sábado, 6 de marzo de 2010

Mi pegue con los gays


Sin tapujos respóndanme con toda sinceridad: ¿parezco joto?

Espero que su respuesta sea un contundente no, aderezado con un ‘cómo crees, eres la viva imagen de la masculinidad’. Ahora, en el improbabilísimo caso de que hayan respondido afirmativamente, lamento decepcionarlos pues aunque de la impresión de serlo, para nada lo soy. Sin embargo, algo extraño pasa cuando al hacer un recuento de varios pasajes de mi vida, descubro que tengo pegue con los gays.

Recuerdo con cierta nostalgia aquel otoño del 2003. El autor de éste blog estudiaba el séptimo semestre de mi carrera universitaria y tenía unos ocho meses que mi papá había fallecido. Por aquellos días estaba estúpidamente obsesionado con una jovenzuela, a la que llamaremos ‘señorita K’ que me traía azotando las banquetas. Mi mundo giraba alrededor del sufrimiento que su desamor me producía. Tras meses de, literalmente, perseguirla, un día le escribí una carta en la que lleno de rencor le reclame lo injusto de su actitud y le avisaba que tendría un poco de dignidad y dejaría de buscar su amor. Metí aquella hoja con pensamientos insufribles y se la hice llegar. A ver si así le remordía un poquito la conciencia y me hacía caso.

Paralelo a esto comencé a hablarle a un compañero que iba conmigo en varias clases en la universidad. A todos les caía mal, tenía la sangre pesada y además, se rumoraba que era gay. En cierta ocasión hicimos equipo (sentí feo que nadie lo escogía y decidí hacer mi buena obra del día) para presentar nuestro “proyecto bimestral de francés”, que no eran más que exposiciones de cualquier tema pero en idioma franchute. Como yo me sentía súper creativo e innovador, decidí ir más allá y en lugar de hablar por veinte minutos de algo que a nadie le interesaba, decidí hacer una mini puesta en escena actuada al 100% en francés. Después de idear una historia medio chistosona comenzamos a trabajar en la redacción y traducción del guión. Desde entonces, éste muchacho empezó a buscarme cada vez más con cualquier pretexto. Me sentía un poco incomodo cuando hablábamos, algo había en su trato hacia mi persona que no me cuadraba.

Dos días antes de presentar el proyecto decidimos afinar detalles del proyecto decidimos ponernos de acuerdo en los últimos detalles vía Messenger. Tardamos un par de horas y cuando caí en la cuenta, la noche del sábado se había transformado ya en las primeras horas del domingo. Tras terminar de afinar los pendientes, mi coequipero aprovecho para hacerme, según él, una consulta de carácter personal. Yo, que tenía un sueño de los mil demonios, no fui capaz de negarme a leer sus problemas y darle algún consejillo. Entonces la plática fue más o menos así:

Coequipero del Proyecto de Francés: Pues sucede que hay alguien de la universidad que me gusta pero no sé si decírselo.
Gabriel Revelo: Pues deberías… digo, nada pierdes.
Coequipero del Proyecto de Francés: Pues sí pero… ¿y si no me acepta? Esta persona es maravillosa y no quisiera perderla por ansioso. Quizá sea mejor dejar las cosas así y ser amigos.

Y ahí tienen que su servidor todavía va de menso.

Gabriel Revelo: El que no arriesga no gana. Dile, yo te ayudo. A ver, ¿quién es?

Me ganó la curiosidad. A veces el chisme es poderoso en mi.
Coequipero del Proyecto de Francés: Prométeme que no le dirás a nadie y que todo seguirá igual. Gabriel Revelo: (ya medio fastidiado) Sí hombre, ya dime, ¿quién te gusta?
Coequipero del Proyecto de Francés: Tú…

Y madres, ¡qué escupo el refresco que me estaba tomando en el monitor de mi computadora de aquel entonces. Se va por la vida sin esperar que cosas así le pasen a uno. ¿Qué hacer en estos casos? Justo pensaba en la manera en la que de manera más sutil de decirle que mi orientación sexual y la suya eran diferentes cuando el sonidito del Messenger rompió el silencio.

Coequipero del Proyecto de Francés: ¡Pero no pienses que soy gay eh!, es la primera vez que un hombre me gusta.

Y como dicen que más vale creerlo que averiguarlo, me despedí con un ‘Ah bueno, nos vemos’, salí de mi sesión, apagué la computadora y me fui a dormir. Al despertar apenas y recordaba lo sucedido y lo hubiera atribuido a un mal sueño si no fuera porque desde las 4 de la tarde en adelante, comencé a recibir un montón de mensajes en las que el Coequipero decía sentirse terrible por lo que había pasado y me pedía que habláramos. A pesar de que le dije que no había problema, tantos y tan dramáticos mensajes me desesperaron. Por más que traté de hacerle entender que a mí, eso de andar con hombres nomás no se me da, me seguían llegando mensajes cursis. Por salud mental decidí no darle más importancia al asunto y de pasó, matarle cuanto antes la ilusión al ‘Coequipero del Proyecto de Francés’. Justo estaba a punto de apagar el celular, cuando me llegó un mensaje de la ‘señorita K’ diciendo si podía hablar conmigo una hora antes de que presentara mi proyecto. Acepté y quedé de verla al otro día afuera de mi salón.

Llegó la tan esperada cita con la ‘señorita K’. Yo nervioso y ansioso, ya ni me acordaba del incidente con el ‘Coequipero del Proyecto de Francés’ y mucho menos de la dichosa exposición que haría. 5 de la tarde y ella, puntualísima, llegando al lugar acordado. Bellísima caminó hasta dónde estaba, me regaló un pequeño ramo de flores con una notita en la que me pedía perdón por su actitud y me dio un abrazo. Sencillamente no me la podía creer, aquello era como un sueño hecho realidad. Sentados empezamos a platicar de cualquier tontería, yo con mi cara de idiota no podía dejar de ver mis flores. Fue entonces cuando de reojo miré que del otro lado del pasillo éramos observados por el ‘Coequipero del Proyecto de Francés’, el cual nos miraba con cara de odio y desilusión, hizo un desplante telenovelesco y se retiró. Obviamente ni loco no fui tras él, yo estaba muy ocupado viviendo mi propio cuento de hadas.

En clase de Francés sacamos nueve, durante la presentación del Proyecto ‘Coequipero’ y yo interactuamos normalmente, pero después ni la palabra me dirigió por un buen tiempo. Después seguimos siendo compañeros de generación. A veces me lo encuentro vía internet, y si bien no somos amigos, he llegado a intercambiar un par de palabras con él. En cuanto a la ‘señorita K’… meses después fuimos novios por una semana, rompimos, volvimos y con el tiempo nos perdimos la pista.

Hasta aquí está historia pero no mi pegue con los gays, de hecho, un año después de lo que acabo de relatar (2004) salí con otra compañera de la Universidad a tomar un café. Una de sus amigas llegó de improviso y al escuchar mi historia dijo…

- De hecho, en el primer semestre le gustabas a uno de mis amigos. Me decía que te le hacías algo interesante pero que de seguro todavía ‘olías a leche’.

En la actualidad desconozco si algún hombre esté enamorado de mí. De ser así no lo culpo, pero le informo que a mí me encantan las mujeres.

8 comentarios:

Alviseni dijo...

jajajaja

Unknown dijo...

No he tenido la fortuna de conocerte en persona pero por lo que escribes no me paso por la mente pensarlo de ti.

Y siento que no fue bueno lo de "Ah bueno, nos vemos", por algo se la paso mensajeandote despues...

Y seguido pasa que sientes algo por alguien con quien te llevas bien.

Saludos!

Unknown dijo...

Se me olvidaba, esta padre la imagen jajaja

Ulises dijo...

JAJAJAJA, que loco, yo creo que uno actùa segun como ha sido educado, està bieeen, en mi caso convivì mucho con mis primas, ya que son mayorìa. Pero jajajaja, coequipero lanzadote.

XND dijo...

Siempre que metes ligas en tus relatos me gana el impulso de 'complementar el relato actual' y le pico para contextualizar. Y se me van las horas. ¡Carajo!

En fin.

Pues, "el que es perico donde quiera es verde". Has de tener lo tuyo.

Esteban Ramon dijo...

Siempre sucede. Yo creo que se debe a la gentileza con la que acostumbramos tratar a la gente la que hace que caigamos presos de los deseos de otras personas. Buen relato, no dejé de leerlo hasta terminarlo.

Exacto

Saludos,

Wilmer Avila

gabriel revelo dijo...

alviseni: jajaja, pues sí, que otra queda.

OmaruS: Creo que sí me vi medio mala onda al abandonar la conversación del Messenger, la verdad no supe como reaccionar ni tener tacto. saludos!

úlises: la moraleja es que lo mejor es ser mal educado jaja... a partir de ahora mentaré madres al por mayor ñaca ñaca.

jonhy: gracias por perderte entre relatos, en parte por eso meto los links.

wilmer: como siempre gracias por tu comentario y aun más por visitar el blog. qué bueno que te atrapó el ralato.

Partido Social Player dijo...

vaya, sin mucho que comentar.. pero gracias por compartir...