lunes, 12 de mayo de 2008

Buen viaje Sr. Potter

“El último enemigo que será derrotado es la
muerte”

No deja de ser un escenario común, entre los asiduos a la lectura, lamentar la llegada de un cuento o novela a su fin. Apenas se pasa la última página y ya se extraña a varios de los personajes que tras la barrera de aquellas hojas ya no podrán existir más. Tras semanas de ser mudos testigos de las vidas intensas y llenas de peripecias de los protagonistas, es inevitable sentir el vacío que deja su partida y extrañarlos durante los días, y a veces semanas, subsecuentes.

Si así pasa cuando se lee una historia apasionante ¿cómo no evitar sentir añoranza por una historia y sus personajes que nos tardamos siete años en leer? ¿Acaso un adiós así no puede sino cuando menos, cimbrarnos las entrañas? ¿Cómo no dedicarle, cuando menos unas líneas, a la saga de Harry Potter y agradecerle a él, y a JK Rowling, su creadora, por darme a conocer su universo?.

Uno de mis regalos de cumpleaños en abril del 2001 fue “Harry Potter y la Piedra Filosofal”. Hasta entonces, mi única referencia sobre aquella serie de libros era que se trataba de una historia infantil cuya adaptación estaba siendo llevada al cine. Con cierta curiosidad pero sin grandes expectativas emprendí la lectura, sin sospechar que desde las primeras páginas aquella historia se apoderaría de mi entendimiento. Fue tanto el impacto que en menos de un año y sin interrupciones, leí la segunda, tercera y cuarta parta de la saga. Para ese entonces ya casi tenía veinte años pero ese no fue impedimento alguno para que aquel mundo de magia y fantasía me pareciera creíble y bien estructurado. Pasaban las paginas y los libros de aquel mago, lejos de perder interés, progresaban y maduraban en sus diversas tramas, volviéndose más intensas, oscuras y elegantemente entrecruzadas en una arquitectura ilusoria casi perfecta.

Tras un par de años de ausencia, en el 2004 para ser exactos, “Harry Potter y la Orden del Fénix”, el quinto libro de la saga fue publicado y vino a confirmarme que aquella historia monumental no era sólo un fenómeno mediático, sino que nos encontrábamos ante una de las mejores obras de la literatura fantástica de la historia.

Todavía recuerdo la fecha: 22 de febrero de 2008. Eran casi las siete de la noche y en mi cabeza sólo cabía el llegar a mi casa y comenzar la lectura del libro número siete, aquel en el que todo terminaría y en el que finalmente quedarían develados todos los misterios que por años rondaron a los fieles seguidores de la historia. Me tardé casi tres meses en terminar de leer “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte”, y no precisamente por falta de tiempo o lentitud al leer, sino porque no quería llegar al final. Me rehusaba a creer que aquella aventura que cada día me ponía los nervios de punta y tanto me emocionaba llegaría a su fin. Por más que intenté posponer lo inevitable, hasta llegar a los niveles ridículos de leer diez hojas diarias cuando mucho, éste fin de semana llegué al punto final, no sin antes interrumpir en repetidas ocasiones la lectura para respirar, contener la emoción o ser conmovido hasta las lagrimas. Siempre valdrá y mucho la pena una novela que logre tocarnos de tal manera.

Siete libros, siete años de mi vida y más de 3,000 hojas resumen de manera parca el camino que recorrí a lado de Harry Potter. Y sin embargo, mirar esos siete libros sobre una de las repisas de mi cuarto es recordar batallas épicas, personajes entrañables, momentos llenos de tensión y otros tantos cómicos, momentos románticos y escenas llenas de ternura y esperanza.

No daré pormenores del final ni narraré la historia, pues para ello están los libros que son una maravilla. Muchos creen que Harry Potter no deja de ser un cuento infantil y no podrían estar más equivocados. Más allá del inicio rosa de la historia o de las películas, se encuentra un fondo más complejo del que se piensa. Salvó pequeños y a veces imperceptibles abusos deliberados del recurso de ‘la magia como solución a todo’, el final es impecable y lleno de una intensidad y vertigo que se mantiene desde el inicio del libro.

Es difícil decirle adiós a un libro así. No sólo extrañaré a Harry, Ron y Hermione. También echaré de menos esas tardes en las que mi mente viajaba, como un fantasma más, por los míticos pasillos de Hogwarts, siendo testigo de la más grandiosa historia que se pueda contar, aquella del niño que vivó.

4 comentarios:

Alviseni dijo...

yo no leí ni un libro de la saga, acaso llegué a ver una película en el cine. creo que no me llamó mucho la atención.

pero conozco el sentimiento, eso que dices me pasó con las novelas sobre "maqroll el gaviero", de álvaro mutis. jaja, extrañé al "capi" en la primera novela y así a otros personajes, y a mí mismo leyendo las páginas hace años.

k dijo...

Uy, yo sólo leí el 1,2 y 4, y no recuerdo en qué ordén jajaa. Yo no me clavo mucho, casi con nada, i envy you.

Lata dijo...

Qué lindo por tu piropote tan cursi en mi blog, ¡gracias! :)

Y, bueno, respecto a Harry, estoy peor que tú... chale... Leí los seis primeros... en dos meses seguidos :S jajajaja. No pude parar, lo leí hace como dos años y de verdad, no pude parar.

El último lo leí en un word, al día siguiente que salió. Comencé a leerlo y me conectaba al messenger mientras otra amiga, igual de enferma que yo, también lo leía... lopeor es que iba más adelante que yo y comentábamos. Ash...

Fue estupendo. El capítulo final no me encantó, pero toda la aventura HP ha sido fantástica. Qué buenas historias!!!!!

:)

Tengo que volver a leerlo... chale. Ja, ya no me acuerdo bien de las reliquias y demás.

gabriel revelo dijo...

dr. alvi: el problema es que si bien, las peliculas de harry potter son buenas, no alcanzan a abarcar todo lo que la historia y los libros son en realidad. en estos casos (como en muchos de la vida) los libros son MUCHO mejores. ¿"maqroll el gaviero"?... ¡lo buscaré! (y apuntaré en mi lista de diez mil pendientes).

k. ja ja... yo al contrario, suelo clavarme con casi todo lo que hago.

lata: de nada por el piropo. a lo de las reliquias no le encontré mucho chiste, o al menos mucha trescendencia que digamos. pero tienes razón, los siete libros tienen algo y soltarlos es casi imposible. como pocas veces esperaba llegar a casa y ponerme a leer por horas. es lo sublime de contar historias. si apasionarse por algo así es estar enfermo, espero estar al borde de la muerte.