martes, 30 de octubre de 2012

Después de Lucía


Reflexivo, triste y tocado emocionalmente, así salí de la sala de cine después de ver "Después de Lucía", película mexicana dirigida por Michel Franco y protagonizada por Hernán Mendoza y Tessa Ía.

Durante los días pasados estuve escuchando muy buenas críticas al respecto de esta cinta, que entre su palmarés está el haber ganado el premio a la sección 'Una cierta mirada' en el Festival de Cannes 2012. Con el riesgo que conlleva el ver una película de la que se escuchan comentarios favorables, fui al cine esperando no salir decepcionado.

Y no fue así.

"Después de Lucía" aborda la historia de Roberto y Alejandra, padre e hija de 17 años que tras vivir toda su vida en Puerto Vallarta, se mudan a la Ciudad de México después de que la esposa y madre de ambos muriera en un accidente vehicular. Así, Roberto y Alejandra buscan adaptarse lo más pronto posible a su nueva vida. Él entrando a trabajar a como chef a un restaurante próximo a inaugurarse; ella, ingresando a una preparatoria en donde en un inicio parece adaptarse fácilmente.

A pesar de que Alejandra y Roberto conviven a diario y creen que la vida del otro sucede con normalidad, cada uno vive su propio drama. Él soportando el peso de la soledad y una profunda depresión y confusión a causa de la pérdida de su esposa. Alejandra, por su parte, empieza a sufrir bullying de parte de sus compañeros de escuela, provocado por un acontecimiento suscitado en un viaje a Valle de Bravo.

Padre e hija libran su propia batalla en silencio. Sin compartir lo que les pasa, quizá por vergüenza, quizá por no causarle problemas al otro. Las cosas se complican cuando Roberto se encuentra más desolado y la irá y el abandono impregnan cada aspecto de su vida, al mismo tiempo, el nivel de acoso y hostigamiento al que es sometida Alejandra alcanza niveles preocupantes.

Bajo dicha premisa, esta película inevitablemente nos sacude el interior. Y es que no sólo habla de bullying, problema del que de una u otra forma todos hemos formado parte ya sea como acosados, acosadores o testigos. Antes de eso, "Después de Lucía" habla de la incomunicación, de esa incapacidad de compartir los sentimientos y tragarnos para nuestros adentros aquel veneno que por diversas causas amenaza nuestras vidas.

Son varias las veces que a uno como espectador se le aplasta el corazón. Incluso por momentos se desea poder entrar a la pantalla y defender a Alejandra o darle un abrazo comprensivo a Roberto. Ni qué decir del final apoteósico que nos obliga a guardar silencio mientras salimos de la sala de cine.

Las actuaciones de los dos protagonistas simplemente son memorables. Inmediatamente nos capturan y adentran en la dinámica del personaje. Estéticamente la película ofrece una calidad aceptable, mostrando por momentos tomas interesantes y jugando con los silencios y escenas prolongadas en función de la historia y lo que se desea proyectar. Quizá haya algunas incongruencias en el guión, pero son aspectos mínimos que hacen de esta película un proyecto interesante y que merece todos los comentarios optimistas que ha recibido por parte de la crítica.

Tengo varios fragmentos de "Después de Lucía" bien grabados en la mente. A pesar de haberla visto hace dos días, la historia de Roberto y Alejandra sigue jugando con mi entendimiento. Eso y nada más es lo que uno quiere encontrar cuando va al cine.

De verdad, vale la pena… aunque la mitad del tiempo una se sienta asfixiado de tristeza. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

YA ME DIERON GANAS DE VERLA... OJALA PUEDA ESTE FIN :)
UN ABRAZO
ANGELICA

Anónimo dijo...

MEDIERON GANAS DE VERAL...OJALA PUEDA ESTE FIN. UN ABRAZO!
ANGELICA

Anónimo dijo...

La acabo de ver esta mañana,acordandome de tu critica,que fue lo que me motivo a verla,esta muy conmovedora,muy fuerte,pero la cinta obliga a pensar,esto del bullying quizas es inevitable pero hace falta mas conciencia en las personas,en los niños, en los padres de los niños y mas atencion de estos hacia sus hijos.
-Alba Moya