Cero y van seis noches sin dormir. Si hasta el momento el calentamiento global me preocupaba más no me afectaba, ahora ha comenzado a causarme problemas. Cero y van seis noches eternas, de esas en las que ves pasar cada hora con la velocidad de un caracol que para colmo, no sabe a dónde ir. Pensar que una onda de calor en México es la culpable de mis ojeras no es consuelo de nada.
Porque al menos en mi casa las noches son un infierno. Abro las ventanas y puertas para que el aire corra y refresque el ambiente, pero ni así. Me despierto unas cuatro veces auténticamente empapado en sudor y con la horrible sensación de que todo me estorba: pijama, sabanas, almohada. Desesperado tiro todo al suelo. Sigo dando vueltas en busca de que el calor cese milagrosamente y el sueño reparador aparezca de la nada. El bochorno malogra cuanta postura intento.
Dos horas después me encuentro más pegajoso. Voy al baño otra vez y aprovecho para bajar a la cocina y refrescarme un poco. Ya con un vaso de Coca Cola atiborrado de hielo me asomo al patio trasero y veo a Margarito, el perro, dormido afuera de su casa... al menos no soy el único que cambia su rutina a causa de las noches veraniegas.
Regreso a mi cuarto para darme cuenta que mi cama me parece insoportable. Entonces me acuesto en el piso y es como el paraíso. No es tan frío como quisiera, pero en comparación del resto de mi cuarto es un oasis, en el cual puedo extenderme a mis anchas y evitar que mis extremidades se estorben una a otra. Aun así, conciliar el sueño me resulta difícil pero finalmente posible. Me levanto cinco horas después y ya es de día. Con el aspecto de un borracho y los cuadritos del piso marcados en la mejilla me siento desconcertado hasta que recuerdo el por qué de mi ubicación. Hago un recuento y concluyo que pase más de cinco horas luchando contra el calor.
Cero y van seis noches así. Ya no sé qué hacer para no estarme durmiendo en el día y matar el sofocante calor nocturno, que para colmo, aumenta con las lluvias de la tarde. Comienzo a tener miedo de que llegue la noche y no sepa dónde meterme (quizá en el tinaco). No falta mucho para que me retire a dormir y comience el calvario.
1 comentario:
Ta que por acá está haciendo un frío de mierda. Como nunca en la denominada "Ciudad de la Eterna Primavera" o sea Trujillo, no sólo el dólar está bajando, la temperatura es día a día más gélida.
Durante el incendiario verano tampoco logré conciliar el sueño, pero es peor cuando a 10ºC no logras conseguirlo y cuando eso pasa, ya es hora de levantarse y bañarse para ir limpio a la universidad (bañarse en invierno a las 6:30 a.m. es una cosa de locos, creo que ya lo estoy)
Acá se está viviendo una antártica situación desesperante, no me quiero imaginar México . . .
¡¡¡Calentamiento global de mierda!!!
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