“Y ahora, Harry, adentrémonos en la oscuridad y
vayamos en busca de la aventura, esa caprichosa seductora”.
- Albus Dumbledore a Harry Potter, en “Harry Potter y el Misterio del Príncipe”.
No sé si mi descaro obedece propiamente a la acción que estoy por llevar a cabo, o a la acción de todavía comentarlo en el blog y ufanarme de ello. Precisamente esa ‘comezoncilla inquietante’ hizo que a pesar de la duda de días atrás, tomé la decisión de jugarme trabajo y solvencia económica por cinco días de aventura.
Como cada año en el periodo de Semana Santa, casi toda mi familia (tíos, primos, abuelos, sobrinos, etc) emprendemos un viaje que con el tiempo hemos convertido en una tradición casi sagrada: Visitar y pasar unos días en el pueblo de Catemaco, en el estado de Veracruz. Hace un año, durante mi última estancia en esas tierras escribí lo siguiente:
“Catemaco se encuentra en el sureste del estado de Veracruz, en la selvática región de los Tuxtlas. Si hago un análisis de lo mucho que ha cambiado éste pueblo en los últimos veinte años creo que no acabaría. Las carreteras son mejores, la Feria que siempre abarrotaba toda zona central ha sido trasladada hacia las afueras de la población y el malecón, frontera de la inmensa laguna de Catemaco y el poblado del mismo nombre está más lindo que nunca. Aun así, a pesar de llevar toda mi vida viniendo no podría definir del todo lo que Catemaco ‘es’. Supongo que cuándo alguien más cree conocer algo, es en realidad cuándo más lo desconoce.
Catemaco son momentos de mi infancia. Son primeras veces. Son aventuras. Son añoranzas. Catemaco es selva, es la oportunidad que cada año se me da de disfrutar de la naturaleza en su máximo explendor. Catemaco era caminar en las mañanas por la orilla de la laguna con Papá, hoy es seguir ese camino sólo pero siguiendo sus huellas. Catemaco es tierra de magia, está en todos lados. Es un cerro de brujos buenos y otro de brujos malos. Es una laguna inmensa con islas habitadas por changos. Es una roca con unos pequeños pies marcados en una roca en dónde hace años se le apareció la Virgen al pescador Juan Catemaco, o es, una cascada impactante.
Son siete horas de camino desde el DF. Catemaco es comer vasitos con Tegogolos y tomar refresco Coyame hasta el cansancio, pues sabes que en ninguna otra parte del mundo podrás encontrarlos. Catemaco es calor con días lluviosos. Es querer volver una y otra vez aunque parezca que conoces está tierra como la palma de tu mano. Volver por gusto y por cariño a una tierra que supongo, debería empezar a llamar “mi segunda casa”. Cuando algún sitio te brinda un poco de su alma y a cambió te arranca momentos de tu vida, es imposible desprenderte de él. Aquí he crecido, jugado, llorado, pero sobre todo, he sido feliz. Sentir está tierra, llevármela en los poros de la piel”.
Eso y más era Catemaco hace un año. El sentimiento es ahora aun mayor al de aquella tarde nublada, las ganas de volver, ni se diga. El problema es que mi trabajo me lo impide. Al ser una especie de agencia informativa vivimos a la expensa de la información, y por lo tanto, los días feriados y periodos vacacionales no existen. Si en Navidad tuve cuatro días, ahora, para esta semana, sólo tendré libres jueves y viernes. Dos días sirven para descansar y reponer energías, pero no para viajar a un lugar así.
Después de observar como las peticiones de tomar vacaciones como la gente normal son siempre rechazados por nuestro jefe, decidí no correr la misma suerte y hacerle caso a ese viejo dicho: “Más vale pedir perdón, que pedir permiso”. Aun a sabiendas de que son días con gran carga de trabajo y que la empresa no atraviesa su mejor momento, he decidido faltar también martes y miércoles. ¿Soy un irresponsable?... puede ser, pero también soy consciente, pues mañana lunes sí iré a trabajar, a pesar de que habría sido mejor haberme tomado ya toda la semana libre.
El plan es el siguiente: Como siempre, mañana lunes llegaré a trabajar a las cinco de la mañana. A la una de la tarde saldré sin importarme si hay o no carga de trabajo (es mi hora común de salida, pero muchas veces suelo quedarme más tiempo). Llegaré a mi casa, cambiaré de auto y aproximadamente a las 3 de la tarde saldré rumbo a Catemaco. Después de atravesar tres estados de la República Mexicana y manejar por desiertas carreteras en medio de la oscuridad, cerca de las once de la noche iré llegando a mi destino, que por cierto, tengo planeado abandonar hasta el viernes al mediodía pues el sábado y domingo también me toca trabajar. Y hablando de eso...¿y mi empleo?... espero que no haya problema y para ello elaboré un plan: Redacté una mini-historia trágica como pretexto, misma que le repartiré a varios compañeros antes de marcharme a mi aventura. En ella describo brevemente lo que día tras día deben irle diciendo al jefe para justificar mi ausencia.
No sé si mi descaro obedece propiamente a la acción que estoy por llevar a cabo, o a la acción de todavía comentarlo en el blog y ufanarme de ello. Precisamente esa ‘comezoncilla inquietante’ hizo que a pesar de la duda de días atrás, tomé la decisión de jugarme trabajo y solvencia económica por cinco días de aventura.
Como cada año en el periodo de Semana Santa, casi toda mi familia (tíos, primos, abuelos, sobrinos, etc) emprendemos un viaje que con el tiempo hemos convertido en una tradición casi sagrada: Visitar y pasar unos días en el pueblo de Catemaco, en el estado de Veracruz. Hace un año, durante mi última estancia en esas tierras escribí lo siguiente:
“Catemaco se encuentra en el sureste del estado de Veracruz, en la selvática región de los Tuxtlas. Si hago un análisis de lo mucho que ha cambiado éste pueblo en los últimos veinte años creo que no acabaría. Las carreteras son mejores, la Feria que siempre abarrotaba toda zona central ha sido trasladada hacia las afueras de la población y el malecón, frontera de la inmensa laguna de Catemaco y el poblado del mismo nombre está más lindo que nunca. Aun así, a pesar de llevar toda mi vida viniendo no podría definir del todo lo que Catemaco ‘es’. Supongo que cuándo alguien más cree conocer algo, es en realidad cuándo más lo desconoce.
Catemaco son momentos de mi infancia. Son primeras veces. Son aventuras. Son añoranzas. Catemaco es selva, es la oportunidad que cada año se me da de disfrutar de la naturaleza en su máximo explendor. Catemaco era caminar en las mañanas por la orilla de la laguna con Papá, hoy es seguir ese camino sólo pero siguiendo sus huellas. Catemaco es tierra de magia, está en todos lados. Es un cerro de brujos buenos y otro de brujos malos. Es una laguna inmensa con islas habitadas por changos. Es una roca con unos pequeños pies marcados en una roca en dónde hace años se le apareció la Virgen al pescador Juan Catemaco, o es, una cascada impactante.
Son siete horas de camino desde el DF. Catemaco es comer vasitos con Tegogolos y tomar refresco Coyame hasta el cansancio, pues sabes que en ninguna otra parte del mundo podrás encontrarlos. Catemaco es calor con días lluviosos. Es querer volver una y otra vez aunque parezca que conoces está tierra como la palma de tu mano. Volver por gusto y por cariño a una tierra que supongo, debería empezar a llamar “mi segunda casa”. Cuando algún sitio te brinda un poco de su alma y a cambió te arranca momentos de tu vida, es imposible desprenderte de él. Aquí he crecido, jugado, llorado, pero sobre todo, he sido feliz. Sentir está tierra, llevármela en los poros de la piel”.
Eso y más era Catemaco hace un año. El sentimiento es ahora aun mayor al de aquella tarde nublada, las ganas de volver, ni se diga. El problema es que mi trabajo me lo impide. Al ser una especie de agencia informativa vivimos a la expensa de la información, y por lo tanto, los días feriados y periodos vacacionales no existen. Si en Navidad tuve cuatro días, ahora, para esta semana, sólo tendré libres jueves y viernes. Dos días sirven para descansar y reponer energías, pero no para viajar a un lugar así.
Después de observar como las peticiones de tomar vacaciones como la gente normal son siempre rechazados por nuestro jefe, decidí no correr la misma suerte y hacerle caso a ese viejo dicho: “Más vale pedir perdón, que pedir permiso”. Aun a sabiendas de que son días con gran carga de trabajo y que la empresa no atraviesa su mejor momento, he decidido faltar también martes y miércoles. ¿Soy un irresponsable?... puede ser, pero también soy consciente, pues mañana lunes sí iré a trabajar, a pesar de que habría sido mejor haberme tomado ya toda la semana libre.
El plan es el siguiente: Como siempre, mañana lunes llegaré a trabajar a las cinco de la mañana. A la una de la tarde saldré sin importarme si hay o no carga de trabajo (es mi hora común de salida, pero muchas veces suelo quedarme más tiempo). Llegaré a mi casa, cambiaré de auto y aproximadamente a las 3 de la tarde saldré rumbo a Catemaco. Después de atravesar tres estados de la República Mexicana y manejar por desiertas carreteras en medio de la oscuridad, cerca de las once de la noche iré llegando a mi destino, que por cierto, tengo planeado abandonar hasta el viernes al mediodía pues el sábado y domingo también me toca trabajar. Y hablando de eso...¿y mi empleo?... espero que no haya problema y para ello elaboré un plan: Redacté una mini-historia trágica como pretexto, misma que le repartiré a varios compañeros antes de marcharme a mi aventura. En ella describo brevemente lo que día tras día deben irle diciendo al jefe para justificar mi ausencia.
Nunca he sabido porque soy así de impulsivo. Conforme avanza la tarde la emoción va creciendo en mi y me de la razón. Revisar el auto, hacer la maleta e imaginar los días que me esperan confirman mi decisión. Mi libreta de apuntes se convertirá en bitácora de viaje para después ser transcritas en este blog. No sé cuando estén leyendo esto, pero la próxima vez que vuelva a escribir en este blog, de salir todo bien, estaré en Catemaco.
Luego les cuento si me dejan desempleado. Aventura, allá voy.
5 comentarios:
Suerte en tu aventura. Hay que saber cuándo se impulsivo, está muy bien que lo seas. Y si te corren, pues no te quitan lo bailado, no?
Saludos!
que disfrutes,yo aquí tuve que quedarme a vivir un fin de semana relativamente "teto" jaja, no organicé nada para salir.
ya nos contarás de las aventuras.
greetings.
no se linkea lo que les indicaste a tus compañeros que le dijeran a la jefa, yo lo quería leer jaja. está medio arriesgado, no? bueno.
am: por lo que veo y me he enterado, el plan ha salido muy bien... ya veremos que pasa cuando regrese.
alvi: lo exitante es el riesgo. que raro que no funcione el link. la historia en un principio era sobre la muerte de una tía, pero no sé por qué la convirtieron en abuela... luego les cuento que pasó.
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