sábado, 19 de julio de 2008

A unas horas del Show


No es nada correcto escribir sobre algo que no nos apasiona. Cuando en el estomago un cosquilleo ansioso es mucho más fuerte que las ganas de jugas con las palabras, por simple dignidad, uno debería de mejor abortar la intención de darle vida a un texto que seguramente dejará mucho que desear. Y sin embargo aquí estoy, esperanzado a que el ejercicio de escribir mitigue un poco el nerviosismo que minuto a minuto recorre mi cuerpo. ¿Voy a presentar un examen, a perder un trabajo, a hacer una presentación ante cientos de personas? Para nada. Sucede que el autor de este blog está a unas horas de salir de fiesta.

Es sábado en la noche y nada de extraño debería haber en el hecho de salir a desvelarse a voluntad con los amigos. Para las personas de mi edad ir a algún lugar de moda, tomar algo y por qué no, conocer gente interesante es de lo más común y hasta excitante; para mí es indicativo de que mañana al despertar quizá no seré el mismo y que la cruda que sufriré no será física, sino interior.

Las salidas de fin de semana y yo nunca nos hemos llevado bien. Ya sea en fiestas, bares, antros, reuniones o cenas, las cosas nunca salen como deseo; o peor tantito, las cosas casi siempre salen como menos quiero. Además, detalles como el de mis dos pies izquierdos que me hacen un pésimo bailarín, el que no fumo o mi nula resistencia a la bebida, me hacen ser el clásico personaje que ‘quiere pero no se divierte’. Aun así, no se confundan, he tenido noches maravillosas en las que todo sale bien, pero para mi desgracia, esa no es la constante.

Entonces llegamos a lo contradictorio. ¿Por qué seguir haciéndolo, por qué seguir retando a un rival que a todas luces nos queda enorme? No lo sé, pero supongo que en mi caso es por la posibilidad que la noche le brinda a cada valiente que se aventure a adentrarse en ella. Porque es la noche, en conjunción con el magnetismo de la luna, el hipnotismo de las luces y la siempre alcahueta música, los que puede hacer posible lo imposible y hacer que dos miradas se crucen en una ecuación perfecta. Porque la noche es amor, aventura, misterio y sobre todo incertidumbre es por lo que esta noche saldré, porque igual y ni pasa nada, o igual y los astros se alinean y con ellos un momento pase a inmortalizar un sueño. Por eso, dentro de dos horas saldré de mi casa pidiéndole a Dios que me cobije en la noche y me la haga breve, pues esa será la señal de que realmente valió la pena. Y es que las noches eternas, esas de las pesadillas constantes y la impotencia inmóvil son un tormento. Me lastiman, por lo tanto les temo.

Con todo quiero jugármela y ver qué pasa esta noche. Los minutos pasan rápido, la incertidumbre crece y las ilusiones (por más que no quiera) van haciéndose grandes de a poquito. Detrás del telón puede estar el amor, o una gran camarería, o un corazón roto; puede haber risas y diversión, o todo, o nada. O mínimo ganaré historias.

Como sea, es una promesa abierta, y ya me voy que se me hace tarde.

3 comentarios:

Alviseni dijo...

Esta sí me la sé: Van Gogh!

Diviértete.

Janbuk dijo...

A mi me pasaba algo similar, pero cuando deje de pensar que la noche me podía traer sorpresas, que no necesariamente me tenía que saber el paso de moda (Como cuando salieron de moda los pasos de AXE BAHIA y que en las discotecas, todos hacian coreografía)y sobretodo cuando deje de pensar en los demás para pensar en mi y lo que quería conseguir esa noche que en resumen era divertirme con o sin trago, comence a disfrutar las salidas y encontré mi manera de divertirme en ellas sin necesariamente seguir un patrón de conducta.

No idealices ninguna salida, es lo mejor, simplemente diviértete y vas a ver como todo sale mucho mejor de lo que alguna vez pensaste.

Espero que te hayas divertido!!

Besos con sabor a Tequila

Janbuk

gabriel revelo dijo...

doc: le atinaste ja ja.

jan: tienes razón, en parte hay que dejarse ir y ver que pasa, ¿no?. seguiré tu consejo pa' la próxima... y gracias por los besos tequileros.