lunes, 14 de diciembre de 2009

Road Trip Michoacán 3 - Cuitzeo, Pueblo Mágico


Según la Secretaria de Turismo, un Pueblo Mágico “es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin MAGIA que emana en cada una de sus manifestaciones socio - culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico”. Pocas localidades pueden jactarse de poseer tal título. Curiosamente, es el único estado del país que cuenta con tres Pueblos Mágicos es Michoacán.

Pátzcuaro, Tlalpujahua y Cuitzeo son tres joyas llenas de historia, y en parte, uno de los motivos por los que decidí dirigirme al estado michoacano en mi más reciente viaje. Se dice que al visitar estas poblaciones uno queda enamorado y condenado a volver a ellas una y otra vez.

El primer destino de mi mal llamado ‘Road Trip’ fue Cuitzeo. Llegar desde Morelia me resultó relativamente sencillo. Desde el centro de la capital michoacana tomé una combi (medio de transporte por excelencia en estos lares) que me dejó en el Tecnológico de la ciudad. Ahí se encuentra la parada en la que se toman los camiones ‘guajoloteros’ con destino a Cuitzeo. Ubicado a 34 kilómetros de Morelia, lo primero que uno vislumbra desde carretera al aproximarse a éste Pueblo Mágico, es precisamente el inmenso lago de Cuitzeo, el más grande del estado de Michoacán. La primera experiencia inolvidable viene cuando uno cruza éste espejo de agua por la mitad del camino que va de Morelia a Salamanca. La laguna de Cuitzeo es escenario de atardeceres primorosos, inolvidables. Escenario que los pescadores y garzas usan como inspiración para pescar carpas y charales.

Arribé cerca de la 1 de la tarde. Descendí en una calle al azar y el impacto fue inmediato. Mucho calor, calles empedradas, todas las casas pintadas de blanco y rojo en dónde hasta los comercios poseen la misma tipografía. Silencio total. Salvo uno que otro poblador que de repente se topaba conmigo, aquel pueblo se encontraba sumido en una soledad que por paradójico que resulte, no es nada triste. Tres calles más y llegué a la Explanada Manuel Buendía, plaza principal de Cuitzeo.



Un kiosko, el Museo de la Estampa y el Santuario de la Virgen de Guadalupe (lleno de flores a causa de las celebraciones guadalupanas) forman un complejo arquitectónico que sirven de preámbulo a la Iglesia y Ex Convento de Santa María Magdalena, la más hermosa edificación de Cuitzeo, cuya existencia justifica por sí misma el viaje hasta esta localidad lacustre. En este templo la magia deja de insinuarse y se convierte en una constante arrebatadora. Imponente y de muros blancos y altos, la fachada del Ex Convento (ahora convertido en un Museo Nacional del Virreinato del INAH) y sus verdes y cuidados jardines invitan entrar cuanto antes y recorrerlo. Tras pagar 31 pesos penetré en aquella mole de piedra que por dentro es un laberinto. Según el libro de visitas era el único visitante recorriendo aquellos pasillos. Lleno de adrenalina recorrí todo lo que pude. Los cuartos de los monjes y hasta sus letrinas comunitarias eran algo tétrico y que sin embargo no podía dejar de admirar. Por momentos aquellos muros guardan ecos y murmullos. Después hay zonas llenas de frío y un ambiente pesado. Cualquiera en mi lugar juraría, al igual que yo, que no está solo entre esas capas de muros y pinturas imponentes grabadas sobre sus muros y techos.


Estuve cerca de una hora en aquel sitio emblemático. En un jardín con una cruz que tiene la inscripción ‘Infierno’, y en el que también hay un naranjero, me cerraron una puerta. Después, mientras descendía unas escaleras en total obscuridad alguien tocó mi hombro. Al girar e iluminar las tinieblas con la luz de mi cámara no había nada… ni nadie. Aun desconozco que fuerza fue la que me impidió salir corriendo. Algo me decía que en Cuitzeo estás experiencias son cosas de todos los días. Por eso continúe mi recorrido sin abandonar la marcha ni hacer mayor aspaviento por lo sucedido.


Cuitzeo aun me deparaba una sorpresa más. A lado del Ex Convento se encuentra el Parque Municipal, espacio romanticón para recorrer por las tardes. Un parquecito con laguitos, patos, caminos fáciles de andar y por supuesto, unas lámparas que seguramente por las noches le dan un toque dulce a sus visitantes.

Recorrí unos momentos más aquellas calles apacibles. Podría hacerlo por horas y no dejar de maravillarme. Sin embargo otros pueblos me esperaban en el recorrido. A las 4 de la tarde abandoné Cuitzeo. En el camino de regreso mi mirada se perdía en el inmenso lago de un pueblo en el que me pasaron cosas que nadie me creerá.

8 comentarios:

soleil dijo...

wow! que chevere!!!! me gustaria concoer lugares como aquel, tienen una magia espcial, verdad?

gabriel revelo dijo...

soleil: claro que tienen esa magia... es algo que se siente, se respira.

Armando Díaz dijo...

Escribes padre mi estimado Gabriel, Feliz 2010, mis mejores deseos..

gabriel revelo dijo...

Inmobiltrade: muchas gracias armando, recibe mis mejores deseos y suertes para el próximo año. gracias por pasar por aquí.

Anónimo dijo...

WO...ME ASOMBRAN TUS COMENTARIOS, YO SOY DE CUITZEO Y LA VERDAD SE QUE ES MUY BONITO PERO ME ASES BOLTEAR Y OBSERVARLO MEJOR....ES MUY CIERTO LO QUE DISES ES MAGICO....GRACIAS POR ASERME PENSAR QUE ESTOY EN EL MEJOR LUGAR DE MICHOACAN.

gabriel revelo dijo...

anonimo: gracias por visitar mi blog, vivir en cuitzeo debe ser una maravilla... definitivamente vives en un Pueblo Mágico.

Anónimo dijo...

Hola! Yo vivo en un suburbio de Chicago, pero vivia en un pueblo cerca de Cuitzeo. Se podria decir que pase mi adolescencia en Cuitzeo. Recuerdo que nos ibamos de pinta al Ex-convento, pero solamente una vez nos atrevimos a bajar esas escaleras donde esta todo completamente obscuro; salimos todos corriendo y nunca supe lo que habia al final de la escalera...

gabriel revelo dijo...

anonimo: hasta abajo hay un pasillo que te saca por la parte trásera del atrio de la iglesia. ¿una adolescencia en cuitzeo? woow, que envidia. gracias por leerme, saludos hasta chicago.