domingo, 6 de julio de 2014

Soñé que #NoEraPenal


Tanto Mundial ya me tiene afectado, tanto que cuando duermo hasta tengo sueños referentes a Brasil 2014. 

En el pasado post de este humilde blog les dejé mis impresiones sobre el juego que México perdió ante Holanda en los octavos de final con un penalti que a los ojos de muchos no fue falta, sino un clavado del holandés Robben, que en el apellido lleva la penitencia. 

A raíz de este error descarado, en redes sociales comenzó a proliferar una gran cantidad de memes alusivos que con el hashtag #NoEraPenal nos ayudó a tomar lo sucedido con cierto sentido del humor y a librarnos del trauma (o al menos aceptarlo). Yo tampoco pude escapar de la moda y durante los últimos días me la he pasado posteando cuanta imagen alusiva he encontrado al “No era penal”. 

Luego supe que ya había tocado fondo cuando tuve un sueño relacionado al #NoEraPenal , mismo que ahora les narro: 

Llegaba a un salón de clases, muy parecido a los que hay en la preparatoria en la que estudié. Me senté casi hasta adelante y noté que había varios jóvenes de distintas nacionalidades, aunque claro, la mayoría eran mexicanos. A los pocos minutos entró el profesor, que no era otra persona que Joseph Blatter, el mismísimo presidente de la FIFA. 

Puso sus cosas sobre su escritorio de maestro, y pasó lista. Por supuesto cuando mencionó mi nombre contesté muy ñoñamente: presente. 

Después procedió a presentarse diciendo: Hola, buenos días soy Joseph Blatter, presidente de la FIFA y…

Entonces, algo pasó en mi interior y de forma natural exclamé: Ehhhhhh…. ¡PUTO! 

No fui el único, además de mi otras cuatro o cinco personas habían gritado lo mismo. El problema es que aquella osadía hizo que el señor Blatter frunciera el ceño, se pusiera rojo de coraje y nos mirara a todos con odio. Muy en su papel de profesor advirtió:

"Les doy un minuto para que me digan quién de ustedes fue el que grito esa palabra. El que lo haya hecho acaba de cometer un acto de racismo y será castigado con 4 meses sin poder entrar a ningún estadio de futbol del mundo. Será fichado por FIFA. 

Espero que quién haya sido, tenga el valor cívico de levantarse y salirse del salón". 

Chin, al oír estas palabras me puse nervioso. No sabía si comportarme como un hombre, ponerme de pie y aceptar mi culpa, o ser un cobarde, guardar silencio y ver qué pasaba. Y es que la cosa no estaba fácil, si confesaba mi imprudencia seguramente aparecería en los noticieros, sería la vergüenza de la familia y para colmo, no podría ir a ningún estadio de futbol durante casi medio año. Parecía toda una tragedia, aunque a los pocos segundos me cayó el veinte que México no volvería a jugar hasta el otro año y que como el Atlante descendió, estaría difícil que mi equipo jugara algún partido en la Ciudad de México. Además, no creo que los de la FIFA estén revisando si en los juegos de la Liga de Ascenso intenta colarse el que llamó Puto a su presidente. 

Cuando entendí que no tenía nada que perder y estaba a punto de levantarme, un chavo se me adelantó, se puso de pie y en silencio salió del salón. Supe que era compatriota pues traía su playera de la Selección Mexicana, tras el otros dos alumnos hicieron lo mismo. 

Viendo esto, también me levante y mientras me dirigía a la puerta el profesor Blatter empezó a quejarse nuevamente de la terrible ofensa que habíamos cometido y la neta me calenté. Antes de abandonar el salón, me volví hacia donde estaba el viejo desgraciado y con mucha dignidad le grité varias groserías y finalicé con un: ¡¡¡Y NO ERA PENAL, PINCHE VIEJITO HIJO DE SU PUTA MADRE!!! 

Y en eso desperté. Noté que estaba bien enojado y con ganas de seguir mentando madres. 

Dicen que en los sueños el que habla es nuestro subconsciente. De ser así, esto quiere decir que la derrota de la Selección sí me afectó y gacho. Recuerdo que al momento en el que marcaron el polémico penal no hice tantos corajes, tampoco los hice en los días siguientes, pero ese sueño me hizo saber que en efecto, yo tampoco acepto ese penal. Al menos encontré cierto consuelo al mentarle la madre a la FIFA. 

Y ya, ese fue mi sueño mafufo, del que sacó la siguiente conclusión: No era penal, hasta los sueños me lo dicen.

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