“Somos atlantistas porque soportamos la desventaja histórica que nos acompaña, el poco favoritismo, la inferioridad numérica; pero tenemos el corazón azulgrana porque consideramos que, como nosotros, pocos; y por lo tanto, si a unos les da vergüenza, a nosotros nos enorgullece.
Somos atlantistas porque preferimos transitar por el camino sinuoso; porque nos gusta facilitar lo complicado y complicar lo más sencillo... porque nos adaptamos rápido, porque si valoramos tanto la victoria, es debido a que hemos experimentado tanto la derrota; porque guardamos el festejo para ocasiones verdaderamente notables y lo hacemos de manera muy ruidosa”.
- Félix Fernández, portero y campeón con Atlante en la temporada 1992-1993.
¿Cómo empezar a escribir sobre algo que todavía no alcanzo a asimilar y que desde ayer me tiene en los cuernos de la luna?. ¿De qué manera quitarme el miedo de que de un momento a otro abra los ojos y me entere que todo no fue más que un perfecto sueño? ¿Cómo hacerle para que esta emoción y alegría me dure mucho, mucho tiempo?.
Tendrá que ser poco a poco. Convencerme que por esta vez la realidad superó cualquier fantasía será el ejercicio más dulce. Si alguien hace seis meses me hubiera dicho que el Atlante, mi Atlante, sería campeón después de hacer un gran torneo y practicando un fútbol lleno de espectacularidad y alegría simplemente lo habría llamado ‘loco’. Y eso es precisamente lo que este equipo y todos sus aficionados somos... unos locos empedernidos que siempre hemos luchado contra la corriente, aguantado burlas que lejos de amedrentarnos, no nos hace sino gritar a los cuatro vientos la pasión y el amor que sentimos por los colores azulgrana.
91 años de historia y tradición que ayer se vieron coronados con el tercer título en su historia después de vencer en el estadio Andrés Quintana Roo de Cancún 2-1 a los Pumas de la UNAM. Me gustaría relatar lo que fue el partido, lo tensó que resultó ser dominados por el rival a lo largo del primer tiempo o lo atinado de las intervenciones de Federico Vilar que una y otra vez se vistió de héroe para impedir la caída de la portería atlantista. De poder tener la tranquilidad para hacerlo, narraría la tranquilidad que tuvo el venezolano Giancarlo Maldonado para resolver la jugada que nos ponía con la ventaja de 1-0, lo paralizante que fue el gol del empate, lo reñido y épico de una batalla en la que cualquiera de los dos equipos podía resolver en cualquier jugada... de poder escribir con coherencia, relataría con mis mejores letras la belleza del gol de Clemente Ovalle a cuatro minutos del final: un disparo desde fuera del área que alejaba los tiempos extras y de paso, ponía al Atlante al borde de un sueño largamente alcanzado.
Sin embargo, veinticuatro horas después sigo siendo incapaz de hacer, escribir o pensar coherentemente. Mi mente sólo tiene cientos de recuerdos y sensaciones archivadas para toda la vida.
No fui a Cancún, pero viví el encuentro desde mi casa con la emoción de quién está en el estadio. Al silbatazo final no recuerdo si corrí, si grité o me quedé pasmado; sólo una inmensa alegría comparable a nada. Después de ver por televisión como Fede Vilar, el mejor portero de México (no sé qué diablos esperan en argentina para llamarlo a esa selección) levantaba la copa y el equipo diera la vuelta olímpica salí de mi casa rumbo al Ángel de la Independencia para festejar con mi mejor amigo Ángel y con cientos de atlantistas más el poder, a partir de hoy, ser los campeones del fútbol mexicano y con los que me abracé, grité, lloré, di la vuelta olímpica y pasé una de las mejores noches de mi vida.
Y ahí fue trepidante, cientos de banderas, de porras, de gente que como yo sienten, y muy fuerte, el amor por este equipo. Ya no había lugar para el sufrimiento que por años sentimos. Debo confesar que hace seis meses, cuando anunciaron que el Atlante se mudaba de la Ciudad de México a Cancún por falta de afición sentí que una parte de mi se moría. Hoy, con un el titulo me doy cuenta de que a este amor ni la distancia ni nada en el mundo podrá pararlo. Dicen que no había afición y ayer la hermosísima calle de Reforma se llenó de frenéticos seguidores que a pie o en sus autos hicieron de la noche una fiesta. Y no sólo aquí, en Cancún los festejos duraron hasta el amanecer, el equipo recorrió la turística ciudad caribeña en autobús y en ciudades como Guadalajara y Monterrey también hubo fiesta porque el ‘Equipo del Pueblo’ está más vivo que nunca.
Hoy no fui a trabajar, pero en cambió compré todos los periódicos y traigo puesta mi playera azulgrana. Hace unos años el equipo estaba casi muerto, hoy, con el mismo orgullo de siempre (y un poco más), grito la porra más tradicional de los Potros de Hierro del Atlante:
Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, el Atlante es su padre, y si no... ¡¡¡chinguen a su madre!!!
Gracias Pumas, por ser un dignísimo rival. Gracias a los jugadores, entrenador y directiva. Gracias a mi Papá que me enseñó a amar a éste equipo y que de seguro ahora está dando de saltos allá arriba. Gracias a toda la afición: la de siempre, a la que nos ha tocado sufrir tanto, la de la Ciudad de México, la de Cancún, la de todo México.
Gracias por existir Atlante, eres el amor de mi vida.
Después del cuento de hadas, el blog vuelve a la normalidad.
Somos atlantistas porque preferimos transitar por el camino sinuoso; porque nos gusta facilitar lo complicado y complicar lo más sencillo... porque nos adaptamos rápido, porque si valoramos tanto la victoria, es debido a que hemos experimentado tanto la derrota; porque guardamos el festejo para ocasiones verdaderamente notables y lo hacemos de manera muy ruidosa”.
- Félix Fernández, portero y campeón con Atlante en la temporada 1992-1993.
¿Cómo empezar a escribir sobre algo que todavía no alcanzo a asimilar y que desde ayer me tiene en los cuernos de la luna?. ¿De qué manera quitarme el miedo de que de un momento a otro abra los ojos y me entere que todo no fue más que un perfecto sueño? ¿Cómo hacerle para que esta emoción y alegría me dure mucho, mucho tiempo?.
Tendrá que ser poco a poco. Convencerme que por esta vez la realidad superó cualquier fantasía será el ejercicio más dulce. Si alguien hace seis meses me hubiera dicho que el Atlante, mi Atlante, sería campeón después de hacer un gran torneo y practicando un fútbol lleno de espectacularidad y alegría simplemente lo habría llamado ‘loco’. Y eso es precisamente lo que este equipo y todos sus aficionados somos... unos locos empedernidos que siempre hemos luchado contra la corriente, aguantado burlas que lejos de amedrentarnos, no nos hace sino gritar a los cuatro vientos la pasión y el amor que sentimos por los colores azulgrana.
91 años de historia y tradición que ayer se vieron coronados con el tercer título en su historia después de vencer en el estadio Andrés Quintana Roo de Cancún 2-1 a los Pumas de la UNAM. Me gustaría relatar lo que fue el partido, lo tensó que resultó ser dominados por el rival a lo largo del primer tiempo o lo atinado de las intervenciones de Federico Vilar que una y otra vez se vistió de héroe para impedir la caída de la portería atlantista. De poder tener la tranquilidad para hacerlo, narraría la tranquilidad que tuvo el venezolano Giancarlo Maldonado para resolver la jugada que nos ponía con la ventaja de 1-0, lo paralizante que fue el gol del empate, lo reñido y épico de una batalla en la que cualquiera de los dos equipos podía resolver en cualquier jugada... de poder escribir con coherencia, relataría con mis mejores letras la belleza del gol de Clemente Ovalle a cuatro minutos del final: un disparo desde fuera del área que alejaba los tiempos extras y de paso, ponía al Atlante al borde de un sueño largamente alcanzado.
Sin embargo, veinticuatro horas después sigo siendo incapaz de hacer, escribir o pensar coherentemente. Mi mente sólo tiene cientos de recuerdos y sensaciones archivadas para toda la vida.
No fui a Cancún, pero viví el encuentro desde mi casa con la emoción de quién está en el estadio. Al silbatazo final no recuerdo si corrí, si grité o me quedé pasmado; sólo una inmensa alegría comparable a nada. Después de ver por televisión como Fede Vilar, el mejor portero de México (no sé qué diablos esperan en argentina para llamarlo a esa selección) levantaba la copa y el equipo diera la vuelta olímpica salí de mi casa rumbo al Ángel de la Independencia para festejar con mi mejor amigo Ángel y con cientos de atlantistas más el poder, a partir de hoy, ser los campeones del fútbol mexicano y con los que me abracé, grité, lloré, di la vuelta olímpica y pasé una de las mejores noches de mi vida.
Y ahí fue trepidante, cientos de banderas, de porras, de gente que como yo sienten, y muy fuerte, el amor por este equipo. Ya no había lugar para el sufrimiento que por años sentimos. Debo confesar que hace seis meses, cuando anunciaron que el Atlante se mudaba de la Ciudad de México a Cancún por falta de afición sentí que una parte de mi se moría. Hoy, con un el titulo me doy cuenta de que a este amor ni la distancia ni nada en el mundo podrá pararlo. Dicen que no había afición y ayer la hermosísima calle de Reforma se llenó de frenéticos seguidores que a pie o en sus autos hicieron de la noche una fiesta. Y no sólo aquí, en Cancún los festejos duraron hasta el amanecer, el equipo recorrió la turística ciudad caribeña en autobús y en ciudades como Guadalajara y Monterrey también hubo fiesta porque el ‘Equipo del Pueblo’ está más vivo que nunca.
Hoy no fui a trabajar, pero en cambió compré todos los periódicos y traigo puesta mi playera azulgrana. Hace unos años el equipo estaba casi muerto, hoy, con el mismo orgullo de siempre (y un poco más), grito la porra más tradicional de los Potros de Hierro del Atlante:
Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, el Atlante es su padre, y si no... ¡¡¡chinguen a su madre!!!
Gracias Pumas, por ser un dignísimo rival. Gracias a los jugadores, entrenador y directiva. Gracias a mi Papá que me enseñó a amar a éste equipo y que de seguro ahora está dando de saltos allá arriba. Gracias a toda la afición: la de siempre, a la que nos ha tocado sufrir tanto, la de la Ciudad de México, la de Cancún, la de todo México.
Gracias por existir Atlante, eres el amor de mi vida.
Después del cuento de hadas, el blog vuelve a la normalidad.
8 comentarios:
Nunca pensé que un silbatazo me haría derramar tantas lágrimas de felicidad. Ayer lloré como una niña y agradecí al cielo por esta alegría inmensa. Olvidé que tenía voz de tanto gritar y la tensión, el dolor de cabeza y los dolores musculares desaparecieron, se fueron de repente. Todavía en la mañana al ver los resúmenes deportivos derramaba alguna que otra lágrima y lo volví a hacer cuando leí este post.
Ayer descubrimos que la afición del Atlante no estaba muerta y salieron al fin a festejar. Demostraron que no hay rencor por la mudanza. Y como siempre estuvimos allí al pie del cañon, comiéndonos las uñas, saltando, caminando de un lado a otro y durante muchos minutos ahogando el grito de gol. Hasta que llegó el primero. Creo que cuando vimos a Bernal fallar el patadón a Giancarlo, todos los atlantistas nos volvimos por un instante enemigos del venezolano, pues no se atrevía a meterla. ¡Cómo nos hizo sufrir el desgraciado! Pero cuando dejó la redonda en la red, toda la ansiedad salió de un solo grito. Un grito que se escuchó en todo México. Un grito de gol que nos acercaba a la tan ansiada tercera estrella. Después el empate que nos hizo dudar y un penal sobre el Hobbit que nos hacía creer que nos robaban de nuevo, pues Archundia se veía un poco cargado del lado universitario.
Y luego un poema de gol. Recuerdo cuando conocí a Clemente Ovalle. Lo hice menos. No lo conozco. ¿Para qué tomarme foto con él?, dije. Si ni siquiera pisa la cancha.
Hoy me arrepiento de mi estúpida forma de juzgar a la gente, y mucho más a un jugador de los Potros. Ese mismo que nos regaló un campeonato y que hoy me hace ver que no se puede juzgar a la gente cuando es un desconocido. Pues ese "anónimo", es ahora todo un Héroe que nos hará recordar por muchos años la obtención del tercer título.
Perdona por extenderme tanto, pero yo creo que no eres el único que sigue en shock. Yo tampoco lo asimilo todavía. Yo todavía sigo pensando en que no he despertado. Porque días antes estuve literalemente soñando que esto pasaba. Veía en mis sueños al Profe y a Vilar declarando ante los medios la obtención del campeonato, y cuando despertaba esa sensación de vacío se dejaba sentir. Añoraba con todo este título. Quería morirme en paz. Ahora ya puedo hacerlo.
Disfrutemos de este triunfo porque ya lo merecíamos. La historia de la mudanza y el campeonato inmediato, sólo el Atlante la podía realizar. Porque somos el auténtico único del Pueblo y como Pueblo nos enfrentamos a todo y contra todo. Porque ¡¡Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, El ATLANTE es su padre,y si no... Chinguen a su madre!! Ánimo que esto sigue todavía y nos quedan muchos años más y vienen más campeonatos que disfrutar.
Te mando un fuerte abrazo y sigue disfrutando de este triunfo.
EL AZUL GALOPA EN MIS VENAS, EL GRANA EN MI CORAZÓN.
La piel se sigue enchinando. ¿Que le vamos a hacer? Es todo un gusto irle al Atlante...
órales, si eres fan.
pues felicidades!
Felicidades Gabriel. Todavía me duele, pero eso no me impide aceptar el resultado. Disfruta el momento.
¡Felicidades! Lo digo con todo el dolor de mi corazón puma. Pero Atlante merecía ganar, lo admito.
Saludos!
ANDALE PUES YO NO SE DE FUTBOLL JAJAJAJAJAA LO MIRO A HUEVO CUANDO AHY ALGUIEN KE LE GUSTE JAJAJA PERO A MI NO ME GUSTA PERO BUENO..OJALA PENSARAN COMO TU GABRIEL CUIDATE MUCHO UN ABACHOTE FUERTE :D BUEN DIA!!!
Halo!
Yo estoy pasando por tu blog para ver tu trabajo que es muy bueno y desearte unas fiestas muy felices
raúl: y ahora ¿qué te digo?... creo que las palabras sobran cuando ambos sabemos lo que un título así significa, faltana más, somos atlantistas. ¡felicidades a ti también!
ephra: un gustazo, exactamente eso... aunque también podemos agregar las palabras 'bendición', 'orgullo' y 'privilegio'.
alvi: y de hueso colorado... mil gracias Dr.
topo: gracias a ustedes también, fueron un dignisimo final, tanto Atlante como UNAM merecían el título.
am: ya les tocará, tienen un gran equipo, tuvieron al Atlante en vilo hasta el último minuto.
nadia: a ti se te perdona todo... ¡hasta que no te guste el fut!
david: agradezco tu comentario, que para ti estas fechas también estén llenas de lo mejor.
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