‘Yo nunca he hecho eso’. Todos lo hemos dicho alguna vez, como si portáramos un inmaculado estandarte que nos diga, sólo para estar bien con nosotros mismos; que los que siempre se equivocan y tienen comportamientos adecuados son los otros, y no nosotros.
Cansado de apariencias inútiles me pregunto qué pasaría si al menos por hoy acepto que lejos de lo que busco aparentar, digo la verdad y acepto todo aquello que hago y que se supone, debe ser visto como ‘políticamente incorrecto’.
Porque eso soy para ti. Una persona políticamente incorrecta de la que jamás podrás enamorarte. Mereces a un hombre respetable, que vista bien, tenga noción de la moda y siempre huela a perfumes europeos. Alguien joven pero maduro, que sepa de negocios y tenga ingresos aceptables. Que sea independiente, guapo y posea una personalidad arrolladora, sepa bailar y sea sociable. En fin, todo lo que no soy, aunque a veces lo pretenda con nefastos resultados.
Siempre, al menos cuando tú estás presente, he pretendido ser otro, alguien al menos un poquito más interesante. Esconder mis defectos detrás de montañas de mentiras que estoy seguro nunca te tragas. Ahora que todo está más o menos perdido, más me valdría de una vez por todas aceptar lo que soy. ¿Qué más da si los defectos y acciones que estoy a punto de enumerar no son exclusivos de mí y otros también incurren en ellos? Eso no te haría quererme.
Para ti soy políticamente incorrecto. Me muerdo las uñas de las manos, leo el TVNotas en el baño y chupo las bolsas de frituras una vez que me las acabo. ¿Verdad que eso no haría el hombre de tu vida? Seguramente tampoco dejaría pasar días sin rasurarse, se pondría la misma ropa tres días seguidos o pasaría un día entero viendo la televisión sin hacer nada. Alguien correcto no confesaría en un blog sus soledades, ni se sabría canciones de RBD o tendría muñequitos decorando su cuarto a sus veintitantos.
Veo caricaturas y lo peor es que me emociono. Alguna vez he visto páginas porno en internet, chateado fingiendo ser otro y no me gusta ir a misa. No hago ejercicio, como entre comidas y siempre ando deprimido. Alguna vez me robé unos dulces de un supermercado, en las comidas elegantes me da por aventar bolitas de migajón y no sé nada de vinos y tragos elegantes, visto pésimo y manejo como viejito.
Por más que me empeñe en decirte lo contrario, son muchas cosas las que me hacen inconveniente para ti. Quizá lo más desafortunado del asunto sea el estar loca, verdadera y puramente enamorado de ti y que esto también sea políticamente incorrecto. Yo y mi mala suerte. Yo y lo que no soy. Yo sin ti, por cierto, me caigo muy mal.
Mereces a una gran persona a tu lado y no alguien como yo. Soy la antítesis de un príncipe azul, que lo único que podría darte son cursis y mal escritos cuentos de amor.
2 comentarios:
Oe pero los extraños son ellos, eso es lo que siempre suelo decirme a mí mismo.
No te preocupes que ya llegará alguien, yo tengo a alguien que soporta mis locuras y depresiones.
No te desesperes que cuando esa persona llegue, lamentablemente dejarás de escribir estas "rarezas" como tú las denominas.
comparto algunas de esas actividades, cómo no.
también me gusta als caricaturas, la otra vez me reí como estúpido de algo que n iera gracioso, nomás por el efecto de sonido. lo porno igual (i mean cmon, qué hombre no?), excepto lo del majera, ahí si me gusta ser tipo rápido y furioso.
post divertido.
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