miércoles, 30 de julio de 2008

El destino y sus faltas de ortografía

La otra vez íbamos en la calle, cuando de la nada una señora nos regalo unas extrañas galletas chinas, de esas que dicen, predicen la fortuna. Uno a uno, fuimos rompiéndolas, ansiosos de saber que nos depara el destino. Según aquellos textos proféticos, Rosalía próximamente se cambiará de casa, Claudia debe mantener la calma pues tiene la capacidad para lograr cualquier cosa, y Ángel se encuentra más cerca de lo que él cree del amor.

Todos mensajes que a mis amigos les agradaron y hasta gustaron. Sin embargo el mío fue el que más nos sorprendió:

Es la segunda vez que como una de estas galletas, la primera vez no entendí muy bien el mensaje, pero ahora el mensaje es demasiado claro, sobre todo para alguien que ama la escritura y cuyo mayor sueño en la vida es el escribir una novela.

¿Será el destino o una afortunada coincidencia? Aunque ahora que lo pienso bien, no sé que tanto deba fiarme de una galleta que se come la preposición ‘la’ en la frase ‘amante de la palabra’ y que en lugar de escribir inventa y antepone el verbo ‘escreibir’. ¿Acaso no hay peor colmo que precisamente esa palabra esté mal redactada?

De cualquier manera, con el destino no hay que ponerse rejego por más analfabeto que éste sea. Decido creerle y de paso ponerme a trabajar muy fuerte para que esa galleta no se equivoque.

4 comentarios:

Alviseni dijo...

pues yo nunca he comido de esas galletas, pero creo que hasta una de esas "señales" me incrementaría aun más mi deseo por escribir.

deciridir cómo se interpreta esa "señal".

pero el deseo primario es el motor principal.

saludos.

Anónimo dijo...

Hay de galletas, a galletas!
Creo que yo solo he comido una de esas, y recuerdo que la abrí condemasiada emoción tan solo para toparme con una frase tan rebuscada y confusa, que al final significó nada.
El otro día visité México, y me topé con un señor de esos que se pasa inmóvil 3 horas en la plaza hasta que le pones una moneda. Tenía una caja de zapatos retacada de papelitos y, hasta que mi 'acompañanta' me dijo: "Ven, vamos", entendí que se trataba de un "predictor del destino".
Nos acercamos para poner cada quien pusimos un par de monedas y la mística caja nos fue presentada para elegir un papel... Tomé el mío, y decía algo que (coincidencia o destino), sí me hizo pensar. Tenía escrita esa vieja frase echiza "El momento más oscuro de la noche, es justo antes del amanecer..."
Considerando los momentos que pasaba, vaya que me hizo emoción! jejeje... Ya contaré si en verdad amanece! ;)
Espero que tu fortuna galletera salga cierta también para tí Gabo.
De paso, quiero aplaudir la forma tan ingeniosa en que escribiste tu pequeña aventura. ¡Me hiciste reír mucho!. No cabe duda: De que eres bueno, ¡Eres bueno!.. y de que puedes lograrlo... ¡Puedes lograrlo! (aún espero conocer aquél personaje oriental, ¿eh?)

Saludos!, y a trabajar!!!!

Anónimo dijo...

Por cierto... yo no soy galletero pero, ¿ya viste semejantes faltas de ortografía que me aventé en mi comentario???? jajaja.... Eso sucede cuando no relees lo que escribes! ;)

Anónimo dijo...

Quizá la parte de "tu eres amante de palabra", no estaba mal redactado...

Espero que no seas amante de "dientes para afuera". Y es qeu para muchas mujeres (o casi todas a hora que lo pienso) la manera en como uno ama, viene a ser -cada vez más frecuentemente- insuficiente.

En fin, quizá seamos amantes de palabra y no de acciones.

Quizá no.