Volví a pasar por esa casa blanca que está en la esquina
de mi casa, la misma sobre la que escribí hace casi 4 años.
Aunque hacía mucho que no detenía mi mirada en ella. Ayer
no pude evitar ponerle atención. Estaba en penumbras. La ventana del último piso estaba
entreabierta. Del interior asomaba una cortina blanca percudida que ondeaba
terroríficamente. Extrañamente no soplaba aire ni nada alrededor se movía, sólo
ese pedazo de tela. Sentí frío y un escalofrío. No aguanté más que unos
segundos antes de marcharme de ahí corriendo.
1 comentario:
Una joven vida pérdida por la soledad, por no ver las preocupaciones de un joven. Yo, procuro estar para la gente, sobre todo para mi familia. Que triste, pero en este mundo cada día somos más afectos a no voltear a ver a los demás.jul
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