Pensabas que no sería para tanto pero al final resulta que hasta nervioso estás. Aunque la cita es a las 10 de la noche, llegas casi una hora antes y te topas con la primera sorpresa de la noche: no estás solo. Como tú, otros cientos de fanáticos han arribado al Hard Rock Live con la firme y por lo tanto irrevocable convicción de rendirle homenaje al recién desaparecido Rey del Pop.
La cola para entrar al recinto se incrementa cada minuto, los vendedores ambulantes ofrecen desde playeras hasta discos de vinil originales, el tráfico en aumento; todos esos detalles suceden sin que repares demasiado en ellos pues tu atención y mirada están fijas en esa estrella negra del piso que en su interior tiene grabado con letras doradas un nombre: Michael Jackson.
Al ingresar notas que el lugar está repleto. Y eso que pensabas que no vendría nadie. Como puedes avanzas entre las poco más de mil personas ahí presentes. Es entonces cuando percibes que la atmosfera se volvió diferente. Rostros emocionados; personas portando un guante blanco, o un sombrero, o las dos cosas; desde adolescentes hasta personas de la tercera edad, todos con una ansiedad triste pero festiva, buscando un pedacito de irrealidad que les diga que lo acontecido el pasado 25 de junio no fue más que un mal sueño. Vas a la barra y pides una Coca Cola sin hielo (sientes que estás por enfermarte) que te cuesta 30 pesos y además te sabe a gloria. Finalmente encuentras un espacio en dónde decides esperar a que inicie el tributo para el cual compraste los boletos con muchos días de anticipación.
El sonido del lugar reproduce canciones clásicas del rock y eso hace que la espera sea más soportable. Los minutos pasan y cada intervalo entre melodía y melodía invitan a la esperanza de que ahora sí ya dará inicio el tributo. Sin embargo ya va media hora de retraso, no dejan de llegar personas y te preguntas dónde cabrán tantos. En el murmullo medio escuchas que el show se retrasó hasta las 11 de la noche… y tú que mañana tienes guardia y entras a trabajar a las 6 de la mañana. Aun así sonríes para tus adentros. Basta con que sientas toda la energía contenida en ese pequeño foro para que confirmes que algo especial, una de esas noches mágicas, está por ocurrir.
11 de la noche. Las luces se apagan. Una gran pantalla blanca desciende. En ella comienza a proyectarse el mismo video de apertura que viste en 1993 en el Estadio Azteca, cuando fuiste al mejor concierto de tu vida.
La cola para entrar al recinto se incrementa cada minuto, los vendedores ambulantes ofrecen desde playeras hasta discos de vinil originales, el tráfico en aumento; todos esos detalles suceden sin que repares demasiado en ellos pues tu atención y mirada están fijas en esa estrella negra del piso que en su interior tiene grabado con letras doradas un nombre: Michael Jackson.
Al ingresar notas que el lugar está repleto. Y eso que pensabas que no vendría nadie. Como puedes avanzas entre las poco más de mil personas ahí presentes. Es entonces cuando percibes que la atmosfera se volvió diferente. Rostros emocionados; personas portando un guante blanco, o un sombrero, o las dos cosas; desde adolescentes hasta personas de la tercera edad, todos con una ansiedad triste pero festiva, buscando un pedacito de irrealidad que les diga que lo acontecido el pasado 25 de junio no fue más que un mal sueño. Vas a la barra y pides una Coca Cola sin hielo (sientes que estás por enfermarte) que te cuesta 30 pesos y además te sabe a gloria. Finalmente encuentras un espacio en dónde decides esperar a que inicie el tributo para el cual compraste los boletos con muchos días de anticipación.
El sonido del lugar reproduce canciones clásicas del rock y eso hace que la espera sea más soportable. Los minutos pasan y cada intervalo entre melodía y melodía invitan a la esperanza de que ahora sí ya dará inicio el tributo. Sin embargo ya va media hora de retraso, no dejan de llegar personas y te preguntas dónde cabrán tantos. En el murmullo medio escuchas que el show se retrasó hasta las 11 de la noche… y tú que mañana tienes guardia y entras a trabajar a las 6 de la mañana. Aun así sonríes para tus adentros. Basta con que sientas toda la energía contenida en ese pequeño foro para que confirmes que algo especial, una de esas noches mágicas, está por ocurrir.
11 de la noche. Las luces se apagan. Una gran pantalla blanca desciende. En ella comienza a proyectarse el mismo video de apertura que viste en 1993 en el Estadio Azteca, cuando fuiste al mejor concierto de tu vida.
Entre canciones Estefan habla sobre el sentimiento de haber imitado a Michael por 16 años y se le quiebra la voz. A ti se te hace un nudo en la garganta y una lágrima recorre tu mejilla. El resto de las mil personas reunidas están como tú, con el corazón roto pero feliz. Más allá de que el parecido es asombroso y el show de calidad, lo verdaderamente invaluable es cuando te das cuenta que no eres el único que lloró la muerte de Michael. Por semanas te sentiste extraño cuando los demás cuestionaban tu tristeza por su muerte, incluso has aguantado burlas. Pero ahora, al verte rodeado de gente que como tú siente en el alma esta perdida, te sientes reconfortado, acompañado. No eres tú sino millones en México en el mundo quienes quieren homenajear al más grande. Por eso noches como esta. Por eso, junto con muchísimos mexicanos más has comenzado a ensayar sólo o en casa para hacer un inmenso baile colectivo de Thriller, a fin de mes, en el Zócalo.
Concluyó el emotivo espectáculo. La inmensa pantalla vuelve a descender y proyecta videos de Michael. No te vas, de hecho nadie lo hace. Trabajadores del Hard Rock Live suben al escenario la estatua del Rey que desde hace meses adorna Reforma mientras que una especie de fiesta muy privada da inicio. Casi una hora después decides irte.
Hoy las ojeras nadie te las quita… ni la sonrisa tampoco. ¡Larga vida al Rey!
4 comentarios:
Que temazo el de carmina burana, eh!
Te digo, los que más me gustaron fueron el Thriller, Jam, Dangerous y Moonwalker, en ese orden.
Y, no que había muerto? ó cómo es eso de que está desaparecido, eh?
Todo tu post parece un lindo sueño, pero una coca-cola a 30 pesos, que caro!
Y vos fuiste? Ya me imagino que todo el lugar estuvo que no se podía ni pasar. Pero valió la pena, que no?
Te saludo y me despido.
Atentamente:
Jessie, la primera (aplausos para mí por ser la primera)
P.S. gracias por considerar sexy mi nueva imagen, que también mi libreta tiene nueva imagen.
la verdad que yo no conocia mucho de el, desde niña super qera famoso, despues vi burlas de imitadores comicos de un michael que acosaba a niños...
un dia estoy en el carro y escucho la noticia... entonces me di cuenta de lo que perdi.
no hay dia en el que no cante sus canciones desde el 26 de junio empeze a conocer la vida, canciones y brillo que Michael dio al mundo...
como me peso de no ahber sabido de el antes! pero al menos me alegra algo... saber que ya esta lejos de envidias,de maldad, de arribismo.el fue alguien que solo quizo ser siemrpe niño y acambio tubo que sufrir el juicio de miles de sombras condenando, juzgando y envenenando.
jessie: bueno, moomwalker no es ni canión ni disco jejeje... es más bien un paso de baile. y sí, yo estuve ahí y pagué los 30 pesos por ese refresco. por cierto, valió mucho la pena.
soleil: al menos su música y videos han cautivado tu corazón, esa es su mejor recompensa. gracias por valorarlo... ¡saludos!
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