Miércoles 20 de Agosto
04:30hrs
Extraña hora para prender la televisión. Más extraño que de la nada allá decidido prenderla sólo para darme cuenta que el Taekwondoin mexicano Guillermo Pérez disputaba el pase a la final de la especialidad en la justa olímpica de Beijing. En un duelo aguerrido, Pérez obtuvo la victoria. La lucha por el oro sería a las 20:15 hora de China… 07:15 en México.
07:15 hrs
Estoy en la oficina. Hago cómo que trabajo pero estoy al pendiente en todos los portales de cualquier noticia que provenga desde la sede olímpica. Un amigo escucha la transmisión desde su teléfono celular.
- Va ganando el mexicano. Dice de pronto.
07:23 hrs
- Ya empató el dominicano. Al parecer disputarán ‘punto de oro’. Entonces empezaron unos segundos agónicos, en cualquier momento la decisión podría ser favorable para cualquiera de los contendientes.
07:25 hrs.
- Terminó el combate, el ganador será definido por decisión de los jueces.
Uno, dos, tres… cien segundos. No tengo idea del tiempo que transcurrió en la espera de la noticia que definiría si México se vestía de plata u oro.
- Oro para México.
¿Es necesario decir que la noticia se regó como pólvora por toda la oficina, qué salte y grité de la emoción o que no me pude quitar la sonrisa de oreja a oreja en toda la mañana?
08:06 hrs.
Veo en You Tube el video del triunfo del mexicano. Cayó la segunda medalla olímpica para México. Al parecer será un gran día.
14:03 hrs.
Llegó a casa. En los resúmenes deportivos sólo hablan de Guillermo Pérez y su Oro para México. Entonces vi la repetición de la transmisión de TV Azteca y la forma en la que Arturo Rosique lloró al narrar. A mí también me fue imposible contener las lágrimas. Después, lleno de un cosquilleo indescriptible en el cuerpo vi la premiación y la manera en la que el lábaro patrio nacional ascendía a lo más alto mientras se escuchaba el Himno Nacional Mexicano. Guillermo Pérez cantando. Fue un triunfo que sólo debe ser suyo, pues fue él y nadie más quién disputó con toda la gallardía del mundo aquellos puntos históricos en el Tatami.
16:50 hrs.
Después de dormir un poco, bañarme y comer cualquier cosa, me enfundo la playera de la Selección Nacional de Futbol. Hoy comienza la eliminatoria mundialista contra Honduras. Salgo rumbo al Estadio Azteca.
18:15hrs.
Ya con mis amigos Rosalía, Ángel y Claudia, dejamos el auto en el estacionamiento del Azteca. El ambiente afuera del estadio ya es mundialista. Miles de personas en los alrededores con sus banderas, sus playeras verdes y sus ilusiones.
18:45hrs.
Ya dentro de uno de los Estadios con más historias del mundo las pantallas proyectan una vez más el triunfo de Guillermo Pérez. La ovación no se hace esperar.
19:55hrs.
La bandera de la y el himno de FIFA aparecen y detrás los jugadores de México y Honduras avanzan hacia el centro de un Estadio Azteca lleno. Flashazos, ovaciones, alaridos. Comienza la ceremonia de los himnos nacionales… al entonar el de mi país, por tercera vez en el día la piel se me pone de gallina. Canto con todas mis fuerzas.
20:00 – 20:45hrs.
El primer tiempo dura lo que un suspiro. Todo es nuevo en la Selección: el técnico sueco Sven-Göran Eriksson debuta como estratega nacional, por primera vez la mitad de los seleccionados juegan en europa, varios debuts… Ante un escenario imponente con más de 110, 000 almas (de los cuales sólo 6,000 son hondureños) el cuadro azteca comienza a atacar. Un poste, un balón que pasa a nada del arco rival, México está encima pero el primer gol es hondureño. Y el estadio guarda silencio pero se repone de inmediata. Confusión y el fantasma de la derrota comienza a rondar las tribunas.
20:45 – 21:00hrs.
Medio tiempo, estoy que me lleva el demonio. Aun así nos tomamos una foto.
21:00 – 21:45hrs.
Durante el segundo tiempo el Azteca es un hervidero. El público sigue apoyando, pidiendo la incursión de Cuauhtémoc Blanco al terreno de juego. Los minutos que pasan y el balón que sigue sin querer marcar a favor de México. A 15 minutos del final un disparo de Pavel Pardo hace que el grito de gol contenido en miles de gargantas estalle al unísono. El grito de ‘Si se puede’ impulsa a los verdes que tan sólo cinco minutos después consiguen su segundo tanto. Otra vez Pavel. El festejo en las tribunas, cervezas y refresco volando por todos lados nos empapan pero no importa. El grito de ‘México, México’ y la ola que recorre las gradas hace del Azteca, un mounstro de más de cien mil cabezas. Dejo de ver lo que pasa en el terreno de juego y me concentro en lo imponente que resulta una afición conectada con su equipo. Volteo y miro a Ángel, el también está conmovido, incluso llora. El árbitro silba el final. Ganó México 2-1, la gente canta el "Cielito lindo" y empieza su camino hacia el Mundial de Sudáfrica con el pie derecho.
21:50hrs.
Mientras esperamos a que el estadio se vacíe un poco me entero por medio de mensajes que Paola Espinosa y Tatina Ortiz, competidoras en clavados de 10m están disputando su pase a la final. Pao quedó en segundo lugar. Ambas pasarían a la final.
Jueves 21 de agosto
00:01hrs
Como unos tacos en un puesto cercano a mi casa. Unos señores dicen que la final de los clavados de 10m será a las 8 de la noche de Beijing… 7 de la mañana tiempo de México.
07:00hrs.
Llevó tres horas despierto gracias a un Red Bull, es el segundo que tomo desde el comienzo de las olimpiadas. Hago cómo que trabajo pero no trabajo. Aprendí la lección de un día antes y ahora sí me traje los audífonos para escuchar la competencia por medio del radio de mi teléfono celular. Por más de una hora escucho las cinco rondas de clavados. Paola y Tatiana compiten y rondan los primeros lugares.
08:06hrs.
Por poco México no entra al pódium. Cuarto lugar para Paola y quinto para Tatiana. Un orgullo sin consideramos que pusieron en jaque a la crema y nata de los clavados a nivel internacional . Llegarán a Londres con todas las condiciones para conseguir más medallas, además de la presea de bronce en sincronizados que obtuvieron la semana pasada.
24 horas de alaridos, de triunfos, de compartir la bendición de ser mexicanos y sabernos capaces de cualquier cosa. Al final ser mexicano es saberse parte de una raza luchona y profundamente orgullosa de sus raíces. Logros que hacemos de todos porque en nuestro México todos somos uno. Siempre quiero verte arriba. Como siempre, es un orgullo ser hijo de mi México lindo y querido.
*** Actualización, sábado 23 de agosto de 2008. 07:20hrs. ***
No pegué el ojo en toda la noche. Hay veces en las que las horas de la madrugada se vuelven insoportables. Justo cuando pensé que la obscuridad se ensañaría conmigo un rayito de esperanza llamado María del Rosarío Espinoza hizo más llevadero la llegada del amanecer. De manera contundente ganó la medalla de oro para México en Taekwondo femenil. Apenas 21 años y llena de valentía y caracter, sin prisas y paso a paso esta valiente sinaloense le regaló una alegría más al pueblo de México. Una vez más el Himno, una vez más la bandera elevandose en lo más alto. Una vez más, lloré de alegría.
Al final la cosecha en Beijing fue de dos oros y un bronce. Gracias a todos nuestros deportistas por las semanas que nos regalaron y que hicieron vibrar a todo un país.
4 comentarios:
una amiga taekwandoin conoce a ese de la medalla, ya hasta la invitó a no sé qué
felicidades para él. según mi amiga me refiere, él anda muy contento, y cómo no.
saludos, revelo.
Sin duda los resultados de estos jovenes deportistas dejan un excelente sabor de boca a nuestro país. Su esfuerzo y tenacidad son punto y a parte en una nación en donde la población tenia una pobre expectativa de medallas sin la presencia de Ana y en el cuál el deporte es considerado un hobbie y no una profesión. Esas medallas solo demuestran que los sueños si se pueden volver realidad.
Saludos!!
alvi y delirio: sería tan deseable que estos triunfos dejaran de ser tan esporadicos. por cierto, hoy fue la clausura de beijing y no puedo dejar de sentir cierta melancolía.
Ojalá fuéramos mejores en otros deportes, pero al menos lo vamos siendo en uno: el tae kwon do. Aunque no es que "seamos buenos" sino que ellos son buenos, y solitos se han tenido que abrir paso, porque todavía no logramos ser un país que impulsa el deporte. Mientras tanto, nos emocionan más las medallas porque son pocas. Cuando seamos como los chinos, y ganemos 40 medallas de oro, ya nada nos va a emocionar, jaja.
Saludos!
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