Admito que al Rebaño Sagrado siempre le he seguido la pista y casi siempre las apoyo (menos cuando juegan con el Atlante). Del Club Guadalajara debemos reconocer que durante los últimos años se han preocupado por ser innovadores y propositivos, sobre todo a nivel mercadológico. Se supone que hace unos dos años el equipo cambió a su antigua mascota, la ‘Chiva Loca’ por una más moderna pero un tanto alejada de la tradición. Tanto así, que en cuanto me enteré que esta mascota tendría su propio comic, hice lo posible por conseguirlo cuanto antes. Esta es la portada:
Así es, el número 1 del ‘Chiva Fighter’, el nuevo héroe que hará las delicias de chicos y grandes. Debo aceptar que sentí una inmensa curiosidad por leerlo y enterarme cómo diablos le harían para hacer de una Chiva un poderoso superhéroe. La incertidumbre aumentó cuando vi estos dos promocionales de éste nuevo justiciero.
No me dejarán mentir, pintaba bien la cosa. Media hora después de leer el comic ya tengo mis serias dudas. Comencemos con lo ‘menos pior’: la calidad. Si bien los dibujos y los materiales empleados en esta obra no pasarán a la historia ni son nada del otro mundo, por lo menos están bien hechos y dentro del parámetro de lo aceptable. El comic es similar a cualquier otra edición normal que circule en México. Ahora pasemos al desastre: la historia. La única novedad que presenta es que el protagonista sea una Chiva… y ya. De ahí en fuera todos son clichés: el Chiva Fighter viene del espacio, tiene superpoderes y está lleno de nobleza; la primera en seguirlo y confiar en él es una reportera; el villano también es extraterrestre pero maneja la identidad de un empresario rico y poderoso; todos buscan el Omnicrom, un arma poderosísima y que casualmente, es un nombre muy parecido al de ‘Omnilife’, empresa de Jorge Vergara, dueño de las Chivas; etc, etc, etc.
No dudo que la intención inicial de lanzar un nuevo héroe nacional, y de paso generar nuevas fuentes de trabajo sea loable, pero ‘Chiva Fighter’ se queda en el intento y nos presenta una copia más de Superman. A la historia le falta su toque nacional y dotarla de esos ingredientes que hagan sentirla más nuestra y menos gringa. Aunque la apuesta hubiera sido más arriesgada ¿no habría sido mejor darle otro origen y otras atribuciones más peculiares y menos predecibles al personaje? Por otro lado, el nombre no intimida y mucho menos genera ni respeto ni impacto. Al contrario, eso de usar un anglicismo me parece una pésima decisión.
Habrá que darle el beneficio de la duda pues un número no es suficiente para calificar un esfuerzo editorial así. Sin embargo y para la reflexión: ¿qué sentirían si están a punto de ser asaltados (ya sé que en México esto es imposible, pero por favor hagan el intento de imaginarlo) y llega una cabra fortachona y los rescata? Yo me daba un tiro o me tomaba una foto con él, pues tiene un parecido asombroso a los osos navideños Coca-Cola y al osito Bimbo.
Aun así, y como no tengo en que gastar el dinero, compraré los dos siguientes números. Quién quita y la historia mejora, se vuelve un clásico de los comics y termino tragándome mis palabras. De cualquier manera cómprenlo, es de colección, como ‘la Antología de la Chimoltrufia’: para reír el martes y sonreír toda la quincena.
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