jueves, 10 de noviembre de 2011

Querido y odiado enemigo (carta al América)



Querido y siempre odiado Club América:

Nunca pensé que te escribiría una carta a ti, el más odiado de los rivales. En realidad creo que ni siquiera tendría por qué estarme metiendo en un problema en el que aparentemente no tengo incumbencia. Me presento. Soy un aficionado más al futbol, seguidor de toda la vida al Atlante, equipo que representa casi todos los ideales opuestos a ti. Nuestra cuna pobre e historia llena de traspiés, nada tiene que ver con tu riqueza y suntuosidad. Es en honor al recuerdo de lo que casi siempre has sido, por la que redacto estas líneas. Para que te mentirte, extraño esas batallas en las que vencerte resultaba un reto. Juegos en los que el orgullo estaba por encima de todo y cuyo resultado me dejaba marcado por días. Ya fuera coraje o alegría, un Atlante-América nunca podría dejarme indiferente.

Por desgracia, enemigo mío, esa sensación ha ido cambiando. De un tiempo acá te noto cambiado, decaído. Como si parte de tu espíritu se hubiera esfumado. Enfrentarte ya no viste como antes. La ilusión de doblegarte ha dejado de tener la intensidad de otras épocas. Y no te lo niego, me duele. Fastidia saber que desde hace tiempo estás enfermo de intereses y conflictos internos. ¿Qué sería del futbol sin rivalidades, sin alguien a quién odiar y desear pasarle por encima en cada oportunidad? Creo coincidir con los aficionados del resto de los equipos, en que echamos de menos a ese América ganador, aquel equipo que se detesta con el corazón, pero al que se le respeta por su historia.

La liga mexicana no podría entenderse sin su antagónico de siempre. Para hablar de futbol en éste país es obligatorio referirse a tus títulos, a tus rivalidades, a tus jugadores emblemáticos y a tus colores. También está esa afición a la que tantas veces les he mentado la madre en un estadio, gritándoles un gol de mis Potros o aguantando sus burlas. Todo el americanismo en conjunto necesita despertar de su letargo. Retomar el camino de lo que solían ser, y entonces sí, volver a despertar la animadversión que sólo ustedes provocan.

No pretendo homenajearte con estas palabras. Al contrario, quiero que reacciones para cuando vuelvas a ser el de siempre, gritarte cada gol en la cara y celebrar burlonamente las victorias sobre ti. Quiero que vuelvas a ser grande por tus resultados y no porque una ridícula campaña mercadológica lo dice. Quiero que tus soberbios seguidores vuelvan a tener motivos para ser arrogantes, y así callarles la boca sin que una de tus malas rachas opaque el resultado.

Pocos equipos te han enfrentado tanto como el Atlante. Ambos son viejos conocidos, no por nada nacieron en el mismo año. Han sido 96 años de enfrentamientos, de un juego que tiene la etiqueta de clásico y que al menos para mí, siempre ha sido importante. Te necesitamos para que seguir alimentando esta historia.

Espero te cures pronto… nos veremos en la cancha. Y tan enemigos como siempre.


Atte.
Un Atlantista

2 comentarios:

Markillo dijo...

jajaja muy buena tu carta , por cierto sabias en que se parece una prostituta a un aficionado con playera del america? en que ambos llevan dentro un hijo de put...
Saludos de otro buen Atlantista

gabriel revelo dijo...

Jajajaja, buen chiste. Gracias por tu visita. Vuelve las veces que quieras, esta es tu casa. ¡Saludos!