Dejando de lado que aquel evento, por si mismo, ya fuera único e inimaginable. El que se haya dado todo en menos de una semana lo hizo aun más inolvidable.
Miércoles 16 de abril: La semana de locura empezó hace justamente siete días, cuando leyendo la sección deportiva del periódico Reforma casi me voy de espaldas con el contenido de una pequeña nota con todo el cuidado del mundo, tuve que leer por lo menos unas cinco veces más para convencerme de que mis ojos no me engañaban: Federico Vilar presentaría un libro el lunes 21 de abril en la Ciudad de México. Yo que he ido a infinidad de presentaciones literarias, me encontraba como niño dando saltos de emoción y esperando a saber todos los pormenores de aquel evento que desde ese momento había prohibido perderme.
La relación lógica de la causa de mi delirio es la siguiente. El autor del libro, Federico Vilar, es desde hace unos cuatro años el portero titular del Atlante, actual campeón del Futbol Mexicano. Yo le voy al Atlante desde que tengo memoria y estoy más enamorado que nunca de todo lo que éste equipo representa. Federico Vilar, además de mi ídolo, es el mejor portero en la historia del equipo, posee un estilo temerario y original que hacen de los partidos del Atlante todo un espectáculo. Yo, en mi equipo soy el portero. El libro, además, está dedicado a la posición de arquero... Ah, y por si fuera poco, en la presentación se anunciaba a Jorge Campos, otro de mis grandes ídolos de toda la vida, emblemática figura de la Selección Mexicana y uno de los jugadores más carismáticos en la historia del futbol mundial
No hace falta ser un genio para darse cuenta que en aquel pequeño evento me resultaba endemoniadamente atractivo. ¿Alguna vez han degustado una comida en la que cada uno de los platillos les gusta tanto, que aquello termina siendo un festín inolvidable? Pues bien, para mi la mezcla del Atlante, mis dos jugadores favoritos de todos los tiempos y las letras sería mucho más que un festín. Sería en cambio, la oportunidad de encontrarme de cerca con varias pasiones a las que he dedicado gran parte de mi vida y que por si solas explican lo que soy.
Domingo 20 de abril: Para rematar el poco raciocinio que me quedaba, mi locura se valió de que el domingo (un día antes de la presentación), el Atlante visitaría en la cancha del Estadio Azteca al América. Y como pocas veces, miles de aficionados atlantistas acudieron al encuentro que muchos consideran la eterna rivalidad entre los pobres y los ricos, entre la comodidad y el sufrimiento. A un equipo tan pretencioso como el América siempre dará gusto ganarle. Este domingo el marcador fue uno cero: suficiente para gritar a los cuatro vientos que el Atlante sigue siendo el Campeón, que su verdadera casa es y será siempre la Ciudad de México y que quienes tenemos sus colores tatuados en el corazón nunca dejaremos de sentir orgullo de ser atlantistas. Después del partido me di a la tarea da averiguar dónde y a qué hora sería la presentación de “El Arco de la Vida”.
Lunes 21 de abril: A las 18:45 llegué a Plaza Cuicuilco. La tarde nublada y aquel centro comercial de grandes espacios abiertos, rodeado de zonas boscosas y altos edificios le daban al entorno un toque romanticón y melancólico. Aunque faltaba poco más de una hora para que iniciara el evento, un sentimiento de excitación comenzaba a recorrerme el cuerpo. Una y otra vez recorrí las instalaciones hasta que di con el elegante restaurante de comida argentina en dónde se llevaría a cabo el evento. Atravesé un bonito puente de madera, ingresé con ciertas dudas al inmueble, descendí a la planta baja del local y con pasos lentos llegué al verde y bien cuidado jardín del fondo. Entonces lo vi. Sentado con su familia a tan solo unos metros de mi estaba el que consideró actualmente el mejor portero de liga mexicana y uno de los mejores del mundo. Ese mismo que en diciembre levantó la Copa que acreditó a mi equipo como el mejor.
Después todo se sucedió como un sueño. Ahí estaba yo en medio de una fiesta envidiable en la que los demás invitados eran gente del futbol: Heriberto Murrieta, periodista y atlantista de corazón; el ex portero atlantista y comentarista deportivo, Rafael Puente; los ex jugadores del América, Miguel Zelada y el Ruso Brailovsky; varios columnistas de diarios deportivos; José Antonio García y Guadalupe Cruz, presidente y entrenador del Atlante respectivamente; así como varios jugadores del plantel azulgrana. Tales invitados hicieron que maldijera el que mi cámara digital estuviera en reparación justo en esa semana.
Compré mi ejemplar y sin siquiera hojearlo vi que Vilar se encontraba solo, después de atender múltiples entrevistas y autógrafos a los aficionados que comenzaban a llegar. Sin pensarlo dos veces me acerqué y estreché su mano y le balbucee palabras que ni recuerdo (pero eso si, llenas de admiración y gratitud). Autografió mi libro y entonces me acordé de la cámara de mi teléfono celular. No recuerdo a quién le pedí que me tomará la foto que si bien es de pésima calidad, me es más que suficiente para atesorar el momento en el que pude conocer a uno de mis héroes.
No es siempre sea así. Al contrario, eso de andarme tomando fotos o pedirle autógrafos a las personas nunca me ha gustado. Salvo Chespirito y un par de escritores a los que admiró mucho, soy capaz de toparme con Britney Spears sin siquiera inmutarme ni perder la cabeza por conseguir su firma. Pero repito, esa noche era especial.
Los aficionados llegando, lanzando porras a Vilar y al Atlante. Las cámaras de televisión dispuestas a que iniciara el evento. Las personalidades que seguían llegando. En punto de las 20:25 horas supe que arribó mi otro ídolo entrañable debido al alboroto de la prensa y a la alegría que de repente invadió el lugar. Jorge Campos hacía acto de presencia irradiando el carisma que como jugador siempre tuvo. Haciendo bromas, saludando a conocidos y desconocidos con una sonrisa de oreja a oreja. Minutos después la presentación comenzó y el autor del libro habló conmovido de lo significativo que para él era el publicar aquel libro. Después de la sencilla pero emotiva (y graciosa, gracias a Campos) presentación, hubo un pequeño cóctel y continuó la convivencia entre aficionados, jugadores y personalidades.
Miércoles 16 de abril: La semana de locura empezó hace justamente siete días, cuando leyendo la sección deportiva del periódico Reforma casi me voy de espaldas con el contenido de una pequeña nota con todo el cuidado del mundo, tuve que leer por lo menos unas cinco veces más para convencerme de que mis ojos no me engañaban: Federico Vilar presentaría un libro el lunes 21 de abril en la Ciudad de México. Yo que he ido a infinidad de presentaciones literarias, me encontraba como niño dando saltos de emoción y esperando a saber todos los pormenores de aquel evento que desde ese momento había prohibido perderme.
La relación lógica de la causa de mi delirio es la siguiente. El autor del libro, Federico Vilar, es desde hace unos cuatro años el portero titular del Atlante, actual campeón del Futbol Mexicano. Yo le voy al Atlante desde que tengo memoria y estoy más enamorado que nunca de todo lo que éste equipo representa. Federico Vilar, además de mi ídolo, es el mejor portero en la historia del equipo, posee un estilo temerario y original que hacen de los partidos del Atlante todo un espectáculo. Yo, en mi equipo soy el portero. El libro, además, está dedicado a la posición de arquero... Ah, y por si fuera poco, en la presentación se anunciaba a Jorge Campos, otro de mis grandes ídolos de toda la vida, emblemática figura de la Selección Mexicana y uno de los jugadores más carismáticos en la historia del futbol mundial
No hace falta ser un genio para darse cuenta que en aquel pequeño evento me resultaba endemoniadamente atractivo. ¿Alguna vez han degustado una comida en la que cada uno de los platillos les gusta tanto, que aquello termina siendo un festín inolvidable? Pues bien, para mi la mezcla del Atlante, mis dos jugadores favoritos de todos los tiempos y las letras sería mucho más que un festín. Sería en cambio, la oportunidad de encontrarme de cerca con varias pasiones a las que he dedicado gran parte de mi vida y que por si solas explican lo que soy.
Domingo 20 de abril: Para rematar el poco raciocinio que me quedaba, mi locura se valió de que el domingo (un día antes de la presentación), el Atlante visitaría en la cancha del Estadio Azteca al América. Y como pocas veces, miles de aficionados atlantistas acudieron al encuentro que muchos consideran la eterna rivalidad entre los pobres y los ricos, entre la comodidad y el sufrimiento. A un equipo tan pretencioso como el América siempre dará gusto ganarle. Este domingo el marcador fue uno cero: suficiente para gritar a los cuatro vientos que el Atlante sigue siendo el Campeón, que su verdadera casa es y será siempre la Ciudad de México y que quienes tenemos sus colores tatuados en el corazón nunca dejaremos de sentir orgullo de ser atlantistas. Después del partido me di a la tarea da averiguar dónde y a qué hora sería la presentación de “El Arco de la Vida”.
Lunes 21 de abril: A las 18:45 llegué a Plaza Cuicuilco. La tarde nublada y aquel centro comercial de grandes espacios abiertos, rodeado de zonas boscosas y altos edificios le daban al entorno un toque romanticón y melancólico. Aunque faltaba poco más de una hora para que iniciara el evento, un sentimiento de excitación comenzaba a recorrerme el cuerpo. Una y otra vez recorrí las instalaciones hasta que di con el elegante restaurante de comida argentina en dónde se llevaría a cabo el evento. Atravesé un bonito puente de madera, ingresé con ciertas dudas al inmueble, descendí a la planta baja del local y con pasos lentos llegué al verde y bien cuidado jardín del fondo. Entonces lo vi. Sentado con su familia a tan solo unos metros de mi estaba el que consideró actualmente el mejor portero de liga mexicana y uno de los mejores del mundo. Ese mismo que en diciembre levantó la Copa que acreditó a mi equipo como el mejor.
Después todo se sucedió como un sueño. Ahí estaba yo en medio de una fiesta envidiable en la que los demás invitados eran gente del futbol: Heriberto Murrieta, periodista y atlantista de corazón; el ex portero atlantista y comentarista deportivo, Rafael Puente; los ex jugadores del América, Miguel Zelada y el Ruso Brailovsky; varios columnistas de diarios deportivos; José Antonio García y Guadalupe Cruz, presidente y entrenador del Atlante respectivamente; así como varios jugadores del plantel azulgrana. Tales invitados hicieron que maldijera el que mi cámara digital estuviera en reparación justo en esa semana.
Compré mi ejemplar y sin siquiera hojearlo vi que Vilar se encontraba solo, después de atender múltiples entrevistas y autógrafos a los aficionados que comenzaban a llegar. Sin pensarlo dos veces me acerqué y estreché su mano y le balbucee palabras que ni recuerdo (pero eso si, llenas de admiración y gratitud). Autografió mi libro y entonces me acordé de la cámara de mi teléfono celular. No recuerdo a quién le pedí que me tomará la foto que si bien es de pésima calidad, me es más que suficiente para atesorar el momento en el que pude conocer a uno de mis héroes.
No es siempre sea así. Al contrario, eso de andarme tomando fotos o pedirle autógrafos a las personas nunca me ha gustado. Salvo Chespirito y un par de escritores a los que admiró mucho, soy capaz de toparme con Britney Spears sin siquiera inmutarme ni perder la cabeza por conseguir su firma. Pero repito, esa noche era especial.
Los aficionados llegando, lanzando porras a Vilar y al Atlante. Las cámaras de televisión dispuestas a que iniciara el evento. Las personalidades que seguían llegando. En punto de las 20:25 horas supe que arribó mi otro ídolo entrañable debido al alboroto de la prensa y a la alegría que de repente invadió el lugar. Jorge Campos hacía acto de presencia irradiando el carisma que como jugador siempre tuvo. Haciendo bromas, saludando a conocidos y desconocidos con una sonrisa de oreja a oreja. Minutos después la presentación comenzó y el autor del libro habló conmovido de lo significativo que para él era el publicar aquel libro. Después de la sencilla pero emotiva (y graciosa, gracias a Campos) presentación, hubo un pequeño cóctel y continuó la convivencia entre aficionados, jugadores y personalidades.
Yo estaba y no estaba. Uno siempre piensa qué hará en n evento de ensueño como ese y lo cierto es que se termina sin saber cómo actuar. No obstante, en medio del alboroto me di cuenta que Campos y Vilar son tan humanos como cualquiera. Me di cuenta que Campos es de mi estatura. Es extraño saber que aquellas personas son las mismas que han hecho a miles de personas enardecer gracias a partidos históricos. Cuando se está junto a ellos es cuando se percibe lo mejor: ambos son excelentes personas, humildes, amables, accesibles.
Abandoné el lugar con una sensación de alegría que no se ha ido.
Hoy, miércoles 23 de abril. Que alguien, sea quién sea, consiga escribir un libro siempre será motivo de admiración. Más cuando se trata de alguien con tantas empatias contigo. Estoy a un par de hojas de terminar de leer el libro y definitivamente ha superado mis expectativas. Muy bien escrito, con tintes poéticos y ameno, no es para nada una obra autobiografica, sino una defensa al estilo de porterear alegre y vistoso, en el que se corren riesgos y se divierte a la tribuna. Dignifica la posición del portero, esa que por como hoy, juego por diversión.
Dentro de dos horas jugaré con mi equipo de amigos en la liga en la que estamos inscritos. Y no sé si es por el libro o por el encuentro con Jorge y Federico, pero estoy más ansioso que nunca por salir y sin que me importe el ‘qué dirán’ hacer locuras debajo del Arco de la Vida. Tal como en la escritura, vivir con el peligro y aprender a disfrutarlo.
8 comentarios:
Orale, pue sbien por haber conocido a tus ídolos mano, pero la neta la neta la neta.... ARRIBA LAS CHIVAS jajaja
Bueno, ya nos veremos las caras un día de estos (deportivamente hablando claro está) y de que no te guste pedir auógrafos te creo, de que te topes con britney spears y ni siquiera te inmutes... naaaahhh
Cambiando de tema Gabo, hoy es mi cumpleaños numero uno bloggeril y como haz sido parte de el blog, me gustaría que participaras en la celebración dejando tu firma. Prometo que en la peda que va a haber no hablaremos de futbol.
Saludos
todo eso estábien, chido...excepto por uan cosa: el 22 no fue miércoles, fue martes 22 y miércoles 23 jejeje
ta ta
H.
Antes que nada una muy atrasada felicitación por tu Cumpleaños.
Y pues no queda duda de que en verdad eres un gran aficionado al Fut. La verdad creo que yo no me aventuraría a leer el libro pero espero que algún día nos cuentes ondamente de qué trata.
P.D. Arriba los Pumas!
tito: bueno, lo de briney depende... ¿qué tal si la encuentro pelona y golpeando gente como una vez paso?... ahora mismo paso a tu blog.
dr alvi: ya lo corregí, gracias por avisarme... ultimamente ando tan errado que ya no sé ni en que día vivo.
fer delirio: gracias por la felicitación. el libro ya casí lo acabo, está mejor de lo que esperaba.
sobre tu P.D... sin comentarios ja ja.
Quisiera ver si me pueden ayudar, he estado buscando el libro de Federico Vilar "El arco de la vida", no lo he conseguido porque no se de que editorial es; me pueden echar una mano?
querida indira: lamentablemente el libro es independiente y no pertenece a ninguna casa editorial. tengo entendido que sólo se imprimieron dos mil ejemplares, por lo que encontrarlo se me antoja un poco dificil más no imposible... ¿has provado ir a la fabrica de garcis, especializada en productos del Atlante?
En FUTBOLOGIA, donde mas?? www.futbologia.com.mx , y te lo enviamos a tu domicilio. Saludos.
Y aún lo tienen a la venta?
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