jueves, 27 de enero de 2011

Quiero ser escritor. Parte 6

La primera vez que publiqué


Esto de tocar las puertas del mundo editorial a veces es desesperante. Se mandan mails, se habla con gente y se reciben poquísimas respuestas. En la entrega anterior, les platicaba que había mandado mails a Fernando López de GW Publishing y la gente de Milenio. No recibí respuesta alguna. A inicios de esta semana, los correos los envié a las revistas Picnic, Canvas, Replicante y 192. Hasta el momento sólo he recibido respuesta de la primera. Tanto Óscar Rodríguez, como Kenia Nárez me contestaron que canalizarán y revisarán mis textos. Andar en búsqueda de alguna oportunidad cansa mentalmente, y a veces me gustaría dejar de intentarlo si no fuera porque ya sé lo satisfactorio que se siente ser publicado.

La primera vez fue hace cinco años. Revista ‘dF pot Travesías’ de julio de 2006, número 51, sección Viñetas, página 28. El texto lleva por título ‘El fraude nuestro de cada día’ y es una especie de reporte anecdótico sobre una peculiar entrevista de trabajo que tuve entonces. En aquel entonces, me entrevisté con Guillermo Osorno, director editorial de Editorial Mapas y fue él quien me recomendó contactarme con David Lida coordinador de ‘Viñetas’. Tras intercambiar varios correos electrónicos y llamadas telefónicas, acordamos el tema sobe el que escribiría, redacté el texto, me envió algunas observaciones y en una semana el texto final estuvo listo. Un mes después, cumplí uno de mis más grandes sueños.




Fue en el Sanborns de Coyoacán dónde ubiqué la revista. Sin hojearlas compré dos números y fue hasta que salí de la tienda cuando por fin encontré mis letras impresas. No puedo contarles lo que sentí, pues ni siquiera ahora puedo describirlo. No fue el cheque que recibí por aquel trabajo, ni las felicitaciones de quienes iban dándose cuenta, no, fue el saber que tengo la capacidad de ser publicado en un medio importante. Ver mi nombre debajo de un orgullo que sólo conocen quienes lo han experimentado.

Justo cuando entablaba conversaciones con David Lida para una nueva colaboración, ‘dF por Travesías’ sacó su número final y dejó de editarse. Sin embargo, la semilla de la adicción por ver de nuevo mis escritos en algún medio importante ya estaba sembrada. Y esa revista es la que aún conservo para darme fuerzas. Un pedacito de papel en el que está contenida una ilusión que se volvió real. De ahí me agarro para seguir intentándolo. De ahí viene mi necedad. Y dicen que sólo los necios logran lo que desean, ya veremos…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que lo lograras... estoy segura!
Angelica

gabriel revelo dijo...

Gracias Angelica, así será.