martes, 25 de noviembre de 2008

El eterno Carlos Fuentes


Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs… Lunes 24 de noviembre, 19:00hrs…

Casi un mes tuve la fecha dándome vueltas en la cabeza de forma medio obsesiva. Repitiéndose una y otra vez de distintas maneras, como preparándome para el juego de sensaciones que sin piedad se abalanzarían tarde o temprano sobre mí. Fueron muchas las tardes que dediqué a pensar en mi encuentro con aquel hombre que desde siempre merece el adjetivo de maestro. Imaginar lo qué sería verlo, escucharlo hablar o simplemente compartir el mismo tiempo y espacio con él se volvió cotidiano.

Por eso, la noche de anoche arribé al Auditorio Nacional con los nervios a flor de piel. Él estaría ahí, en el marco del Homenaje Nacional por sus 80 años. Él daría una conferencia magistral. Él hablaría de cómo escribió alguna de sus novelas. Él leería fragmentos de algunos de los libros que más me han cautivado. Él, escritor más eternos que inolvidable, más vigente que clásico, más universal que Mexicano. Tras una larga espera, el 24 de noviembre traería consigo mi encuentro con Carlos Fuentes. No importa que haya más de 4,500 asistentes al coloso de Reforma, tal y como ocurre con la literatura, uno siente que el encuentro con el maestro será personal, aislado, íntimo.

Fuera del escenario nada más existía. No importaban las docenas de personajes de la vida cultural que ocupaban a tan solo unos metros de mi lugar, ni las imágenes de las pantallas gigantes o la música con la que se amenizaba la recepción de los invitados. Escritores, diplomáticos, políticos, escultores, músicos, lectores, autores de blog, estudiantes, oficinistas, profesionistas… todos con la mirada fija en aquel atrio elevado.

Cuando Jorge Volpi anunció la entrada de Carlos Fuentes el tiempo se detuvo en una ovación conmovedora. Cuando me di cuenta ya estaba de pie, aplaudiendo con todas mis fuerzas y sintiendo como en segundos se me enchinaba la piel. Por más que lo haya visto en televisión y fotografías, en nada se compara con tener a Carlos Fuentes enfrente. Qué decir de escuchar su voz potente y dejarse llevar por sus palabras. Escuchar fragmentos de Aura y la manera en la que Fuentes concibió su portento de novela fue el inicio de aquellos segundos que se volvieron fugaces y a la vez inmortales. Después hablo del poder, de la historia de México. Dio paso a fragmentos de “Terra Nostra”, de “La voluntad y la fortuna” y de “La muerte de Artemio Cruz”. Cuando su reflexión se centró en las raíces de la Ciudad de México me sentí afortunado por estar en ese lugar, en un momento irrepetible y del que aprendí mucho. Sólo el podría haberle dado vida a Ixca Cienfuegos. Nadie tan conocedor de la identidad del mexicano, pocos con su autoridad para decir que el nuevo reto de Latinoamérica es darle cabida a la creciente diversidad.

El maestro finalizó con un fragmento de “La región más transparente”. Una ovación más fuerte rompió el encanto en el que nos encontrábamos los espectadores. De nuevo me sorprendí de pie. Aplaudí con más fuerza, queriendo que las palmas de mis manos transmitieran mi admiración y agradecimiento a un hombre capaz de crear un universo de personajes más reales que cualquier verdad. A pasado un día y las ideas expuestas por Fuentes siguen acomodándose en mi entendimiento, adquiriendo nuevas formas, hablándome de un mundo entero en el que todo está dicho pero en cuya forma está el infinito.

No puedo esperar, me urge subir a mi cuarto para seguirme maravillando con una novela sublime (sí, estoy leyendo “La Región más transparente”). Jamás olvidaré que la noche de anoche conocí la eternidad de manos de uno de los escritores vivos más importantes a nivel mundial.

Maestro, le sigo aplaudiendo.

4 comentarios:

Lata dijo...

¿me prestas un libro suyo?

Luis Iparraguirre dijo...

Hey! Carlos Fuentes, junto con Octavio Paz, son escritores recurrentes en mí. Admiro tu buen gusto y te mando saludos desde Lima, mi estimado Gabriel.

gabriel revelo dijo...

lata: dicen que es muy tonto quien presta un libro, pero más tonto quien lo regresa... pasaré por alto esta frase... claro que te lo presto ¿cuál quieres?

luis: gracias, de verdad ambos son geniales mi querido luis. saludos hasta lima.

Eduardo Reséndiz dijo...

LaLalala... tal vez recurrir en la memoria para oscilar el recuerdo, es ahora un azar de módulos alucinantes, pero yo no vengo a "eso", yo estube en el auditorio; y bajo ese manto surreal, compruebo la complicidad del reclutamiento de letras: un afán... nunca mal logrado.