viernes, 2 de marzo de 2012

Éste que ves

“El de la pintura es un niño desesperado.
Necesita salvarse y no imagina de qué.
Quiere salir de ahí, no sabe cómo”


No sé bien que nombre darle a lo que sentí aquella primavera del 2007, pero era muy intenso y era, cuando mucho, la décima vez que me pasaba en la vida. Ansiedad, emoción, ganas de contarle a todo el mundo que no crees posible que lo que acababas de leer haya sido escrito por otra persona como tú, y sin embargo diferente.

Intento escribir esta entrada para mi blog y a pesar de los años transcurridos, las emociones aun cosquillean y me transportan hacía los párrafos que durante un mes leí con tanta atención y detenimiento que a cualquier otro lector promedio hubieran desesperado. Disfrutar la lectura. Ir lo más lento posible. Hace cinco años, fue toda una aventura saborear cada una de las 241 páginas que conforman ‘Éste que ves’, la segunda nueva novela de Xavier Velasco.

Y es a partir de aquí donde me despido de toda objetividad. No porque Xavier sea por mucho mi escritor favorito, sino porque sin proponérselo de nuevo volvió a hablarme de mi. Si con Diablo Guardián este autor parecía haberme sacado una radiografía que transformó en novela, con ‘Éste que ves’ simplemente me muestra un retrato de lo que soy. Y es por medio de retratos, como finalmente descubrimos detalles que incluso a nuestros propios ojos permanecen ocultos.

Si se supone que Xavier Velasco narra ‘la historia de la historia’ de su infancia, y las circunstancias que lo llevaron a practicar el juego de la escritura como una escapatoria a lo insoportable de su infancia, entonces, ¿por qué ese empeño en querer hacer mía ésta novela? No lo sé a ciencia cierta, quizá tenga que ver con verme tétricamente identificado con algunos detalles de su narración. Al igual que el niño de la historia, yo viví años insoportables en la infancia, también fui solitario y molestado por mis compañeros de clase. Como él, terminé odiando la escuela por ser para mí poco menos que un reclusorio. También prefería jugar solo, pues la presencia de cualquier otro niño alteraría el curso de las historias a las que desde entonces no dejaba que nadie más interrumpiera. Como el protagonista de ‘Éste que ves’ fui (sigo siendo) malo para los deportes, torpe y tímido. También me enamoré desde muy chico, y desde entonces, el amor ha sido un constante tormento en mi vida que me ha dado más problemas que satisfacciones.

Dice Xavier, que ésta historia no es una biografía, pues tomó elementos de su propio pasado y las mezclo con ‘otras realidades’ para darle individualidad al personaje. Podrá ser, pero sus lectores más fieles adivinamos que el autor le prestó casi toda su personalidad y vivencias al protagonista que como yo, creció en medio de la confusión al no saber de dónde provienen esas ganas de escribir sin descanso.

Fueron muchas las veces que tras pasar una página sentí ese golpe en el estomago. Ese ataque que sólo la literatura te puede dar y que te dice ‘éstos son tus sentimientos y ese pobre individuo metido en problemas de la historia eres tú’. Reconocerse, saber que alguien más tuvo (o tiene) tus mismas angustias es en cierto modo un rescate a tiempo. No sé si alguien no atrapado en el vicio de contar historias o con una infancia insufrible encuentre ésta novela atractiva, pero al menos yo la disfruté como pocas veces.

De nuevo lo hizo. Una vez más Xavier me subió a un carrito de montaña rusa junto con sus letras. Sentí vértigo, mis entrañas se revolvieron y la cabeza me dio vueltas. Pero una vez terminada la sacudida quería volver a subirme a la historia, sentir esa adrenalina y sufrimiento que sólo un buen narrador es capaz provocarnos. Escenarios llenos de incomprensión y soledad. Frases que parecen bordadas especialmente para cada lector. Dudas. Un amor grandísimo que nunca fue por culpa de la vida y sus defectos. Un niño atrapado tras un cuadro y que suplica salir. Un niño que es Xavier Velasco. Un niño que soy yo.

No hablé nada de la trama del libro. El estado de shock en el que aun caigo al recordar las últimas hojas de la novela me lo siguen impidiendo. Sólo diré ´pocas veces he leído algo tan bueno.

“Se escribe, igual que se ama o que se vive,
porque no queda más alternativa, ni se ve escapatoria tolerable”

El haber recordado una historia que leí desde hace años tiene un motivo. El próximo domingo 4 de marzo es la presentación de ‘La Edad de la Punzada’, la nueva novela de Xavier Velasco y continuación de ‘Este que ves’. La cita es en la Feria Internacional del Palacio de Minería de la Ciudad de México en el Salón de Actos a las 20:00 hrs. Si van por allá nos vemos.


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