jueves, 8 de diciembre de 2011

Crónicas de Tamagotchi 3: El retorno

Pasaron catorce años desde que tuve por última vez en mis manos un Tamagotchi. Mis días con aquel artefacto ya sólo eran un recuerdo que muy pocas veces se hacía presente. Dos años después de la destrucción de mi primer Tamagotchi, llegó a mi vida mi perro Margarito, con lo que cualquier vacío por tener alguna mascota quedó cubierta. Paulatinamente los Tamagotchis y demás aparatos de su tipo fueron desapareciendo hasta que se volvió prácticamente imposible encontrar alguno a la venta. La moda así como llegó se había ido.

Lo malo de las enfermedades y enamoramientos es que a veces quedan secuelas, y eso me pasó (guardando las distancias) con los Tamagotchis. Hace unas semanas, mientras buscaba aplicaciones para mi smartphone se me ocurrió buscar si existía alguna que fuera similar al Tamagotchi, o por qué no, una adaptación oficial. No encontré nada. Aquella idea repentina no se fue de mi mente, no podía explicarme cómo algo que había tenido tanto éxito no hubiera evolucionado hasta nuestros días.

Hace casi quince días, en una reunión casual para jugar videojuegos (materia en la cual me declaro pésimo) comenzamos a platicar sobre juguetes de nuestra niñez. Mencioné al Tamagotchi. Mi novia completó el comentario diciendo que ella también había tenido uno, pero a diferencia del mío que era azul, el suyo fue verde. Curiosamente también se lo destruyeron. Otra amiga también fue dueña otro. De pronto nos preguntábamos dónde podríamos conseguirlos de nuevo. Dos días después, de manera inesperada mientras compraba una revista en un Sanborns, mi novia me mostró lo que pensé jamás volvería a encontrarme: Un tamagotchi.

Quise comprarlo de inmediato, pero el modelo no era muy bonito, así que decidí esperar a ver más modelos en otras tiendas. Al otro día visité dos centros comerciales, una juguetería, tres tiendas, un supermercado y dos Sanborns más. No encontraba Tamagotchis por ningún lado. A punto estaba de ir a donde lo había visto el del día anterior, cuando por fin encontré lo que buscaba. Un Tamagotchi azul marino decorado con motivos cinematográficos. Lo tomé y pagué de inmediato los 370 pesos que costaba (casi lo mismo que 14 años atrás, con la diferencia de que en esta ocasión pagar esa cantidad no me afectó en lo absoluto).


Llegué a mi casa, y como una manía tonta que tengo, antes de abrir mi nueva adquisición me puse a hurgar en internet sobre mi compra. Así descubrí que en realidad los Tamagotchis no desaparecieron, sino que siguieron haciéndose en Japón. Qué había varias versiones y que la que yo me había comprado correspondía a la ‘Tamagotchi Connection V5 – Family’, el cual es de los más nuevos y tiene la particularidad de que crias no sólo una mascota virtual, sino varias, después puedes hacerlos amigos, novios o incluso generar nuevas generaciones de Tamagotchis. Según los comentarios que leí en varios portales, cada nueva edición de estos aparatitos era mejor y más adictiva que la anterior.

No necesité leer más. Abrí mi Tamagotchi de inmediato e inicié el juego. En la pantalla aparecieron tres huevecillos moviéndose. Mientras esperaba que se rompieran leí fugazmente el instructivo. Para cuando las tres pequeñas criaturas salieron del cascarón ya tenía una ligera idea de cómo usar las opciones que da el dispositivo. Alimenté a los bichos electrónicos, jugué con ellos un rato y a las 8 de la noche se durmieron. No reaccionaron hasta el otro día, justo a la hora en la que entré a trabajar, donde confieso, no les hice el menor caso. Fue hasta que salí cuando vi que las pobres se encontraban dándome la espalda, con hambre, tristes y llenas de excremento. Me sentí culpable. Desde entonces trató de darme un par de escapadas fugaces de mi horario laboral para ver ‘qué se le ofrece’ a mis pulgas digitales. Escribo estas palabras a 10 días de tener de vuelta un Tamagotchi en mi vida. Las tres garrapatas electrónicas no se me han muerto a pesar de que les dedico mucho menos tiempo que a sus antecesoras hace 14 años. Cada una de esas criaturas, que van de un lado a otro de la pantalla tenían personalidades propias: uno era un faraón, otro un mago y la niña era una rosa. Ayer sin avisarme se transformaron en una horrible familia paparazzi (no tengo ni idea de por qué). Se supone que en unos días llegarán tres nuevas mascotas virtuales a las que también criaré y después podré hacer que interactúen con las tres primeras, y de ahí hasta el infinito.

Cada vez que juego con ellas ganó dinero que puedo usar para comprarles cosas. Debo procurar que tomen clases e incluso puedo conectar mi Tamagotchi con otro (aun no me he topado con alguien más que tenga otro). Incluso puedo conectarme a internet y descargar objetos para mis mascotas virtuales (cosa que no hago porque no le entiendo nada a la página). Lo malo es que no tengo tiempo y a veces se me hace un poco idiota estar cuidando a un llavero electrónico.

Hasta ahora mi reencuentro con los Tamahotchi ha sido raro. Por un lado me emociona, por el otro me siento tonto. Saldé la deuda con el Gabriel que hace 14 años le fue arrebatado el suyo, pero el Gabriel de ahora me reclama que gastar en un juguete fue una tontería. A veces me divierte, a veces me aburre. Podría decir que en realidad el Tamagotchi me ha desilusionado pues no evolucionó casi nada y actualmente luce obsoleto, pero entonces me preguntó ¿si no te gustó, qué diablos haces dedicándole unos post de tu blog?

Por ahora tengo y cuido un Tamagotchi. Mañana no sé…

Estoy en el punto medio entre la adicción y el abandono, ya veremos quién gana.

En la próxima entrada...
Crónicas de Tamagotchi 4: La derrota

8 comentarios:

Daniel Mora dijo...

Hola Gabriel, al igual que tu busco reencontrarme con el Tamagotchi, para alcanzar tu éxito podrías ser tan amable y decirme donde lo conseguiste? Te lo agradeceré mucho y seguro te contaré que tal me fue con mi reencuentro.

gabriel revelo dijo...

Daniel: Antes que nada gracia por visitar mi blog y más aun por dejar un comentario. No sé dónde estés, pero si vives en la Ciudad de México ve a los Sanborns... Aunque no los veas en el mostrador, pregunta a los encargados porque a veces los tienen en las bodegas. El mio lo encontré en el Sanborns que está en el cruce de Churubusco con Av. Tezontle. Suerte, te mando un saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias! sí soy del DF, iré en busca de uno, muy amable.

Anónimo dijo...

pues hoy 6 de eneero mi novio acaba de regalarme uno pero estoy segura de que es el chiviado y no tengo ni la mas minima idea de como manejarlo podrias ayudarme y no creo que se pueda conecta a internet creo tambien que es una version del 99 jajajja la verdad no tengo ni idea de como manejarlo gracias

IfCanela dijo...

Me sentí muy identificada con esta entrada, actualmente me pasa algo similiar.. Me dió por recordar y comprarme un tamagotchi, es exactamente igual al tuyo, y pues parecia niñita emocionada, ahora también me siento una tonta y pienso que estoy grande para estas cosas.. Pero igual me divierto cuidandolos, voy en la segunda generación y me puse triste cuando se tuvieron que ir dos de los hermanos... y ahora estoy mas tristes porq se convirtieron en familia paparazzi y se ven muy feos.. revisando para ver como se quitaba me topé con tu blog, y me sentí plenamente identificada.. no sé si tu ya lo dejaste de usar, pero creo que yo lo usaré por un tiempo más.. Jeje

Jesi colombia dijo...

Buenas noches a todos... nunca tuve uno, sin embargo toda mi vida desd niña quise tenerlo, por tal motivo fue solo un sueño frustrado.. ahora tengo 26 años y llevo mucho tiempo buscandolo en la mayoria delas paginas comerciales, casualmente hoy encontre este blog y me doy cuenta q todos los sueños se pueden cumplir con perseverancia,, quiero uno y me lo voy a comprar. gracias por hacerme tan feliz... ya anote todos los datos... bye

Anónimo dijo...

wooow hola yo me llamo emily y los tamagotchis me han acompañado desde mi infancia ahora tengo casi 21 años ,y estoy criando un tamagotchi music star y le preste mi antiguo vercion tres a mi pareja y le ha gustado mucho...emm ahora estamos averiguando la manera de comprarnos por ebay la ultima vercion sacada EL TAMAGOTCHI PLUSS COLOR que se ve sensacional su pantalla se enciende y contiene el tamamundo en su interior n.n y no deges de jugar , la gente que tiene alma de niño es muy buena y por lo que veo sentiste mucha nostalgia por ellos...,no los dejes...

ichivo dijo...

XD hola, yo tenía un tamagotchi cuando era un niño, y hace dos semanas encontre aquel tamagotchi (idéntico al tuyo) en un lugar abandonado de mi habitacion XD así que decidi ponerle una pila y revivir esos momentos de infancia, tu sabes.
me topé con tu blog de pura casualidad y me gustó mucho tu experiencia, me siento como un wey cuidando un tamagotchi a mis 17 años pero en fin. saludos XD