Dicen que todos alguna vez en la vida tendremos nuestros
cinco minutos de fama. Un instante en nuestra existencia en el que salimos de
la cotidianeidad y pareciera que el mundo entero nos presta atención. Hay
quienes trabajan toda su vida por vivir algo así, y también habemos a quienes nos ocurre de chiripa.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de participar
en el 3er Rally de la Ochö Store, una competencia entre ocho equipos en la que
por medio de pruebas a lo largo de la ciudad, se promovía a la moda mexicana.
En él participaron conductores de televisión, cantantes, gente de la socialité,
artistas visuales y personalidades del mundo de la moda. Uno de estos equipos
estuvo conformado por su servidor y otros tres compañeros de la oficina.
Para la competencia nos dieron un lujoso automóvil Cadillac,
nos uniformaron y nos pusieron a seguir pistas para ir a cumplir diferentes
retos alrededor de la ciudad. Cocinamos tacos de mariscos, inventamos tragos
con mezcal y Jack Daniels, modelamos, preparamos café, cantamos, inventamos una
canción, bailamos como Michael Jackson, y otras curiosas pruebas.
Al final nuestro equipo no ganó, pero cómo nos
divertimos. Además, supe más o menos lo que es ser famoso. Por todo un sábado
sentí lo que era ser parte de la crema y nata de la sociedad. Rodeado de gente
importante y dándome vida de rey. A todos lados nos seguían miembros de la
prensa. Fotos por aquí y fotos por allá. La gente común viéndome con cara de “quién
sabe quién es ese, pero seguro es un famoso”.
Aquí nos ven en el lujoso Cadillac que manejé (confieso
que fui muy prepotente al hacerlo, me sentía el ‘muy muy’):
Incluso salí de colado en una foto de artistas (Claudia
Lizardi y uno de los que concursó en el reallity de La Voz México).
Pero si quieren ver mi momento de mayor fama, les dejo el
video en donde posamos para una foto modelando ropa carísima y bien popof. En
un momento, teníamos decenas de cámaras disparando sus flashes hacia nosotros.
Vean lo que fue el Ustream, adelántenle al minuto 27, que es cuando aparezco
con un short amarillo y soy el centro de atención. Antes también salgo, pero
poquito y a ratos:
Al final creo que ningún medio publicó esa foto, pero bueno,
lo importante es que en ese momento me sentí la última Coca Cola del desierto.
Y ya, nomás quería presumirles la vida de alcurnia que a
veces tengo. Es que soy muy humilde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario