lunes, 16 de marzo de 2009

Natación Noriega



Si las cuentas no me falla, esta será la segunda vez que en éste blog hable de porquerías. Aquella vez hablé de Kryptonita y al igual que ahora, haré la advertencia correspondiente: están a punto de leer un texto escatológico y asqueroso. No es mi estilo eso de andar ventilando intimidades pero en esta ocasión bien vale la pena. Hay historias que simplemente no se deben contar, pero que prevalecen a través del tiempo, medio escondidas en nuestra memoria, esperando el momento en el que uno se atreva a contarlas por más que después uno termine arrepintiéndose.

Sucedió en 1986 o al menos eso calculo. México era sede por segunda vez de un Campeonato Mundial de Futbol. Con escasos 4 años mi memoria logró atesorar de a poco algunas escenas de lo que en ese entonces era mi tranquila vida: cursaba el Jardín de Niños, auto medicaba a otros niños por amor a Martha Patricia, me creía He-Man y tomaba clases de natación a pesar de ya sabía, pues era (bueno, soy) un niño gordo mis papás se empeñaban en ponerme a hacer ejercicio.

Iba con mi prima Yuli (seis años más grande que yo) los martes y jueves por la tarde. El lugar se llama “Natación Noriega” y está ubicado cerca del metro Viaducto, por el rumbo de La Coruña. Como a unas cuadras de ahí vive mi abuela, al salir de clase mi papá nos llevaba a casa de mi abuela a comer arroz con frijoles. El maestro era un viejito gruñón parecido al Señor Vitali (sí, el de Remi). Aquel mentor, que de seguro le enseñó a dar sus primeras brazadas a Aquaman, tenía la costumbre de gritar y ser demasiado estricto. Todo que no fueran sus ejercicios estaba prohibido.



Una tarde cualquiera, mis múltiples actividades preescolares hicieron que se me fuera el tiempo y no pudiera ir al baño. Uno a los cuatro años sabe que hay cosas postergables, y hacer popo es una de ellas. A esa edad se podemos aguantar por horas pues ningún retortijón es tan urgente como jugar, platicar o ver las caricaturas. “No dejes para después lo que puedes hacer hoy” reza un dicho popular. Si aquella tarde le hubiera hecho caso no hubiera pasado ninguna tragedia. Sabía que necesitaba ir al baño y deposité toda mi confianza en mis esfínteres.

Lo malo es que perdí la apuesta.

Estaba a media clase cuando sentí unas pataditas en el estomago, casi al instante llegó la primera contracción. Estaba a punto de dar a luz y no precisamente a un bebé. Como dice la canción ‘todo pasó tan rápido, que ni cuenta me di’, o más bien sí. Unos bultos aparatosos en la parte trasera de mi traje de baño impedían que nadara a mis anchas. Intuí que no faltaba mucho para que la clase terminara. Decidí que lo mejor sería esperar y deshacerme del ‘regalito inesperado’ en el baño del vestidor y salir así bien librado.

Me puse tan contento con lo brillante de mi plan que hasta nadé con más ganas. No me percaté que el profesor Vitali había notado que guardaba algo dentro de mi traje de baño rojo. Como algunos alumnos acostumbraban a meter juguetes de contrabando a la clase y esconderlos en el mismo sitio, él intuyó que las bolitas que guardaba en el trasero era muñequitos o pelotitas o vaya Dios a saber qué. Me atrapó, con la pericia de un Tritón metió la mano buscando encontrar alguna figura de acción y hallando, en cambio, algo parecido a plastilina Play Dooh color mostaza que soltó al instante. Vi aquella masa amorfa flotando en el agua, alejándose de mí. Supe que estaba en problemas.

Me sacaron de la alberca. Algunos papás que estaban presentes me miraban con cara de ‘mi hijo nunca haría nada así’. El profesor, aun medio shockeado, se desquitó con mi prima la mandó a que limpiara y se hiciera cargo de su primito cagón. Ya en el vestidor mi prima a duras penas me dirigió la palabra. No sé si por el olor o porque de verdad estaba enojada conmigo. Esa tarde salimos temprano. En casa de mi abuela, la anécdota lejos de causarme regaños hizo que todos rieran. Claro, como a ellos no les había pasado. Aunque ahora que lo pienso, mi prima fue la que verdaderamente sufrió.

Mi prima abandonó las clases al poco tiempo de mi accidente intestinal. Supongo que le quedó alguna especie de trauma pues experiencias así no son fáciles de olvidar. Un año después era tan buen nadador, que dejé de asistir a la Natación Noriega. Nunca más volví a hacer popo en una alberca. Pipi a veces.

Este pasaje de mi vida estaba destinado al anonimato. Cambié de opinión hace unos cuantos sábados mientras manejaba por la colonia Viaducto Piedad y pasé afuera de la Natación Noriega. En la puerta estaba él. El maestro gruñón que supongo se apellida Noriega disfrutaba la tarde mirando la calle. Seguía igual de viejito y su aspecto seguía siendo el del señor Vitali. En resumidas cuentas, el tiempo no pasó por él. Metí reversa. Me detuve frente a él y le saqué una foto con mi celular (ya saben, como soy pobre la calidad es pésima). Nuestras miradas se cruzaron. A la distancia no lo encontré tan enojón como lo recordaba. Seguramente no me reconoció y hasta pensó que soy un secuestrador. Sin decirle nada seguí mi marcha con un sentimiento de tiempo perdido que no pude descifrar en un buen tiempo.

14 comentarios:

Y yo estoy aqui... borracha y loca..!! dijo...

jajajaja... Buenisima historia!!

Creo q la mayoria nos hemos hecho pishhh en la alberca, pero popo... Yo no!! Lo juro!

M sacaste una carcajadota. Pero dime, lo superaste?

saludos

Tulius Ciceron dijo...

jajajajaja... el solo hecho de imaginar al profe metiche meter la mano y llevarse una "pastelosa sorpresa" hizo que me botara de la risa como es posible... che viejillo..

lo que hace uno cuando esta pequeño vdd?? jajaja nuestras ideas brillantes xD

aunque poquito apestoza, buena remembranza...

saludos!!

Jessie dijo...

JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!! Ay, perdón que me ría, pero tenés razó´n, como no nos ha pasado a nosotros, ó a lomenos a mí, pues resulta muy cómico.

Y te prometo, que no me reí de vos, me reí con vos, que no es lo mismo.

Sabés, vos sos el primero que me entero que se hizo pupú en una piscina. Pensar en que todo el mundo se ha hecho pis en la piscina, bueno, quién no (sí, yo también lo he hecho alguna vez), pero pupu, y luego decís que el maestro metió la mano, uy! wacala de perro!!! eso sí fue asqueroso!!!

Y lo que se me hizo injusto fue de que se usara a tu prima de pararrayos de ese gracioso incidente, bueno, la entiendo, ella tenía toda la razón del mundo en enfadarse y no querer volver más a ese lugar, yo en su lugar haría lo mismo de enfadarme y no volver más a ese lugar, con la diferencia de que también yo lo hubiera acusado con mi papá de la injusticia que cometió y así mi papá lo hubiera mandado a la guillotina por injusto y por meterse con una princesa, y no cualquier princesa, sino su princesa, la hija del rey del Sur de Céfiro.

Ay, quiero escribir más, pero ya, después de la mega carcajada ya quedé seca.

Asíque lejos de avergonarte, sentíte orgulloso de que a tus fans nos has hecho reir, y ya sabes qu ésta princesa es una de tus fans, y por hacerme merecés otro premio, tendrás tantos que hasta tendrás que abrir una galería con todo los premios que te regalado, ó más bien, que te has ganado.

Asíque revisá tu mail que ya te voy a dar tu siguiente premio.

Te saludo y me despido

También te mando besos.

Atentamente:
Jessie, la rpincesa del Sur de Céfiro

zocadiz dijo...

jajajajajajajaja
me has hecho reir muchísimo..
jajajajajajaja
tengo historias similares... pero creo que jamás me animaría a publicarlas.. jajajaja

Karla dijo...

dicen que contar nuestros traumas nos ayuda a superarlos...te ayudo?
porque yo me divertí...y aprecio tu valor para contarlo...no es fácil aceptar que nos equivocamos (alguna vez) jejeje
saluditos

gabriel revelo dijo...

borracha y loca jojo: ya, de hecho creo que lo superé a los días... aunque veo una alberca y me pongo a temblar.

maverick: quiero pensar que el maestro viejito lo hizo sin ninguna doble intención. y sí, de escuincles hacemos más tonterias que ahora (bueno, en mi caso creo que no)... saludos!

jessie: gracias por el premio... luego lo pongo dónde se merece. que bueno que reíste, era el objetivo de este post. bueno, y refrescar un poco la memoria.

zocadiz: vamos, publicalas... no me dejes sólo en esto de hacer el ridiculo.

karla: funcionó... a cualquier desgracia siempre vale la pena encontrarle el lado amable... lo demás es una fiesta.

Anónimo dijo...

jjajajajajajajajaj Gabo! no ma! no podía dejar de rerír jajaja bueno la verdad es que no puedo.... Gracias por hacerme el día, muy buen post...

Q valor!

Xo´s :*

kika :)

gabriel revelo dijo...

kika: gracias a ti por darte una vuelta por éste espacio... que bueno que te di risa jojo

Amanecer dijo...

no hay nada mejor que alguien que tenga el valor de escribir tremendo roche(verguenza)
jajjajaa que buen regalo le diste a tu profe . lo MAX TU POST

gabriel revelo dijo...

pamela: aprendí una nueva palabra... roche. je je... gracias por darte una vuelta por acá pamelita. saludos hasta perú.

Anónimo dijo...

hola gabriela, que buena onda de contar tu anecdota, yo vivo en sur 79 y conozco la escuela de los noriega, si son gritones TODOS, felicidades por tu valor. saludos gaby

XND dijo...

Moriré de risa cada que lea éste fragmento:

"ni me percaté que el profesor Vitali había notado que guardaba algo dentro de mi traje de baño rojo. Como algunos alumnos acostumbraban a meter juguetes de contrabando a la clase y esconderlos en el mismo sitio, él intuyo que las bolitas que guardaba en el trasero era muñequitos o pelotitas o vaya Dios a saber qué. Me atrapó, con la pericia de un Tritón metió la mano buscando encontrar alguna figura de acción y hallando, en cambio, algo parecido a plastilina Play Dooh color mostaza que soltó al instante. Vi aquella masa amorfa flotando en el agua, alejándose de mí."

Ésta entrada es -como se dice hoy en día- un: EPIC WIN

gabriel revelo dijo...

johny: gracias jajaja... imagina cómo me sentí... saludos!

Santiago Ramírez dijo...

Cuál es la dirección exacta de Natación Noriega?, vivo por ahí y no sabia de su existencia.