"De todas formas te elegí y todo se ha ido al carajo. Es sábado, saldré y encontraré a otra tú".
Una canción debería ser sólo eso. Unas liricas acompañadas de armonías para pasar el rato, divertirnos o hasta bailar. Una canción debería escucharse una, dos veces, y ya, parar o seguir así, sin sentimientos ni emociones de por medio. Oír otra y otra y otra. La mayor parte de las veces que a nuestros oídos llega una nueva le damos una oportunidad y la dejamos ir. Canciones que sólo son canciones, inofensivas para el alma. El problema es cuándo alguna se sale del esquema y decide ser algo más.
Por más que en nuestro interior sepamos cuándo esto ocurre, describir el por qué determinadas melodías rebasan la frontera entré la simpleza y el arte es imposible. Todos tenemos nuestra selecta lista de canciones que se salen del esquema. Las atesoramos como algo invaluable pues en parte, gracias a ellas podemos encapsular momentos en la eternidad y regresar, gracias a unos cuantos acordes, el tiempo hacía emociones que van desde la felicidad hasta el sufrimiento. Volver a respirar olores, cambiar el clima o estremecerse de la nada; no hay imposibles para una canción con la que el destino nos ha unido.
Incluida en el álbum Escapology, ‘Sexed up’ de Robbie Williams es una de las canciones que ocupan un lugar privilegiado en el soundtrack de mi vida. La primera vez que la escuché me estremecí por la intensidad de la interpretación y la fuerza que en primera instancia transmite. Pasé los siguientes días escuchándola quién sabe cuántas veces seguidas. Incansable devoré su esencia. Recorrí con el esmero de un explorador cada renglón de su letra y me encontré con una historia triste, cruel por momentos, pero con la que todos alguna vez nos identificaremos.
Amar y odiar a la vez. Saber que una relación ya no da para más y aún así seguir unidos a pesar del hartazgo. ¿Qué se hace cuándo la ilusión ya no alcanza ni para una caricia?, ¿cómo afrontar, y más aun, aceptar, que el corazón también se puede suicidar? Robbie Williams tuvo el descaro de escribir una canción que plasma la agonía del amor.
I can’t awaken the dead day after day
Why don’t we talk about it?
Why do you always doubt that there can be a better way?
It doesn’t make me wanna stay
You say we’re fatally flawed
Well I’m easily bored, is that ok?
Write me off your list, make this the last kiss
I’ll walk away
Frases crudas adaptables a cualquier circunstancia y que lejos de ponernos bien nos hunden en la desilusión. ‘Sexed up’ lo mismo encaja con un rompimiento que con el desamor. Incluso, no encuentro una canción que vaya mejor con esta noche. Me duele, me pone mal, y aun así Dios sabrá ya cuántas veces, como hace un par de años, llevo oyéndola una y otra vez. Hay algo de masoquismo en poner Play tantas veces. Aun así, nadie me entiende en estos momentos tanto como está canción. Las canciones también son para encontrarnos y sentirnos acompañados en el viaje. El arte es comprensión… por eso nos refugiamos en ella.
Bastan los primeros acordes de la guitarra para que el aire se enrarezca y me repita la historia de un amor que aún no termina, pero al que le cuesta tanto mantenerse en pie.
“Estoy solo aquí, no lo grites.
Con el tiempo olvidaremos.
Finjamos que nunca nos hemos conocido.
Vete lejos,
desaparece”
Una canción debería ser sólo eso. Unas liricas acompañadas de armonías para pasar el rato, divertirnos o hasta bailar. Una canción debería escucharse una, dos veces, y ya, parar o seguir así, sin sentimientos ni emociones de por medio. Oír otra y otra y otra. La mayor parte de las veces que a nuestros oídos llega una nueva le damos una oportunidad y la dejamos ir. Canciones que sólo son canciones, inofensivas para el alma. El problema es cuándo alguna se sale del esquema y decide ser algo más.
Por más que en nuestro interior sepamos cuándo esto ocurre, describir el por qué determinadas melodías rebasan la frontera entré la simpleza y el arte es imposible. Todos tenemos nuestra selecta lista de canciones que se salen del esquema. Las atesoramos como algo invaluable pues en parte, gracias a ellas podemos encapsular momentos en la eternidad y regresar, gracias a unos cuantos acordes, el tiempo hacía emociones que van desde la felicidad hasta el sufrimiento. Volver a respirar olores, cambiar el clima o estremecerse de la nada; no hay imposibles para una canción con la que el destino nos ha unido.
Incluida en el álbum Escapology, ‘Sexed up’ de Robbie Williams es una de las canciones que ocupan un lugar privilegiado en el soundtrack de mi vida. La primera vez que la escuché me estremecí por la intensidad de la interpretación y la fuerza que en primera instancia transmite. Pasé los siguientes días escuchándola quién sabe cuántas veces seguidas. Incansable devoré su esencia. Recorrí con el esmero de un explorador cada renglón de su letra y me encontré con una historia triste, cruel por momentos, pero con la que todos alguna vez nos identificaremos.
Amar y odiar a la vez. Saber que una relación ya no da para más y aún así seguir unidos a pesar del hartazgo. ¿Qué se hace cuándo la ilusión ya no alcanza ni para una caricia?, ¿cómo afrontar, y más aun, aceptar, que el corazón también se puede suicidar? Robbie Williams tuvo el descaro de escribir una canción que plasma la agonía del amor.
I can’t awaken the dead day after day
Why don’t we talk about it?
Why do you always doubt that there can be a better way?
It doesn’t make me wanna stay
You say we’re fatally flawed
Well I’m easily bored, is that ok?
Write me off your list, make this the last kiss
I’ll walk away
Frases crudas adaptables a cualquier circunstancia y que lejos de ponernos bien nos hunden en la desilusión. ‘Sexed up’ lo mismo encaja con un rompimiento que con el desamor. Incluso, no encuentro una canción que vaya mejor con esta noche. Me duele, me pone mal, y aun así Dios sabrá ya cuántas veces, como hace un par de años, llevo oyéndola una y otra vez. Hay algo de masoquismo en poner Play tantas veces. Aun así, nadie me entiende en estos momentos tanto como está canción. Las canciones también son para encontrarnos y sentirnos acompañados en el viaje. El arte es comprensión… por eso nos refugiamos en ella.
Bastan los primeros acordes de la guitarra para que el aire se enrarezca y me repita la historia de un amor que aún no termina, pero al que le cuesta tanto mantenerse en pie.
“Estoy solo aquí, no lo grites.
Con el tiempo olvidaremos.
Finjamos que nunca nos hemos conocido.
Vete lejos,
desaparece”
4 comentarios:
Ay ay, pero qué canción tan... iba a decir bella, pero dolorosa. Y finalmente, me encantó oirla aunque duela, uy, será que yo también soy masoquista?
Y acá nos pasa lo mismo, bueno, sólo a mi padre, cuando baja una canción nueva de la Internet, la pone y repite como 40 veces, y todo el día está así. Nuestra familia tiene un gusto hacia la música muy fuerte, muy alto y muy... fuerte.
Y que emoción, ya mañana mi papá estará de regreso por acá, luego de 3 semanas que se estuvo en tu país, y 3 semanas de no verlo.
Te saludo y me despido
Atentamente:
Jessie, tu fan #1
déjame ser tuyo como él que nunca pensaste poder tener..!!! quiero ser tu piel...sentimientos encontrados al leer tu post.. recuerdos olvido.. amor.. desilusión; si no duele , si no se vive ¿será amor? muy buen post.. saludos!
changos te mando saluditos espero ke ya no andes todo hot jajajajaajajaja saluditos
jessie: la canción tiene ese toquecito de dolor que no se puede dejar. que bueno que en tu familia disfruten de la música. ojalá y tu papá se la haya pasado bien por acá.
claudy: en ciero modo, se debe vivir el dolor y la dicha para que el amor pueda llamarse como tal. de verdad, gracias por tu visita.
nadia: saludos muchacha linda, lo de 'sexed up' no es del todo literal. supongo que la palabra tiene otras conotaciones dentro de la canción.
Publicar un comentario