¿Embrujo o simple necesidad de tener un poco de ti?. Podría ponerle el nombre que sea y sin embargo no describiría nada. ¿Puede un objeto impregnarse de la esencia de su dueña....?
No hace falta saber la respuesta si de todas formas terminaré por convertirla en un ‘sí’ que me suene lleno de contundencia. Ahora, que si de ponerme ‘contundente’ se trata, creo que nada hablará mejor que esa Chalina que hace unas horas ella olvidó en el trabajo y que por teléfono me pidió que guardara. Cierto es que desde que recibí su llamada la tomé con cuidado y la guardé como el tesoro más preciado; más veras resulta el confesar que al olerla por unos microsegundos viaje a Venus montado en una estrella y sin escalas. La pregunta debería ser cómo no escapar del embrujo de semejante tesoro, y no si hice lo correcto al ver aquella Chalina todo el día e incluso, tenerla en este preciso momento frente a mi mientras intento explicarme la fijación por un pedazo de tela que a ella le sienta como a nadie.
Mil y un razones pueden haber detrás de ese olvido y poco me importan. Al menos por ahora el mundo parece contenido en aquel accesorio tan femenino y vistoso en el que quiero creer, se aloja una parte de ella. Al menos su estilo, su aroma, frescura y brillo son idénticos a los de la dueña.
Puede que esté loco, pero estoy seguro que no soy ni el primero ni el último que cae rendido ante el encanto de tener en sus manos, aunque sea por un momento, cualquier objeto de una mujer inspiradora. Creer firmemente que aquel objeto establece con ella algún tipo de conexión y que al momento de tocarlo y hablarle ella, como por parte de magia al menos me tendrá presente en su pensamiento. En está clase de tonterías piensa quién anda en busca de convencer a otro corazón de caminar bajo nuestra mirada un mismo camino.
En unas horas esa Chalina que hoy me acompaña e inspira volverá a su dueña. A mi me quedará el recuerdo de ese aroma que el aire, para darme celos, sí puede acariciar.
No hace falta saber la respuesta si de todas formas terminaré por convertirla en un ‘sí’ que me suene lleno de contundencia. Ahora, que si de ponerme ‘contundente’ se trata, creo que nada hablará mejor que esa Chalina que hace unas horas ella olvidó en el trabajo y que por teléfono me pidió que guardara. Cierto es que desde que recibí su llamada la tomé con cuidado y la guardé como el tesoro más preciado; más veras resulta el confesar que al olerla por unos microsegundos viaje a Venus montado en una estrella y sin escalas. La pregunta debería ser cómo no escapar del embrujo de semejante tesoro, y no si hice lo correcto al ver aquella Chalina todo el día e incluso, tenerla en este preciso momento frente a mi mientras intento explicarme la fijación por un pedazo de tela que a ella le sienta como a nadie.
Mil y un razones pueden haber detrás de ese olvido y poco me importan. Al menos por ahora el mundo parece contenido en aquel accesorio tan femenino y vistoso en el que quiero creer, se aloja una parte de ella. Al menos su estilo, su aroma, frescura y brillo son idénticos a los de la dueña.
Puede que esté loco, pero estoy seguro que no soy ni el primero ni el último que cae rendido ante el encanto de tener en sus manos, aunque sea por un momento, cualquier objeto de una mujer inspiradora. Creer firmemente que aquel objeto establece con ella algún tipo de conexión y que al momento de tocarlo y hablarle ella, como por parte de magia al menos me tendrá presente en su pensamiento. En está clase de tonterías piensa quién anda en busca de convencer a otro corazón de caminar bajo nuestra mirada un mismo camino.
En unas horas esa Chalina que hoy me acompaña e inspira volverá a su dueña. A mi me quedará el recuerdo de ese aroma que el aire, para darme celos, sí puede acariciar.
5 comentarios:
uy, eso me pareció fetichismo leve jeje, pero si, supongo que tienes razón, mi buen revelo.
ya andas posteando más frecuente. ta chido.
nos leemos.
"Mientras sobo la cartera, me alimento la ilusion..."
Los objetos que nos recuerdan a alguien, si,pero en este caso, me pregunto, si ese alguien te interesaba tanto antes de tener el objeto en cuestión en tus mano e inhalar el perfume que te dejo sin aliento, recuerda que no hay ninguna memoria más fuerte que la olfativa.
Mmm, no se hasta qué punto me suena un poco obsesivo, aclaro que obsesivo lindo no enfermo, si es que existe una diferencia jaja.
Uyyy huelo fetichsimo por aki ajajaj pero no te preocupes eres un fetichista buena onda ajajaja, por cierto, yo también tuve una etapa así y aún guardo el objeto de mi obsesión, pero ya no lo acaricio como antes, sólo lo miro y me trae recuerdos nada más :P
Besosssssssss enormeeesss
Janbuk
queridos amigos... ¿seré fetichista?... quién sabe, lo cierto es que lo de quedarme con la chalina no fue nada planeado. ya hasta la regresé!!!! ... eso sí kiddo, ella ya me interesaba desde antes.
gracias a todos por sus comentarios!
Publicar un comentario