El de la foto es mi sobrino Luis Fernando. A sus 9 años dice tener novia, yo le creo. Constantemente revisa su celular (el tercero que le compran pues siempre termina perdiéndolos) para checar si su amada le ha mandado algún mensaje. Aunque lo más probable sea que ni él ni ella tengan crédito en sus teléfonos móviles… cosas de la edad.
La otra vez nos acompaño a una papelería. Mientras comprábamos algunas cosas “El Güero”, como cariñosamente le decimos, comenzó a revisar las tarjetas de felicitación de uno de los mostradores del local.
- Me encantaría darle una de estas a mi novia. Nos dijo de un modo insinuante.
- ¿Quieres llevarle una?, escoge la que quieras, te la compramos.
Feliz como una lombriz, Luis Fer empezó a revisar minuciosamente cada tarjeta. Asuntos como elegir una tarjeta para nuestra novia a los 9 años es de los importante y requiere que nos tomemos nuestro tiempo. Y así lo hizo por cerca de 15 minutos, mismos en los que las frases y los muñequitos de las tarjetas iban y venían sin que el enamorado se decidiera.
Cuando comenzamos a pensar que ahí nos llegaría la noche “El Güero” estalló en mil carcajadas y sonriendo con su dentadura chimuela nos dijo: “Quiero esta”. Nos mostró su elección y todos coincidimos en que no podía ser mejor. Aunque su diseño era bastante sencillo, lo importante estaba en el mensaje de un muñequito como animal que adelante decía: “Como tú no hay dos …” al abrirla, la frase se completaba con “…hay un montón”.
A mi también me dio mucha risa y envidia ¿por qué no había de esas tarjetas en mis tiempos estudiantiles?, seguramente con una de esas sí me hubieran hecho caso. Se la compramos, faltaba más. Muy contento dijo que se la daría en cuanto pudiera. Hoy en día desconozco si lo hizo, pero no me cabe la menor duda de que me dio una lección de vida con esa elección. Darse el lujo de burlarse del amor y hasta de su novia sin mostrar la menor preocupación sólo puede hacerlo la inocencia de un niño. Quisiera ver cuántas chicas de mi edad reciben esa tarjeta sin que nos la regresen mínimo con una cachetada.
A Luis Fernando y sus 9 años poco le importa el qué dirán. Es más, seguramente para él la diversión de entregar la tarjeta es más llamativo que el amor mismo. Y esa, supongo, es la clave para disfrutar del afecto y de la vida en general: no tomarse las cosas tan en serio. Yo debería hacer lo mismo, pues si han leído regularmente éste blog, se habrán dado cuenta de que soy un dramático de lo peor, que suelo complicar hasta niveles infinitos cualquier asunto que tenga que ver con el amor y que pocas veces está satisfecho con su vida sentimental.
El mensaje de la tarjeta también debería de aprendérmelo muy bien y repetírmelo cada vez que a la necedad le da por apoderarse de mi cerebro. No perder la cabeza por una sola persona, y de ser así, tener la desfachatez para burlarme de la situación, pudiendo entrar y salir libremente de ella sin rasguños y sí con muchas risas.
Gracias a este pasaje aprendí que lo importante es volver a lo básico y dejar esa tendencia infumable que tengo de complicar todo con mis preocupaciones absurdas. Desconozco en que momentos a mi corazón le dio por tomarse tan en serio y se convirtió en un viejito mal humorado. Ojalá haya alguna manera de rejuvenecerlo pues quiero burlarme del amor (ya es hora, pues el desgraciado me ha hecho sufrir lo indecible). Por lo pronto lo primero que tengo que hacer es “convertirme en leyenda”…
Sabrán a que me refiero en mi próxima entrada, no se la pierdan.
La otra vez nos acompaño a una papelería. Mientras comprábamos algunas cosas “El Güero”, como cariñosamente le decimos, comenzó a revisar las tarjetas de felicitación de uno de los mostradores del local.
- Me encantaría darle una de estas a mi novia. Nos dijo de un modo insinuante.
- ¿Quieres llevarle una?, escoge la que quieras, te la compramos.
Feliz como una lombriz, Luis Fer empezó a revisar minuciosamente cada tarjeta. Asuntos como elegir una tarjeta para nuestra novia a los 9 años es de los importante y requiere que nos tomemos nuestro tiempo. Y así lo hizo por cerca de 15 minutos, mismos en los que las frases y los muñequitos de las tarjetas iban y venían sin que el enamorado se decidiera.
Cuando comenzamos a pensar que ahí nos llegaría la noche “El Güero” estalló en mil carcajadas y sonriendo con su dentadura chimuela nos dijo: “Quiero esta”. Nos mostró su elección y todos coincidimos en que no podía ser mejor. Aunque su diseño era bastante sencillo, lo importante estaba en el mensaje de un muñequito como animal que adelante decía: “Como tú no hay dos …” al abrirla, la frase se completaba con “…hay un montón”.
A mi también me dio mucha risa y envidia ¿por qué no había de esas tarjetas en mis tiempos estudiantiles?, seguramente con una de esas sí me hubieran hecho caso. Se la compramos, faltaba más. Muy contento dijo que se la daría en cuanto pudiera. Hoy en día desconozco si lo hizo, pero no me cabe la menor duda de que me dio una lección de vida con esa elección. Darse el lujo de burlarse del amor y hasta de su novia sin mostrar la menor preocupación sólo puede hacerlo la inocencia de un niño. Quisiera ver cuántas chicas de mi edad reciben esa tarjeta sin que nos la regresen mínimo con una cachetada.
A Luis Fernando y sus 9 años poco le importa el qué dirán. Es más, seguramente para él la diversión de entregar la tarjeta es más llamativo que el amor mismo. Y esa, supongo, es la clave para disfrutar del afecto y de la vida en general: no tomarse las cosas tan en serio. Yo debería hacer lo mismo, pues si han leído regularmente éste blog, se habrán dado cuenta de que soy un dramático de lo peor, que suelo complicar hasta niveles infinitos cualquier asunto que tenga que ver con el amor y que pocas veces está satisfecho con su vida sentimental.
El mensaje de la tarjeta también debería de aprendérmelo muy bien y repetírmelo cada vez que a la necedad le da por apoderarse de mi cerebro. No perder la cabeza por una sola persona, y de ser así, tener la desfachatez para burlarme de la situación, pudiendo entrar y salir libremente de ella sin rasguños y sí con muchas risas.
Gracias a este pasaje aprendí que lo importante es volver a lo básico y dejar esa tendencia infumable que tengo de complicar todo con mis preocupaciones absurdas. Desconozco en que momentos a mi corazón le dio por tomarse tan en serio y se convirtió en un viejito mal humorado. Ojalá haya alguna manera de rejuvenecerlo pues quiero burlarme del amor (ya es hora, pues el desgraciado me ha hecho sufrir lo indecible). Por lo pronto lo primero que tengo que hacer es “convertirme en leyenda”…
Sabrán a que me refiero en mi próxima entrada, no se la pierdan.
8 comentarios:
"Sabrán a que me refiero en mi próxima entrada, no se la pierdan".
Jejeje, ¿de cuándo acá generas expectativas?
Éste blog ya es una mezcla entre un diario personal y un... script. De capítulos de una serie.
En fin.
Saludos!! :D
Hola Gabriel, siempre ser testigo de unas dosis de amor infantil nos hacen recapacitar sobre lo insipido que puede resultar el amor de adultos.
Oye ¿vas a descubrir la cura contra el virus de los zombies? por que yo tambien ando en eso :)
Un saludo.
Ah inocencia sagrada, así me pasa con mi hijo enamorado de la niña que lo trata mal y aél le vale y sigue tras ella sin darle tregua, ojala no sea su karma ser un enamorado mal correspondido. O ya veran esas lagartonas de lo que es capaz una suegra enfurecida!! jajajaja, te imaginas pobre de mi hijo la vergüenza que lo haria pasar si anduviera defendiendo.
Hola Revelo. Muy buen post, me ayuda bastante en estos momentos que no la paso muy bien y me lo tomo todo en serio. A reirnos de las insatisfacciones de la vida, a sonreir con descaro! Saludos.
Agrégame a tus feeds, cambie de blog:
http://oreja-azul.blogspot.com/
Espero con ansia... Fue como leer un pequeño libro esta entrada. En efecto, creo que a algunos nos ha dado toda una lección de vida tu pequeño sobrino.
Gracias a él por ser así, gracias a tí por fijarte, y gracias por transmitirlo. Hoy me hacían MUCHA falta tus palabras.
No puedo esperar a leer la siguiente entrada!!
nathan: tienes razón... ni cuenta me había dado, hasta lo voy a dividir en capitulos je je.
xhabyra: ja ja ja... no ando en eso, pero si la encuentras pasame la receta, uno nunca sabe cuándo puede necesitar un remedio contra los zombies.
nuri: ¡duro contra las lagartonas! ja ja... serás una gran suegra nuri.
wilmer: ya tomé nota del blog, habrá que visitarlo muy pronto. gracias por tu visita.
francisco: hombre, gracias a ti por hacer posible que siga teniendo ganas de escribir. espero que te guste la próxima entrada.
jajaja que buena historia! aunque no tan graciosa si me daban la tajeta a mi (debo de reconocer) pero me gusto el detalle en que lo enfocaste... aveces no conviene tomarse las cosas tan seriamente, mejor mirarlas por el lado amable. verdad?
mas leo tu blog, y mas me encanta!
jaaa me ubiesee gustadoo estar en eseee
momentoooo y reirmeee asi komo m imaginoo ke lo as de aver echooo jajajaja
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