto a la entrada. Alcé el brazo para saludarla y en eso la revista cayó al piso. Se hizo un silencio incomodo. ¿Cómo explicar que su hijo varón, el hombre de la casa, tuviera en su poder una revista de dudosa reputación y con la imagen de un señor encuerado, más otras indecencias?

- ¿Y esa revista? Preguntó mi progenitora.
- Es de… de lo del ‘Fabiruchis’. Es la única revista con las fotos y está agotada en todos lados. ¡Es de colección, está agotada en todos lados! En unos años valdrá mucho. Respondí.

La levantó del suelo, la hojeó y creo, me dio el avión. No sé si me creyó, una parte de mí piensa que sospechó que compré esa revista por otros motivos, y que hasta sospechó de mi hombría. Días después, cuando perdí de vista mi inversión y le pregunté a mi madre sobre su ubicación, ella me contestó que la tenía guardada.

Ya es 2011. Hace poco me dio curiosidad el saber qué había sido de mi ‘Órale’. Quesque buscó y no la encontró. No sé si realmente la perdió o esa desaparición la hizo por mi bien. Según tengo entendido, ese número sigue costando lo mismo que cuando la compré, osea, unos 10 pesos. Menos mal, si realmente hubiera incrementado su valor estaría a punto del suicidio. Mejor escondo mi
vaso de colección, no le vaya a pasar lo mismo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

no mms... ahora si volviste con tu mezcla de humor y cuentacuentos... me hizo reir tu anecdota.

Luis Gabriel... dijo...

¿Qué habra sido de esa revista? Habra que preguntaarle a mi tía.

gabriel revelo dijo...

anónimo: gracias, es un estilo que me gusta mucho, pero trato de no abusar mucho de él.

Luis: Negará todo jojo.

Victoria dijo...

jajajaja
me hiciste reir con que
"dudo de tu hombria"
pobre Fabiruchis no?
que manera de ponerle en la torre a su vida, digo porque como dices, como quiera era un personaje en la television y hoy es una caricatura de si mismo...

gabriel revelo dijo...

Víctoria: Jajaja, aun así, la caricatura sigue regandola y haciéndose más y más caricatura.

Unknown dijo...

Creo que hubiera sido mejor llegar con la noticia de que compraste una revista de colección que ocultarla como closetero, ademas esta re feo el Fabiruchis, creo que eso aumento el shock de tu madre. xD

gabriel revelo dijo...

OmaruS: cierto, no pensé en esa opción... ni hablar, al menos no le dio un infarto.