Como lo prometí, éste blog vuelve a la normalidad después de dos semanas en las que lo único de lo que escribí fue de fútbol. Después del final feliz que ya todos conocen, sólo agregaré que esta semana me he sentido como toda una celebridad, pues desde el domingo he recibido innumerables llamadas, visitas a mi casa, mensajes al celular, mails, comentarios en mi hi5 y en el blog, todos felicitándome por el triunfo del Atlante... vaya, hasta parece que yo jugué la final. Si usted le va a otro equipo, muérase de la envidia.
Ahora sí, pasando a otros temas, quisiera lanzar la pregunta al aire... ¿alguno de ustedes se acuerda de ‘los chismógrafos’?. Si la respuesta es no, seguramente es porque o naciste antes de 1970, o peor tantito, tuviste una infancia y adolescencia espantosa.
Como no sé si el termino ‘chismógrafo’ se empleé en otros países además de México, considero justo y necesario dar una definición. Se entiende como ‘chismógrafo’ a un cuestionario de preguntas personales, destinado a ser contestado por los miembros de un circulo social, con la finalidad de que estas conozcan más aspectos de la vida de los demás miembros del grupo, gracias a la información obtenida de dichos cuestionamiento.
Ahora que releo la definición, creo que está confusa. ¡Ni modo!, en primer lugar me da mucha pereza ir por el diccionario, y en segunda, estoy casi seguro que la Real Academia de la Lengua Española no se ha dignado a incluir ‘chismógrafo’ como palabra en el vocabulario castellano.
Antes, cuando era un niño gordo (más que ahora) y estudiaba en la primaria, los chismógrafos se elaboraban en algún cuaderno y contenían preguntas cómo: quién te gusta, a quién le darías un beso, quién es tu mejor amigo, a quién no soportas, cuál es tu color favorito, etc, etc, etc. El cuadernito entonces circulaba de mano en mano entre la mayoría de los alumnos (los menos populares eran saltados cínica y cruelmente), quienes ponían su nombre y revelaban sus propios secretos, a cambio de enterarse de ‘chismes’ sobre los demás. Obviamente, la emoción de esta tradicional practica estribaba en eso, en ver como uno es catalogado por los demás y sentir, si hay suerte, la emoción de ver, siempre y cuando la pregunta no fuera de índole negativo, su nombre escrito en ese rustico medio informativo. En mi caso, lo normal era que mi nombre no figurara en las respuestas, situación que tomaba con un poco de tristeza y con un mucho de tranquilidad.
Con el tiempo, decir verdades, declarar amores y enterarse de los verdaderos sentimientos de los demás se va haciendo más complicado y más complicado. Dicen que los adultos tienden a complicar todo y uno de los motivos principales es justamente, el callarse las cosas. Pero eso sí, el chismoso que llevamos dentro, y las ganas de confesarnos siempre permanecen latentes, supongo que por eso, la idea que tuve ayer en la oficina de mi trabajo de elaborar y contestar un chismógrafo fue tan bien recibida.
Ya que todos andamos alrededor de los veinte a treinta de edad, no hubo necesidad de explicar el procedimiento a seguir, aunque eso sí, tuvimos que ver la forma de ‘modernizar’ el chismógrafo para no utilizar un cuaderno como en nuestros años mozos. Fue así como se llegó a la conclusión de que el ‘chismógrafo’ no cambia, evoluciona. ¿Alguna vez has recibido un mail-cadena con una serie de preguntas que tienes que responder y reenviar a tus contactos, para que a su vez estos también las contesten?. Eso es un chismógrafo virtual.
Por supuesto que en la oficina pensamos en el mail como medio idóneo para chismografear (el verbo existe, por lo menos en una canción). Pero el andar enviando y recibiendo correos le quitaría la emoción a tener todas las respuestas en una sola entrega; problemilla resuelto gracias al ingenio de una compañera que sugirió usar la red interna de la impresa para crear un documento de Word con las preguntas, mismo que esconderíamos en alguna de las carpetas más recónditas e inexploradas del sistema. Entre todos elaboramos veinte preguntas, entre las cuales recuerdo: Nombre; Edad; Signo Zodiacal, Color de ropa interior favorito; tienes pareja, amigo (a) cariñosa o amante; comida favorita, quién te gusta de la empresa; a quién deseas de la empresa; qué motel recomiendas; a quién matarías de sexo; alguna vez te han cachado en ‘la movida’; posición sexual favorita; a quién detestas en la empresa; a quién le das el calificativo de ‘la sabrosa sabrosura’; en que lugar de la oficina te gustaría hacerlo; eres Guadalupano; etc.
Ya sé que las preguntas o están muy tontas o muy sexuales, pero en ese momento consideramos que eran buenas. Después vino lo bueno, cada uno comenzó a abrir el documento y ha contestarlo, al cabo de un rato, lo divertido era leer las respuestas en las que había desde el típico ‘santito’ que contestaba a todo con evasivas bajo el argumento de ‘soy un caballero’, hasta los que de plano perdieron la brújula y dejaron ver al pervertido que todos llevamos dentro.
Intentando un termino medio, decidí contestar con la verdad sin parecer ni Madre Carmelita, ni violador de la Merced, mi error (o inocencia) fue haber puesto nombres en mis respuestas, por lo que ahora, a quién considero sexy, quién me gusta y a quienes detesto, entre otras cuestiones, han dejado de ser parte de mi vida privada para transformarse en un secreto a voces. Ahora, cada que una de las ‘chicas mencionadas’ pasa por mi lugar, nadie dice nada, pero siento la mirada de todos esperando que haga o diga algo ingenioso o romántico. Afortunadamente en el ‘chismógrafo’ sólo participamos una parte de los miembros de la oficina; así que ni la que me gusta, ni la que deseo y mataría de sexo participaron en nuestro juego clandestino. Lo malo, es que hoy ese chismógrafo con toda la información desapareció y ninguno de los ocho que conocíamos su existencia, sabemos qué paso con él.
Ahora soy el más preocupado, pues a los que pusieron hasta santo y seña de su vida sexual parece no preocuparles en lo más mínimo, pues repito, no pusieron nombres. En cambio yo me siento como el héroe de un cómic al preguntarse ‘¿qué pasaría si esa información cae en manos equivocadas?’. Fue divertido jugar al chismógrafo, por lo menos rompió la monotonía. Aunque presiento que muy pronto, una vez más haré el ridículo....
Ahora sí, pasando a otros temas, quisiera lanzar la pregunta al aire... ¿alguno de ustedes se acuerda de ‘los chismógrafos’?. Si la respuesta es no, seguramente es porque o naciste antes de 1970, o peor tantito, tuviste una infancia y adolescencia espantosa.
Como no sé si el termino ‘chismógrafo’ se empleé en otros países además de México, considero justo y necesario dar una definición. Se entiende como ‘chismógrafo’ a un cuestionario de preguntas personales, destinado a ser contestado por los miembros de un circulo social, con la finalidad de que estas conozcan más aspectos de la vida de los demás miembros del grupo, gracias a la información obtenida de dichos cuestionamiento.
Ahora que releo la definición, creo que está confusa. ¡Ni modo!, en primer lugar me da mucha pereza ir por el diccionario, y en segunda, estoy casi seguro que la Real Academia de la Lengua Española no se ha dignado a incluir ‘chismógrafo’ como palabra en el vocabulario castellano.
Antes, cuando era un niño gordo (más que ahora) y estudiaba en la primaria, los chismógrafos se elaboraban en algún cuaderno y contenían preguntas cómo: quién te gusta, a quién le darías un beso, quién es tu mejor amigo, a quién no soportas, cuál es tu color favorito, etc, etc, etc. El cuadernito entonces circulaba de mano en mano entre la mayoría de los alumnos (los menos populares eran saltados cínica y cruelmente), quienes ponían su nombre y revelaban sus propios secretos, a cambio de enterarse de ‘chismes’ sobre los demás. Obviamente, la emoción de esta tradicional practica estribaba en eso, en ver como uno es catalogado por los demás y sentir, si hay suerte, la emoción de ver, siempre y cuando la pregunta no fuera de índole negativo, su nombre escrito en ese rustico medio informativo. En mi caso, lo normal era que mi nombre no figurara en las respuestas, situación que tomaba con un poco de tristeza y con un mucho de tranquilidad.
Con el tiempo, decir verdades, declarar amores y enterarse de los verdaderos sentimientos de los demás se va haciendo más complicado y más complicado. Dicen que los adultos tienden a complicar todo y uno de los motivos principales es justamente, el callarse las cosas. Pero eso sí, el chismoso que llevamos dentro, y las ganas de confesarnos siempre permanecen latentes, supongo que por eso, la idea que tuve ayer en la oficina de mi trabajo de elaborar y contestar un chismógrafo fue tan bien recibida.
Ya que todos andamos alrededor de los veinte a treinta de edad, no hubo necesidad de explicar el procedimiento a seguir, aunque eso sí, tuvimos que ver la forma de ‘modernizar’ el chismógrafo para no utilizar un cuaderno como en nuestros años mozos. Fue así como se llegó a la conclusión de que el ‘chismógrafo’ no cambia, evoluciona. ¿Alguna vez has recibido un mail-cadena con una serie de preguntas que tienes que responder y reenviar a tus contactos, para que a su vez estos también las contesten?. Eso es un chismógrafo virtual.
Por supuesto que en la oficina pensamos en el mail como medio idóneo para chismografear (el verbo existe, por lo menos en una canción). Pero el andar enviando y recibiendo correos le quitaría la emoción a tener todas las respuestas en una sola entrega; problemilla resuelto gracias al ingenio de una compañera que sugirió usar la red interna de la impresa para crear un documento de Word con las preguntas, mismo que esconderíamos en alguna de las carpetas más recónditas e inexploradas del sistema. Entre todos elaboramos veinte preguntas, entre las cuales recuerdo: Nombre; Edad; Signo Zodiacal, Color de ropa interior favorito; tienes pareja, amigo (a) cariñosa o amante; comida favorita, quién te gusta de la empresa; a quién deseas de la empresa; qué motel recomiendas; a quién matarías de sexo; alguna vez te han cachado en ‘la movida’; posición sexual favorita; a quién detestas en la empresa; a quién le das el calificativo de ‘la sabrosa sabrosura’; en que lugar de la oficina te gustaría hacerlo; eres Guadalupano; etc.
Ya sé que las preguntas o están muy tontas o muy sexuales, pero en ese momento consideramos que eran buenas. Después vino lo bueno, cada uno comenzó a abrir el documento y ha contestarlo, al cabo de un rato, lo divertido era leer las respuestas en las que había desde el típico ‘santito’ que contestaba a todo con evasivas bajo el argumento de ‘soy un caballero’, hasta los que de plano perdieron la brújula y dejaron ver al pervertido que todos llevamos dentro.
Intentando un termino medio, decidí contestar con la verdad sin parecer ni Madre Carmelita, ni violador de la Merced, mi error (o inocencia) fue haber puesto nombres en mis respuestas, por lo que ahora, a quién considero sexy, quién me gusta y a quienes detesto, entre otras cuestiones, han dejado de ser parte de mi vida privada para transformarse en un secreto a voces. Ahora, cada que una de las ‘chicas mencionadas’ pasa por mi lugar, nadie dice nada, pero siento la mirada de todos esperando que haga o diga algo ingenioso o romántico. Afortunadamente en el ‘chismógrafo’ sólo participamos una parte de los miembros de la oficina; así que ni la que me gusta, ni la que deseo y mataría de sexo participaron en nuestro juego clandestino. Lo malo, es que hoy ese chismógrafo con toda la información desapareció y ninguno de los ocho que conocíamos su existencia, sabemos qué paso con él.
Ahora soy el más preocupado, pues a los que pusieron hasta santo y seña de su vida sexual parece no preocuparles en lo más mínimo, pues repito, no pusieron nombres. En cambio yo me siento como el héroe de un cómic al preguntarse ‘¿qué pasaría si esa información cae en manos equivocadas?’. Fue divertido jugar al chismógrafo, por lo menos rompió la monotonía. Aunque presiento que muy pronto, una vez más haré el ridículo....
8 comentarios:
OUCH!... eso si que estuvo interesante... desde la remembranza (que en diciembre nunca viene mal), pasando por la modernizada historia del chismografo, para luego llegar al inesperado final...
No pude exclamar otra cosa que "Ouch!"...
Realmente te deseo que no pase a mayores, pero si pasa, tu solo dí que ese archivo circuló y fue modificado por mil manos; que cualquiera pudo haber puesto tu nombre en esos renglones, o modificado tus respuestas... ¿A que pega? ;)
Solo trata de sonar burlon; despectivo, y despreciativo con los comentarios y te apuesto que no habrá inconveniente ;)...
Don't worry!... & Be happy!!!!!!!!
jaja ya me di cuenta que sigo como sintoma d-presion O___O
en fin, dejo saludos!!
xD
haha, fuera de la situación en la que te encuentras ahora, me divirtió este post. yo hice el ridículo conmigo mismo en el mercado hace rato, qué bueno que nadie lo notó.
greetings.
Yo conocí el chismógrafo en la secundaria, incluso hice uno y hace poco lo encontré en un cajón. Fue bueno recordar a los compañeros de la escuela. La secu fue la mejor etapa de mi vida. A no de mis mejores amigos lo conocí allí y sigo teniendo contacto con él, incluso nos la pasamos recordando aquellos días.
Respecto al chismógrafo, recuerdo que hasta peleábamos el turno por contestarlos y tárdábamos días porque perdíamos el tiempo leyendo las respuestas de los demás Éramos cuarenta y tantos alumnos. Había mucho que leer jejeje.
Bueno pues espero que si vas a hacer el ridículo de nuevo, al menos lo tomes como es sencillamente, un momento chusco, quien quita y una de las chicas a las que deseas, se anime y sienta lo mismo por ti. Uno nunca sabe jejeje.
Te mando un abrazo. Suerte.
compa-bloggero gabriel: oscuras fuerzas no me dejan agregarlo como amigui hi5 :S
francisco: gracias por tu comentario, que bueno que te gustó este post. hasta ahora la situación no ha pasado a mayores y supongo (espero) que siga así. de todas formas, he anotado tus sugerencias para emplearlas en caso de cualquier contingencia.
kafé: ¡yo que pensé que ya habías desaparecido!, es bueno tenerte de vuelta por acá.
alvi: soy un firme creyente de que cualquier situación de la vida se debe enfrentar riendo. ¿pues qué te pasó en el mercado?, fué en el de 'la rodeo?... y de lo del hi5 ¡así es!, no siempre funciona bien, si quieres pásame tu dirección y yo te intento agregar.
raúl: exactamente, ¡uno nunca sabe!... coincido, los chismografos eran bien divertidos (menos cuando tu nombre no figuraba por ningún lado). saludos hasta el norte, campeón atlantista.
gabrielito he estado como ausente pero acá estoy poniendome al corriente de todas tus loqueras
primero FELICIDADES POR LO DE TU EQUIPO =0)
segundo en costa rica eso de chismografo es un vinazo
tersero ayyy mae espero que encuentren el paradero del famoso archivo.
nota: vida solo vos podrias poner nombres en algo así jajaja pero creo que por eso se te quiere tanto por estos rumbos
besitos niñito
Publicar un comentario