“Meniscopatia en la rodilla izquierda”, ese fue el
diagnostico al que llegó el médico ortopedista después de revisarme.
Quienes me conozcan o lean este blog estarán enterados de
mi situación. Si no, les cuento: Hace varios meses empecé a correr y hasta
participé en mi primer carrera. Eso de la corredera empezó a gustarme tanto, que por
lo menos lo hacía una vez a la semana. Una vez me entró la loquera, corrí 8 kilómetros
de un jalón (cosa que nunca había hecho) y por la tarde comenzó a dolerme la
rodilla izquierda. A la semana siguiente volví a correr y me dolió la misma
rodilla. A la semana siguiente volví a intentar correr y nuevamente me dolió la
rodilla y así por un mes. Entonces decidí buscarle solución.
Desesperado recibí varios masajes por parte de un huesero
que me dio mis buenas madrizas tronadas. Intenta correr nuevamente y el dolor
volvió. Por lo tanto, mejor acudí con un doctor ortopedista, quien después de
revisarme me comunicó que lo más probable era que mi padecimiento fuera una
meniscopatia. Y la verdad es peor de lo que pensaba.
Resulta que mis meniscos se lastimaron por haber tenido
un despliegue físico fuerte sin estar preparados para ello. Generalmente se
soluciona con una operación, pero como en mi caso no estoy tan lesionado, con
terapias y reposo podría recuperarme en unos dos meses. De no quedarme quieto,
entonces podría lastimarme más, y ahora sí, la operación sería inevitable.
Obviamente me saqué de onda. Pensaba que me mandarían una
pastillitas y listo, podría seguir corriendo como si nada. En cambio, además de
asistir a terapia y usar rodillera, dejaría de correr por un espacio de dos
meses, con lo cual me perdería dos carreras para las que ya me había inscrito. Confieso
que me deprimí y por un par de horas me sentí profundamente triste y hasta
chillé cuando estaba a solas en mi cuarto.
¿No que el ejercicio es saludable y trae muchos
beneficios? En mi caso sólo amoló mi estado físico, me trajo gastos y mucha
frustración.
Hasta ahora he ido a dos sesiones de terapia, donde me
colocan toallas calientes en la rodilla, me colocan unos aparatos que me dan
pequeñas descargas eléctricas y me ponen a realizar varios ejercicios que cada
vez me confunden más, y me hacen preguntarme continuamente si realmente me
curaré y volveré a correr.
La terapista dice que casi no tengo fuerza en mi pierna
izquierda y de hecho se sorprende de que no sienta dolor todo el tiempo y no
sólo cuando corro. Dice que mis movimientos con esa pierna son mucho más
pesados y torpes que con la otra pierna. (Perdón por el comentario, pero durante
la terapia me siento como niño de anuncio del Teletón).
Por lo pronto no me queda de otra más que guardar el mes
de reposo, ver desde las gradas las dos carreras en las que participaría y
seguir con mis terapias, rogándole al mismo tiempo que esa meniscopatia se vaya
de la misma forma en la que llegó.
Sólo por ser mis amigos les confieso que a veces me entra
la duda de qué el diagnostico del médico haya sido el correcto. Me niego a
creer que por correr me haya hecho acreedor a una lesión que incluso podría
terminar en una operación. ¿Ahora bien, por qué tengo una pierna más débil que
la otra? Ni la terapista se lo explica. ¿Estaré chueco, torcido o de plano
estoy embrujado?
Este domingo tenía una carrera y me duele en el alma no
correrla. Dentro de un mes tengo otra en la que tampoco participaré. Espero que
sean las últimas dos veces en las que me quedé al margen.
En fin, si algo me queda claro es que hacer ejercicio y
llevar una vida saludable no me ha traído más que dolores de cabeza.
2 comentarios:
Si hubieras llevado una vida sedentaria, ahora no tendrías la rodilla destrozada. MORALEJA: el deporte es MALÍSIMO para la salud.
La idea de cambiar un estilo de vida de la noche a la mañana tiene sus riesgos. Ademas creemos que el arte de correr viene en nuestros genes y requiere de un entrenamiento adecuado para evitar lesionarnos. Las lesiones se pueden prevenir con ejercicios de calentamiento, fortalecer los músculos de las piernas haciendo ejercicios, tales como caminar, subir las escaleras, usar la bicicleta estática, o levantar pesas, evitar los cambios rápidos en la intensidad de los ejercicios, aumentar poco a poco la fuerza o duración de las actividades, usar zapatos adecuados y mantener un peso saludable.
Exito con la recuperación y paciencia para volver a la pista.
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