Si se congela te impacientas.
Si la miras te atormentas, le cantas, le rezas versos de cometas.
Hoy es roja. Te serena,
rodeada de estrellas que refleja... y volvemos a empezar.
Cada noche prisionera de un mundo que da vueltas,
no te deja en paz.
Novia y compañera del marinero,
luz del vagabundo, guía de mi vida,
no me dejes más que me muero.
No sólo yo, también el cielo.
Si te vas se acaba un verso.
No habrá otra ridícula canción de amor.
Dime que volverás.
Si decides romper el ciclo de tu desfilar.
la noche no será más que un profundo huracán,
que arrastra nuestras vidas a naufragar.
Amor, soledad y desamor, sin tu amparo nada son,
porque esperando tu llegada al anochecer,
convierto en consuelo fingido mi desolación,
dime luna, ¿qué haré?, cuando decidas no volver.
Hoy eclipsaste, ayer menguaste.
Siempre enamoraste al sol,
que te sigue muy deprisa,
y siempre llega tarde cuando no estas.
Llora amargamente si no te puede ni mirar,
sufre intensamente tu elegante despreciar...
Celoso de que el mundo se enamoré de ti,
que te hablé, que te mire, que se amen frente a ti.
Y sigues ahí...
Ya sólo quiero cerrar los ojos e imaginarte como hoy,
roja, reflejada por tu pretendiente infinito, el Sol;
que te hace ver más bella, más soñada,
y que hoy, te eclipsó para consolar mi corazón.
Gabriel Revelo
Marzo 2007
Si la miras te atormentas, le cantas, le rezas versos de cometas.
Hoy es roja. Te serena,
rodeada de estrellas que refleja... y volvemos a empezar.
Cada noche prisionera de un mundo que da vueltas,
no te deja en paz.
Novia y compañera del marinero,
luz del vagabundo, guía de mi vida,
no me dejes más que me muero.
No sólo yo, también el cielo.
Si te vas se acaba un verso.
No habrá otra ridícula canción de amor.
Dime que volverás.
Si decides romper el ciclo de tu desfilar.
la noche no será más que un profundo huracán,
que arrastra nuestras vidas a naufragar.
Amor, soledad y desamor, sin tu amparo nada son,
porque esperando tu llegada al anochecer,
convierto en consuelo fingido mi desolación,
dime luna, ¿qué haré?, cuando decidas no volver.
Hoy eclipsaste, ayer menguaste.
Siempre enamoraste al sol,
que te sigue muy deprisa,
y siempre llega tarde cuando no estas.
Llora amargamente si no te puede ni mirar,
sufre intensamente tu elegante despreciar...
Celoso de que el mundo se enamoré de ti,
que te hablé, que te mire, que se amen frente a ti.
Y sigues ahí...
Ya sólo quiero cerrar los ojos e imaginarte como hoy,
roja, reflejada por tu pretendiente infinito, el Sol;
que te hace ver más bella, más soñada,
y que hoy, te eclipsó para consolar mi corazón.
Gabriel Revelo
Marzo 2007
7 comentarios:
Que inspirado Gabo. fíjate que yo compuse una pero me olvidé de ponerle autor y ahora la plagiaron todos, resaba asi...
Luna lunera... cascabelera.
y ya no me acuerdo más. jeje
Saludos
"dime luna, ¿qué haré?, cuando decidas no volver"
Pucha tío recontra romántico el poema.
Me gusta la dirección que le ofreces.
woooow me gustó mucho, creo que todos alguna vez le hemos escrito a la luna...
Gabriel, la luna no abandona a quien no deja de mirar al cielo. Sigue hacièndolo, amigo, llevo grabado en el recuerdo aquel post tuyo "¿Qué derecho tengo yo?", extraodinario para mi sentr(¿Lo habrà leído Liliana?)
Un abrazo, y hasta luego.
ese otro lado romanticon tuyo q a una encandila.
ese otro lado romanticon tuyo q a una encandila.
el tito: la he oído, no sabía que era tuya!!! enhorabuena maestro
gonzalo: gracias, al menos a mi me rompío el corazón ahora que la releeí.
valeria: y si no le hemos cantado, minimo hemos hablado con ella, pidiendole un deseo.
esmoris: no lo haré... por tu tierra se debe ver hermosa. y no sé si Liliana ya lo leyó, en dado caso y para efectos de la historia, espero que no.
dueña pamela: me basta con encandilarte a ti.
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