domingo, 27 de septiembre de 2009

¡Santa competencia Batman!


“Los héroes pueden morir... las leyendas
son eternas”



La mercadotecnia es lo de hoy. Y los superhéroes seguramente no son la excepción. Imaginemos por un momento, una reunión entre los paladines de la justicia más afamados (talvez Batman y Robin, Superman y por qué no, hasta el Hombre Araña) con su grupo de publicistas que, por desgracia, no les traen buenas noticias... Resulta que la venta de los productos con su imagen ha disminuido significativamente, nada grave, pero si preocupante. ¿Quién es el culpable? ¿Qué nuevo personaje o héroe es lo suficientemente bueno como para arrebatarles la atención y preferencia que por décadas han gozado? Yo tampoco lo sabía, o mejor dicho lo suponía, pero no con certeza. Hasta esta tarde.

Resulta que durante el transcurso de la semana, en un programa de radio escuché que existía el ‘Café del Santo’, y además dijeron que aquél lugar tenía una tienda de productos alusivos al Enmascarado de Plata.

Quiero suponer que usted, señor(a)(ito)(ita) lector(a) sabe quién es El Santo. Suponiendo que no sea así, déjenme comentarles que éste personaje es uno de los deportistas más afamados de nuestro México. Maestro de la lucha libre por más de tres décadas, este enmascarado conquistaba multitudes en peleas inolvidables. Gracias a su calidad y carisma, tuvo la oportunidad de realizar más de setenta películas, marcando así un hit a nivel mundial, que poco a poco le dieron el calificativo de leyenda a su protagonista. Hoy, a más de veinticinco años de su muerte, su leyenda sigue más viva que nunca.

Después de escuchar de la existencia de esta tienda-café, inmediatamente sentí deseos de visitarla. Yo, como millones de mexicanos crecí idolatrando a El Santo, disfrutando de sus películas, considerándolo mil veces más efectivo y cercano que al resto de los héroes de mis años de niño gordo. Tuve mi ring de luchadores de plástico, y mi favorito era él. Tuve mi mascara y mi capa, por supuesto, color plata. Por eso no quería, no debía y no podía dejar pasar la oportunidad de seguir mis instintos infantiles y seguirle la pista hasta la misma colonia condesa.

Poco antes de la muerte de su padre, El Hijo del Santo debutó en los pancracios. Aquél joven luchador, además de las presiones y dudas de cualquier debutante, debía de cargar con la enorme responsabilidad que significaba ser el sucesor del más grande. Reto que asumió con responsabilidad y que supero al paso de los años. Podemos decir que si la leyenda del nmascarado de plata sigue viva, en parte es porque su hijo ha sabido forjarse su propio nombre dentro del mundo luchistico. Y no sólo eso, su imagen es intachable y respetable... como la de todo aquel que se jacte de tener la profesión de héroe.

El Santo, además de ser icono indiscutible de los mexicanos, es una figura a nivel mundial. Conocido en casi todos los países de habla hispana, su fama incluso ha llegado a lugares tan lejanos como el medio oriente. Dicen que en Japón es toda una figura, que en Inglaterra sus funciones son todo un éxito, que en Francia se realizan festivales de cine especialmente dedicados a sus películas y que hay zonas de Europa en las que se niegan a creer que el Santo sea una persona de carne y hueso. Incluso, en 2004 la cadena Cartoon Network lanzó una miniserie animada llamada 'Santo contra los clones', y por supuesto, fue un éxito. Si esto no es ser una leyenda, no sé que lo sea.

Es un sábado cualquiera y la tarde cae sobre la Ciudad de México. Con un deseo y unas ansias inexplicables atravieso la calle de Ámsterdam y estaciono mi auto en las periferias del parque México. La misión, encontrar el café del Santo. Después de vagar intermitentemente por cerca de veinte minutos, me decido a preguntarle sobre el paradero de mi destino a un grupo de taxistas, quienes confundidos me dicen que la colonia Hipódromo Condesa está llena de cafés muy parecidos y modernos. En otras palabras, no tienen ni la menor idea.

Ocho minutos más tarde, el dueño de un puesto de revistas por fin me da razón del dichoso café. Animoso llego a la calle de Tamaulipas y busco afanosamente cualquier indicio de aquel lugar de fantasía. Bastaron unos minutos más de caminata para detenerme abruptamente en el número 219 y entrar con la emoción de quién se sabe reconciliado con su niño interno. El lugar es pequeño pero cálido. Al ingresar uno inmediatamente se topa con un sinfín de productos alusivos al Santo y en los que el color plata te deslumbra y atrae como poderoso imán. Peluches, mascaras, playeras de todos colores y tamaños, tasas, pulseras, relojes, postales, comics, bolsas, películas y más (todo oficial, por supuesto) forma parte del arsenal de mercancía que desde hace años esperabas encontrar. Por si fuera poco (y vaya que no lo es), la zona para tomar café es agradable. En medio de carteles alusivos a la lucha libre y con elegantes sillones y mesas plateadas, los visitantes pueden tomar una deliciosa bebida mientras observan en un plasma fragmentos de las mejores películas del enmascarado.

Por travesuras del destino, todo lo que empieza tiene que acabar. Y mi visita al café del Santo no es la excepción. Sin embargo, antes de irme con las manos vacías decido dejar la avaricia para otro día y compro una bonita playera negra alusiva al luchador, y que desde ya quisiera estrenar. Poco después, atravieso avenida Chapultepec con la certeza de que por hoy el fantasma del consumismo me ganó la batalla, y peor aún, lo seguirá haciendo, pues pienso volver. Al menos me queda el consuelo de que el culpable es el Santo, y la satisfacción de que algo tan mexicano pueda hacerme olvidar por una tarde, que casi siempre el marketing gringo es el que manda.

Y hablando de gringos... ¿se imaginan la cara que pondrían Batman y compañía al enterarse que el Santo les ha robado un tajo de sus ganancias?


+++BONUS++++

Una escena inolvidable de la película “Santo y Blue Demon vs. Las Momias de Guanajuato”… chequen como el Santo, después de pelear por horas contra las momias, concluye en que son indestructibles, y se va, dejando a la gente a merced de las terribles criaturas. Una autentica joya del cine mexicano.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya!!!, nisiquiera resident evil, o thriller llegaron a ese extremo jajaja
Nunca he sido fan del santo, pero de verdad que está de locura!

Jorge Atarama dijo...

Desde pequeño me las ingeniaba para ir al cine a ver El Santo, espectacular!!!!

Victoria dijo...

que buen tip para mi proxima visita al DF!!!!

Tulius Ciceron dijo...

en pocas palabras hay un cafe del santo en la condeza vayan a verlo XD jaja

shooo te presumo que tengo 3 camisas de la santologia jajaja y claro! mi mascara edicion pirata un dia que fui a la arena mexico que vi pelear a villano III y a latin boiler


viva la santologiaa!!

gabriel revelo dijo...

anónimo: la verdad es que El Santo va más allá del ambito deportivo. es parte de la cultura nacional.

jorge atarama: ¿también en Perú? wow... cada día me sorprende más la trascendencia del Santo en varias partes del mundo.

victoria: ¡seguro! no te arrepentirás.

maverick: yo también tenía mi mascara corriente... y ¡3 playeras! maldita sea, y yo que con una ya me sentía la última coca cola del desierto.