domingo, 31 de agosto de 2008

La noche que iluminamos México

Seguramente ya éramos miles cuando minutos antes de las 6 de la tarde llegué a la Columna del Ángel de la Independencia. Ahí, a la hora acordada y dónde todo comenzaría, recibí la primera descarga emocional de muchas que ya hicieron de aquel sábado 30 de agosto uno de esos días que nunca olvidaré.

Organizada y difundida por diversas organizaciones sociales, ‘Iluminemos México’ fue el nombre que se le dio a la marcha en contra de la violencia en nuestro país debido a la creciente ola de crímenes y asesinatos a manos del crimen organizado y el narco. Secuestros, asaltos y robos han ido arrebatándole la tranquilidad a los mexicanos que cansados de la impunidad y corrupción, decidieron mostrarle a las autoridades su descontento. Por eso había que estar ahí, porque momentos así son determinantes en la historia de un país, porque como sociedad tenemos la responsabilidad de cuidarnos unos a otros y de hacer hasta lo imposible porque México vuelva a respirar la paz.

La idea era ir vestidos de blanco y llevar una vela para iluminar con miles de luces el recorrido. A la marcha, que originalmente se llevaría únicamente en la Ciudad de México, se fueron uniendo otras ciudades de cada uno de los 31 estados de la República Mexicana. Y no sólo eso, en Londres, Madrid, Los Ángeles y otras metrópolis del mundo también habría manifestaciones solidarias con el pueblo mexicano.


Repuesto del impacto inicial al llegar y ver la Glorieta del Ángel de la Independencia llena de mexicanos vestidos de blanco, me uní a la marcha que recién acababa de iniciar. No importaba el aire frío ni las nubes que anunciaban la inminente llegada de un tormentón. Entonces me uní a un río de gente sin principio ni fin. Ahí, entre extraños de las más diversas clases sociales (si es que esa frase sigue teniendo cabida en estos tiempos) fui entendiendo lo que es la fuerza de un país, y que no se basa en las instituciones sino en la gente. No sabía cuántos éramos, pero poco importaba cuando hombro contra hombro se transmitía una calidez a prueba de todo. Paso tras paso la energía aumentaba y la atmosfera se tornaba en una esperanza amorosa que inundaba el corazón. No puedo describir el sentimiento que se apodera de uno cuando ve a la gente de su país levantar la voz y decir ‘México quiere paz’ al unísono de millones que como yo, dejaron todo para unirse a esta caminata en más de cincuenta ciudades y poblaciones de la república.

El marco imponente por única vez no era la belleza de la modernidad de Avenida Reforma o la abrumadora historia de los edificios del Centro Histórico. Lo imponente era la gente que se seguía uniendo, que gritaban frases optimistas y que a pesar de todo sonreían. La llovizna que a ratos caía o el fuerte viento que soplaba sólo animaba a la multitud a seguir. Íbamos varios que gracias a Dios, nunca hemos sufrido ningún asalto, pero también había miles que en carne propia han sido víctimas de ese cáncer social que es la delincuencia. ¿A cuántos de ellos el hampa les arrancó lo que con tanto esfuerzo era parte de su patrimonio? ¿A cuántos un ser querido? ¿Cuántos más viven en la incertidumbre de no saber la suerte de un secuestrado?... No lo sé y probablemente mi subconsciente bloquea la respuesta para no darme cuenta de la realidad. Lo cierto es que a todos nos han arrebatado la tranquilidad de transitar por nuestro país sin el miedo que da el no saber si cada día regresaremos con bien a casa.

No es justo, por dónde se vea esta situación es inmerecida para un país tan grande que no cabe más que en el corazón de millones de personas buenas. Inmerecido para un pueblo acostumbrado a enfrentar cualquier adversidad y salir adelante. No es justo, ni nunca lo será, que la historia de un nuestro México sea manchada por un reducido grupo de descerebrados que no merecen la más mínima consideración. Menos justo es la red de corrupción y burocracia que aunado con la incapacidad de las autoridades tienen a la delincuencia en un estado de comodidad inadmisible. Gobernantes van y vienen, al igual que los pretextos.

Sin embargo la esperanza ahí estaba cuando llegué al final del recorrido. Observar el Zócalo capitalino, corazón de México lleno de gente gritando deseos de paz y justicia es impresionante y alivia el alma.

La gente seguía y seguía llegando de todos lados. Con la mejor disposición, sin banderas de partidos políticos, ideologías o distinción de religiones. Animados por la belleza de la Catedral o de Palacio Nacional y llenos del orgullo contagiado por la gigantesca bandera mexicana ondeando en la Plaza de la Constitución. Como estaba pactado, en punto de las 20:30 de la noche las luces de todos los edificios fueron apagadas para darle paso a las miles de veladoras y lámparas fueron iluminando cada rincón no sólo del Centro Histórico y sus alrededores, sino de todo mi México. Después las primeras estrofas del Himno Nacional hablaron por todo un país que ya quiere vivir en paz. Fue inevitable no conmoverse y no desear con todas las fuerzas que los causantes de tanto dolor recapaciten y sean hombres de bien.


Dos horas después veo en diversos medios las imágenes aun más impresionantes. Se habla de más de 200,000 personas manifestándose tan sólo en la Ciudad de México. Hoy sigo impresionado y con el corazón a flor de piel. Al igual que todos, tengo familiares y amigos a los que amo con todo mi ser y por los que cada noche ruego para que la violencia nunca los alcance. Ese miedo ya no lo quiero, ya no lo soporto, ya no lo quiero. Somos mucho más la gente honesta trabajadora. Los que nos entregamos día a día para tener tardes tranquilas con la convicción de no deberle nada a nadie. Mi México ya no quiere estar así, y no lo vamos a dejar cuando más nos necesita.

Porque amo a mi país, este blog se une al clamor de mi nación: exigimos justicia.

5 comentarios:

nurimoon dijo...

Que buena onda que fuiste, la verdad es que yo soy de las mexicanas que creo que es el colmo que se tenga que llegar a eso para que el gobierno haga su chamba y no esperen ese tipo de manifestaciones, pero tambien me emociona ver que la gente se puede juntar y poner de acuerdo en algo y que es positivo.
Acá en Juarez, se juntaron 20 personas, si 20 acá se juntaron en una marcha como 5000 personas y como no paso NADA en contra de los narcos y las ejecutaciones, pues estamos muy decepcionados, pues esperemos que esta mugre acabe pronto.
saludos.

Lata dijo...

Uy niño, mi experiencia fue muy distinta. Ya la leerás...

Janbuk dijo...

Ahorita leo el post, pero antes quería preguntarte ¿Por qué sacaste tu foto sensual?... asu, se nota que no entro hace tiempo :S... en fin termino de leer y te comento.

Besotes!

Janbuk

GOMÍS dijo...

Celebro mucho que hayas ido!!!

Oye:

Estreno monólogo en el Cafe 22 de la colonia Condesa el 20 de septiembre y estaré todos los sábados... Ojalá te des una vuelta...

Un abrazo!!!

gabriel revelo dijo...

nuri: así es, lo ideal sería que no se tuviera que llegar a esos extremos... la respuesta en la ciudad de méxico fue impresionante... es una lastima lo de juárez, ojalá y pronto se vislumbre una solución.

lata: lo leeré latita, de seguro tu vivenvcia y punto de vista también es importante.

jan: la quité por votación popular jaja, hasta hice un post sobre eso a principios de agosto. lo curioso es que eres la sexta persona que pide que regrese la dichosa foto ja ja.

gomís: claro que nos daremos una vuelta un sábado de estos, seguramente está de lujo.