miércoles, 25 de julio de 2012

Mis recuerdos olímpicos (parte 2 de 2)

En el pasado post les hablé de algunos detalles que se quedaron grabados en mi mente acerca de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles '84, Seúl '88, Barcelona '92 y Atlanta '96. Ahora les narraré de lo que mi memoria atesora de las tres últimas olimpiadas que he presenciado.  

Sidney 2000
En 1998 mi tío Miguel vivió por unos meses en Sidney, Australia. A su regreso a México nos trajo varios obsequios, algunos alusivos a los Juegos Olímpicos que se celebrarían en aquella ciudad un par de años después. A mi hermana le regaló una playera negra que tenía a las tres mascotas de la competencia, las cuales se asomaban sobre el planeta tierra y señalaban el punto exacto en donde se ubica Sidney. Ella la usó un par de veces, hasta que un día me la probé y me quedó tan bien que me la quedé.

A donde iba con esta playera me sentía importante, después de todo, uno año antes del evento, ¿quién podía presumir de tener una prenda original de juegos olímpicos traída del otro lado del mundo?

Previo a la competencia nuevamente junté los vasos de cristal que sacó Coca Cola.

Llegó el verano del año 2000 y la celebración de los juegos de Sidney coincidieron con mi ingreso a la Universidad. Apenas llevaba unas semanas de haber iniciado clases cuando dio inició la justa deportiva. Tres días después de la inauguración, la madrugada de un lunes me levanté antes de las 5 de la mañana para alistarme e irme en camión hasta la Universidad. Prendí un rato la televisión. Se transmitía la final femenil de halterofilia y una mexicana estaba entre las finalistas. Presentí que podría caer alguna medalla para México, por lo que fui a despertar a mi papá. Juntos vimos el triunfo de Soraya Jiménez. Hasta ese momento nunca había visto a México ganar una medalla de oro. Observar cómo se eleva la bandera de tu país mientras suena el Himno Nacional en el evento deportivo más importante del planeta simplemente es maravilloso. Más tarde en clase todos hablaban de lo sucedido. La sonrisa me duro varios días y aun hoy, a 12 años de distancia el recordar ese momento me pone de buen humor.

Esa sensación de triunfo volvería a repetirse varios días después. En total México obtendría seis medallas en esos juegos. El Oro de Soraya Jiménez; las Platas de Noé Hernández en los 20 km caminata y Fernando Platas en clavados; además de los bronces de Joel Sánchez  en los 50 km caminata, Cristian Bejarano en Boxeo y Víctor Estrada en Taekwondo.

Mención aparte merece cuando una noche (debido a la diferencia de horarios) en casa vi cómo Bernardo Segura cruzaba en primer lugar la meta en una competencia de caminata. Aquella hazaña significaría el segundo oro para la delegación mexicana en esos juegos. Todo era alegría, no sólo en mi hogar sino en todo México. Casi media hora después de terminada la competencia, Bernardo Segura hablaba en vivo con Ernesto Zedillo, entonces presidente de México, cuando un juez se acercó y descalificó al marchista mexicano, arrebatándole la gloria deportiva y el oro olímpico. Me enojó tanto lo sucedido que incluso en unas hojas de papel escribí con plumones de colores varios anuncios que decían "nos robaron en Sidney 2000". Al otro día los coloqué en varias zonas de mi universidad. Incluso yo mismo me pegué una en la ropa y la traje por horas. Nadie me peló ni le regresaron su medalla a México.

De Sidney 2000 tampoco olvido que la encargada de encender el pebetero fue la deportista australiana de origen aborigen Katy Freeman. Por cierto, el pebetero salió del agua.


Atenas 2004
Verano del 2004. Venía de uno de los periodos sentimentales más caóticos de mi vida (y lo que me faltaba), sin embargo el periodo olímpico me significó una especie de tregua para olvidarme de los líos románticos y disfrutar las competencias deportivas. Aquellos fueron los juegos en los que toda la atención del país se centro en Ana Guevara, entonces campeona mundial de los 400 metros y promesa latente de medalla para la delegación mexicana. Cada que Ana corría la gente se reunía como si se tratase de un juego de Copa del Mundo de la Selección.

Al tratarse de mi periodo vacacional antes de entrar al que sería mi último semestre en la universidad, tuve mucho tiempo libre para disfrutar la transmisión de la mayoría de las competencias. Para empezar, recuerdo que la ceremonia de inauguración tuvo la peculiaridad de desarrollarse en una superficie llena de agua.

En aquellos juegos participó la Selección Mexicana de Fútbol, pero fue eliminada en la primera ronda. Sin embargo, este sin sabor se endulzó gracias a las 4 medallas obtenidas por México en esa justa, con las platas de Ana Gabriela Guevara en los 400 metros femeniles, Belém Guerrero en Ciclismo de Pista y Óscar Salazar en Taekwondo; además del bronce de Iridia Salazar en Taekwondo femenil.

A pesar de que Ana Guevara fue derrotada en la final por Tonique Williams. No obstante, esos segundos de cada una de sus carreras detuvieron el corazón de todo el país. Después de esos juegos Ana se convirtió en una leyenda y en una de las mujeres a las que más he admirado en mi vida.



Beijing 2008
Han pasado ya cuatro años desde la última vez que el mundo vivió unos Juegos Olímpicos de Verano. Hace cuatro años trabajaba en una agencia de monitoreo y el día de la inauguración llamé al trabajo para decir que había muerto una tía y debía viajar de emergencia a Veracruz. Ya con el permiso de ausentarme en la oficina y sin el menor remordimiento por mi mentira, me dediqué a ver tranquilamente la inauguración de Beijing 2008.

Aquellos juegos los viví a medias. Por un lado tenía que ir diariamente a trabajar, por lo que muchos eventos los seguí por medio de la radio, sin embargo hacia hasta lo imposible por ver las finales en las que algún mexicano se veía inmiscuido.  

Al final México obtuvo 3 medallas: una de bronce en clavados sincronizados obtenida por Tatiana Ortiz y Paola Espinosa; además de dos oros en Tae Kwon Do obtenidas por Guillermo Pérez y María del Rosario Espinoza.


De esos días me recuerdo enamorado platónicamente de Paola Espinosa, quien por ciento fue la abanderada de la delegación. Después también me enamoré (a lo idiota porque mido la mitad que ella) de la rusa Yelena Insibayeva.


Esas semanas no fueron las más felices de mi vida, pero estuvieron pintadas de verde. De hecho unas horas antes de que María del Rosario Espinoza ganara la presea dorada asistí a una fatídica fiesta en la que nadie se percató pero terminé con el corazón roto. Llegué a mi casa anímicamente molido, pero justo a tiempo para ver el triunfo de María y arreglarme un poco el corazón.

El día de la clausura vi impresionado la entrega de estafeta a Londres. Me parece mentira que ya han pasado cuatro años desde entonces y ahora, sólo faltan unas cuantas horas para el inicio de unos nuevos Juegos Olímpicos.

***

Seguramente serán unos juegos inolvidables. Desde ahora sé que en el momento en el que aparezca la delegación mexicana en el desfile de naciones me sentiré orgulloso de mi país y estaré ansioso de que inicien esas batallas que de tan memorables formarán parte de mi vida.

2 comentarios:

Ale C. dijo...

Recuerdo vagamente las caricaturas de cobi, los pepcilindros con la mascota de atlanta en diferentes deporte y un brinco gigantesco hasta la conmoción de la medalla de oro de Soraya y como después fue arrebata de sus manos (no estoy segura del por que).
De Ana Gabriela Guevara convirtiéndose en toda una inspiración y de como Belén regreso de las olimpiadas para enterarse que habían entrado a robar a su casa (Ya ni la muelan). Y como madrugue junto con mi madre en las olimpiadas pasadas para ver la apertura y clausura de Beijing, más sincronizados que reloj suiso.

Y espero, al igual que tu, que estas olimpiadas sean inolvidables.
Un saludo ;)

gabriel revelo dijo...

Ale: Vaya, veo que también guardas buenos recuerdos :) ojalá vengan muchos recuerdos buenos. Por lo pronto y como siempre, gracias por leerme y compartirme lo que has vivido.